27 de febrero de 2011

ARGENTINA, INGLATERRA, LAS MALVINAS Y EL PETROLEO

Por Carlos Mora Vanegas

Se renueva de nuevo el conflicto de Argentina con Inglaterra, todo por el interés del petróleo, producto que requiere el gobierno británico ante la realidad de la crisis energética y lo que representa contar con un producto tan cotizado como es el petróleo, más ante la evidencia, de los resultados de un estudio geológico encargado a un equipo encabezado por Donald Griffiths, de la Universidad de Birmingham., de la posibilidad de tener las islas petróleo.

Considérese, como lo señala Wikipedia, La exploración en las Islas Malvinas comenzó hacia finales de la década de 1970 con la adquisición de un set de datos regionales sísmicos por dos compañías de servicios petroleros. En ese entonces los datos disponibles no permitieron el comienzo de la exploración ya que el Gobierno de las Islas Malvinas no estaba preparado para ofrecer licencias de excavación, por otra parte, el inicio de la guerra en las islas por parte de Argentina en 1982 postergó toda exploración. En 1992 el Gobierno isleño contrató al[1] British Geological Survey para que empezara el proceso de exploración. Después de una investigación inicial que reveló la existencia de varias cuencas mesozoicas se continuó con la investigación sísmica. El principal interés de exploración después de la primera ronda de licencias se localizó en el área de la Cuenca Malvina Norte, una cuenca fracturada de forma alargada en agua relativamente someras. Las cuencas ubicadas al sur y al este de las islas presentan un desafío tecnológico importante ya que se encuentran a una profundidad mayor.

Durante la oferta de licencias en 1996 siete compañías acordaron una campaña de excavación. Se realizaron 6 pozos los cuales fueron planeados para el primer período de 5 años de las nuevas licencias.

Junto con los datos geológicos y geofísicos extraídos durante la campaña de exploración también se recogieron datos medioambientales. Por otro lado, nuevas investigaciones en esta área fueron llevadas a cabo durante la campaña y fue objeto de estudio por los últimos años.

El área de exploración de las Islas Malvinas se encuentra en el mar al norte de las mismas y cubre una superficie de 400.000 km² la cual contiene varias cuencas sedimentarias del mesozoico. Después de haberse realizado diferentes estudios sísmicos e inspecciones en tres dimensiones se cavaron seis pozos de exploración de los cuales cinco presentaron muestras de petróleo. Sin embargo, ninguno presentó indicios de cantidades comerciales.

De acuerdo a estudios realizados por la British Geological Survey con el liderazgo del geólogo Phil Richards se determinó que la generación de petróleo puede ocurrir a partir de los 2.700 m bajo el nivel del mar, y una generación máxima ocurriría a partir de los 3.000 m. Las principales rocas propensas en contener petróleo todavía no han sido penetradas porque están ubicadas a una profundidad superior a los 3 km bajo el nivel del mar.

Se ha llegado a la conclusión de que es probable de que más de 60 mil millones de barriles de petróleo hayan sido generados en la Cuenca Malvina Norte (de acuerdo a su nombre en inglés: North Falkland Basin). Estos datos están basados en los estudios de pirólisis obtenidos de los pozos y asumiendo la existencia de un intervalo de roca madura de un espesor cercano a los 400 m y cubriendo un área de 40 km por 40 km. Sin embargo, incluso con cifras más conservadoras para el espesor y superficie de la roca fuente, la riqueza y potencial generador de kerosenos, se calcula que cantidades significantes pueden haber sido expulsadas.

Ejemplo: en una zona de roca madura de 200 m de espesor, sobre un área de 35 Km. por 12 km, puede haber producido más de 11,5 mil millones de barriles de petróleo, incluso con la producción de 8 kg de hidrocarbono por tonelada.

Las rocas lacustres de color marrón son similares a las rocas fuente lacustre del Pérmico superior al sur de la Cuenca Junggar al noroeste de China, las cuales son las más ricas y más gruesas rocas fuente en el mundo.

De acuerdo a cálculos del índice potencial de producción (obtenido al multiplicar el contenido orgánico de la roca por su grosor y producción potencial de hidrocarbono) sugieren que las rocas de la Cuenca Falkland Norte están en el segundo lugar después de las rocas generadoras de la Cuenca Junggar, en términos de su potencial para el petróleo.

Los seis pozos excavados encontraron rocas de reservorio. Estos reservorios abarcan desde el jurásico superior hasta el cretácico superior.

Nos recuerda el Diario la nación de Buenos Aires, que en marzo de 1975, el gobierno británico confirmó la recepción del informe de Griffiths. La Argentina comunicó entonces a las Naciones Unidas que no reconocía ni iba a reconocer "la titularidad ni el ejercicio de ningún derecho relativo a la exploración y explotación de minerales o hidrocarburos (en las islas) por parte de un gobierno extranjero". Tampoco reconocía ni iba a reconocer e iba a considerar "insanablemente nula cualquier actividad, medida o acuerdo que pudiera realizar o adoptar Gran Bretaña con referencia a esta cuestión, que estima de la mayor gravedad e importancia".

Esta situación logró diluir los contactos y las conversaciones bilaterales en curso sobre la disputa de soberanía. Eran tiempos en los que se examinaba la posibilidad de un condominio sobre el territorio o del traspaso de la soberanía a nuestro país con un arriendo a favor de Gran Bretaña que incluía la explotación de los recursos sobre una base binacional.

Como consecuencia de la posibilidad de hallar hidrocarburos, el gobierno británico señaló en la Cámara de los Comunes que no tenía "duda alguna acerca de su soberanía sobre las islas Falkland y su correspondiente mar territorial" y que tampoco tenía duda alguna "acerca de sus derechos soberanos exclusivos de exploración y explotación de los recursos naturales de la plataforma continental". La búsqueda de entendimientos quedó así postergada por la posibilidad de encontrar hidrocarburos.

Ante lo sucedido, Argentina recordó en la Asamblea de las Naciones Unidas, en 1975, que la cuestión está regida por las resoluciones 2065 y 3160 de la Asamblea General y que las partes debían abstenerse de innovar en aspectos fundamentales o de realizar actos inconsultos o unilaterales para no afectar las tratativas de negociación en marcha.

Treinta y seis años y una guerra después, los hechos se repiten. Una plataforma de exploración contratada por dos sospechosas pequeñas petroleras isleñas trabaja en el mar, al norte de las islas. Las frases y las reservas de entonces son calcadas, cual liturgia. Los mismos argumentos de ayer están, de nuevo, sobre la mesa.

La falta de diálogo y la actitud británica intransigente que contraría el principio de buena fe que debe prevalecer en las negociaciones internacionales, sumados a la innecesaria dureza que caracteriza nuestra posición nos colocan en la misma encrucijada en momentos en que las mejores técnicas de exploración y los precios más altos de los hidrocarburos estimulan las apetencias económicas y alimentan las ambiciones.

Esta circunstancia puede acelerar las reacciones, más allá de la imprescindible prudencia. Vuelve a complicarse la relación bilateral. Cuando en 2007 se dejaron de lado los acuerdos bilaterales trabajosamente alcanzados sobre esta cuestión, era evidente que debía preverse esta situación y prepararse para reaccionar con firmeza, pero también con altura, conducta y serenidad sin perder la cortesía. Es necesario recordar que también en las relaciones internacionales lo cortés no quita lo valiente.

Fuente: http://implosion-interna.lacoctelera.net

TERCERA INVASIÓN INGLESA

Por José Antonio Gradin

El 13 de mayo de 2009, vence el plazo para presentar la ampliación de la Plataforma Continental en la ONU. Resumen de lo que se ha hecho y lo que sucederá el próximo año...

“Cuando la Patria está en peligro, todo es lícito, salvo no defenderla.”
General San Martín.


En 1982, Argentina puso fin a la invasión y usurpación británica en Malvinas, iniciada en 1833, y recuperó el dominio soberano sobre las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur hasta la derrota en el conflicto bélico el 14 de junio de 1982, donde comienza una nueva escalada de usurpaciones, no ya por la violencia de los cañones, sino en el sutil campo de la diplomacia, mediante la desinformación y ocultamiento de tratados de verdadera rendición incondicional.

Hasta el año 1982, los ingleses controlaban solamente 3 millas alrededor de Malvinas. Luego de la guerra, Inglaterra extendiendo la zona de “Exclusión” utilizada durante el conflicto hasta 200 millas alrededor de las islas, para comenzar la explotación y el saqueo, en principio, de los recursos pesqueros. Por ese entonces el Gobierno de Alfonsín, cuyo canciller era Caputo, mientras protestaba formalmente en la ONU, afianzaba la maniobra ilegal mediante los “Acuerdos Marco” de pesca fuera de la zona de exclusión. Es así que la nueva usurpación se legalizó con el paso de los años en el marco de la campaña de desmalvinización y desinformación sobre todo lo referente a la defensa de nuestra soberanía. Bajo la presidencia de Menen y siendo Ministro de Relaciones Exteriores Cavallo, el 15 de febrero de 1990 se firma con Gran Bretaña el Acuerdo de Madrid, verdadero Tratado de Rendición Incondicional, por el cual Inglaterra legaliza en carácter de zona económica pesquera exclusiva, 1.081.914 Km2 en torno a las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur, extendiendo posteriormente a 1.650.000Km2 la plataforma continental sobre las mismas, mediante el acuerdo Argentino-Británico Di Tella-Rifking firmado en 1995.

A partir de los acuerdos de Madrid, la Argentina se embarca en una verdadera Política de Estado, continuada hasta la fecha, que aparte de viajes y paraguas, homenajes, ositos y cotillón para los kelpers, implica la Bilateralidad Económica Pesquera (Art. 7º del Acuerdo) para la explotación pesquera compartida entre los paralelos 45º S (Puerto Camarones-Chubut) y 60º S (Islas Orcadas en la Antártica). Así nuestro país se aviene a compartir la zona más rica de recursos ictícolas fuera de la zona de Malvinas, con nuestro ancestral enemigo. El Art. 8º del mismo acuerdo, organiza un “Grupo de Trabajo sobre Asuntos del Atlántico Sur”, esto es, una Administración de Condominio dentro del propio territorio argentino, por el cual le confiere al Acuerdo de Madrid una verdadera “Rendición Incondicional”. Tratado de paz sin honor ni dignidad. Mientras el Imperialismo inglés se adueña del Atlántico Sur, la Argentina continental sufre el saqueo de sus riquezas, la entrega de las empresas y servicios nacionales, el desguace de las industrias bélicas y pesadas, el abandono de la aviación naval y de la Aeronáutica, la desaparición del Estado Nacional, desocupación, miseria, hambre, inseguridad, droga y muerte de niños y ancianos; en fin una verdadera Política de Estado contra nuestras familias y nuestro Pueblo.

Un ejemplo de la continuación de esta política, es el hermetismo del Acuerdo firmado con Gran Bretaña los días 08 y 20 de junio de 2001 sobre Plataforma Continental suscripto por el Canciller Rodríguez Giavarini, Gobierno de De La Rua, que luego se continuaron en Buenos Aires en diciembre de 2004 bajo la presidencia de Kirchner. Solo en junio de 2005, y ante un pedido de juicio político, el entonces Canciller Bielsa informó sucintamente que en dichas reuniones, los Estados de Argentina e Inglaterra concluyeron un acuerdo por canjes de información acerca de las actividades preparatorias respectivas ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental. Es importante destacar que el juicio político contra Bielsa fue promovido por su inacción ante el proyecto de incorporación de las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y Sector Antártico Argentino como Territorios de Ultramar Británico en la Unión Europea, que luego fue ratificado mediante la firma del “Tratado de Lisboa”, el 13 de diciembre de 2007.

