31 de marzo de 2019

MALVINAS. LA NECESIDAD DE NOMBRAR UNA GUERRA INCÓMODA



Un nuevo aniversario del conflicto armado con Gran Bretaña en el Atlántico Sur es una oportunidad de repensar lo vivido en el triste otoño de 1982

Por Federico Lorenz
 
Trabajos de identificación de los restos de excombatientes en el cementerio de Malvinas, en junio de 2017 Trabajos de identificación de los restos de excombatientes en el cementerio de Malvinas, en junio de 2017 Crédito: Hernán Zenteno


En Malvinas hubo héroes y cobardes; familias orgullosas de que sus hijos fueran a combatir y otras que lo lamentaron o directamente los escondieron; oficiales que fueron un ejemplo y otros que resultaron el peor enemigo de sus subordinados; hubo estaqueos y acciones de inaudito coraje; pilotos audaces y enfermeras que vieron el efecto del metal sobre la carne; en grandes ciudades la guerra dio paso a los resultados del Mundial de fútbol y en otras las alarmas y los oscurecimientos fueron el pan de cada día; hubo regresos a escondidas y ciudadanos que alojaron a los soldados en sus casas, como en Puerto Madryn; padres que supieron por boca de jóvenes sobrevivientes que su hijo había caído en combate, y otros que aguardaron meses una noticia; tumbas con nombre y otras anónimas hasta hace muy poco.

La guerra de Malvinas tiene todos los ingredientes de las conflagraciones del siglo XX. Pero solo para los argentinos es inagotable: aquí, a nadie deja indiferente ni satisfecho lo que se dice sobre ella. Casi cuarenta años después, las formas de calificarla generan controversia: "gesta", "guerra absurda", "epopeya", "muertes inútiles". Ante las visiones sesgadas, las experiencias personales terminan siendo el último refugio para pensarla, como si fueran los pozos de zorro que en junio de 1982 protegieron los infantes argentinos.

Las controversias son secundarias e irrelevantes frente a la forma en la que los protagonistas directos eligen recordar y nombrar lo que vivieron. Sin embargo, la guerra de Malvinas fue decidida y conducida por la dictadura militar, y es imposible abstraerla de su contexto histórico. De allí que cada año las discusiones se renueven. Como escribió Ítalo Calvino en Palomar: "Los que siguen viviendo pueden, a partir de los cambios vividos por ellos, introducir cambios también en la vida de los muertos, dando forma a lo que no la tenía o que parecía tener una forma diferente: reconociendo por ejemplo un justo rebelde en quien había sido vituperado por sus actos contra la ley, celebrando a un poeta o un profeta en quien se había visto condenado a la neurosis o al delirio. Pero son cambios que cuentan sobre todo para los vivos. Ellos, los muertos, es difícil que saquen partido".

La guerra y la posguerra de Malvinas fueron vividas de maneras muy diferentes. Se desarrollaron en un campo de desinformación, tergiversaciones y ocultamiento que favoreció la circulación de historias fantásticas, en el contexto de las revelaciones sobre el terrorismo de Estado. La guerra en el Atlántico Sur fue procesada por la sociedad argentina mientras se enteraba de los abismos a los que había descendido.

Por eso, desde el final de la guerra conviven dos visiones antagónicas e irreconciliables: aquella que la pinta como una gesta en nombre de la Patria, y otra en la que los principales enemigos de los soldados fueron sus propios oficiales. Cada una puede ser abonada con ejemplos individuales, pero lo cierto es que la crisis de la dictadura militar condicionó la posibilidad de narrar épicamente la guerra al estilo de la historia escolar que muchos aprendíamos por esos días. Lo cierto es que el desinterés oficial (a la fecha, por caso, no hay publicada una historia oficial de la guerra), el peso de la retórica binaria, la sacralización de los temas y el blindaje a cualquier aproximación crítica que produce el hecho de que Malvinas sea una "causa nacional" dificultan reflexión sobre lo vivido en ese triste otoño de 1982.

Acaso haya una razón cultural más profunda que vuelve difícil pensar la guerra de 1982. En una conferencia de 1979 titulada "El libro", Borges señaló que los países necesitan una panacea que cure sus problemas, "una suerte de contraveneno de sus defectos". Con ironía, dijo que "nosotros hubiéramos podido elegir el Facundo, de Sarmiento, que es nuestro libro, pero no; con nuestra historia militar, nuestra historia de espada, hemos elegido el Martín Fierro, que, si bien merece ser elegido como libro, ¿cómo pensar que nuestra historia esté representada por un desertor de la Conquista del desierto?".

¿La tierra que tenía en el General San Martín a su referente militar, que tenía un pasado militar del que enorgullecerse, puede identificarse en la figura de un gaucho rebelde y desertor? El Martín Fierro, entre otras cosas, es un catálogo de las vejaciones sufridas por los soldados argentinos a finales del siglo XIX. Con el tiempo, las duras condiciones de vida del soldado Fierro fueron desdibujadas por el halo romántico de su figura. Cuando Borges pronunció esas palabras, la guerra de 1982 ni siquiera aparecía en el horizonte. ¿Es tan paradojal, a la luz de los acontecimientos del Atlántico Sur, que el poema nacional de los argentinos hable sobre un desertor y soldado maltratado del siglo XIX?

Los fantasmas de la guerra se alimentaron de la falta de información, de la mezcla de orgullo y vergüenza, dolor y alivio. Malvinas, esa guerra contra una potencia colonial, no escapó a lo que la sociedad argentina era en esos años: un país que había aprendido a convivir con la muerte.

Al finalizar la guerra corrió un macabro rumor. La historia contaba que un soldado que había perdido ambas piernas en las islas llamaba desde un hospital a sus padres y les pedía permiso para alojar a un supuesto compañero que había vuelto en esa condición. Cuando sus padres se negaban a hacerlo, argumentando que sería un trastorno, el joven mutilado replicaba que el inválido era él. Luego cortaba la comunicación y se suicidaba. La historia, con variantes, circuló por todo el país y aún hoy aparece en evocaciones de la guerra. ¿Qué es lo que la volvió verosímil?

