23 de noviembre de 2020

MALVINAS: FILMUS PIDIÓ QUE EL REINO UNIDO "DISCUTA UN MECANISMO DE TRANSFERENCIA DEL EJERCICIO DE LA SOBERANÍA"

 

El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur exigió que el gobierno británico acate las resoluciones de la ONU. Destacó la "presión de los organismos multilaterales". 

 

El secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur de la Cancillería, Daniel Filmus, aseguró que el Reino Unido "debe discutir un mecanismo de transferencia del ejercicio de la soberanía" sobre las Islas del Atlántico Sur, tal como lo dispone la resolución 2065 de la Organización de Naciones Unidas (ONU). 

En una entrevista con Télam, Filmus destacó que "Argentina avanza de varias formas" para lograr la soberanía de las usurpadas Islas Malvinas, y subrayó que "la más importante es a través de la presión de los organismos multilaterales". 

En ese sentido, el funcionario de Cancillería sostuvo que "prácticamente todo el mundo ha manifestado la necesidad de que el Reino Unido cumpla con la resolución 2065 de la Organización de Naciones Unidas (ONU), que cumple 55 años e insta al Reino Unido a sentarse con la Argentina a discutir un mecanismo de transferencia del ejercicio de la soberanía". 

Aprobada el 16 de diciembre de 1965, esa resolución reconoció la existencia de una disputa de soberanía entre el Reino Unido y la Argentina en torno a las Islas Malvinas e invita a ambos países a entablar negociaciones para encontrar una solución pacífica a la controversia, teniendo en cuenta los intereses de los habitantes de las islas. 

De igual manera, reconoció que el caso de las Malvinas se encuadra en una situación colonial, que debe ser resuelta teniendo en consideración lo expresado en la resolución 1514 (XV) del 14 de diciembre de 1960, donde se estableció el objetivo de eliminar toda forma de colonialismo. 

Desde entonces, más de 40 resoluciones de la Asamblea General y del Comité Especial de Descolonización han reiterado el llamado a las partes para lograr una solución diplomática a la disputa por la soberanía de las islas. 

Además de las sucesivas resoluciones de la Asamblea General y el tratamiento de la Cuestión en el Comité de Descolonización, la Argentina cuenta con el firme respaldo de los países de América Latina a sus legítimos derechos de soberanía sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, y el llamado a la reanudación de negociaciones es compartido por la Organización de Estados Americanos, el G77 más China, y otros foros multilaterales y regionales. 

Filmus destacó la importancia de proteger los derechos de soberanía en una zona de "inmensa riqueza" en materia de recursos del lecho y subsuelo del mar y evitar que siga "siendo explotada por aquellos que usurparon las islas, con las riquezas que son de 45 millones de argentinos y argentinas". 

"Estamos hablando de una usurpación que, para tener una dimensión, si uno toma en cuenta la zona económica exclusiva, es decir las 200 millas marinas alrededor de las islas, de 2,2 millones de kilómetros cuadrados, es diez veces más que la extensión que tiene el Reino Unido", graficó. 

Para Filmus, "claramente no hay ahí ninguna otra intención, por parte de Reino Unido, que no sea la de tener una puerta de entrada a la Antártida, contar con las riquezas hidrocarburíferas e ictícolas que hay en esa región, buscar el control del paso bioceánico, que es el único paso natural al Pacífico desde el Atlántico, y al mismo tiempo contar con la posibilidad de instalar una base militar de un país de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte) en un lugar estratégico". 

El funcionario contó que este año Argentina "logró enormes decisiones de distintos organismos" en favor del reclamo sobre la soberanía de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. 

Enumeró los respaldos recibidos por parte del Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Organización de los Estados Americanos (OEA), el Comité Especial encargado de Examinar la Situación con respecto a la Aplicación de la Declaración sobre la Concesión de la Independencia a los Países y Pueblos Coloniales (C 24) de la ONU -conocido también como Comité Especial de Descolonización- y el Grupo de los 77 + China. 

"Ese trabajo que hizo la diplomacia argentina a lo largo de todo el mundo es el que nos genera las condiciones para decir que no es una causa nacional, es una causa regional y mundial", remarcó el funcionario. 

En ese contexto destacó la decisión del G 77 + China del 12 de noviembre pasado, en la cual "134 países del mundo le dijeron al Reino Unido, por un lado, que tiene que sentarse a discutir con la Argentina y, por otro, reivindicar los derechos de nuestro país sobre los recursos naturales que hay en esa región". 