El Derecho Internacional y el Mar Argentino

La Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (CONVEMAR) es un tratado internacional suscripto por 132 países y que entró en vigencia en 1994, al cual Argentina ratificó por ley. Este tratado establece para los estados ribereños un límite mínimo de 200 millas y permite su extensión hasta las 350 millas y aún más, en casos excepcionales, cuando las plataformas continentales presenten ciertas características geológicas, batimétricas y orográficas que lo fundamenten. Para consolidar derechos soberanos más allá de las 200 millas es necesario la presentación y aprobación de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC) de las Naciones Unidas en un plazo determinado, que para la Argentina vence indefectiblemente el 13 de Mayo de 2009, ya que en el 2005 se pidió la única prórroga posible.

Dado que el Mar Argentino presenta una anchura que varía entre los 210 km frente a Mar del Plata y 850 km a la latitud de Malvinas, determinado por profundidades menores a los 200m en su borde externo, la Argentina, ya en 1967, promulgó por ley su soberanía sobre el mar hasta las 200millas, “Zona Económica Exclusiva”, y su soberanía sobre el lecho del mar y el subsuelo para la explotación de los recursos naturales aún mas allá de ese límite, hasta los 200 m de profundidad, convalidado por la CONVEMAR.

¿Qué se ha hecho hasta hoy en Argentina?

La Comisión Nacional del Límite Exterior de la Plataforma Continental (COPLA) es una comisión interministerial creada en 1997 en el ámbito del Ministerio de Relaciones Exteriores e integrada por el Servicio de Hidrografía Naval y el Ministerio de Economía, cuyo objetivo es elaborar una propuesta definitiva para la extensión a las 350 millas del límite de la plataforma continental y obtener la aprobación internacional de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental de las Naciones Unidas. De acuerdo a la escasa información que se obtiene de la COPLA, podemos trazar un breve cuadro de situación:

1) Superficie a relevar: En todos los documentos de la COPLA se efectúa siempre la misma estimación de 1.000.000 de km2, en referencia a actividades entre el Río de la Plata y el Golfo de San Jorge. Recién en mayo del 2008 hay referencias por “primera vez” de trabajos realizados en el área de Malvinas y Georgias. No hay referencia alguna a la plataforma continental antártica y subantártica. (2.300.000 km2) Como referencia, la Argentina continental tiene una superficie de 2.780.000 km2.
2) Medios disponibles: Dada la grandeza de nuestras costas, más de 5.300 km, y que la zona que aún falta determinar más allá de las 200 millas puede llegar a profundidades que superan los 5.000 metros, obviamente el instrumento más idóneo para el estudio y relevamiento batimétrico son los buques oceanográficos. Para estudiar más de 1.400.000 km2 sin contar la zona Antártica, se dispone solamente del ARA Puerto Deseado, que en enero del 2008 sufrió serias averías y recién en abril pudo navegar nuevamente. El Bahía Paraíso se “hundió” en 1989 en la Antártida, el Rompehielos Almirante Irízar se “incendió” en abril de 2007 y otros buques han sido retirados por obsolescencia. Recientemente la COPLA reconoció que ha contratado los servicios de un buque alemán (confederado de Inglaterra en la Unión Europea) para estudios oceanográficos.
3) Confidencialidad. Los datos de alto valor estratégicos y económicos obtenidos en el relevamiento en referencia a la prospección minera y de hidrocarburos, que deberían ser altamente confidenciales, han perdido tal garantía al ser compartido con buques extranjeros y probablemente británicos, por acuerdos reservados firmados en la cancillería con los ingleses.
4) Hermetismo y desinformación. El ocultamiento al Parlamento y a la opinión pública en forma detallada y precisa de los acuerdos, entendimientos y contenidos de las reuniones celebradas con los ingleses, es el núcleo central de esta política de Estado de entrega de nuestro patrimonio nacional.

Política y reclamo británico.

1) Presentación ya anunciada de la Plataforma Continental en torno a Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur
2) Similar presentación para el Sector Antártico perteneciente a la Argentina.
3) Cartilla confeccionada por el gobierno británico de Malvinas, donde incluye a las Islas de los Estados dentro de las 350 millas de las Islas Malvinas.
4) Expansión en el Alta Mar del Atlántico Sur. Bajo la cobertura “conservacionista” del Acuerdo de Nueva York de 1995 sobre especies migratorias, Inglaterra trata de dominar todo el Atlántico Sur
5) Solamente en el mar de Malvinas hay 60.000.000.000 de barriles de crudo (Christ Carleton - The Guardian. 20/09/07)

Nuestra Misión y Destino

Como en 1806 y 1807, frente a la raposa Inglaterra, madre, cerebro y motor de la Cultura de la Muerte, hoy globalizada, la Madre de Dios, Generala de los Ejércitos de Belgrano y San Martín, es la que nuevamente nos va a reunir, sostener, proteger e impulsar a alcanzar nuestro destino como Pueblo y como Nación: “Que la Argentina sea una Patria del Cielo y de la Tierra”.

“Serás lo que debas ser, sino no serás nada.” General Don José de San Martín.

Fuente: http://www.malvinense.com.ar. Publicado el 02 de septiembre de 2008

23 de febrero de 2011

HISTORIAS DE MALVINAS: "MILAGRO EN MALVINAS"

A continuación la historia del Soldado Clase Salto del RI 4, quien volvió de la muerte en el Monte Harriet












En la foto quien esta tirado es el soldado Salto, a su lado el Teniente 1ro medico Cuchiara, por ultimo el Soldado Pedro Chamorro. (La foto aportada por el Suboficial Moschen Cefereino actualmente en el RI 4).

"Era una noche de "Todos los demonios", no nos privábamos de nada. Agua y viento a discreción y el monte temblando bajo los cañonazos. Detrás de una roca, metidos en la bolsa cama, tapados con todo lo que teníamos y sentados con las rodillas recogidas al pecho y abrazadas las piernas para protegernos de las esquirlas que rebotaban de roca en roca, pasábamos los minutos, que eran similares a los de la eternidad.

En silencio o rezando y vigilando para no ser sorprendidos.

Esa noche llevábamos unas dos horas en ese trance cuando el soldado Parduk me avisa que el soldado Salto había sido herido. Luego de preguntarle si se podía desplazar, le indique que viniera donde me encontraba, mientras me sacaba todo lo que tenia encima y salía de la bolsa cama.

Pasaron 5 o 10 minutos y nadie regresaba ni contestaba a mi llamado. Yo lo atribuí al ruido ensordecedor de las explosiones.

Llegaron los dos soldados y parecía que el demonio dirigía impíamente los fuegos contra esos veinte metros del puesto de comando.

"Me hirieron a mi también, mi Capitán (Capitan Farinella), dice Parduk"

Salto se quejaba y llamaba a su mamá, mientras adoptaba tirado en el barro, la posición fetal.
Todo indicaba que Salto estaba en trance de muerte. Luego de acomodarle la cabeza lo tapé.

Parduk estaba con una herida de esquirla y el único paquete de curación lo había usado con él.

Comencé a revisar a Salto y lo primero fue sacarle las manos, que abrazaban su región abdominal, la mano derecha colgaba a la altura de su muñeca, casi separada totalmente del cuerpo.

Por supuesto yo estaba conmovido por lo que vivía. Además debía acercar mi cara al lugar que trataba de ver, porque la oscuridad era total. Mientras abría sus ropas bañadas en sangre iba encontrando trozos de carne desgarrada, al llegar a su camiseta, debí hacer un esfuerzo. El pobre tenia sus vísceras afuera y los jirones de ropa sostenían esa especie de pelota de futbol que le salía.

No sabia que hacerle, además no tenia con que. Trate de no tocarle la herida. La camilla era el barro y estábamos todos mugrientos.

Salto continuaba quejándose y llamando a su mama y diciendo que se moría. Yo también creía lo mismo, arrodillado a su lado le hablaba de la bondad y socorro de Dios y que no aflojara.

Creo que luego de un tiempo perdió el conocimiento, cuando llegaron los camilleros ya habían pasado cerca de dos horas. Era muy difícil avanzar en medio de ese nutrido fuego. El medico hizo todo lo que era posible con los medios y en las circunstancias que vivíamos y recién a las cuatro horas pudimos bajarlo llevarlo al hospital, distante a 20 kms.

Salto fue sometido a prolongadas operaciones y gracias a la verdadera pericia y abnegación de nuestros médicos, hoy continua con vida y en tratamiento medico, con su estomago y su mano derecha preparados para otra guerra.

Tengo el placer de recibir cada tanto la visita de mi estafeta..

(Relato extraído del libro "Volveremos" del Capitán Farinella.

Fuente: http://www.funtener.org

MALVINAS, HISTORIA DE UN CAÑÓN RESCATADO DEL MAR


Fue cerca de Darwin. Los ingleses hundieron un guardacostas que llevaba dos cañones. Pero dos oficiales volvieron para rescatar las piezas de uno, lo rearmaron y lo usaron en el final de la guerra.

No conocía el mar. Y aún hoy, veintiún años después, cuando recuerda la zambullida en las aguas heladas que rodean las islas, la memoria no le acerca el cuchillo glacial de las aguas, ni siquiera el otro filo, el del miedo, sino el olor inhóspito del yodo y el sabor urgente de la sal.

A las ocho y media de la mañana del 20 de mayo de 1982, en plena guerra, el flamante Subteniente José Eduardo Navarro, un correntino de 21 años nacido en Monte Caseros, egresado del Colegio Militar apenas cinco meses antes de la guerra, que no imaginaba una inmensidad tal de agua que no fuese dulce, braceaba por su vida para alcanzar la franja de tierra gomosa de un islote cercano a Darwin. Viajaba en el guardacostas "Río Iguazú" de la Prefectura Naval, que había sido herido de muerte por dos aviones Harrier ingleses.

Nos habían ordenado llevar dos cañones Otto Melara a Darwin para dar apoyo a la fuerza de tareas que integraban el Regimiento de Infantería 12 y la Compañía C del Regimiento 25. Cuando fuimos a cargar los dos cañones en el guardacostas 'Río Iguazú' nos dimos cuenta de que no entraban. Junto a dos Suboficiales y a los soldados de mi batería de tiro, tuvimos que desarmarlos y cargarlos por piezas en el buque. La partida, prevista para las doce de la noche, se demoró cuatro horas.

La demora fue fatal. El hoy Teniente Coronel Navarro, que entonces era oficial del Grupo de Artillería de Aerotransportado 4, recuerda que el capitán del guardacostas le anticipó la pesadilla con la fidelidad de un oráculo: demorarían ocho horas, navegarían buena parte del viaje de día; los ingleses disparaban contra todo lo que se movía de día.