En un trabajo de investigación, La llamada, exploré no tanto si fue posible que eso sucediera, sino por qué le dimos fuerza de verdad en aquellos años que tanto tuvieron de "primavera democrática" como de "show del horror". Si la historia parece reflejar solo las dificultades que encontraron los ex combatientes en los primeros tiempos posteriores a la derrota, con el paso de los años este rumor encarnó el abandono y el desinterés -sobre todo estatal, pero no solo- que los ex combatientes sintieron que hubo hacia ellos.

La mutilación es literal: los que han ido a la guerra ya no serán los mismos, hayan vuelto enteros o no. Que el diálogo sea entre el joven soldado y su madre dice varias cosas. Es una familia rota por la guerra. El mutilado, metafóricamente, no encaja ni en su hogar ni en su sociedad. Es el relato del regreso a la patria. Acaso sus compatriotas no hayan querido o podido escucharlo.

El soldado que protagoniza el rumor ha sobrevivido. Ha perdido la posibilidad de ser aquello que le habría dado sentido a su experiencia: un caído por la patria, un "santo laico". En su condición de herido de guerra, es una presencia molesta, porque alguien a quien le faltan los miembros recuerda, a quienes lo ven, las consecuencias de la guerra. Durante la década del 80, el rumor del mutilado expresó la dificultad de los veteranos para ser parte de un mundo que, parido por la guerra en la que habían peleado, no parecía tener lugar para ellos. Así, el peso de las contradicciones de la posguerra cayó sobre los ex combatientes.

La sociedad argentina no ha enfrentado la responsabilidad de los muertos que produjo, entre otras cosas porque aún no le ha puesto nombre a lo que vivió. El rechazo al soldado que protagoniza el rumor sugiere que los argentinos no estaban dispuestos, en esos años fundacionales de la democracia, a hablar de la guerra. La incomprensión, la imposibilidad de comunicación, no se debieron a la derrota, sino a una voluntad de olvido más amplia. No solo la de la derrota en las islas, sino la de la matanza interna.

El rumor no solo habla de derrota y frustración. El joven suicida, con su gesto, habría expresado la oposición a ser absorbido por un relato histórico en el que no se reconocía. Sin embargo, en ese gesto final que echó a rodar el mito anida la posibilidad de una reparación: la justicia realizada en una narración sobre el pasado que lo incluya con sus actos, sus motivos y sus deseos. Esa es la demanda recurrente en cada aniversario.

Fuente: https://www.lanacion.com.ar

MALVINAS: EL ARCHIVO GENERAL DE INDIAS CERTIFICÓ MÁS DOCUMENTOS QUE SUSTENTAN LA SOBERANÍA DE LA ARGENTINA


Un historiador argentino encontró nueva documentación y se la presentó al senador Cobos, que tramitó la autenticidad en el Archivo situado en Sevilla

Por Martín Dinatale

Entre esas rarezas que cada tanto se dan entre la política, los historiadores y las causalidades, la Argentina acaba de sumar una prueba documental histórica en su largo reclamo por la soberanía de las islas Malvinas: se trata de un plano y dos documentos inéditos de 1767 que demuestran que Puerto Soledad era una posesión española y que allí había población estable en conexión con Buenos Aires.

Bajo el sello del Archivo General de Indias los planos de una capilla de los franciscanos construida en 1768 y establecida en las islas Malvinas se sumarán, a partir de ahora, a otros documentos que la Argentina contará en sus archivos para ratificar el histórico reclamo por la soberanía de las islas del Atlántico Sur.

El año pasado Infobae publicó en exclusiva el hallazgo de tres cartas de 1767 que fueron adquiridas por un coleccionista privado y que revelan un pedido para la construcción de una capilla en la isla Soledad. Luego, apareció otro documento que muestra la continuidad de aquellos oficios: en un escrito y un plano figura la concreción de la obra de la iglesia mandada a construir por el gobernador de Buenos Aires de aquel entonces Francisco Bucarelli y Ursúa a requisitoria de Felipe Ruiz Puente, primer mandatario de las Islas Malvinas.

A partir de allí, el historiador argentino Roberto Colimodio se presentó ante el senador radical de Mendoza Julio Cobos para exponerle los datos de un documento que está guardado en el Archivo General de Indias de Sevilla en España donde se revela la existencia de la capilla de los franciscanos en 1768, lo que otorga sustento a las cartas halladas por un coleccionista de identidad reservada cuyas iniciales son N.L.D y de esta forma ratifica el predominio español en las islas de lo que luego sería el territorio argentino.

El nuevo hallazgo se registró en el Archivo General de Indias por parte del historiador argentino Roberto Colimodio y luego de una gestión del senador Cobos, la Argentina acaba de recibir una certificación formal de esos documentos de parte del Archivo General de Indias.

Toda esta documentación fue entregada recientemente a la Cancillería y se sumará de esta forma a los expedientes que forman parte de la extensa lista de textos que sustentan el reclamo histórico de la Argentina sobre Malvinas contra el planteo y ocupación de las islas de parte de Gran Bretaña.

Hace más de un año, cuando se hizo pública la restitución de tres cartas de Malvinas que Infobae reveló en forma exclusiva, Colimodio se contactó con Cobos porque a partir de esa noticia había revisado el catálogo del Archivo de Indias buscando información relacionada a las Cartas de Malvinas.

Esos documentos inéditos, datados en el año 1767 y que había comprado un coleccionista privado, consisten en un intercambio epistolar entre el por entonces Gobernador de Buenos Aires Francisco de Bucarelli y Ursúa y Felipe Ruiz Puente, Primer Gobernador de las Islas Malvinas.

Es precisamente en esas misivas dónde se mencionó la necesidad de contar en Malvinas con una capilla y elementos para ponerla en funcionamiento.

Las cartas revelan que el gobernador de Buenos Aires envía los vasos sagrados y ornamentos para erigir una nueva capilla en dicha "colonia" así como una imagen de la Virgen de la Soledad, para que sea declarada patrona de la población.

Este documento demuestra que Puerto Soledad era posesión española y que había población estable. Una capilla no se construye en un "campamento" o "asentamiento precario". Es una prueba más que puede considerarse importante para la causa.