Fuente: https://www.ambito.com

19 de noviembre de 2020

LA RESPUESTA DE AMAZON A UN USUARIO SOBRE LAS ISLAS MALVINAS QUE GENERÓ SORPRESA EN LAS REDES SOCIALES

 

Una respuesta de Amazon relacionada con las Islas Malvinas se viralizó en Twitter (Foto REUTERS/Marcos Brindicci)
 

Un cliente pidió ayuda en Twitter al soporte de la empresa al no poder ver una transmisión deportiva desde las islas y la empresa se disculpó por no poder resolverlo: el comentario se viralizó.  

Una curiosa respuesta por Twitter desde una de las cuentas oficiales de Amazon llamó la atención en las redes sociales. Ante la solicitud de un usuario, con su comentario la empresa estadounidense de comercio electrónico evidenció que las Islas Malvinas no pertenecen al Reino Unido. 

Todo comenzó días atrás cuando el usuario @make_it_snow se contactó con representantes de la compañía frente a la imposibilidad de ver desde sus dispositivos un evento deportivo: "Hola @AmazonHelp Estoy tratando de ver la Copa de Naciones de Otoño de Rugby en Stanley, Islas Malvinas. ¿por favor ayuda?". 

El mismo 14 de noviembre, y solo siete minutos después, llegó la réplica que levantó revuelo virtual: “¡Hola! Nos disculpamos, pero al revisar su ubicación se encuentra en las Islas Malvinas. La cobertura de la Copa de Naciones de Otoño de Rugby está disponible exclusivamente para miembros Prime con base en el Reino Unido. No tenemos derechos sobre otros territorios”. 

De esta manera, con su respuesta la empresa negó soberanía inglesa sobre el territorio en cuestión y la lectura “política” del tuit generó sorpresa y todo tipo de comentarios en las redes sociales. Miles de citas, retuits, memes y “me gusta" provocaron la viralización del contenido.

 El curioso intercambio de Amazon Help con uno de sus clientes (Captura Twitter) 

El de las Islas Malvinas no fue el único caso. Ese mismo día Amazon también dio a entender que Irlanda del Norte tampoco formaba parte del Reino Unido. El suscriptor Chris Jones se comunicó al no poder acceder al partido de rugby entre Inglaterra y Georgia. 

“Solo necesito que alguien mire mi cuenta y me diga si se me considera un cliente del Reino Unido o no. Si es así, ¿por qué el rugby no está disponible en eventos en vivo en Prime? Si no es así, ¿se puede cambiar esto ya que ahora resido en el Reino Unido?”, tuiteó. La respuesta fue similar a la esbozada sobre las Islas Malvinas. “No poseemos derechos sobre otros territorios que no pertenezcan al Reino Unido”.  

La compañía reconoció su error. The Guardian citó el comunicado: “Pedimos disculpas por el error en la respuesta de nuestro colega. Nuestros suscriptores a Prime Video en Irlanda del Norte y el resto de territorios de Reino Unido pueden ver los partidos de la Rugby Autumn Nations Cup”, señalaron en esa oportunidad. 

"No tenemos derechos para territorios que no pertenezcan al Reino Unido", aclaró Amazon Help en Twitter (Foto REUTERS/Carlos Jasso) 

En los últimos días, la plataforma fundada por Jeff Bezos ya había sido noticia por el lanzamiento de “Amazon Pharmacy”, su propio servicio online para la compra y entrega de medicamentos recetados. Sin embargo, muchos usuarios argentinos se acordaron de la compañía por otra razón, y festejaron la intervención de @AmazonHelp. 

El reclamo argentino por las islas no cesa. A principios del mes, el 6 de noviembre, el presidente Alberto Fernández ratificó la soberanía sobre Malvinas con un gran acto por los 200 años del primer izamiento de la bandera argentina en las islas. 

Se trató de la toma de posesión del territorio por parte de David Jewett, comandante de la marina de guerra argentina, quien izó ese mismo día, pero de 1820, por primera vez la bandera argentina en las islas. Coincidió, además, con el primer avistaje hace 500 años de las Malvinas, según documentación de la Cancillería argentina. 

Fuente: https://www.infobae.com

10 de noviembre de 2020

DOS EX COMBATIENTES DE LA GUERRA DE MALVINAS SERÁN CANDIDATOS PARA EL PREMIO NOBEL DE LA PAZ

  

Se trata del argentino Julio Aro y el Coronel británico Geoffrey Cardozo, quienes se encargaron de trabajar juntos por la identificación de los soldados argentinos no identificados que yacen en el cementerio de Darwin. 

Julio Aro y Geoffrey Cardozo 

El veterano de guerra argentino Julio Aro y el Coronel británico Geoffrey Cardozo, ambos que compartieron el frente de la guerra en las Islas Malvinas en 1982, se convirtieron en candidatos para ocupar la lista de posibles premios Nobel de la Paz 2021. 

Así lo resolvió el comité noruego que se encarga de oficializar las nominaciones para el premio Nobel de la Paz cada año. 

Aro y Cardozo trabajaron juntos para ubicar e identificar los restos mortales de los soldados argentinos enterrados en el Cementerio de Darwin en las Malvinas tras la guerra desatada entre la Argentina y Gran Bretaña. 

La historia de estos dos combatientes es inigualable. En el 2008, el destino hizo que Cardozo fuera invitado a Londres a una reunión con veteranos argentinos e ingleses, donde oficiaría de traductor. Allí conoció a Julio Aro, veterano de Malvinas, que había viajado junto a otros ex combatientes, para conocer cómo trabajaban los ingleses para ayudar a los soldados que volvían con estrés post traumático. 

Julio Aro en Darwin 

A lo largo de una charla profunda, Cardozo conoció el dolor de Aro por las historias de sus compañeros no identificados y decidió entregarle el documento que él había realizado en 1983 cuando inhumó los cuerpos: “Ustedes van a saber qué hacer con esto”, le dijo. 

Desde ese entonces pasaron 37 años y hubo 115 caídos que fueron identificados en el marco del Plan Proyecto Humanitario y tienen una lápida con su nombre en las Islas Malvinas. El trabajo de identificación de los cuerpos se logró gracias a la intervención de la Cruz Roja Internacional y al aporte fundamental del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF). 

Aro es un ex combatiente conscripto VGM. Fue quién comenzó con la búsqueda de la identidad de los soldados enterrados en el cementerio de Darwin bajo el lema “Soldado Argentino sólo conocido por Dios”. Inició un reclamo ante las autoridades en el año 2008 hasta que conoció Cardozo.

 

Geoffrey Cardozo en Malvinas 

En tanto, el soldado británico fue nombrado como Comendador de la Excelentísima Orden del Imperio Británico (CBE), un reconocimiento otorgado al liderazgo a nivel regional o por una contribución distinguida e innovadora en cualquier área. En este caso, el honor fue otorgado por su aporte a las relaciones entre el Reino Unido y la República Argentina. 

En 1982 fue el entonces joven Capitán Cardozo, de 32 años, que se desempeñaba en el área logística del Ministerio de Defensa en Londres, quien recibió la orden que le cambiaría la vida para siempre: debía recoger los cuerpos de los soldados argentinos en los campos de batalla para darles digna sepultura. 

Cardozo había llegado a las islas, solo un día después de finalizada la guerra, con otra misión: ayudar a los oficiales con la tropa en el período post guerra que siempre es muy duro para los combatientes. “La adrenalina está muy alta, tienen mucho estrés, hay agresión y mucho alcohol. Mi función era mantener la disciplina, darles comida y confort, que es importantísimo para los sobrevivientes”, relataba el militar inglés. 

Los forenses durante el proceso identificación que comenzó en junio de 2017 

Años más tarde, Cardozo le entregó a Julio Aro información fundamental para concretar la identificación de los caídos argentinos. Con estos datos, Aro creó la Fundación “No me olvides” y a partir de allí ambos ex combatientes comenzaron un largo camino que los llevó a identificar a 115 soldados. 

El proceso de identificación de los cuerpos en Malvinas se logró durante el mandato de Cristina Kirchner tras un acuerdo con Londres. Luego la Argentina y el Reino Unido siguieron trabajando durante la gestión de Mauricio Macri en ese proyecto humanitario. Este año, ambos Estados firmaron un nuevo acuerdo para continuar los trabajos de identificación de las tumbas de los soldados enterrados en las Islas Malvinas. 

La postulación de ambos referentes de los caídos en Malvinas fue presentada hace dos años por la Universidad de mar del Plata y ahora llega el momento en que el jurado de Noruega defina si estos dos hombres que marcaron historia serán nombrados premio Nobel de la Paz. 

Fuente: https://www.infobae.com

7 de noviembre de 2020

FELIPE SOLÁ LES PIDIÓ A LOS EMBAJADORES EUROPEOS QUE LA UE DEJE DE RECONOCER A LAS ISLAS MALVINAS COMO TERRITORIO DE ULTRAMAR

 

Por Alan Soria Guadalupe


 
El canciller planteó el tema durante su primera reunión con embajadores de la Unión Europea

La salida del Reino Unido de la Unión Europea podría beneficiar el reclamo de soberanía de la Argentina sobre las Islas Malvinas y así lo hizo saber el canciller Felipe Solá en una reunión que mantuvo con embajadores del bloque. 