A las nueve de la mañana sonó la alarma de ataque aéreo en el barco y diez minutos después hubo una explosión tremenda, se apagaron las luces y el puente de mando se llenó de humo. Dieron la orden de abandonar el barco y yo caminé hacia la proa, miré a mi alrededor y vi que la mayor parte de los hombres nadaban hacia la costa, que estaría a unos treinta metros. Lo otro que vi fue que uno de los Harrier volvía para hacer una segunda pasada y para ametrallar el buque a lo ancho: me tiré al agua con el resto de mis hombres y llegamos a tierra firme, que no era tan firme, era un islote de no más de tres mil metros de diámetro.

El "Río Iguazú" no había muerto sin pelear. Sus artilleros dispararon contra los Harrier. Uno de ellos murió al pie de su ametralladora y un maquinista apartó el cadáver de su camarada, empuñó el arma y derribó a uno de los dos aviones ingleses. En tierra, Navarro y sus hombres empezaban a creer en milagros.

A mis soldados no les había pasado nada. Pero teníamos dos heridos graves de Prefectura. Uno de mis hombres, el soldado Roberto González, se me acercó para decirme que le dolía la garganta. Le miro el cuello y veo que tenía un agujero del que salía sangre. Intenté abrirle la campera pero no pude: una esquirla de cuatro centímetros había quedado frenada por el cierre metálico y apenas lo había lastimado: unos centímetros más... Cuando conté a mis hombres noté que faltaba uno. Era el soldado Rodolfo Sulín: se había tirado otra vez al agua, nadó hasta el buque, lanzó desde la parte superior dos balsas salvavidas, las cargó con alimentos, ropa seca y remedios y volvió al islote. Eso hizo que nuestra gente no muriera de frío.

Un helicóptero los rescató a las cinco de la tarde y los llevó a Darwin. Pero al día siguiente Navarro volvió al "Río Iguazú". No iba solo. Lo acompañó su camarada, el Subteniente Juan José Gómez Centurión. Se habían propuesto un imposible: rescatar al menos uno de los cañones desarmados, llevarlo a Darwin, armarlo... y que funcionara. Había una dificultad y una ventaja: las piezas de artillería estaban semihundidas en la bodega del "Río Iguazú". Pero Gómez Centurión era buzo.

Nos pasamos todo el día en el agua. Gómez Centurión se sumergía y me alcanzaba las piezas que encontraba y que cargábamos en un bote. Cuando terminamos dijimos: 'Que Dios nos ayude' Un helicóptero nos recogió y nos llevó a Darwin. Cuando descubrimos que teníamos un Otto Melara completo no lo podíamos creer.

Cuando el ataque inglés a Darwin y a Pradera del Ganso, el cañón rescatado del mar y hasta las coheteras de los inutilizados aviones Pucará que fueron montadas en un tractor requisado, se usaron para retrasar el avance británico, hasta la rendición del 29 de mayo. Navarro fue prisionero y en un buque inglés se enteró de la rendición de Puerto Argentino, el 14 de junio. Fue devuelto a las islas, también prisionero, con un grupo de camaradas que se llamó a sí mismo "Los doce del patíbulo". Pero esa es otra historia.

Fuente: http://www.pecariteam.com.ar

RESCATANDO AL SARGENTO VILLEGAS

Por Jorge Fernández Díaz









Villegas y Tríes en un cenotafio de Pilar, que es una réplica del cementerio de Malvinas.


Los aviones ingleses bombardeaban a toda hora o pasaban a baja altura y ametrallaban las posiciones. Los combates cuerpo a cuerpo se habían desatado a pocos kilómetros del vivac y llegaban noticias de que las refriegas eran sangrientas en San Carlos y en Darwin.

Todos los días había "alerta roja", explotaban los misiles tierra-aire y la lluvia constante inundaba los pozos de zorro y los obligaba a levantar chozas con palos y chapas, enmascaradas con pasto.

Así y todo, hasta al horror de la guerra se acostumbra el hombre: la Compañía A del 3 de Oro dejó al soldado Esteban Tríes de cuartelero y marchó alegremente a bañarse.

El cuartelero recorría el campamento vacío cuando, de repente, oyó que alguien tiraba de la corredera de una 9 milímetros reglamentaria. Dentro de un pozo de zorro, un compañero tenía apoyado el cañón de su pistola en la sien.

Tríes había cumplido el servicio militar obligatorio en esa compañía del Regimiento de Infantería Mecanizado 3 de La Tablada. Antiguamente, sus oficiales llevaban una pechera amarilla y por eso es que todavía lo llamaban, con orgullo, "el 3 de Oro". Y cuando Tríes ya estaba trabajando afuera y estudiando ingeniería, el 8 de abril de 1982 recibió, en su casa de Villa Ballester, un aviso de reincorporación.

Un negrazo valiente que vivía en González Catán y que había instruido a Tríes lo quería a su lado en la guerra: el Sargento Manuel Villegas, conocido por su extrema dureza y, a la vez, por su extraña sensibilidad de hombre bueno.

Sesenta días después, Tríes ya no era un simple conscripto que intentaba disuadir a un soldado de que no se volara la tapa de los sesos. Era un guerrero de Villegas con la responsabilidad de que no se perdiera ni un hombre ni una bala. Estuvo una hora entera tratando de que el soldado dejara la depresión, creyera que saldrían vivos de aquella guerra, soltara la pistola y saliera del pozo de zorro. Al final lo logró, y cuando Villegas regresó con el resto de la compañía no se dio cuenta de lo que había ocurrido. El soldado que había querido suicidarse en Malvinas entró luego en combate y fue herido, pero regresó entero a su casa. Y Tríes calló aquel pequeño pero grave incidente a pesar de que le debía lealtad total a su jefe, a quien había insultado por lo bajo durante la instrucción a raíz del rigor y fiereza con que Villegas los preparaba para la lucha. Pero con quien luego estableció una relación de respeto y afecto, y con el tiempo de amistad profunda. Villegas era duro pero jamás cruel ni arbitrario. Un líder nato seguido por una soldadesca capaz de acompañarlo hasta el mismísimo infierno.

La Compañía "A" acampaba en medio de la nada, a varios kilómetros de Puerto Argentino. Nevisca, frío, hambre y tristeza. Y las detonaciones de las baterías enemigas cada vez más cerca. Villegas se parecía a aquellos sargentos de los westerns de John Ford: hombres con más corazón que odio. Su debilidad era otro soldado débil a quien todos llamaban Lupin, un huérfano total apellidado Serrezuela, que desde los siete años había vivido en el campo sin familia y sin destino, y a quien nadie jamás le había enviado una carta. A Villegas le daba lástima esa carencia. Así que le ordenó a un conscripto del grupo que le pidiera a su novia un favor: debía buscar a una amiga para que ésta escribiera de su puño letra una misiva dirigida a Lupin. Cuando se hacían los corros para recibir la correspondencia, Lupin se quedaba atrás descansando o cumpliendo tareas. Sabía que en ese rito deseado no había nada para él. Pero un día el encargado del correo voceó por primera vez su apellido: "¡Serrezuela!". Y entonces Villegas vio que Lupin ni siquiera se mosqueaba. Como si no lo hubiera oído. "¡Serrezuela!", repitieron varias veces. Y nada. Lupin miraba distraídamente el horizonte. Villegas lo enfrentó: "Che, boludo, ¿usted no es Serrezuela?". Lupin pareció regresar del más allá: "Sí, pero yo no recibo cartas, mi Sargento. Debe ser un Serrezuela de otra compañía". Villegas tomó el sobre y se lo entregó. La cara de Lupin se transformó como si hubiera descubierto un tesoro. Abrió lenta y cuidadosamente el sobre, leyó esas pocas líneas dirigidas a él y a nadie más, y después arrugó la carta contra el pecho y caminó mirando al cielo: "Gracias, Dios míos, gracias, gracias".

Eso no impidió que el Sargento lo castigara con dureza por maltratar a su fusil, un pecado mortal en tiempos de batalla. El fusil es como la novia, soldado: se lo cuida, se lo mima y se lo lleva siempre consigo. No hacerlo equivale a poner en peligro a todos. Y Serrezuela no lo limpiaba y se lo olvidaba en cualquier rincón. Villegas no tenía forma de saber que Serrezuela le salvaría la vida cuando le impuso una tarea extenuante: vaciar de agua todos los días de la semana aquellos pozos de zorro. Una noche Lupin se acercó a la tienda de su jefe y pidió cruzar unas palabras con el Sargento. Villegas salió al frío de mala gana, y entonces Serrezuela le dijo, en voz muy baja: "Máteme, mi Sargento, yo no sirvo para esto, soy un estorbo. Pégueme un tiro; acá nadie se va a enterar que fue usted y nadie me va a extrañar".

Villegas le pegó un abrazo de oso y le dijo: "Pedazo de hijo de puta, no digas eso". Se lo dijo con los dientes apretados y conteniendo las lágrimas.

No le gustaba a Villegas mostrar los sentimientos. Ni las flaquezas. A nadie había contado que cuando eran atacados el 01 de mayo por las ráfagas inglesas el Sargento más bravo había empezado a temblar como una hoja. Por suerte, su tropa no lo había visto en esos renuncios, pero a partir de esa vergüenza íntima el Sargento cargaba su propio calvario. Le rezaba todas las noches a Dios para que le diera temple en el combate y para que pudiera llevarse de este mundo a cuatro o cinco enemigos antes de morir. No rezaba para salvarse. Rezaba para irse al otro barrio con los honores que siempre había soñado.

A las dos de la madrugada del 14 de junio, el 3 de Oro recibió la orden de cargar armamento y municiones y avanzar sobre el cerro Tumbledown, vadeando el arroyo de Moody Brook. Se combatía en todas partes, y ese riacho no era muy ancho pero resultaba profundo y traicionero. Había luna llena y el cielo estaba lleno de rumores, bengalas, luces de misiles y toda clase de fuegos artificiales cuando Villegas y sus hombres se metieron en el agua y cruzaron dificultosamente con los fusiles en alto. Llegaron con frío y sin fuerzas a la otra orilla, pero escucharon la orden "¡A lo gaucho, carrera march! ¡Viva la Patria, carajo!". Y se pusieron de pie y empezaron a escalar el monte lleno de rocas. Villegas, contra lo aconsejable, iba delante de todos trepando por esa ladera escarpada, cuando desde arriba los haces de luz de dos fusiles M16 con mira infrarroja le resbalaron por el cuerpo. Saltó en un segundo hacia el costado y evitó un proyectil, pero el segundo le entró por el abdomen y le estalló en el hueso de la cadera.

Villegas se tomó la panza y vio que le salía sangre a borbotones y que comenzaba a arderle como si le hubieran arrojado encima dos paladas de brasas de carbón. "Tiren, les gritó a sus soldados. Tiren que están escondidos detrás de esas rocas." Tríes no podía disparar sin correr el riesgo de balear a su propio Sargento. "Córrase, que le voy a pegar", le gritó entre las piedras. "Tire igual que yo ya estoy listo." Como Tríes y Serrezuela no le hacían caso, Villegas se estiró para agarrar el fusil y entonces el francotirador le atravesó una mano de otro balazo. El inglés podía eliminarlo, pero prefería dejarlo fuera de combate. No tanto quizá por razones humanitarias sino por cuestiones estrictamente operativas: el manual indica que un herido ocupa a dos o tres soldados, y que hace más daño eso que matar lisa y llanamente a un enemigo.