En la búsqueda realizada por Colimodio se descubrió que en el Archivo de Indias situado en la localidad española de Sevilla, existía un archivo titulado "Plano de la Capilla Provisional de las Yslas Malvinas". Ese documento hacía referencia directa al contenido de los textos recuperados. Frente a esto y entendiendo la importancia de ello Cobos empezó a gestionar por medio de la Cancillería, la posibilidad de contar con una copia autenticada del mismo para incorporarla a la colección que hoy obra en poder del Archivo General de la Nación.

"Solicitamos una copia autenticada de los documentos por parte del Archivo de Indias para que el uso de estos documentos tenga garantías y sin fines de lucro tenga uso educativo y patrimonial para ser exhibidos en dónde las autoridades afines lo crean pertinentes", dijo Cobos a Infobae.

Finalmente, el Archivo General de Indias envió una copia autenticada del "Plano de la Capilla provisional de las Yslas Malvinas", completando así los archivos epistolares sobre las Islas Malvinas recientemente recuperados para el Estado argentino.

 Antonio Sánchez Mora, Jefe del Departamento de Referencias del Archivo General de Indias certificó la copia autenticada del documento que se encuentra archivado bajo la nomenclatura MP-BUENOS AIRES, 74. El documento se denomina "Planta de la capilla provisional de los franciscanos establecidos en las Islas Malvinas" y data del 22 de marzo de 1768.

"Es innegable la importancia histórica y patrimonial de estos documentos. De hecho, fueron mencionados este año en la presentación de Argentina ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas", dijo Cobos.

A la vez, por solicitud del embajador argentino en España, Ramón Puerta, se enviaron las copias autenticadas de las cartas para ser incorporas al Archivo General de Indias.

Colomino expresó a Infobae que "el Archivo de Indias contiene mucho material documental no investigado para sumar a la reclamación de nuestros derechos soberanos sobre las Islas".

A diferencia del plano de la Capilla, estos documentos no han sido digitalizados y se conservan en soporte papel en las instalaciones del Archivo en Sevilla.

De los tres documentos descubiertos sobre las Islas Malvinas, dos de ellos hacen mención de "erigir una nueva capilla en esa Colonia", refiriéndose a la necesidad de poblar Malvinas por parte de España ante los avances de los gobiernos francés e inglés con pretensiones de soberanía sobre las Islas atlánticas.

Estos documentos son la Carta fechada en Malvinas el 25 de abril de 1767 enviada por el gobernador de Malvinas Felipe Ruíz Puente a su par bonaerense Bucarelli y Ursúa. En esa misiva le explica la necesidad de levantar una capilla en Malvinas "para todo el pueblo, pues solo se cuenta con una muy precaria, con una imagen de San Luis". Y solicita a la vez "un pequeño sagrario o tabernáculo con su copón correspondiente y una imagen de la Advocación que V.E determinare para Patrono de esta posesión".

A la vez, está el documento datado en Buenos Aires el 2 de diciembre de 1767. También se trata de una carta dirigida por el gobernador de Buenos Aires al primer gobernador de Malvinas. Allí se sostiene que desde la capital argentina se enviarán los vasos sagrados y ornamentos para "erigir una nueva capilla en esa Colonia", así como una imagen de la Virgen de la Soledad para que sea declarada patrona de la población. Quizás esta sea la única pista para descubrir el origen del nombre de la Isla Soledad.

En el tercer documento datado el 22 de marzo de 1768, escasos meses más tarde de los oficios anteriores, Felipe Ruiz Puente, gobernador de las Islas Malvinas remitía a las autoridades el plano de la "Planta de la capilla provisional de los franciscanos establecidos en las Islas Malvinas", en cuyos márgenes Ruiz Puente describía los estados de la construcción en diferentes momentos dándosele a la fecha de envío del documento los últimos "remates a los interiores" a la Capilla.

Esto demuestra que la correspondencia intercambiada entre el gobernador Ruiz Puente y su colega porteño Bucarelli en 1767 no era sólo "expresión de deseos" sino que eran realidades concomitantes resultantes de las notas anteriores.

Este documento se encuentra en línea en el portal PARES del Ministerio de Educación, Cultura y Deportes del Gobierno de España y físicamente en el Archivo General de Indias de Sevilla. Y toda esta documentación se sustenta aún más con los documentos encontrados por el historiador argentino que ahora certificó el Archivo General de Indias y que la Argentina incorporó como parte de la documentación que sustenta el reclamo sobre las islas Malvinas.

Fuente: https://www.infobae.com

LOS DOCUMENTOS SECRETOS DE MALVINAS: EL DÍA QUE LA FLOTA ARGENTINA CORTÓ SU COMUNICACIÓN CON EL CONTINENTE Y SE PREPARÓ PARA LA GUERRA


Fue el 31 de marzo de 1982. Los informes confidenciales de los comandantes que revelan cómo se organizó la Operación Rosario, para recuperar las islas. El acuerdo entre el Almirante Anaya y el Teniente General Galtieri antes de echar al General Viola de la Casa Rosada. El "Nunca van a mandar la flota", del canciller Costa Méndez. Y la reacción de Videla cuando se enteró del plan militar: "Que Dios los ayude"

Por Juan Bautista Yofre

La Junta Militar que decidió y planeó la recuperación y posterior guerra de Malvinas: el General Leopoldo Galtieri, el Brigadier Basilio Lami Dozo y el Almirante Jorge Anaya

Tras la derrota de Malvinas los integrantes de la Junta Militar, integrada por Leopoldo Galtieri, Jorge Anaya y Basilio Lami Dozo, con el respaldo documental del canciller Nicanor Costa Méndez, hicieron un largo relato sobre el desarrollo del conflicto que ellos desataron.

Para algunos fue la base sobre la que trabajo la "Comisión Rattenbach" que los juzgó. No es así, porque su máxima figura, el Teniente General (RE) Benjamín Rattenbach, les dijo "no lo vamos a leer".

El relato de los tres ex comandantes se inició en diciembre de 1981 y se cerró tras la rendición de la Guarnición Militar de Puerto Argentino, el 14 de junio de 1982.

El Informe de los comandantes está contenido en más de 1070 páginas y tiene grandes lagunas, especialmente porque no explica por qué tomaron la decisión de "ocupar" Puerto Stanley.

