23 de mayo de 2019

SOLAMENTE QUIEN SABE DE SUS VIVENCIAS PUEDE DESCRIBIRLO


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Por Héctor Hugo Sánchez (*)

Los recuerdos que tengo del querido Luciano Lucho Guadagnini se remontan a los años en que éramos cadetes en la Escuela de Aviación Militar. Él había ingresado un año antes y se marcaba la diferencia que debe existir entre superior y subalternos en la etapa de formación como militares.

Por problemas de salud no pudo realizar el Curso de Pilotos con sus compañeros y lo realizó en el año 1976 con nuestra promoción, la 41. Si bien era considerado una persona justa por todos los integrantes de la Fuerza, fue a lo largo de ese curso para recibirnos de Aviadores Militares, donde pudimos valorar más al excelente profesional y ser humano que era Luciano. Fue lo que más me impactó de él y nunca cambió a lo largo del tiempo.

Al año siguiente fuimos seleccionados para realizar el Curso de Piloto de Combate en Mendoza y así seguimos transitando el camino, para alcanzar la meta de ser pilotos de combate.

Toda Unidad de la Fuerza Aérea tiene un edificio para residencia de los oficiales solteros. Esa era la situación de la mayoría de los que fuimos destinados a la IV Brigada Aérea. Allí Lucho se encontró con otros compañeros de su promoción que estaban en espera para realizar el CB2 (Curso de Piloto de Combate) y se formó un lindo clima de camaradería entre las dos promociones, la 40 y la 41. Tanto fue así que Lucho compartió la habitación con Tito Gavazzi y fue el lugar de encuentro para distendernos y divertirnos con los demás cursantes. Fue un año de gran esfuerzo y dedicación para poder culminar en una unidad operativa. Luciano se seguía distinguiendo por la capacidad que tenía para el estudio, por la aplicación, adaptación al vuelo y sus características personales. Ser apreciado por todos es muy difícil en una carrera tan competitiva como la nuestra, pues solo algunos son elegidos para continuarla en una Unidad operativa de la FAA.

Durante 1978, fuimos seleccionados doce pilotos para volar los A4-B en Villa Reynolds. Luciano era el más antiguo de las dos promociones y allí cumplió con las exigencias que los cursos demandaban. Voló el sistema de armas hasta alcanzar el cargo de Jefe de Sección, con el cual participó durante el conflicto de Malvinas. También, pero como actividad secundaria, llegó a ser comandante de los bimotores Guaraní G II que formaban parte de la dotación de la V Brigada Aérea.

También y gracias a su capacidad profesional, fue seleccionado para ser el Ayudante del Jefe de Brigada. Por ese entonces el cargo de Jefe de Unidad lo ocupaba un Brigadier.

Siempre fue reconocido, tanto por sus superiores como por el resto de los camaradas, como un excelente profesional con cualidades innatas para el vuelo. Fue allí donde llegamos a forjar una gran amistad con el querido Lucho y cuando transitaba sus últimos años de soltero. Tuve la suerte de compartir la habitación en el Casino de Oficiales de la Brigada, eso permitió que nos contáramos los más íntimos detalles personales y familiares. Sabía tanto de él como Lucho llegó a conocer de mí: la niñez y juventud vividas en su querida Bahía Blanca, sus gustos y grandes conocimientos sobre mecánica automotor. Él tenía un Renault 4S al que reparaba completamente, al igual que los autos de sus amigos. Siempre dispuesto a ayudar desinteresadamente a su prójimo.

Nuestro cuarto tenía un baño y dos habitaciones, la primera la utilizábamos como recepción y/o estudio. ¡En ese lugar, en alguna oportunidad, me encontré con un tambor de 200 litros donde tenía las partes del motor de su auto desarmado y sumergido en un líquido limpiador, tarea que la había realizado personalmente!

Compartimos muchas actividades, incluidos los viajes en su “Renoleta” que hacía a Córdoba para visitar a su novia y futura esposa Graciela Poli Guadagnini. Recuerdo que, en uno de esos viajes, vimos detenido al costado del camino el auto de otro gran ser humano, el querido Pepe Ardiles, tenía un Fiat 800, “la Saeta Roja”, en medio de la nada. Enseguida Lucho se detuvo para auxiliarlo.

Como todos los que abrazamos esta bendita profesión, los sueldos magros, solo nos permitían comprar los autos que el salario nos permitía.

Son inolvidables las clases de inglés a las que asistíamos con Lucho y el Voltio Delgado, entre otros, que nos daba la Sra. esposa de nuestro Jefe de Escuadrón. Nunca voy a olvidar cómo nos divertíamos con las barbaridades que decíamos tratando de hablar en inglés.

A Lucho lo caracterizaba su buen humor. Era muy difícil encontrarlo molesto por algún motivo. También es muy difícil encontrar una sola foto del Lucho en la que no esté sonriendo. Estar junto a él era garantía de pasar un buen momento, distendido y divertido. Siempre tendré grabada su sonrisa en mi memoria.

Recuerdo también que le gustaba leer la revista Hortensia, se dedicaba a buscar sobrenombres y ponérselos a los integrantes del grupo de amigos. Era muy gracioso escucharlo todas las semanas, poner un apodo nuevo a algún compañero. Tampoco yo pude escapar a su ingenio.

Formó una hermosa familia con Poli y su primera hija, Andrea. Era costumbre que los casados invitaran a los solteros a compartir cenas en familia, cosa que Lucho mantuvo con sus amigos y compañeros de armas. Desde la distancia, parece una tontería, pero los bajos salarios y los tiempos difíciles que atraviesa toda pareja que recién comienza, hacían que esas invitaciones significaran un esfuerzo económico enorme.

Todavía hoy guardo entre mis recuerdos más valiosos, una carta que Lucho me escribió desde Río Gallegos el 28 de abril de 1982 en respuesta a una que le había enviado.

Cada uno de nuestros compañeros caídos en combate significó la pérdida de un hermano de sangre.

Los innumerables e inolvidables momentos compartidos y la confianza que supimos tener el uno por el otro, hacen que no pase un solo día sin que lo recuerde. Fue un ejemplo como padre de familia, como militar y como ser humano. Nos dejó su ejemplo hasta el último aliento de vida y lo que significa el juramento a la patria, de “seguir constantemente su bandera y defenderla hasta perder la vida.”

(*) Segundo Escuadrón A-4B

Fuente: https://www.facebook.com

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