Tríes le dijo a Serrezuela: "Vamos a buscarlo". El Sargento se empezó a sacar el correaje y le gritó: "Tríes, quedate porque te va matar". Tríes y Serrezuela se miraron en la oscuridad. Luego se incorporaron, arrojaron ostensiblemente los fusiles al suelo y levantaron las manos. Subieron en esa posición audaz quince metros hasta su jefe, lo tomaron de los brazos y lo bajaron hasta el lugar donde se habían parapetado. El inglés que los tenía en la mira dejó que hicieran todo eso sin apretar el gatillo. Villegas pedía desesperadamente agua. Tríes le dio una botellita de whisky y le llenó la boca con trozos de nieve. Había que retroceder ya mismo.

"Tríes, lo llamó Villegas. No creas que me pongo en héroe, pero quiero que le avises a mi familia que me quedo acá. Contales de la forma que les duela lo menos posible, ¿sabés? A mí mujer decile que lamento no haberme casado con ella y a mi nena de tres años decile que, decile." En ese momento se fue en llanto. Pero se contuvo. Lo agarró a Tríes de la solapa y le dijo, en un hilo de voz: "Meteme un tiro. Son ocho kilómetros hasta el pueblo. Yo ya estoy listo. Meteme un tiro, no me dejés sufriendo".

El soldado parpadeaba, anonadado por la orden. De pronto se rehizo y le dijo: "De ninguna manera, usted me debe un asado". Y entonces Lupin y Tríes agarraron al Sargento, que pegaba alaridos de bronca y se resistía, le hicieron sillita de oro y lo pasaron por un pequeño puente sin que ningún inglés les disparara, mientras el combate seguía atrás y se tornaba cada vez más virulento. La marcha de esos dos soldados llevando al Sargento herido en la noche de luna llena fue penosa. Caminaron y caminaron, y Villegas perdió sangre y conciencia, y al final lograron encontrar una ambulancia. Subieron los tres y el chofer trató de llevarlos hasta el hospital de campaña, pero había demasiado hielo, resbalaron y volcaron en una cuneta. Salieron como pudieron de entre los hierros y siguieron adelante. Llegaron con el último aliento a ese hospital lleno de amputados y heridos, y le entregaron el cuerpo maltrecho de Villegas a los cirujanos. El Sargento escuchó a uno de ellos que decía: "Le queda poco". Villegas alcanzó a decirles que no lo amputaran, que lo durmieran para siempre. Al despertarse, varias horas después, vio a varios ingleses con fusiles en la mano. "No entiendo nada", susurró. Un enfermero le respondió: "No te preocupes, ya se arregló todo". Villegas seguía sin comprender. "Nos rendimos, macho, le aclararon. Nos rendimos." Y Villegas se echó a llorar.

Tríes y Serrezuela ayudaron a los heridos y se acoplaron a otras tropas. Tríes recuerda que iban corriendo por Puerto Argentino y que las casas explotaban a su lado. También que algunos soldados comentaban los maltratos y las defecciones y cobardías de algunos jefes.

Regresaron a casa en el Camberra y se separaron para siempre en El Palomar. Eran fruto de una causa amada y luego aborrecida, venían derrotados y su karma era la marginalidad y el olvido.

El Sargento regresó en un buque hospital. Tríes hizo lo que los superiores de su Sargento no hicieron: lo visitó en el hospital de Campo de Mayo, donde Villegas estuvo un año y medio internado. Pero lo vio tan amargado y tan mal, que no quiso volver. Tampoco quiso hablar de Malvinas. Estuvo veinte años vendiendo autos, haciendo negocios en el nefasto sube y baja económico del país y eludiendo prolijamente las anécdotas del pasado. Un día hizo un clic y lloró por primera vez, y comenzó a reencontrarse con los veteranos y a buscar a Villegas, que después de la kinesiología y de años y años de asistencia psiquiátrica, le decretaron un 45% de incapacidad y lo borraron de la carrera. El viejo Sargento estaba resentido con el Ejército: se fue a trabajar de chofer de colectivos y de remisero. Tuvo hijos y nietos. Y ya de grande quiso reencontrase con Tríes. Lo buscó por Castelar y finalmente lo encontró. Poco después los sacaron a los dos por la radio y hablaron por primera vez de lo que habían vivido en el cerro Tumbledown, en el arroyo de Moody Brook y luego en aquel monte siniestro donde los francotiradores ingleses estuvieron a punto de borrarlos del mapa.

Desde ese cruce se hicieron íntimos amigos. Asistieron juntos a escuelas a dar charlas, ayudaron a los veteranos más desvalidos, presentaron a sus familias, y comieron muchos asados. Hay un afecto especial entre ellos. Esa clase de sentimiento entre hermanos que florece solamente en la trinchera y en la solidaridad del dolor.

Un día, sin embargo, Villegas le dijo a Tríes que tenía una asignatura pendiente: encontrar a Serrezuela y explicarle por qué lo había castigado tan duramente en aquellas vísperas. Le debía esa explicación además de deberle la vida. Lo rastrearon a Lupin por toda la provincia de Buenos Aires, y sólo tuvieron una pista firme en el velatorio de un ex soldado. "Tenemos a un Serrezuela en Olivos, les dijo un veterano. Pero apúrense porque tiene cáncer de pulmón y se está muriendo."

Hacía quince días que no se levantaba de la cama ni se afeitaba. Tríes le avisó a su esposa que él y Villegas lo visitarían esa tarde. La cita era a las dos, y Lupin hizo un terrible esfuerzo para levantarse, bañarse y pegarse una afeitada. Estuvo sentado en una silla esperándolos a los dos, que se atrasaron y recién pudieron llegar a las cuatro de la tarde. Les caían las lágrimas a los tres. Lupin lo llamaba "mi Sargento", a pesar de que Villegas ya no tenía cargos ni ganas de tenerlos. "Usted va a ser siempre mi Sargento, le dijo aquel huérfano congénito. Usted ha sido mi papá." Villegas tragó saliva y le respondió: "Yo vengo a pedirte disculpas, Lupin, y a explicarte por qué te castigué aquella vez". No hacía ninguna falta, pero se quedaron hablando horas y horas de aquellos tiempos en los que fueron gloriosamente vencidos.

El viernes de la semana siguiente repitieron la visita, pero esta vez Lupin no pudo levantarse de la cama. "Esta noche me voy", les dijo, y lo sacaron carpiendo. Al día siguiente, cuando Villegas cruzaba un peaje, sonó su celular. Era la mujer de Serrezuela: acababa de morir. Dio la vuelta, llamó a Tríes y llegaron cuando el cadáver todavía estaba tibio. En el velatorio, los veteranos de la zona pedían hablar con Villegas y abrazarlo como si fuera el Sargento Cabral. Lupin les había hablado durante veinte años de aquel héroe personal que los había guiado durante sesenta días de sangre y fuego.

Acaban de filmar un documental con las odiseas calladas de este puñado de hombres. Su título es significativo: "14 de junio: lo que nunca se perdió".

En noviembre la esposa de Villegas lo llamó a Tríes para decirle que el viejo Sargento había sufrido un golpe de presión y que no podía hablar bien. El viejo soldado sacó el auto y condujo a gran velocidad por el conurbano hasta encontrar a Villegas. Lo subió de apuro y apretó el acelerador por la autopista en busca del Hospital Militar. "Otra vez llevándote a un hospital, Sargento, le dijo Tríes. La puta madre, ya me estoy cansado de andar salvándote la vida." Comenzaron a reírse.

Todavía se están riendo.

Los personajes
MANUEL VILLEGAS Y ESTEBAN TRIES
Veteranos de la guerra de Malvinas
Datos personales: Villegas es padre de tres hijos y abuelo de dos nietos. Tríes es padre de dos hijos. El primero trabajó de colectivero y remisero. El segundo es comerciante y tiene un programa de FM dedicado a los ex combatientes.
Dónde lucharon: cerca de Puerto Argentino. Pertenecían a la Compañía A Tacuarí del Regimiento Mecanizado 3 de La Tablada. También llamado "el 3 de Oro". Cruzaron el arroyo de Moody Brook y combatieron en Wireless Right.
Qué pasó: el sargento cayó herido y le pidió al soldado que lo matara. Pero éste, con ayuda de otro conscripto, lo sacó de esa situación y le salvó la vida. Se hicieron íntimos amigos. Dicen que el 14 de junio de 1982 se perdió una guerra, pero no el coraje ni los ideales ni el honor.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar. Publicado el 11 de julio de 2009

19 de febrero de 2011

QUEJAS PORQUE YPF CONTRATÓ UN BUQUE INGLÉS

Bandera inglesa. El buque Stena Drillmax amarrado en Mar del Plata.

El ex diputado nacional y miembro del llamado Grupo Ulises, Mario Cafiero, se quejó esta semana que un buque perforador que busca petróleo frente a Tierra del Fuego, en aguas adyacentes a la zona de exclusión de Malvinas, opera bajo bandera inglesa, y otro de los buques en la misma cuenca figura también aparece en registros ligado a empresas con vínculos en Gran Bretaña.

“¿Sra. Presidente Cristina Kirchner: ¿Así es como “defendemos la soberanía”?, señalaba ayer una nota de este grupo, especializado en temas de Antártida y Malvinas, el Grupo Ulises, quien de esta manera hizo alusión a la frase que disparó Cristina esta semana durante un acto oficial.

La denuncia de Cafiero y los Ulises, que pretende subrayar contradicciones en la política hacia el Reino Unidos ante la disputa por Malvinas, hace mención a una nota aparecida por estos días en el diario La Capital de Mar del Plata.

En dicho artículo se identifica al buque perforador Stena Drillmax, que la empresa hispano-argentina Repsol-YPF utilizará para la exploración petrolera en la cuenca de Malvinas, en zona sin conflicto con el Reino Unido.

Cafiero destacó que se contrató esa nave pese a que el Gobierno dice que extremó los controles marítimos para los buques que estén participando de la exploración hidrocarburífera en las aguas en conflicto de soberanía.

El Stena Drillmax, es de la compañía Stena Drilling Ltd, con sede en Aberdeen, Escocia. Junto a esta nave, indica la denuncia, se encuentra el buque de carga Normand Baltic, está “operado por la empresa noruega Rov & Dikker”, y que según la denuncia, aparece en algunos registros como de bandera británica.

Los dos remolcadores fueron apostados en el muelle de la Base Naval de Mar del Plata para descongestionar la zona comercial del puerto, se informó.

Fuente: http://www.clarin.com. Publicado el 19 de febrero de 2011

MALVINAS, LA GUERRA CONTADA POR SUS PROTAGONISTAS

Por Laura Acebal

El 12 de agosto de 2010, en el salón auditorio de la Universidad de Belgrano, Oscar Doria ex-combatiente de Malvinas, presentó junto a Emilio Duca, el libro “Viaje al centro de la guerra, Malvinas en primera persona”. El lugar fue el marco propicio para el encuentro de veteranos de guerra, amigos, familiares y público en general y Doria aprovechó la ocasión para contar parte de las experiencias vividas durante el conflicto en el Atlántico Sur.

Había mucha expectativa acerca de este hombre quien una vez vuelto de la guerra y en el afán de cortar con toda su historia anterior, decidió alejarse del país y afianzarse en España, más precisamente en las Islas Canarias. Muchos de los asistentes habíamos mantenido charlas telefónicas con él, hablándonos sobre su libro. Sin siquiera conocerlo, habíamos participado de su proyecto.