Por ejemplo, no se dice que el 18 de diciembre de 1981 llegó a Buenos Aires el Contralmirante (R) Luís Pedro Sánchez Moreno, el embajador argentino en Lima, Perú. Según me relato, se tomaba una corta licencia porque venía a apadrinar la boda de su hija. Ya que estaba y como había una nueva Junta Militar fue a visitar a cada uno de los comandantes.

"El proceso se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es Malvinas, Almirante Anaya"

El viernes 19, fue a la audiencia que le fijo su compañero de la Promoción 75 y comandante de la Armada, Jorge Isaac Anaya. La entrevista se realizó en el despacho que el jefe naval tenía en el piso 13 del edificio Libertad. Se saludaron con afecto y Sánchez Moreno comenzó a hablar de la situación peruana mientras Anaya mostraba una mirada desatenta. Poco rato después lo interrumpió:

Anaya: El proceso se ha deteriorado mucho y tenemos que buscar un elemento que aglutine a la sociedad. Ese elemento es Malvinas.

Dicho esto, se quedó mirando, esperando una respuesta.

Sánchez Moreno: He estudiado varios años en un colegio inglés. Conozco a los ingleses tanto como vos, Margaret Thatcher no se va a dejar llevar por delante por un gobierno militar. Los ingleses son como los bull dog, cuando muerden a la presa no la sueltan…

Al instante, Anaya dio por terminada la reunión. Asumió su papel de Comandante y con un formal "es todo Sánchez Moreno" lo despidió. Sin embargo, la cuestión no terminó ahí.

El sábado 20, durante la fiesta de casamiento, el dueño de casa y el Almirante Carlos Castro Madero, también compañero de Promoción de Anaya, intentaron disuadirlo al Comandante en Jefe de la Armada, pero fue imposible.

El 22 martes de diciembre de 1981, tras la asunción del presidente de facto Leopoldo Fortunato hubo un cambio de "atmósfera" en la Argentina a partir de la propia personalidad del jefe militar, a quien comparaban con George C. Patton, el mítico General norteamericano de la Segunda Guerra Mundial.

“Esto se derrumba”, dijo el embajador Figueroa sobre el gobierno militar. “No se preocupe, el jefe tiene un plan”, respondió un hombre de íntima confianza de Galtieri. El plan era Malvinas"

Intentaba reflotar el Proceso, pero pocos le creían. La indiferencia era evidente. "El efímero gobierno de Viola dejó una herencia de dificultades", dijo O Globo de Brasil. También afirmó: "Los signos de agotamiento del régimen discrecional saltan a la vista". Más contundente fue el corresponsal del Jornal do Brasil al afirmar que el "ciclo de intervenciones militares se revela agotado".

"Esto se derrumba", palabras más, palabras menos, dijo el embajador de carrera Gustavo Figueroa a días de convertirse en jefe de gabinete del nuevo canciller Nicanor Costa Méndez.

"No se preocupe, el jefe tiene un plan", respondió el Coronel Norberto Ferrero, el hombre de íntima confianza de Galtieri, durante una cena a solas con Figueroa, el cónsul en Nueva York, en noviembre de 1981.

“Dígame, ¿cómo no asesoró a los militares?”, preguntó Martínez de Hoz tiempo después de la guerra. “La condición era tocar, entrar e irse”, respondió Costa Méndez, el canciller argentino durante el conflicto armado"

En realidad, Galtieri no tenía un plan sobre las Malvinas porque el Ejército nunca lo trabajó como hipótesis de conflicto. La que sí tenía un plan que se actualizaba permanentemente era la Armada.

El desbarajuste del gobierno del General Roberto Viola, marzo-diciembre de 1981, fue amalgamando la relación personal entre Galtieri y Anaya y luego vino la conspiración que puso sobre la mesa una simple ecuación: Viola debe irse; Galtieri lo sucede con retención de la comandancia en jefe del Ejército, dejando de lado la figura de "cuarto hombre" y Anaya lleva adelante la ocupación de Malvinas.

En el caso del nuevo canciller Nicanor Costa Méndez se presentó una situación similar. Bastante tiempo después de la guerra de las Malvinas, José Alfredo Martínez de Hoz, el hombre más importante del "establishment" argentino de esa época, le preguntó:

Dígame "Canoro", ¿cómo no los asesoró? a los militares.

La respuesta fue:

La condición, para aceptar el cargo, era entrar, tocar e irse" de las Malvinas.

El Vicealmirante Alberto Gabriel Vigo le envió el documento “Secreto” Nº 326/81 al Vicealmirante Juan José Lombardo con la instrucción de que “deberá elaborar personalmente y entregarme a la mano, el Plan actualizado para la recuperación de Malvinas”.
  
El 22 de diciembre, el mismo día que asumió Galtieri, el Almirante Anaya le pasó a su jefe de Estado Mayor, Vicealmirante Alberto Gabriel Vigo, una orden escrita a mano que contenía tres puntos, tal como se desprenden de su minúscula letra. Fue la primera orden del conflicto armado que se avecinaba:

"1. MALVINAS
1.1. El CON (Comandante de Operaciones Navales) presentarme un plan actualizado.
1.2. Enviar personal seleccionado para reconocimiento.
1.3. Plan después ocupación.
1.3.1. Efectivos para permanecer en STANLEY.
1.3.2. Apoyo a dichos efectivos.
1.3.3. Logística para STANLEY.
1.3.4. Defensa de STANLEY.

2. SUPER ETANDARD
Deben ser traídos al país con todo su armamento a medida que estén listos. Antes del 01 JUN 82.

3. P-3. Antes 01 JUN 82."

Sobre la base de esa orden, al día siguiente, el Vicealmirante Alberto Gabriel Vigo le envió el documento "Secreto" Nº 326/81 al Vicealmirante Juan José Lombardo con la instrucción de que "deberá elaborar personalmente y entregarme a la mano, el Plan actualizado para la recuperación de Malvinas".

Los Reyes Magos

Los diarios del martes 5 de enero de 1982 informaron que los tres comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas se reunirían para analizar distintas cuestiones. Entre otras, "la recomposición del cuadro de gobernadores" que secundarían la gestión de Galtieri, los nombramientos de algunos embajadores políticos, la situación de algunos oficiales de las Fuerzas Armadas que ejercían la presidencia en empresas estatales y a los que se les había solicitado la renuncia y algunas líneas generales del plan de austeridad, en particular los gastos de publicidad del Estado. Nada de todo esto era veraz.

