5 de abril de 2019

LA CORTE DE LA HAYA Y MALVINAS


El antecedente de la separación del archipiélago de Chagos de Mauricio por parte del Reino Unido en 1965.

Por Marcelo Kohen

El reciente 25 de febrero la Corte Internacional de Justicia emitió una opinión consultiva sobre las consecuencias jurídicas de la separación del archipiélago de Chagos de Mauricio por parte del Reino Unido en 1965. Este caso ofrece algunas similitudes con Malvinas. Mauricio buscó y obtuvo un pedido de la Asamblea General de las Naciones Unidas para que la Corte de La Haya examine si el proceso de descolonización había sido completado legalmente o no cuando el Reino Unido separó el archipiélago de Chagos del resto del territorio. El gobierno británico fracasó primero en su intento de impedir que la Asamblea solicite la opinión. Fracasó luego ante la Corte, donde planteó que los jueces no debían responder a las preguntas de la Asamblea General y que, si lo hacían, debían considerar que la descolonización de Mauricio fue lícita. La Corte rechazó ambas posturas.

La Argentina participó en el procedimiento y argumentó tanto la necesidad de responder al pedido de la Asamblea General como que la descolonización de Mauricio no fue completa por haber violado la potencia colonial la integridad territorial de Mauricio y el derecho de su pueblo a la libre determinación. La Corte decidió por 13 contra 1 que el Reino Unido tiene la obligación de poner fin a su administración de Chagos para permitir la descolonización completa de Mauricio.

Los fundamentos desarrollados por la Corte son favorables a la posición argentina sobre la descolonización de Malvinas. Los jueces de La Haya consideran que es la Asamblea General de las Naciones Unidas quien decide las modalidades de descolonización de los territorios y no la potencia colonial y que es la Asamblea y su Comité de Descolonización quienes monitorean este proceso.

En 1965, la Asamblea había resuelto que la separación de ciertas islas del territorio de Mauricio era contraria a la Resolución 1514, que consagra la obligación de descolonizar en general, y en particular a su párrafo 6, que protege la integridad territorial. Un día antes, la Asamblea también había adoptado la Resolución 2065, la primera sobre Malvinas, que invitaba a las partes a negociar para poner fin a la disputa de soberanía y a tener en cuenta los intereses de su población, como modo de poner fin a esta “particular y especial” situación colonial.

Contrariamente a lo que el Reino Unido invocaba, la Corte consideró que la libre determinación ya era un derecho en 1960. Es decir que cuando la Asamblea aprobó la Resolución 2065 sobre Malvinas y no incluyó el derecho de libre determinación de los pueblos para referirse a los intereses de los habitantes, lo hizo a sabiendas de su no aplicabilidad.

La Corte reafirmó el rol crucial del principio de libre determinación en el proceso de descolonización, pero recordó que la Asamblea General en ciertas ocasiones no consideró aplicable este principio a ciertas poblaciones porque éstas no constituían un “pueblo”. Se trata del sentido jurídico del término. El pueblo de Mauricio no pudo ejercer completamente su libre determinación porque fue privado de parte de su territorio. En el caso Malvinas, es el pueblo argentino quien no puede ejercer su libre determinación sobre parte de su territorio.

El análisis de la Corte al considerar que el territorio de Mauricio a descolonizar comprendía sus “dependencias” también demuestra que la cuestión Malvinas, como la trata las Naciones Unidas, incluye las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur.

La Corte subrayó que es la Asamblea General quien controla la expresión de la voluntad de un pueblo de un territorio no autónomo, lo que incluye la formulación de las preguntas sometidas a la voluntad popular. El referéndum británico de 2013 no fue ni organizado ni controlado por las Naciones Unidas. Pasó desapercibido en Nueva York.

Mauricio dio al mundo el ejemplo de un pequeño Estado que usa todas las vías disponibles para poner fin a la dominación colonial de parte de su territorio. Es hora que los políticos argentinos no solo declamen su apego a la causa Malvinas, sino que sigan este ejemplo y tengan el coraje de hacer algo en concreto para avanzar hacia su solución.


No hay comentarios: