22 de mayo de 2019

ARGENTINA EN GUERRA. 1982 GUERRA DE MALVINAS: JORGE RODOLFO "PICHO" SVENDSEN, OTRO VALIENTE QUE DEFENDIÒ LA PATRIA FRENTE AL ENEMIGO INGLÉS

Por Ernesto G. Castrillón y Luis Casabal

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El Capitán del Ejército Argentino Jorge Rodolfo Svendsen, volando en su helicòptero UH-1H matrícula AE-424 que carecía de aparatos de rescate, junto al Sargento Primero Miguel Ángel Santana, acudieron a socorrer al Teniente de Navío César Arca que al límite de su resistencia flotaba en el helado Atlántico Sur, frente a Puerto Argentino, ya que se había eyectado de su cazabombardero A-4Q Skyhawk luego de atacar a la fragata Tipo 21 HMS "Ardent", que resultó hundida.

La maniobra estuvo a punto de fracasar y Arca perder la vida, debido a las deficiencias del UH-1H para rescatar personas en el agua, pero fue la oportuna el Cabo Primero Martín Héctor San Miguel, quien sacó su cuerpo fuera del fuselaje y se paró sobre el patín derecho para arrojar una soga mientras la aeronave se mantenía en vuelo estático, a escasos cuatro metros de la superficie.

La gente en la costa se hallaba fuera de sí, presa de viva excitación, sobre todo cuando la soga con la que era izado el aviador, se cortó. Lanzando gritos intentaban darle ánimo y advertirle que se estaba aproximando a una zona minada, pero aquel no los oía.

El aviador naval no podía más; estaba extenuado, tenía las manos congeladas y la falta de fuerzas le estaba haciendo tragar mucha agua. Entonces Svendsen, con gran habilidad, metió el patín derecho en el mar y eso le permitió a San Miguel tomar al piloto de los pelos y subirlo hacia él. Arca se tomó con fuerza del esquí y con San Miguel sujetándolo firme del brazo, el helicóptero remontó vuelo.

Con Arca colgado, Svendsen le ordenó al Cabo San Miguel que impidiese por todos los medios que el aviador naval perdiese el conocimiento. El bravo Suboficial hizo todo lo que estuvo a su alcance para que Arca se mantuviese despierto: le frotaba las manos, le masajeaba los brazos y le daba sopapos en el rostro y la cabeza para impedir que se durmiera.

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¡¿Usted cómo se llama?!, le preguntaba mientras le deba un bofetón.
José César Arca, respondía el aviador.

¡¿Qué grado tiene?!, volvía a preguntar el suboficial mientras le daba un nuevo sopapo.
Teniente de navío

Y así durante todo el trayecto, a muy baja altura, siguieron hasta alcanzar la costa, sobre la que el aviador fue depositado en la playa, prácticamente entumecido, donde lo esperaban los integrantes de diferentes equipos de curación quienes lo cargaron, lo subieron a una ambulancia y lo condujeron hasta el hospital de Puerto Argentino para practicarle las primeras curaciones. Fue necesario enyesarle la mano derecha porque se la había fracturado.

La Compañía de Helicópteros de Asalto "B", que comandaba por entonces el Capitán Jorge Rodolfo Svendsen, voló en las islas Malvinas más de 500 horas, en total, los helicópteros de Ejército en Malvinas volaron 1500 horas de constante peligro, 500 horas Svendsen. El hoy Teniente Coronel (R) "Picho" Svendsen, desde hace dos años se desempeña como instructor en la escuela de aviación de Don Torcuato. Este descendiente de daneses, de rostro rojizo, pocas palabras y excesiva modestia, tuvo a su cargo, aunque a él sólo se le pueden sacar las historias con tirabuzón, algunas de las misiones más riesgosas del conflicto, ejerciendo un liderazgo natural sobre sus hombres.

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El día del comienzo de las hostilidades, el 1° de mayo, lo sorprendió volando su Bell UH-1H de costado. "Durante el vuelo de ese día, dice Svendsen, pensaron que venía con alguna falla. Al llegar al lugar y reunirnos con el resto de las tripulaciones, me preguntaron por qué volaba de esa manera. Les contesté que lo hacía para mostrar la franja amarilla que se ordenó pintar a toda aeronave argentina para ser reconocida por nuestras tropas, ya que teníamos que cruzar las posiciones de defensa de Puerto Argentino y se quería evitar la posibilidad de ser abatidos por nuestras propias armas."

El 21 de mayo, el campamento argentino apostado al sur de monte Kent recibió la sorpresiva incursión de dos aviones Harrier que atacaron esa posición. "Estábamos metidos en nuestras carpas, rememora Svendsen, porque recién amanecía y hacía mucho frío, cuando sentimos el pasaje muy bajo de los aviones. La gente ocupó las posiciones construidas cerca de cada carpa y vimos que se aproximaban para otro pasaje abriendo fuego con bombas y cañones. Hicieron unos seis pasajes sobre nosotros. Fueron destruidos un Chinook, un Puma y averiado un Bell UH-1H en la turbina."

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Luego del desembarco de las tropas inglesas en San Carlos comenzó una serie de misiones en las que se transportaba periódicamente tropas comando hacia distintos puntos de la isla Soledad. Estos vuelos comenzaron el 22 de mayo y continuaron hasta el 29. "Fueron vuelos de mucho riesgo, señala Svendsen, realizados a muy baja altura y en total silencio de radio, dejando a los comandos en alturas dominantes en medio de la isla y en la zona de Puerto San Carlos, en poder, para entonces, de los británicos."

A partir de la caída de Darwin se ordenó un cambio de posición defensiva en Puerto Argentino, movimiento en el que intervinieron todos los helicópteros en servicio. En los últimos días de mayo ya se observaba mucho movimiento de helicópteros ingleses, además del aumento de los ataques aéreos, así como se sentía el fuego de la artillería enemiga en las posiciones defensivas. "Nosotros continuamos los vuelos, señala Svendsen, en apoyo a las distintas unidades que tenían que moverse para reestructurar el dispositivo de defensa.

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En la noche del 5 de junio realicé una operación de distracción, vuelos a distintas velocidades y alturas para ser captados por los radares enemigos, al noroeste de Puerto Argentino para que los ingleses creyeran que se reforzaba ese lugar. Posados en Puerto Argentino, el jefe del batallón nos aclaró que había visto en la pantalla del radar dos ecos, aparte del nuestro, que se dirigían a interceptarnos."

Aún después del 14 de junio, tras la rendición argentina, a la compañía de Svendsen se la autorizó a seguir volando para evacuar heridos y recorrer las posiciones defensivas argentinas en busca de heridos o muertos, misión que cumplieron hasta el 16 de junio.

"Uno de esos vuelos los realicé acompañado por un oficial inglés en busca del Subteniente Seltzer, que, junto a diez soldados, ocupaban una altura al norte de Puerto Argentino desconociendo la rendición. Al llegar al lugar, luego de un vuelo con nevadas, el oficial inglés descendió del Bell UH-1H para explicarle a Selzter la situación, que él no comprendía. Luego de algunas palabras mezcladas con lágrimas y abrazos subimos al UH-1H para regresar a Puerto Argentino", concluyó Svendsen.
Carlos Fernández, apodado el "Gallego" Fernández por sus camaradas de arma, Teniente Primero en la época de la guerra y hoy retirado del Ejército, tiene lúcidos y descarnados recuerdos del conflicto bélico. Una cierta crispación y la melancolía en su mirada delatan que no pasó en vano por ella.

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Consultado sobre las actividades hostiles de los "kelpers" hacia los argentinos, o la infiltración de comandos ingleses entre éstos durante las operaciones, Fernández señala: "En un principio no creo que hubiera infiltrados. Luego, las cosas cambiaron. Después del ataque inglés del 1° de mayo, en un vuelo de reconocimiento encontramos un bote inglés de desembarco que debió traer comandos, y una de las cosas que nos llenó de indignación, una terrible indignación, fue que al dar vuelta el bote,  previamente habíamos comprobado que no estuviera minado, encontramos en su interior sachets de leche chilenos vacíos. Como no volvieron a usar el bote, que nosotros encontramos, supongo que no habrán podido regresar al submarino que los había traído y tal vez se quedaron por la zona de Puerto Argentino".

El oficial recuerda cómo los helicópteros argentinos, que carecían, por la falta de apoyo aéreo, de una protección contra las PAC inglesas, podían ser un blanco preferencial para éstas. "Yo creo –afirma, que cuando los Harrier se encontraron con esa torta de cumpleaños que éramos nosotros, no lo pudieron creer.