Galtieri en la Casa de Gobierno cuando se estaba planeando la recuperación de las Malvinas

La reunión se llevó a cabo en el edificio Libertador, sede del Ejército, a partir de las 9 de la mañana. Previamente, así me lo relató el jefe aeronáutico, el jefe del Ejército le dijo al Brigadier Lami Dozo, como al pasar, en un pasillo del tercer piso del edificio Libertador, antes del inicio formal de la reunión:

"Negro", así lo llamaba Galtieri a veces al jefe aeronáutico, quiero hablar con vos sobre Malvinas. La cosa no anda bien", ya se observaban las próximas reuniones de fines de febrero en Nueva York.

En esa reunión se analizó la cuestión Malvinas en el contexto de la política exterior y se concluyó que debía adoptarse una política "agresiva". Según el informe de marras, "en esa reunión el caso Malvinas fue tratado fuera del temario de la Junta Militar. El análisis del caso partió de la trayectoria de las negociaciones desde 1965 hasta la fecha y los sucesos más recientes que hacían al tema". Además, el mismo día se consideró dar un paso militar en el caso de no progresar la vía diplomática.

El martes 12 de enero la Junta Militar, reunida en el edificio Libertador a las 9 de la mañana, terminó de completar "un análisis político", según La Nación, y analizar las próximas designaciones de gobernadores y embajadores. Nada era cierto.

Lo que no se dijo al periodismo fue que el 12 de enero "se trató la planificación militar de Malvinas como acción alternativa en caso de fracasar la solución negociada con Gran Bretaña y teniendo siempre el propósito de lograr el objetivo político a través de un acuerdo. Por Resolución no incorporada al Acta de la Junta Militar, se designaron, por consiguiente, a los señores General de División García, Brigadier Mayor Plessl y Vicealmirante Juan José Lombardo para analizar la previsión del empleo del poder militar para el caso Malvinas con un enfoque político-militar que especificara los posibles cursos de acción. Se planeó asimismo que el trabajo sería secreto y manuscrito, eligiendo distintos lugares de reunión; y que además de los miembros designados tendrían conocimiento del tema, en el momento oportuno, los jefes del Estado Mayor General de las tres Fuerzas Armadas y el Sr. Canciller".

“Nunca van a mandar la flota”, dijo el canciller Costa Méndez. El funcionario pensaba que el Pentágono lo iba a apoyar"

Aprovechando la estadía del embajador argentino en Londres, Carlos Ortiz de Rozas, en Buenos Aires, Costa Méndez lo hizo dialogar con el Presidente. Durante la reunión, 20 de enero a las 12.30 horas, se conversó sobre el diferendo con Chile, pero Galtieri se mostró más interesado en hablar de Malvinas. Años más tarde, Costa Méndez dirá que Ortiz de Rozas habló con el presidente sobre la situación interna del gobierno de Margaret Thatcher y de una eventual reacción británica si la Argentina invadía las Malvinas.

Para la historia, no hubo documentos escritos. Los hay orales. Hasta ese momento, la evaluación que hacía el embajador Ortiz de Rozas, sobre la respuesta británica, frente a la posibilidad de ocupar Malvinas era la siguiente:

·         Ignorar el hecho.
·         Protestar o retirar el embajador.
·         Rompimiento de relaciones y sanciones diplomáticas.

Costa Méndez se inclinaba por la primera alternativa. "Nunca van a mandar la flota", le dijo a su secretaria Laura Ayerza tras el 2 de abril de 1982. "'Canoro' pensó que el Pentágono lo iba a apoyar", me completo la funcionaria.

El martes 26 de enero la Junta Militar se reunió a las 9 de la mañana en el edificio Libertad. Durante la reunión se resolvió "fuera de Acta" que el "Grupo Malvinas" conformado por Lombardo, García y Plessl "preparara la exposición de los planes de la alternativa militar a mediados de marzo de 1982".

Los vehículos anfibios en el Ara Cabo San Antonio

A renglón seguido se produjo la nueva Directiva de Estrategia Nacional (DENAC) 1/82 y el Plan de Campaña Esquemático correspondiente a la Directiva de Estrategia Militar (DEMIL)1/82.

En la DENAC 1/82 se explicita conceptos referidos al Poder Nacional:

"a) Objetivo Político: Consolidar la soberanía argentina en las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y contribuir a afirmar su pleno ejercicio en el Atlántico Sur;

b) Resolución Estratégica Nacional: El Comité Militar ante la evidente y reiterada falta de progreso de las negociaciones con Gran Bretaña para lograr el reconocimiento pleno de nuestra soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur y convencido que la prolongación de esta situación afecta el honor nacional, el pleno ejercicio de nuestra soberanía en el Atlántico Sur y la explotación de recursos renovables y no renovables, ha resuelto prever el empleo del poder militar para el logro del objetivo político. Esta resolución deberá mantenerse en el más estricto secreto durante el planeamiento y circunscripta exclusivamente a los titulares de las áreas destinatarias".

Hacia Malvinas con los anfibios para el desembarco (Foto: Revista Naval)

La Directiva Estratégica Militar 1/82 era más explícita a los ojos de un lego: "La Operación desde el punto de vista militar es apta, factible y aceptable", y que "la Fuerza Conjunta estaría en condiciones de ejecutar la operación a partir del 15 de mayo de 1982".

Lombardo sería el jefe del Teatro de Operaciones del Atlántico Sur (TOAS). El General de División García desembarcó en Puerto Stanley el 2 de abril y en los días de la guerra, como jefe del Teatro de Operaciones Malvinas, desplegó toda su fuerza mirando la frontera con Chile, porque los chilenos pusieron a sus espaldas más tropas que las que habían destinado en los días del conflicto del Beagle de 1978. El Almirante Carlos Busser comandó la fuerza conjunta de desembarco. El Contralmirante Gualter Allara fue el Comandante de la flota y el Contralmirante Carlos Alfredo García Boll fue el Comandante de la aviación naval.