El encuentro estuvo lleno de sorpresas. Los asistentes sintieron cada momento como propio, sufrieron y se emocionaron. Su apretada exposición, una síntesis de lo que leeríamos en su libro, no fue un revisionismo crítico. Estaba enmarcado en una secuencia de emociones, llenas de amor por su Patria y el orgullo de haber sido un combatiente, sin reproches ni reclamos. Sus días de zozobra y desasosiego no minaron su convicción de cumplir con su deber, aún cuando en esas tierras dejó para siempre la inocencia y parte de su juventud.

El libro fue publicado por Ediciones Argentinidad, dentro de la Colección Malvinas, y de la mano de Duca, se respetó la historia sin afectar para nada las vivencias de su protagonista.

“Señor Brigadier, misión cumplida, hemos llevado la carga a Malvinas”

Con estas palabras dichas con gran emoción al Brigadier Mayor.(R) Héctor Luis Destri, ex-Jefe de la BAM Malvinas, presente en la sala, Doria dio por finalizada su charla. Previamente había contado al auditorio su experiencia desde el principio, cuando se encontraba destinado en el Área Material Quilmes y fue designado para llevar una carga logística a Malvinas. Nos habló de las vicisitudes por las que tuvo que pasar para cumplir su objetivo y sobre todo, por no haber tenido la jerarquía militar ni la experiencia, para sortear los inconvenientes que le tocó vivir. A la sazón, cuando partió a Malvinas, era un Cabo recién egresado con tres meses de antigüedad.

Su relato no fue un detalle cronológico de hechos. Cada día fue narrado por él, como si no hubieran pasado veintiocho años de la gesta de Malvinas. A través de sus palabras, Doria hizo un breve recorrido por lo vivido en Malvinas. Contó lo sucedido el 01 de mayo en Darwin, cuando fueron atacados con bombas de 500 kilos, nos habló de la urgencia del momento, del dolor por los muertos y heridos. Asimismo contó al auditorio del valor de la tripulación del helicóptero de rescate Chinook, cuando realizaron el primer transporte aeromédico de la Fuerza Aérea para evacuar a los heridos.

Y como si todo esto hubiera sido poco, dentro de la sala, sentado junto a los asistentes, se encontraba el piloto de la máquina a que hacía referencia, el Comodoro Brower de Koning. Doria convocó en ese momento al piloto para darse un abrazo con los rescatados, el Suboficial Mayor Zaguirre y el Suboficial Principal (R) Gatica, quienes también se hallaban presentes.

Posteriormente, el autor de “Viaje al centro de la guerra” regaló a Ricardo González Ávalos, unos binoculares que los ingleses le devolvieron cuando estuvo prisionero. Los mismos, fueron testigo de vivencias y desoladoras caminatas y por 28 años estuvieron en poder de Doria. Entendió, que ese era el momento de confiárselo a su camarada por otros “28 años más”.

Finalmente, entregó a Emilio Duca, coautor del libro, tierra de una sepultura de Malvinas como legado a su fervor por la gesta y expresó además su agradecimiento, a las autoridades de la Universidad de Belgrano a través del Señor Jorge Colombres Mármol, Director de Relaciones Institucionales, quienes nunca olvidaron la causa.

El nacimiento del libro

Emilio Carlos Duca, coautor de la obra, fue el otro protagonista del encuentro. Contó al auditorio la experiencia de trabajar con Doria y cómo fue escrito el libro, ya que los unían sólo conversaciones vía Internet, “nunca el protagonista y el redactor estuvieron juntos, mano a mano con un grabador de por medio”.

Posteriormente, realizó varios agradecimientos, el más importante, a los ex-combatientes de Malvinas por su participación en la gesta histórica más importante de nuestro país del siglo XX, aquellos que, “sin cuestionar órdenes, sin preguntarse porque estaban allí, sin intereses políticos ni personales, defendieron y salvaron el honor nacional”.

El prólogo de la obra fue realizado por el Brigadier Luis G. Castellanos” quien fuera el Comandante Aéreo del Teatro de Operaciones de Malvinas de la Fuerza Aérea Argentina y la presentación del mismo en la Universidad de Belgrano estuvo a cargo del Comodoro (R) Oscar Aranda Durañona, ex- combatiente de Malvinas y actual Director de Estudios Históricos de la Fuerza Aérea. En sus emotivas palabras, éste último destacó su relación con los narradores, explicando incluso algunas de las situaciones vividas por Doria. También opinó sobre la obra manifestando que es “el encuentro con el propio yo que se produce, cuando el hombre enfrenta una situación traumática como la guerra”, resaltando el trabajo de Emilio Duca, quién logró volcar en palabras la descripción de Doria, de sus sentimientos y de sus emociones, con lenguaje coloquial y ameno pero además, con lograda exactitud,...“todas vivencias desgarradoras que desnudan la fragilidad y la grandeza del hombre”.

“Viaje al centro de la Guerra”

El libro de Doria, es un relato apasionado de un hom¬bre que vivió situaciones difíciles desde su partida hasta su regreso. Al leer su obra da la sensación que desde su nuevo lugar, lejos del país, pudo “mirar y aprehender” su propia historia, con la perspectiva de un observador.

Al comienzo, habla de la partida de su Quilmes añorado, que resultaba a todas luces “su lugar”. El destino quiso que fuera él y no otro, quien partiera a la guerra, a pesar de sus miedos y la congoja de alejarse de sus seres queridos. Sintió que debía ir, debatiéndose entre la lucha del espíritu aventurero propio de su edad y la enorme responsabilidad asumida. A partir de allí, narra desde los sentimientos sus experiencias, el viaje en el Formosa lejos de sus camaradas, deteniéndose en la descripción del paisaje acogedor de la última imagen de Buenos Aires, que se iba transformando en una escenografía casi hostil, de frío, humedad y cansancio. Relata las vicisitudes relacionadas con la descarga de la logística a su llegada a Puerto Argentino, la búsqueda de sus camaradas de arma y la soledad de los primeros días, para entrar definitivamente en la realidad de la guerra, ese 01 de mayo.

En los capítulos siguientes habla de su experiencia en el puesto de observación, el M1 o el Mike 5 situado en el cerro Bombilla al noreste de Puerto Argentino, lugar donde tiene un encuentro con el enemigo. El lector no puede menos que situarse junto al narrador dentro de la escena, siente sus miedos, la oscuridad, el hambre y la zozobra y lo obli¬ga a permanecer expectante y atrapado en el relato. Finalmente, realiza una crónica de su experiencia como prisionero, la estadía en el campo de concentración, y el doloroso momento del entierro de sus compatriotas.

Ese capítulo, “Cuerpos y almas”, refleja la solidaridad en el dolor frente a la muerte de ambos contrincantes, llenando al lector de una profunda tristeza, pero a su vez entendiendo que Doria con su narración, les rinde un merecido y humilde homenaje.

En la última parte, describe el retorno a Buenos Aires y cómo esos hombres “devueltos a la vida”, estuvieron inmersos en la tristeza por la derrota. Casi inmediatamente nos cuenta la emoción del reencuentro con sus familiares que amortiguó en parte ese dolor.

El libro de Oscar Walter Doria refleja la historia de muchos combatientes, que con un enorme amor por su Patria dieron todo de sí. Fueron héroes sin triunfo pero con gloria, héroes al fin.

“Viaje al centro de la guerra”, es un grito desesperado a un país, a su pueblo, a su gente, para que nunca los olviden


“La patria tiene orgullo de sus soldados muertos, es verdad
“La patria tiene orgullo de sus soldados muertos, es verdad
y el mismo orgullo tiene por las vidas que volvieron del frente, en silencio”...
...Victoria significa tener el heroísmo de ir a defender una bandera
es quedarse en las redes de la tierra o volver en silencio con el deber cumplido,
morir o estar dispuestos a inmolar nuestra vida por el honor sagrado de la Patria...
...victoria en las órbitas vacías de los ojos sin vida
victoria en las alas de mercurio creciendo de las piernas amputadas
victoria en las rojas cicatrices abiertas en combate,
victoria fue el regreso silencioso que no tuvo laureles en la frente...
... La victoria no estuvo en el palmo de tierra que no pudimos dar a nuestros hijos
la victoria está en la piel de los valientes...

Extracto del poema Oda a la Victoria de Alicia Dinorah Cabral.



De izquierda a derecha. Suboficial Mayor José Zaguirre, Brigadier Mayor (R) Héctor L. Destri, Oscar W. Doria, Comodoro (R) Roberto Mela y Brigadier (R) Jorge F. Martínez.

Fuente: http://www.aeroespacio.com.ar

18 de febrero de 2011

EL DÍA EN QUE LONDRES PENSÓ EN DEVOLVER LAS MALVINAS



Fue en enero de 1968 Así lo confirman dos cartas secretas de diplomáticos británicos desclasificadas ayer.

Por Ana Gerschenson.

Dos cartas secretas de la diplomacia británica desclasificadas ayer en Londres confirman que Gran Bretaña estuvo a punto de devolver las islas Malvinas a la Argentina en 1968. En la primera, fechada en enero de ese año, sir Paul Gore-Booth, un alto funcionario del Foreign Office, le escribió entusiasta al secretario privado de la reina Isabel II, el Teniente Coronel sir Martin Charteris, para decirle que las negociaciones argentino-británicas por las islas estaban progresando. Por eso, sir Gore-Booth también le sugirió al secretario de la reina la conveniencia de que la soberana británica visitara la Argentina durante la gira por América latina planificada en su agenda de ese año. A pesar de que la disputa sobre las islas Falkland (Malvinas) aún no se ha solucionado, hemos logrado progresos en los últimos seis meses y hay bastantes esperanzas de que para otoño ya no será motivo de irritación, fueron las palabras que escribió sir Gore-Booth.

Poco después, otro alto funcionario del ministerio para el Commonwealth (comunidad británica de naciones), le reafirmó en otra misiva desclasificada ayer que Londres se encontraba en la recta final de la negociación con Buenos Aires. Tanto, que reveló la existencia de un memorándum de entendimiento que ambos gobiernos habían elaborado como broche de un acuerdo. ese entendimiento, adelantaba el funcionario sin demasiada preocupación, iba a ser recibido de forma muy crítica en el archipiélago por parte de los kelpers. De allí que le aconsejara a sir Gore Booth que en realidad, para evitar problemas, sería mejor retrasar cualquier posible visita, en el futuro inmediato, de la reina Isabel a la Argentina por lo menos un año o dos.

El funcionario de la Cancillería inglesa razonó: No podemos evitar pensar que podrían ahorrarse problemas y situaciones incómodas para la reina si la visita a la Argentina pudiera ser dilatada hasta que se consolide nuestra política actual sobre las islas. La desclasificación de estas dos cartas prueba la disposición británica a negociar la soberanía de las islas hasta poco antes de la guerra de 1982.

Estas cartas confirman este acercamiento que ya había revelado, después del conflicto, por el ex embajador argentino en Londres, Brigadier de la Fuerza Aérea Eduardo McLoughlin, en declaraciones periodísticas. El militar aseguraba que el entendimiento establecía que el gobierno del Reino Unido reconocería la soberanía argentina sobre las islas Malvinas a partir de la fecha a ser acordada. Y establecía que el proceso debía hacerse después de los cuatro años y antes de los diez.

A fines de 1968, el secretario británico lord Chalfont cruzó el Atlántico para visitar Buenos Aires y Malvinas. Y ya en las islas, les sugirió a los kelpers que la mejor opción para su futuro sería aceptar el traspaso de soberanía a la Argentina.

Los malvineses recuerdan esa época de gobierno laborista como una de las peores pesadillas de su historia. Todo esto después de que, en 1965, las Naciones Unidas instaron a ambas partes, a través de la histórica resolución número 2.065, a abrir negociaciones por la soberanía de las islas. Pero esa no sería la última vez que los británicos aceptarían negociar algún tipo de acuerdo por el archipiélago. En los años 70 una comisión parlamentaria inglesa presidida por Lord Shackleton estudió durante varios años la situación geopolítica de las islas. El informe revelaba que el potencial económico de Malvinas incluía importantes reservas ictícolas, de petróleo y gas natural. Pero la conclusión era nítida: esas riquezas no serían aprovechadas sin la cooperación de la Argentina. Y había que llegar a un acuerdo con Buenos Aires cuanto antes. Con la llegada de la primer ministro conservadora Margareth Thatcher a Downing Street, Londres reavivó la conciliación diplomática. En 1980, el subsecretario de Estado británico, Nicholas Ridley, realizó una propuesta de retroarriendo o leaseback, que permitiría a nuestro país administrar las Malvinas. Pero la dictadura militar de entonces consideró la fórmula lisa y llanamente inaceptable.

La guerra de 1982 apiló en las sombras las cartas y otros documentos que demostraban la voluntad inglesa de deshacerse de las Malvinas, aunque en el mediano plazo y con condiciones. El gobierno británico reclasificó, días después del desembarco argentino en las islas, todos los antecedentes jurídicos de Malvinas y, en algunos casos, dispuso la confidencialidad de los archivos hasta el año 2020. Esto se hizo porque especialistas consultados por las autoridades inglesas sostenían que los títulos británicos sobre las islas no son sólidos como para exponer ante un hipotético arbitraje.

INFORME: MARIA LAURA AVIGNOLO CORRESPONSAL EN LONDRES.

Fuente: http://clarin.com. Publicado el 23 de marzo de 2000

BRASIL Y UNA FORMA DE ENTENDER LA SOBERANIA - UNA POLÍTICA NUCLEAR


Por Juan Gabriel Tokatlian

Si se quiere entender a Brasil, comprender mejor su pasado, su presente y su futuro, y sus funcionarios civiles y militares, los políticos nacionales y provinciales, la academia, los empresarios, los científicos, los trabajadores, las organizaciones no gubernamentales de diverso tipo, los intelectuales, las voces influyentes, los comunicadores y los jóvenes, los argentinos interesados en los asuntos públicos deberían conocer el minucioso y fascinante libro de Fernanda das Graças Correa O projeto do submarino nuclear brasileiro.Uma história de ciência, tecnologia e soberania , recientemente publicado. Lo que allí se describe, analiza y explica va a incidir en nuestras relaciones bilaterales durante lo que resta de este siglo XXI y está en nosotros advertirlo, asimilarlo y aprovecharlo.

Se trata de una investigación rigurosa sobre la forma en que Brasil ha llegado, después de un largo periplo político, institucional, diplomático y científico, a concretar la iniciativa de disponer, mediante un acuerdo de 2009 entre Brasil y Francia, de un submarino a propulsión nuclear. Si bien su autora es historiadora, ilustra la economía política de este proyecto brasileño. Este trabajo, que contó con buen acceso a fuentes primarias y amplia bibliografía secundaria, nos permite comprender cómo una combinación de estrategia, oportunidad y voluntad, atravesada por el papel clave de fuerzas, fenómenos y personalidades, ha colocado al país vecino en un punto de inflexión en materia nuclear.

Varios aspectos merecen ser examinados y discernidos. Desde un inicio es evidente que, después de la Segunda Guerra Mundial, la dirigencia brasileña asumió que el país estaba en la órbita de Estados Unidos, pero no aceptaba inexorablemente el tutelaje de Washington ni percibía que la asimetría debía ser el dato que marcase, en todo tiempo y tema, la relación bilateral. El alineamiento con Estados Unidos durante la guerra generó una relación estrecha e intensa, pero era notorio el esfuerzo temprano, al calor de la Guerra Fría, de eludir la sumisión y de procurar espacios de maniobra propios. En el asunto nuclear esto fue manifiesto: Brasil interpretó que el acuerdo bilateral de 1945 podía tornarse restrictivo y buscó alternativas; en particular, dirigiéndose a Alemania y Francia. Para las fuerzas armadas resultaba esencial acceder a la tecnología nuclear; sin embargo, a pesar de que los contactos con Francia se remontaban a 1953, año en que se fundó Petrobras, París no facilitó el acceso a reactores nucleares.

En la década del 70 aumentó gradualmente la autopercepción de un vínculo asimétrico con Washington. Brasil no desafió, ni desafía, a Estados Unidos, pero comprendió que un problema medular, más allá del anticomunismo de la época que compartía con EE.UU., era la falta de desarrollo. Un hecho categórico en aquella década lo confirmó: la dependencia externa del petróleo, dado que el país importaba el 80% del hidrocarburo. Esto empujó a impulsar la exploración offshore. A su turno, eso obligó a los brasileños a concentrar más atención y recursos en el Atlántico Sur, fenómeno que robusteció el papel de la armada y de lo que entonces fue el Ministerio de la Marina.

En ese contexto, se creó Nuclebras (Empresas Nucleares Brasileiras) en 1974, se firmó el acuerdo nuclear entre Brasil y Alemania (República Federal Alemana) de 1975, mediante el cual Bonn le transfirió a Brasilia tecnología nuclear, y comenzó a contemplarse, a partir de 1976, el contar con un submarino nuclear. Ahora bien, Correa subraya que las "decisiones sobre la capacidad tecnológica nuclear se concentraba en el nivel gubernamental, no en el militar". Esto obedecía a que la diversificación (respecto a Estados Unidos) y la autonomía (interna y externa) eran concebidas como prioridades nacionales.

Otra dimensión crucial que revela la investigación de Correa es el papel del planeamiento, el rol de los individuos, el lugar de las coaliciones y el peso de las circunstancias. Respecto de lo primero, resultaba fundamental gestar una estructura institucional sólida para el manejo de lo nuclear, que se logró progresivamente. En cuanto a lo segundo, el Capitán de Corbeta (y más tarde Almirante) Othon Luiz Pinheiro da Silva, que fue enviado al Massachusetts Institute of Technology (MIT) para un curso de ingeniaría nuclear, se convertiría en una figura central en el debate y promoción del proyecto del submarino nuclear. En términos de lo tercero, la estrecha relación entre la Armada y la Universidad de São Paulo, forjada en un acuerdo de 1956 para formar ingenieros, la gravitación de los científicos civiles en Instituto de Pesquisas Energéticas e Nucleares (IPEN), y el establecimiento en 1985 de un centro experimental en tecnología nuclear en Aramar, estado de São Paulo, entre otros, fueron importantes para involucrar y movilizar diversos actores a favor de la iniciativa del submarino.

Pero quizás la circunstancia que produjo más impacto en las fuerzas armadas y entre los civiles fue la Guerra de las Malvinas, en 1982. Correa asevera que Malvinas fue un "laboratorio para las autoridades político-militares" brasileñas debido a que el conflicto "puso de manifiesto la importancia estratégica y táctica de los submarinos nucleares". Asimismo, la guerra argentino-británica mostró la ineficiencia del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR), reforzó la significación estratégica del Atlántico Sur y motivó un acercamiento mayor a la Argentina pues, entre otras, el programa nuclear argentino era visto, a principios de los 80, como más avanzado que el brasileño.

Desde los años 90 en adelante, el tema del submarino nuclear se insertó en una dinámica más ambiciosa y compleja. A pesar de que surgieron voces críticas de la política nuclear, que despuntó cierto sentimiento revanchista hacia los militares y aparecieron algunas divergencias en las visiones estratégicas de la armada, la aeronáutica y el ejército, el programa del submarino siguió latente. A partir del gobierno de Itamar Franco (1992-95) fue más notorio que la política nuclear brasileña -de cuño pacífica- era parte de una política de prestigio: esto es, se entrelazó con la ambición de Brasilia de acceder a un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. A su vez, el gobierno de Fernando H. Cardoso (1995-2002) dio pasos trascendentales para elevar el perfil de Brasil en el mundo al crear el Ministerio de Defensa y a cargo de un civil, al adherir al Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP), al procurar que América del Sur se constituyese en una unidad geopolítica diferenciada del resto de América y al localizar la atención en materia de la seguridad en la Amazonía.

Sin embargo, dos hechos van a servir para relanzar, ahora con más fuerza, la cuestión nuclear: el apagón de 2000-01, que obligó a un racionamiento de energía eléctrica, mostró la necesidad de contar con energía nuclear alternativa; los atentados a las Torres Gemelas en Estados Unidos evidenciaron que, ante el despliegue del músculo militar de Washington y el peligro del terrorismo transnacional, Brasil requería un reequipamiento de sus fuerzas armadas.

Con la llegada de Lula, la idea del submarino nuclear revivió: ahora como instrumento indispensable para garantizar la defensa de la "Amazonía Azul", el Atlántico Sur. Ello se tornó más urgente en la medida en que se produjeron importantes descubrimientos de petróleo offshore , lo cual colocará a Brasil entre los principales diez países en materia del hidrocarburo. Además, en 2007 el país, sobre la base de los criterios de la Convención de Naciones Unidas sobre Derecho del Mar, aseguró el prolongamiento de su plataforma continental. En ese marco se produjo el acuerdo franco-brasileño de 2009 mediante el cual París le proveerá a Brasilia, entre otros, cuatro submarinos convencionales y la construcción del casco de un submarino nuclear.

En su análisis de perspectiva, Fernanda das Graças Correa concluye subrayando cómo este hecho ha fortalecido aún más el papel histórico de la armada en esta materia y su lugar decisivo en la expansiva industria de defensa brasileña. Así, en marzo de 2010 la marina "anunció la intención de construir seis submarinos de propulsión nuclear". Ya no se trata de una diplomacia de prestigio: de ahora en adelante se tratará de un país con una clara vocación de proyección de poder.

La Argentina no puede postergar más una reflexión ponderada sobre la cuestión nuclear. Durante 2010 se anunció que nuestro país efectuará los estudios técnicos para que los buques de la Armada se doten de propulsión nuclear, y que en 2011 la planta de Pilcaniyeu producirá uranio enriquecido, al tiempo que se aprobó la construcción de una cuarta central nuclear para la provisión de energía y el análisis de factibilidad de una quinta. Estos anuncios bien pueden ser el punto de partida para un debate serio y sistemático sobre el tema nuclear y también sobre nuestro vínculo con Brasil en ese ámbito. Para ello y por eso la lectura del libro de Correa es imperiosa.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar. Publicado el 18 de febrero de 2011

UNA HISTORIA DE SOLDADOS

Por Osvaldo Pepe

Hoy tenemos para compartir una pequeña historia que hace a la Historia, ocurrida en el Hospital Militar reubicable de Puerto Príncipe, Haití, donde ayer se recordaron los 25 años de la guerra de Malvinas. Ocurre que el comandante a cargo del hospital es un argentino, el Vicecomodoro Eduardo Daghero, quien entonces como Alférez fue el oficial en combate más joven, estaba recién graduado, de la Fuerza Aérea Argentina.