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Un piloto inglés que nos atacó, nos terminó tirando hasta con la cohetera. Primero nos tiró con las municiones, los cohetes, con todo. El tipo nos miraba, pasaba tan cerca que casi le veíamos el casco y los ojos y supongo que no lo podía creer. Nosotros sólo podíamos responderle con el fuego de fusiles de los soldados de la sección de apoyo de vuelo. El Harrier nos hacía pasadas bien cerca, volando a 40 nudos, y yo creo que el tipo debió haber pensado: "No puede ser que esta gente esté acá regalada". Finalmente nos eyectó la cohetera, como para darnos a entender que ya no tenía más nada con que tirarnos, y casi se fue saludándonos.

"En alguna misión, incluso, agrega el piloto, tuvimos que usarlo a "Manucho" Sánchez Mariño como un señuelo de tiro. Mientras otros dos helicópteros íbamos al destino señalado, "Manucho" tuvo que hacer una maniobra de distracción para Howard, entrando y saliendo de los radares ingleses para confundirlos y que nos dejaran llegar a nosotros. En ese plan de vuelo él hacía como una bailarina clásica, era el tipo que tenía que mostrarse. Una verdadera locura. El tipo iba y se mostraba como diciendo: "Acá estoy, mírenme".

Teniente Buschiazzo piloto de la Aviación de Ejército, caído junto a dos de sus camaradas pilotando el helicóptero Puma AE-505, el 9 de mayo de 1982, cuando iba al rescate de sobrevivientes del pesquero Narwal, atacado por dos aviones Sea Harrier. En la foto junto a IA-58 Pucará en la BAM Malvinas perteneciente a la Fuerza Aérea Argentina

Estaba completamente loco. Pero como no teníamos cobertura aérea propia, no teníamos aviones que nos respaldaran, no nos quedaba otra. Si no operábamos así, la gente que debíamos rescatar se moría."

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Los relatos se suman, se superponen, los recuerdos y los nombres de los compañeros muertos y de misiones pasadas no se borran, y vuelven rodeados de velada melancolía. Los pilotos y mecánicos de la Aviación Militar del Ejército tuvieron que bailar con la más fea durante toda la Guerra de las Malvinas, y lo hicieron sin pestañar o entre maldiciones, pero lo hicieron. Levantaron vuelo y salieron en misiones que desafiaban los manuales de instrucción y los llamados más elementales del instinto de supervivencia.

Si se hubiera tratado de una unidad norteamericana, ya serían leyenda, recordemos que las guerras que pierde el Pentágono las gana Hollywood después, y se habrían convertido en tema de innumerables películas, series de TV y hasta merchandising. Como eran argentinos, y ése es nuestro estilo, preferimos sepultarlos en el olvido y la indiferencia. Tal vez, ya sea tiempo de que esto deje de ser así.

BELL UH-1H EN MALVINAS

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Misión: las actividades de los helicópteros, muy riesgosa luego del 1º de mayo, incluyeron vuelos de reconocimiento, transporte de carga, vuelos sanitarios y transporte de comandos tras las líneas enemigas.

Franja amarilla: todos los helicópteros de Ejército tenían pintada una franja amarilla que se veía a distancia para evitar el fuego de la propia tropa.

Clotilde: en una riesgosa misión, el Cabo Primero San Miguel perdió su ametralladora MAG, llamada Clotilde, que cayó al vacío. "Lo de ponerles nombre a las ametralladoras venía, recuerda San Miguel, de la instrucción cuando nos decían que las armas eran nuestras novias."

EL CURIOSO DESTINO DEL UH-1H AE-424

El helicóptero Bell UH-1H-BF Iroquois AE-424 c/n 13934, operó en la USAF matriculado 77-22930. Se incorporó al Ejército Argentino, 16 de octubre de 1978. El 22 de abril de 1982 fue trasladado a Malvinas a bordo de un avión C-130H Hércules de la Fuerza Aérea Argentina.

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Al finalizar los combates el 14 de junio de 1982 fue capturado por fuerzas británicas en Malvinas. Reparado por personal del 820° Squadron en Malvinas, en 1983, se lo matriculó VP-FBD Figas (Falkland Islands Government Air Services; fotos 13 y 14) extraoficialmente. El 17 de enero de 1986 se lo re matriculó G-BMLA para servir en Grampian helicopters, resultando dañado al desmoronarse un hangar en Headcorn el 14 de enero de 1987. Su registro fue cancelado el 3 de septiembre de 1987.

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Pero en septiembre de 1988 reapareció al servicio de B.H. Pacific Pty rematriculado como VH-UHE.

El 27 de julio de 1992 fue dado de alta en la Papua New Guinea Defense Force, matriculado P2-405, donde con el numeral 296 hasta el día de hoy debe aún estar prestando servicio .

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Fuente: https://www.facebook.com/

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