"Para los que imaginaron la “Operación Rosario”, Margaret Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco “no rentable”, eso les enseñaba la historia"

El plan de ocupación establecía un "D+5". Eso significaba que, una vez cumplida la misión, los buques y las tropas volvían a sus destinos en el continente, quedando solamente una dotación de alrededor de 400 efectivos cumpliendo tareas policiales, mientras se abría el escenario diplomático.

Además de no generar víctimas fatales entre los británicos debía brindarse un buen trato a los pobladores isleños. Especulaban con la solución diplomática, pero al mismo tiempo llevaron carteles impresos con los nuevos nombres de las calles de Puerto Stanley. Eso significaba que iban para quedarse porque, especulaban, el Reino Unido nunca reaccionaría de la manera que lo hizo: muy simple, para los que imaginaron la "Operación Rosario", Margaret Thatcher no daría la orden de atacar a un blanco "no rentable", eso les enseñaba la historia.

Rumbo al objetivo en Malvinas

La flota de ocupación zarpó de la base naval de Puerto Belgrano el 28 de marzo y se encontraba navegando rumbo al sur seguida de cerca, a manera de protección, por el portaviones 25 de Mayo y otros navíos. Casi al mismo tiempo el clima se descompuso y se hizo necesario postergar el operativo durante 24 horas.

30 de marzo de 1982: El canciller convocó en el Salón Verde del Palacio San Martín a la primera línea de la Cancillería. Luego de tomarles juramento de mantener el secreto, expuso sobre la situación en Malvinas; recordó las distintas etapas de las negociaciones en los últimos años; recordó las magníficas relaciones con Sudáfrica; mencionó las excelentes relaciones con los Estados Unidos "grandes defensores de los pueblos jóvenes contra los colonizadores y su rol en el mundo contra el comunismo"; mencionó la decadencia del Reino Unido y del gobierno de la señora Margaret Thatcher, quien seguramente perdería las próximas elecciones; la difícil situación económica de su país que lo llevaría a vender su único portaaviones y otros barcos de guerra por no poder mantenerlos y finalmente, de que alguien tenía que tener el coraje de hacer algo por la recuperación de las Malvinas y no olvidó decir que todo esto facilitaría la difícil situación política con Chile.

Luego de hablar formuló una pregunta: "Señores, ¿hay alguna pregunta?". El embajador Carlos Keller Sarmiento, jefe del Departamento Europa Occidental, pidió hacer unos comentarios, los que no fueron grabados. Aunque lo que pensaba lo volcó en un memorando titulado: "Malvinas", de cuatro carillas al canciller, con fecha 14 de abril de 1982.

Carátula del memorándum de Galtieri, Anaya y Lami Dozo

"Parto de la base, escribió Keller Sarmiento, que llevar el conflicto a un enfrentamiento militar de resultado dudoso para la Argentina es nuestra peor opción. Total aislamiento, riesgo de una humillación, graves consecuencias económicas, institucionales y políticas, destrucción parcial o total de nuestra Fuerza Aérea, flota y efectivos militares, probable caída del gobierno, disminución de la capacidad para negociar con el Reino Unido el futuro status de las Islas, probable creciente intervención de Brasil o Chile como fuerza de paz y pérdida de credibilidad y prestigio en el ámbito internacional.

"Ante la eventualidad del ataque, una de las primeras decisiones de Thatcher fue enviarle un mensaje a su amigo Ronald Reagan para que intentara convencer a Galtieri de que no invadiera las islas"

31 de marzo: a las 12.57, la flota cortó las comunicaciones con el continente, cambió el curso de navegación y se dirigió a Puerto Stanley, cambió el nombre de código: de "Operación Azul" pasó a "Operación Rosario".

Ante la eventualidad del ataque, una de las primeras decisiones de Margaret Thatcher fue enviarle un mensaje a su amigo Ronald Reagan para que intentara convencer a Galtieri de que no invadiera las islas.

Luego, Gran Bretaña pidió una urgente reunión del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. El mismo día, se le envió un largo cable "S" al embajador Eduardo Roca, instruyéndolo a solicitar el 1° de abril, "en hora que será determinada a vuestra excelencia telefónicamente", "a fin de llamar la atención del Consejo de Seguridad la situación de grave tensión existente entre la República Argentina y el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte".

En el mismo texto "Secreto" y "Muy Urgente", cable 697, se le ordena a Roca que "simultáneamente con presentación nota a Consejo de Seguridad, sugiérese a V.E. entrevistar a representantes permanentes de China y de Unión Soviética fin de imponerlos situación. V.E. les señalará que la Argentina confía en seguir contando con tradicional apoyo sus países sobre cuestión Malvinas". China y la URSS no votaron por la Argentina.

"El 1° de abril de 1982 los diarios ingleses informaban que dos submarinos británicos habían recibido la orden de dirigirse a las “Falklands” en estado de alerta"

1º de abril de 1982: La Nación sacó a la calle la edición N° 39642, tras 113 años de reconocido periodismo. El ejemplar de ese día costaba 5000 pesos y en la tapa, a cuatro columnas, se leía el título "Agravóse la crisis con Gran Bretaña" y a dos columnas se mostraba una foto de los diarios The Guardian, The Daily Telegraph y The Sun de Londres, en los que se informaba que dos submarinos británicos habían recibido la orden de dirigirse a las Falklands en estado de alerta.

El "consejo" de Jorge Rafael Videla para Galtieri

El 1º de abril de 1982, a la mañana, el ex presidente Jorge Rafael Videla concurrió al Colegio Militar de la Nación del que había sido su director once años antes. Por invitación del General Alberto Carlos Lucena inauguraba un ciclo de conferencias para el Cuerpo de Cadetes sobre las virtudes militares.

Según me confió años más tarde, llevaba un rato hablando cuando observó que el Director del Colegio se levantaba para atender una llamada urgente en un despacho cercano. Cuando terminó la conferencia Videla pasó a otro salón donde se sirvió un "refrigerio", palabra preferida de los militares, ocasión en la que el General Lucena en voz baja le preguntó:

Enviaron al General de división Antonio Vaquero a informarle a Jorge Rafael Videla de la recuperación de las islas

Mi Teniente General ¿usted ha escuchado algo sobre una invasión?

¿Una invasión? ¿Dónde? No sé nada.