Hoy, Daghero integra la misión de la ONU que cumple tareas humanitarias en una de las regiones más empobrecidas del planeta. A cinco años de la guerra, empezó a escribir "Los ojos del cóndor", un libro en el que cuenta el día a día del conflicto desde la base aérea Cóndor, en el istmo de Darwin. Los textos no tienen esta historia, porque ocurrió el año pasado. Al lado del hospital móvil de Puerto Príncipe está el casino de oficiales del batallón nepalés, aquellos temibles gurkas de la leyenda negra en las Islas. Hoy, argentinos y nepaleses comparten una misión bajo bandera de la ONU.
Allí, un día, un Coronel nepalés cruzó a Daghero en un pasillo y le preguntó si era cierto que había combatido "en las Falkland". Daghero recuerda que lo corrigió: "Malvinas". El oficial, que había sido su enemigo hacía 25 años, se cuadró, le hizo el saludo de honor y le recitó con voz firme: "Sólo los soldados probados en combate merecen respeto". Después, le entregó un cuchillo nepalés "khukri", como los usados en las Islas: fue reconocimiento, no hostilidad. Bien lejos de las decisiones de escritorio de los principales comandantes de entonces, todos condenados por la Justicia militar, la historia encierra un homenaje al temple del soldado profesional y a tantos chicos que dejaron su vida en las Islas. Y es un testimonio a rescatar para que la Historia también registre las emociones humanas. Sin ellas, Malvinas será siempre una epopeya inconclusa.

Fuente: http://clarin.com. Publicado el 03 de abril de 2007

















Nota: El cuchillo "khukri" a que se hace mención en la nota, fue donado por el Comodoro Daghero a la Sala Histórica Malvinas de la Escuela de Aviación Militar.

14 de febrero de 2011

HOMBRES DE MALVINAS, UN ORGULLO DEL LUGAR


Caminando por las calles del Aeronáutico, surgieron las historias de por los menos tres combatientes de la guerra de las Malvinas, de 1982, vinculados a este rincón lasherino.

En un caso se trata del Suboficial Principal Ángel Evans Lucero (64), sobreviviente del hundimiento del crucero Manuel Belgrano. Era artillero y tenía 35 años en el momento del ataque del submarino nuclear inglés Conqueror. Tuvo que arrojarse a las heladas aguas del Atlántico sur, de donde fue rescatado y pasado a una balsa, en la que permaneció 36 horas antes de ser izado al aviso Gurruchaga. Este hombre reside con su esposa Lucía Zulema Pérez en la esquina de 12 de Octubre 808. Conoce la barriada desde los 9 años.

Tomó parte de la misma gesta el hoy Brigadier (R) Héctor “Chacho” Gilobert, de 77 años. Este oficial de Fuerza Aérea estuvo en Malvinas antes del conflicto, haciendo tareas de inteligencia, y después del 02 de abril, cuando las fuerzas argentinas ya habían desembarcado en Puerto Argentino (Puerto Stanley), se le asignó la misión de parlamentar con el gobernador Rex Hunt, para exigir su rendición. El hecho de ser conocido por los kelpers facilitó su mediación. Posteriormente fue hecho prisionero. Hoy reside en Córdoba con su cónyuge, Teresa Tosoroni. Habitó en Las Heras durante un período corto, en la calle Ejército Argentino.

A Ejército pertenece un héroe más del lugar, el Sargento Luis Guillermo López, quien combatió en Bahía Fox, integrando la fuerza del Regimiento de Infantería Mecanizado 8 Bernardo O'Higgins. Luego de caer en poder del enemigo fue evacuado al continente en el buque de carga inglés Norland.

Fuente: http://www.losandes.com.ar. Publicado el 14 de febrero de 2011

MALVINAS - PLATAFORMA CONTINENTAL


Por Enrique Oliva – 29 sept. 2007 (*)

Una cuestión de soberanía que debe unir a todo el pueblo sin especulaciones partidistas

El 02 de abril de 1982, cuando estaban aun hospitalizados algunos apaleados por las fuerzas de represión de la dictadura, de un par de días antes, y muchos otros detenidos, la Plaza de Mayo se llenó de fervor patriótico espontáneo. Los argentinos celebraban la recuperación de las Malvinas. Podríamos asegurar que en nuestra historia no se registra un hecho que uniera tanto a los habitantes. Entre los ¡viva la Patria ! muchos repetían frases tales como “¡las Malvinas son argentinas y la plaza es de Perón!”. Pero lo cierto es que el acontecimiento lo celebraban hombres y mujeres de todas las corrientes políticas y clases. Las concentraciones de alegría se expresaban en todas las plazas y calles del país.

Hasta los exiliados en el exterior lanzaron comunicados y manifestaron públicamente aprobando la recuperación del Archipiélago. Si bien aquella batalla se perdió, todos los pueblos que sufrieron y sufren dominaciones extranjeras estuvieron a nuestro lado aunque no así gobiernos en especial de la Europa colonialista. Durante y después del conflicto, no se dejó de reconocer el valor demostrado en la lucha por los argentinos enfrentando a las más grandes potencias del globo.

¿A qué se debió ese fenómeno de identificación masiva a la Gesta ? La respuesta es que desde la escuela primaria las maestritas criollas nos repetían “las Malvinas son argentinas” y así rezaban letreros en las aulas. Había una conciencia generalizada sobre las islas del Atlántico Sur como parte de nuestro país y la legitimidad de esa pertenencia.

Es de suponer que si el pueblo argentino hubiera sido convenientemente informado de la importancia de la plataforma continental, también en esta oportunidad habría llenado la Plaza de Mayo para defenderla.

Pero ¿qué sucede con este otro conflicto sobre nuestros derechos a la plataforma continental?. Simplemente que no se habla de ello. Nadie enseña sobre el tema que tanto interesa a las multinacionales de la globalización por sus valiosos recursos.

Hace un par de años, un grupo de profesionales jóvenes hizo una ligera encuesta callejera y por teléfono preguntando a familias, estudiantes universitarios y aun a docentes como a tres o cuatro diputados nacionales y no tenían la menor idea de qué se trataba eso de la plataforma continental. Si la importantísima cuestión no había llegado a conocimiento de las gentes era porque nadie se había preocupado por explicarlo. La prensa le prestó poca atención, incluso ahora que se actualizó con una información venida de Londres y la cancillería argentina respondió enérgicamente a las pretensiones británicas y porque está vinculada a Malvinas, los grandes medios de difusión se hicieron eco por dos días y luego silencio absoluto cuando en el exterior es una cuestión que sigue mereciendo destacada presencia.

¿Qué es la plataforma continental?

Convocada por las Naciones Unidas, se formalizó una reunión internacional para discutir un proyecto que concluyó con la firma de la llamada Convención del Derecho del Mar (Convemar) al que adhieren 130 países y que entró en vigencia en 1994. La Argentina la ratificó por ley 24.815.

La importancia vital de dicha convención, es que modifica el acuerdo existente hasta hoy donde cada estado tiene soberanía hasta las 200 millas marinas a contar desde la costa. Esas 200 millas se mantienen en el mínimo garantido, pero si la plataforma continental supera esa distancia, la misma amplia la soberanía hasta un máximo de 350 millas . Es decir, la Argentina tiene por sus características naturales la posibilidad de alcanzar ese máximo de 350 desde el Río de la Plata hasta Tierra del Fuego. En el caso de los archipiélagos de Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur, ocupados ilegalmente por la Gran Bretaña , no se puede por ahora aplicar la Convención por ser “territorios en conflicto”. La recuperación de estos archipiélagos por Argentina tendrán más importancia cuando se traten las soberanías sobre la Antártida , donde también la parte de cuanto nos corresponde es parcialmente pretendida por Inglaterra.

Según los estudios preliminares de expertos argentinos, toda nuestra costa atlántica abarcaría hasta el máximo a reconocerse de 350 millas . Eso implica ampliar nuestro territorio en más de un largo millón de kilómetros cuadrados cuando ya sin ella, somos el séptimo país más extenso del mundo. Por supuesto, ese enorme litoral es codiciado no solo por su riqueza ictícola sino, y muy especialmente, por minerales muy valiosos incluidos los hidrocarburos (petróleo y gas).

Estrategia colonial británica

El Reino Unido nos quiere hacernos el mismo juego que le ha dado buen resultado como es el caso de Gibraltar, pequeño territorio adherido a España, pues se trata de una península y no de una isla, que desde hace más de tres siglos fue arrebatada a los españoles, siendo la única colonia en Europa.

Las repetidas tácticas de los ingleses ha sido dilatar los tiempos e ir sacando ventajas. En tiempo del General Franco cerró con una verja la entrada a la península, prohibiendo todo tipo de circulación e intercambio. A la muerte del “caudillo” los gobiernos de transición y las “democracias” condicionadas, España fue cediendo privilegios a Gibraltar “para irse ganando la confianza de sus habitantes” (lo mismo que nos sugieren con Malvinas).

Las concesiones incluyeron no solo el abrir la verja. Luego le permitió Madrid que ocupara una parte de tierra y aguas españolas para construir un aeropuerto internacional, con lo cual el turismo no precisaba pasar por España. Más tarde la madre patria no se opuso a que Gibraltar se declarara “puerto libre” y “paraíso fiscal”. A tal punto se benefician los pocos gibralteños y en mucha mayor medida los ingleses, que jamás pensarán perder esas ventajas para el inevitable contrabando, pasaje de drogas e inmigrantes clandestinos de África. Además, con las cuentas numeradas atraen dineros mal habidos, más la falsa sede de infinidad de sociedades fantasmas útiles para negocios fraudulentos y no pagar impuestos, casino, etc.

Ese ejemplo de Gibraltar es el buscado por Inglaterra en Malvinas. Ya durante el conflicto de 1982 se hablaba de ello. Ahora el mantenimiento de la fortaleza Malvinas pesa duro en los contribuyentes ingleses y la pesca se agota por explotación irracional, desean negociar con el gobierno argentino “en beneficio mutuo”. Ya mantuvimos grandes concesiones a las islas durante más de 10 años para “simpatizar” con los isleños, sin el más mínimo resultado por negarse Gran Bretaña a hablar de soberanía y por eso se recurrió a la ocupación.

Los argentinos nos enteramos de la intención británica de pedir la soberanía sobre 350 millas marinas alrededor de los archipiélagos, en especial el de Malvinas, por un trascendido publicado por el diario londinense “The Guardian”, Este medio atribuyó la versión a un vocero sin nombre del Foreign Office, pero luego se ha divulgado en forma oficial. Esto, “casualmente”, a horas de hablar nuestro presidente en la Asamblea de las Naciones Unidas. De allí que Néstor Kirchner agregara a su discurso el anteúltimo párrafo, que dice:

“Mi gobierno manifiesta su enérgico rechazo a la pretensión británica de establecer espacios marítimos en torno de dichos archipiélagos. En particular, rechaza la recientemente difundida intención del Reino Unido de hacer una presentación ante la Comisión de Límites de la Plataforma Continental , creada por la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, relativa al límite exterior de la Plataforma Continental generada a partir de dichos territorios argentinos”.