Cuando llegó a su casa tenía un mensaje: El General de División Antonio Vaquero, Jefe del Estado Mayor del Ejército, vendría a visitarlo a las 20 horas.

Con puntualidad castrense, Vaquero se presentó en su living y Videla lo esperaba vestido sobriamente con saco y corbata, impecable. Tras las palabras de circunstancias, Vaquero le dijo:

Mi general, le vengo a informar de una noticia que va a salir publicada en los diarios de mañana. Habrá un operativo conjunto militar y se ocuparán las islas Malvinas. El operativo sufrió un retraso por razones climáticas, pero mañana a la madrugada se llevará a cabo.

“El Teniente General Galtieri me pide si tiene alguna sugerencia que hacerle”, le dijo Vaquero a Videla luego de informarle sobre la “invasión” de las islas. El ex presidente de facto respondió: “Que Dios los ayude”

Jorge Rafael Videla se quedó helado. Seguramente habrá recordado cuando en julio de 1978 el Almirante Eduardo Emilio Massera le propuso a la Junta Militar dar un "paso militar" sobre las islas, antes de que Videla se convirtiera en el "cuarto hombre". Estaba claro que el viejo zorro lo hacía para desafiarlos a Videla y Agosti. El Almirante Massera, "el sonriente", pasaba a retiro y estaba hablando para "la tribuna". También pidió publicar una lista de desaparecidos.

A renglón seguido y antes de despedirse, Vaquero le dijo:

El Teniente General Galtieri me pide si tiene alguna sugerencia que hacerle llegar que me la diga a mí.

En segundos pasaron varios pensamientos por la mente del primer mandatario de facto del Proceso de Reorganización Nacional. ¿Sugerencia? ¿Ahora cuando todo está decidido?

Fijó su mirada en Vaquero y solo le dijo:

Que Dios los ayude.

Fuente: https://www.infobae.com

30 de marzo de 2019

MALVINAS, RETRATO DE UN SENTIMIENTO: 41 IMÁGENES HISTÓRICAS TOMADAS POR FOTÓGRAFOS QUE CUBRIERON LA GUERRA


Reunidos por la Editorial Taeda, estos son los registros canónicos del conflicto armado de 1982 tomados por los reporteros gráficos que cubrieron la contienda del Atlántico sur. Infobae anticipa en exclusiva la muestra completa que, sin seguir un orden cronológico, se desplegará mediante gigantografías en Plaza San Martín, en las inmediaciones del cenotafio a los caídos de la Ciudad. Ese monumento, abrazado por las imágenes, será el eje de los homenajes el próximo 2 de abril

Por Loreley Gaffoglio

El padre abraza a su hijo pequeño y despide al mayor que parte hacia las islas Malvinas. Hay una emoción contenida e incertidumbre por lo que pueda ocurrir.  (Foto: Juan Sandoval)

Todo es expectativa e incertidumbre. En un alto luego del almuerzo, los soldados palpitan las noticias que preanuncian lo que vendrá (Foto: Román von Eckstein)

Un picadito en las islas. Por un rato, a nadie le importó nada más (Foto: Télam)

Es mayo de 1982, apenas unos días antes del desembarco británico en el estrecho de San Carlos. Una unidad de comandos de la Compañía 601, al mando del mayor Mario Castagneto, aborda un helicóptero para controlar los alrededores del estrecho. Uno de los comandos carga en su espalda un misil tierra-aire Blow Pipe con el que fueron derribados varios aviones y helicópteros ingleses. (Foto: Eduardo Farré)

 Comenzaron los bombardeos. La columna se pone en marcha con dificultad. El cráter de una bomba muestra la turba dañada (Foto: Román von Eckstein)

Cargado con bombas y cohetes, un Pucará sobrevuela el malecón de Darwin. Busca a las tropas inglesas en Pradera del Ganso. Algunos soldados contemplan la maniobra. La bandera argentina también (Foto: Télam)

El helicóptero Sea King de la Armada sobrevuela a los soldados en el terreno. Sólo falta la orden de avanzar (Foto: Osvaldo Zurlo)

Está solo y espera. Lo acompañan una ametralladora antiaérea y un singular paisaje. La bahía está en calma. Los Harrier no tardarán en llegar. (Foto: Télam)

A la vieja usanza de los pilotos de la Segunda Guerra Mundial, un suboficial pinta en el costado del A4B C-239 la silueta de la fragata Brilliant, atacada el 12 de mayo de 1982 (Foto: Fuerza Aérea Argentina)

Alerta Roja. Dos soldados corren a tomar posición ante la inminencia de un ataque inglés. “Al principio, cuando anunciaban un ataque-recordó el autor de la imagen, Eduardo Farré-siempre miraba para arriba buscando la foto. Pero como los ingleses llegaban al caer la tarde, no captaba nada. Ese día, miré para abajo y registré esta toma en Ross Road, frente a la casa donde vivíamos. Me quedó juta, la posición de los pies, la trompa del jeep con las luces encendidas”. (Foto: Eduardo Farré).

Soldados de todas partes del país combatieron en Malvinas. Esta patrulla se desplaza por un descampado en Puerto Argentino. (Telam: Román von Eckstein)

El piloto de este Skyhawk A4B dialoga con sus auxiliares previa su partida para cumplir con una misión (Foto: Fuerza Aérea Argentina)

 El estrecho de San Carlos es pura desolación, sólo interrumpida por las incursiones aéreas británicas. Un comando apunta con el misil Blow Pipe apenas liberado de su carcasa protectora esperando a su blanco. (Foto: Eduardo Farré)

 El cañón habla sin descanso. El humo prueba su trabajo a destajo. El artillero abre la cámara para eyectar la cápsula servida; otros dos soldados alcanzan nueva munición; un cuarto fija la posición de tiro y el último muestra los efectos del bombazo tapándose los oídos (Foto: Eduardo Farré)

El fuego y el humo caen sobre la bahía. Las bombas inglesas buscaron destruir la pista del aeródromo. A lo lejos, un Pucará permanece ileso a sus efectos. La guerra mostraba su peor cara (Foto: Telam / Román von Eckstein)

Así quedó un Harrier abatido por la artillería argentina. Un soldado argentino se aleja después de comprobar el derribo (Foto: Eduardo Farré)

 Los solados salen a estirar las piernas. Las carpas no permiten muchos movimientos. Reina la calma. Por ahora, nada presagia tirarse de cabeza dentro de un pozo (Foto: Télam).

 El esfuerzo y el frío se hacen sentir. El peso del equipo obliga a agachar la cabeza y avanzar. Algunos, hasta tienen tiempo para saludar y sonreír. Entre el pelotón, un soldado mantiene erguido al pabellón nacional. (Foto: AFP).

 
Si bien son soldados que acaban de realizar una tarea de acción cívica, como mantener limpias las calles, para Eduardo Farré, el fotógrafo que captó la imagen, la cuestión pasa por otro lado: “Es mi mirada sobre cualquier guerra. Los vi marchando con los escobillones al hombro como si fueran armas y me llamó la atención ese contraste con lo que se estaba viviendo”.

 
Bien encolumnados, los proyectiles están listos para abastecer a los cañones que esperan en las trincheras (Foto: Juan Sandoval).

 
Con el hospital militar y una serie de contenedores en primer plano, la columna de humo anuncia el primer bombardeo de los aviones Vulcan a la pista de Malvinas. La guerra había comenzado.

 
Un lugareño ayuda a soldados argentinos a revisar un contenedor en su establecimiento. Sólo contiene pasto y forraje para sus ovejas (Telam).

 
Estoico, en soledad, el soldado custodia la entrada de la Base Militar Malvinas. Los vidrios de las ventanas están hechos añicos o han desaparecido por los efectos de las bombas. Los tambores de gasolina le sirven como apoyo (Foto: Eduardo Farré).

 
Marineros de una fragata inglesa, como espectadores en un partido de fútbol, acompañan el aterrizaje de un Sea King con heridos a bordo. Contemplan la escena con tranquilidad e, inclusive, un par de ellos toma fotografías. El mar permanece planchado (Foto: AFP)

 
Cepillos en mano, estos marineros del portaaviones Hermes quitan la sal marina del ala izquierda de una Sea Harrier de la Royal Navy. En las próximas horas, tendrá dura oposición de aviones y la defensa antiaérea argentina (Foto: AFP).

 
No hay tiempo que perder. El quirófano espera a un soldado herido. La urgencia está marcada por los pasos de los socorristas (Foto: Télam).

 
El UH1H ambulancia está a punto de aterrizar en el rompehielos Irízar convertido en buque hospital. Un auxiliar dirige la maniobra (Foto: Eduardo Farré).

 
El frío está pegado en sus rostros. La naturaleza no ayuda. El clima es implacable. Medio adormilados, inexpresivos, con la nieve rozando sus botas y en una precaria posición, esperan los combatientes en su trinchera. (Foto: Telam / Román von Eckstein).

 
Desde la parte trasera de un helicóptero Chinook, vigila las posiciones argentinas durante un vuelo entre el estrecho San Carlos y Pradera del Ganso. El arma permanece fija en sus anclajes (Foto: Eduardo Farré).

 
Domingo 2 de mayo de 1982, pasadas las 16. Dos estallidos sacuden al crucero General Belgrano. La mole herida por dos torpedos lanzados desde un submarino nuclear, comienza a escorar. En minutos se va a pique. Una cámara capta el momento. En aquellos primeros minutos, más de 300 hombres pierden la vida. El resto escapa en botes inflables. Son más de 700. Un hecho decisivo para el devenir del conflicto (Foto: archivo privado).

 
La bruma y la niebla lo envuelven. En soledad, sabe que sus sufrimientos han terminado. No más bombas, estallidos, ni muerte. La amargura de la rendición también lo golpeará sin piedad (Foto: archivo privado).

 
Así llegaban y así se iban, volando a ras del piso y “besando” los montes cercanos. Las Chanchas estuvieron casi 428 horas en el aire y transportaron 450.000 toneladas de carga en 60 vuelos (Foto: Eduardo Farré).

 
El momento pudo haber sido registrado en cualquier lugar del país. En la estación de ómnibus de la ciudad de Junín, una madre y su hija despiden al ser querido. Intuyen que marcha hacia lo desconocido (Foto: Juan Sandoval).

 
La emotiva despedida de un soldado que parte hacia las islas (Foto: Juan Sandoval).

 
El cartel es claro y visible, para que no queden dudas. Desde la Base Militar Malvinas, los pilotos de la Fuerza Aérea y de la Aviación Naval serán guiados al combate (Foto: Telam).

 
En el Apostadero de Puerto Argentino ya bajaron los hombres del Batallón de Infantería de Marina 5 y del Regimiento de Infantería 25 del Ejército, que tomaron el aeropuerto y avanzaron sobre la ciudad (Foto: Telam / Román von Eckstein).

 
Los últimos retoques para el lugar donde serán atendidos los heridos en combate. Médicos y enfermeras cumplirán una tarea sin descansos y contra reloj (Foto: Eduardo Farré).

 
Los prisioneros británicos son revisados minuciosamente. En primer plano, parte de sus equipos, armas y municiones. Pese a lo dramático de la escena, no hay tensiones ni reproches (Foto: Rafael Wollmann)

 
Las 10.46 de aquel 2 de abril. El soldado encabeza una de las tantas patrullas. Atrás, la iglesia católica de Saint Mary. Adelante, un auto inglés con el volante a la derecha, estacionado sobre la izquierda para circular en esa dirección. Al fondo, un vehículo anfibio argentino parece cumplir con las reglas de tránsito de las islas (Foto: Osvaldo Zurlo).

 
Se concretó la Operación Rosario. El 2 de abril las tropas argentinas recuperaron las islas Malvinas. Los soldados ingleses son requisados y mantenidos cuerpo a tierra. Esta fue una de las imágenes que socavaron el orgullo británico (Foto: Rafael Wollmann).

 
Una vez recuperadas las islas, un contingente de soldados se apresta a embarcarse rumbo a Malvinas. Para muchos será su primera experiencia en avión. El Hércules de la Fuerza Aérea los espera. Bolsones al hombro y fusiles en bandolera, no falta hasta el balde para el mate cocido (Telam / Román von Eckstein).

Fuente: https://www.infobae.com