La Cancillería lleva la responsabilidad de la coordinación de los estudios de la plataforma continental (COPLA) de los grupos técnicos. Se iniciaron trabajos preliminares durante la segunda mitad de la década del 90 pero el plazo para cumplimentar los requisitos y presentarlos a las Naciones Unidas vencía el 31 de diciembre del 2005. Muy pocos, poquísimos medios, se ocuparon de advertir que no llegábamos a tiempo para terminar los tareas requeridas porque las partidas previstas para las mismas, eran derivadas ilegalmente a otros fines por los respectivos ministros de economía durante los presupuestos del 2000, 2001, 2002, 2003 y 2004. Felizmente, y no por influencia solo de la Argentina , la ONU amplió el plazo hasta junio del 2009. Ahora, según información oficial, los trabajos están cumplimentados en más del 80 % y asegura la Cancillería que estarán concluidos antes de la fecha límite.

Estrategia argentina

Nuestra Cancillería ha tenido siempre la manía del uso y abuso del silencio, el misterio, sin informar de cuestiones de sumo interés nacional a la población. Como en el caso Malvinas, mantiene bajo siete llaves sus archivos que deberían estar abiertos a investigadores y periodistas, para saber qué pasó antes, durante y después del conflicto de Malvinas. El pueblo tiene derecho a saber y puede ayudar.

Ahora nos han sorprendido los reflejos de la Cancillería. Es de esperar que nuestro gobierno se mantenga en la intransigencia “Inflexible”, como se ha repetido frente a las maniobras astutas de Londres destinadas a sacar ventajas sin discutir sobre soberanía, escudándose en la “voluntad de los kelpers”. Ese proceder no lo aplicó en el caso del archipiélago de Dagos en el Índico, donde está la isla Diego García, con los naturales del lugar que fueron expulsados a la fuerza abandonando sus casas y el cementerio de sus antepasados. Esto ocurrió cuando Estados Unidos decidió instalar allí una enorme y misteriosa base.

Otra maniobra es la publicación de un falso censo sobre los habitantes de Malvinas donde da el aumento de los kelpers, cuando estos disminuyen día a día. Ahora se suma el ingreso de trabajadores también “transitorios” venidos de la isla africana de Santa Elena y algunos chilenos, atraídos por los altos salarios para hacer las tareas más duras. Todos estos soportan poco tiempo, disgustados por la imposibilidad de hacer ahorros por el alto costo de vida y sin comodidades humanas. También se agrega la creciente disminución de la pesca por su irracional explotación. Para retener a los kelpers en sus aisladas haciendas, las autoridades les acuerdan una subvención del 100 % sobre la lana, para poder venderla.

El no facilitarles por Argentina soluciones por regalos de ventajas, llegaría más tarde o más temprano a negociar soberanía por el elevado costo que significa para los contribuyentes británicos, de los cuales ni uno solo se ha instalado en Malvinas como inmigrante desde 1982.
¡Al fin un gesto de política realista!. Inflexible contra otro intento de estafa con la engañifa del “beneficio mutuo”.

Desde junio pasado el Foreign Office (cancillería inglesa) tiene presentado un pedido de audiencia para entablar conversaciones, sin obtener respuesta alguna. La amenaza de las 350 millas es la nueva provocación.

(*)
- Presidente Honorario del Instituto de Investigaciones Históricas, Políticas y Estratégicas “Malvinas, Patagonia e Islas del Atlántico Sur”
- Periodista, escritor, co-fundador de la Universidad Nacional de Neuquén y del CONICET
- Miembro de la Academia Nacional de Periodismo.
- Estuvo preso durante la dictadura instalada por la autodenominada “Revolución Libertadora” por defender – como miembro de la “Resistencia”- al gobierno constitucional del Gral. Juan D. Perón.
- Entusiasta defensor de la Causa de Malvinas, cubrió como corresponsal del diario “Clarín” todos los acontecimientos acaecidos en Londres durante la guerra entre Argentina y Gran Bretaña, bajo el seudónimo de Francois Lepot (“gomía” en argot francés); fruto de ello es el documentado libro “Malvinas desde Londres” (2004) de consulta obligada para estudiantes de periodismo que desean abordar la problemática. También escribió uno de los libros fundamentales para entender el conflicto de 1982: “Malvinas: el colonialismo de las multinacionales” (1984).
- Junto a la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, impulsó la creación del Instituto “Malvinas, Patagonia e Islas del Atlántico Sur”, para promover la conciencia de nuestros derechos consagrados en la Disposición Transitoria Primera de nuestra Constitución Nacional.
- Desde hace largos años, viene reclamando ante distintas instancias nacionales la necesidad de concretar los estudios técnicos exigidos por la ONU para ampliar la Plataforma Continental de la República Argentina en sus aguas jurisdiccionales. (Nota de la CFCMIAS ).

Fuente: www.lagazeta.com.ar. Publicado por http://cristiandadypatria.blogspot.com el 28 de enero de 2011

GURKHAS BRITÁNICOS: “LOS ARGENTINOS SE RINDIERON PORQUE NOS TENÍAN MIEDO”


Por Adrián Sack (*)

LONDRES – Las tropas argentinas se rindieron “anticipadamente” en la Guerra de Malvinas porque les “temían” a los Gurkhas, antes que por deficiencias estratégicas o armamentísticas, como sostienen las teorías más difundidas.

La curiosa e insólita versión sobre el desenlace del conflicto del Atlántico Sur fue explicada a La Nación por un grupo de miembros de ese afamado batallón de origen nepalés que integró la fuerza de tareas enviada por Gran Bretaña en el conflicto armado de 1982, y que organizó recientemente una protesta frente al Parlamento en demanda de un “trato igualitario” con los militares retirados británicos.

Poco antes de cumplirse el 26º aniversario de la operación militar que recuperaría en forma temporaria la soberanía argentina sobre las islas, diversos ex combatientes aseguraron que “la única razón posible” por la que los argentinos se vieron forzados a deponer las armas fue por el “pavor” que les provocaba “la sola idea” de tener que enfrentarse con esta división, célebre por su supuesta conducta impiadosa frente a sus enemigos.

“Lo comentamos siempre con otros británicos, y no se puede explicar de otra manera por qué si nosotros éramos sólo 2500 efectivos en una flota que esperaba en el mar, y ellos cerca de 10.000 bien entrenados y apostados en diferentes partes de la isla, pudimos vencerlos con relativa rapidez”, afirmó Dhan Ghale, un soldado retirado que parecía reiterar con exactitud el mismo argumento de varios de sus antiguos compañeros de armas.

“Nosotros sabemos que comentaban que usábamos el Kukhuri (cuchillo corvo de combate) para matar cruelmente a nuestros enemigos e, incluso, cortarles la cabeza con la intención de desmoralizarlos. Parece que ese estereotipo fue bien explotado por la maquinaria de publicidad británica, porque llegó hasta ellos en el momento justo”, acotó Braham Chantra Gru, quien también cree que la intervención de los Gurkhas “ayudó a acelerar el final de la guerra, y, posiblemente, a ahorrar una mayor pérdida de vidas humanas”.

El día de la manifestación, sin embargo, el orgullo y la arrogancia de sus memorias contrastaban claramente con su realidad: ninguno de los que se jubilaron antes de la devolución de Hong Kong de Gran Bretaña a China, en 1997, percibe haberes similares a sus ex compañeros británicos que lucharon en Malvinas o en guerras anteriores a ese año. “No sólo cobramos la cuarta parte del sueldo de un británico, sino que no nos quieren dar la visa para que podamos vivir hasta el día de nuestra muerte en el país por el que peleamos”, protestó Chantra Gru.

En tanto, medio centenar de Gurkhas colocaron las medallas que algunos de ellos habían recibido por su participación en Malvinas, Afganistán y Kosovo en una caja, para que les fueran “devueltas” al primer ministro Gordon Brown en manos de Nick Clegg, líder del Partido Demócrata Liberal y principal organizador de esta marcha. Mediante un altavoz, uno de ellos manifestó su “tristeza y preocupación” por tener que retornar las condecoraciones, aunque confió en que este acto “le sirviera” de llamado de atención al primer ministro británico.
En la misma línea, otros de los participantes de la protesta criticaban a la administración Brown desde prolijas pancartas. “Los Gurkhas combatimos como soldados de primera clase. Entonces, ¿por qué somos tratados como ciudadanos de segunda y jubilados de tercera?”, se preguntaban en los carteles, sin más respuesta, por el momento, que el esporádico saludo de algún turista que de tanto en tanto buscaba fotografiarse junto a los cerca de 2000 manifestantes.


(*) De la Redacción de LA NACION

Fuente: Diario La Nación (Buenos Aires). Publicada el 09 de febrero de 2011

LA CUESTIÓN DE LAS MALVINAS


A 178 años de la ocupación de nuestras islas, el gobierno británico sigue violando las resoluciones de la ONU

Cada comienzo de año, al conmemorarse el triste aniversario de la ocupación inglesa por la fuerza de las islas Malvinas, acaecida en 1833, nuestro país recuerda insistentemente la subsistencia de su largo y justo reclamo de soberanía sobre todos sus territorios del Atlántico Sur, demanda frente a la cual Gran Bretaña, violando la obligación de actuar de buena fe que también impera en el mundo de las relaciones internacionales, mantiene una actitud de muy poco cordial sordera. Hace de cuenta el gobierno británico que ese reclamo simplemente no existe, pese a la meridiana claridad de lo dispuesto por resoluciones de la Asamblea General de las Naciones Unidas, que instan inequívocamente a todas las partes al diálogo.

No obstante, la cuestión de la soberanía se mantiene abierta en sede de las Naciones Unidas (ONU), particularmente en el ámbito natural, el de su Comité de Descolonización.

Este año, cuando se cumplen 178 largos años de ese episodio, nuestra cancillería recordó que los actos unilaterales del Reino Unido son un "obstáculo insalvable" para la continuidad de la cooperación bilateral, que desde hace rato está interrumpida.

Posteriormente, el canciller Héctor Timerman apuntó que la población "importada" por la potencia colonial que habita las islas Malvinas no tiene derecho alguno a la autodeterminación, ya que no es originaria de las islas. Es más, podría hasta sostenerse que la prohibición que por años impidió a los ciudadanos argentinos poder residir en las islas, luego de su masiva expulsión por parte de los británicos, es una forma, sutil quizás, de lo que hoy llamamos limpieza étnica y, por lo tanto, es política, ética y jurídicamente tan inaceptable como condenable.

Mientras tanto, el cargo de embajador argentino en Londres sigue estando vacante, en señal de silenciosa pero constante protesta por la intransigente actitud británica. La candidatura de José Nun para cubrir ese cargo fue, por esto, también abandonada. En materia de pesca e hidrocarburos, el diálogo bilateral está roto o al menos interrumpido. Los británicos parecen haber avanzado muy poco en ambas cuestiones en su intento por tratar de generar hechos unilaterales consumados, lo que también contradice abiertamente la letra y el espíritu de la resolución 31/49 de la Asamblea General de la ONU.

Al referirnos a este tema, que nos aleja de Gran Bretaña, es valioso recordar muy especialmente a quien fue un gran diplomático argentino fallecido recientemente. Un hombre que trabajó incansablemente por tratar de encontrar fórmulas para poder solucionar este delicado tema: Lucio García del Solar. Sus frecuentes contribuciones, incluyendo las realizadas desde las columnas de este diario, fueron prueba evidente de su constante lucidez, madura prudencia y profunda sensatez. Vaya, por todo ello, nuestro homenaje.

Fuente: http://www.lanacion.com.ar. Publicado el 14 de enero de 2011