El encuentro tuvo lugar ayer en la embajada de Alemania, en Belgrano, y participaron representantes de una veintena de países. Entre los temas de discusión, el canciller planteó la importancia para el Gobierno sobre el lugar que ocuparán las Malvinas en el acuerdo que se logre entre el gobierno británico y la UE una vez que Londres abandone el bloque. 

El Gobierno espera que tras ese acuerdo Europa ya no mantenga a las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur en la lista de "países y territorios de ultramar" a los que se les aplica el régimen de asociación contemplado en el tratado constitutivo de la Comunidad Europea lo que implica, por ejemplo, beneficios comerciales con el bloque. 

Desde que asumió Alberto Fernández, la Casa Rosada desplegó una estrategia para endurecer la postura argentina en la disputa por la soberanía y logró aprobar en el Congreso un paquete de leyes con las que se reforzaron las sanciones a la pesca ilegal en aguas argentinas, se creó el Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas y se estableció la nueva demarcación del límite exterior de la plataforma continental argentina. 

Sumado a ese giro en comparación con el abordaje del gobierno anterior, el secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus, cree que el brexit puede provocar cambios en la postura de los países del bloque europeo, que estaban alineados con el Reino Unido. Así ocurrió ya con otras disputas, como la del archipiélago de Chagos y Gibraltar -cuya soberanía es reclamada por España-. 

En su primera intervención ante la Asamblea General de la ONU en septiembre, el presidente Fernández cuestionó con dureza al Reino Unido por "desoír" el llamado del organismo a reanudar las negociaciones para resolver la disputa. "El Reino Unido persiste en su actitud de desoír el llamado a reanudar las negociaciones respecto de la disputa territorial y ha agravado la controversia por los llamados a la explotación ilegal y unilateral de los recursos naturales renovables y no renovables en el área", dijo. Y agregó: "El Reino Unido insiste con la injustificada y desmedida presencia militar en las Islas, que no hace más que traer tensión a una región caracterizada por ser una zona de paz y cooperación". 

Solá estuvo acompañado por el jefe de gabinete de la Cancillería, Guillermo Justo Chaves, y fue recibido por el embajador de Alemania, Ulrich Sante, y por la embajadora de la delegación europea, Aude Maio-Coliche. 

En el encuentro, que fue presencial, participaron los embajadores o representantes de Austria, Bélgica, Bulgaria, República Checa, Croacia, Dinamarca, República Eslovaca, Eslovenia, España, Finlandia, Francia, Grecia, Hungría, Irlanda, Italia, Países Bajos, Polonia, Portugal, Rumania y Suecia. 

El acuerdo Mercosur-UE 

Durante el encuentro, los diplomáticos conversaron también sobre el futuro del acuerdo de asociación entre el Mercosur y la UE, y la Argentina ratificó que avanzará con el proceso. 

"En este momento, el Mercosur mantiene tratativas de distinto grado de avance con once países o grupos de países. La Argentina participa en todos los escenarios negociadores en curso, pero también creemos que no es posible avanzar en todos al mismo tiempo y con la misma velocidad. Creemos que la mejor respuesta a las tendencias anti-integracionistas de estos tiempos de incertidumbre global debe ser el fortalecimiento de las relaciones entre bloques con valores afines, como es el caso del Mercosur y la UE", aseguró el canciller.

 La embajadora Maio-Coliche, en tanto, reafirmó la voluntad del bloque de "seguir apostando" por el país. "La UE y sus Estados Miembros tienen una relación muy nutrida con la Argentina, que refleja la proximidad de sus ciudadanos, los intercambios culturales y comerciales, así como una visión compartida del mundo en el cual queremos vivir. En este encuentro con el canciller Solá pudimos remarcar la voluntad de los europeos de seguir apostando por la Argentina y de construir una agenda compartida para una recuperación verde de la economía, tras la crisis de la Covid-19", señaló. 

Fuente: https://www.lanacion.com.ar

6 de noviembre de 2020

EL DÍA QUE FLAMEÓ POR PRIMERA VEZ LA BANDERA ARGENTINA EN LAS ISLAS MALVINAS: MOTINES, DESOLACIÓN Y UN DESFILE MUY PARTICULAR


El 6 de noviembre de 1820, hace 200 años, el capitán David Jewett izó por primera vez la bandera argentina en suelo malvinense. A los capitanes de los barcos allí apostados, el corsario les dijo: “Tengo el honor de informar mi llegada para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que naturalmente pertenecen” 

Por Adrián Pignatelli

 

Puerto Soledad, tal como era en las primeras décadas del 1800.

James Weddell, muy lejos de su Bélgica natal, estaba enfocado en la reparación de su bergantín “Jane” y así seguir rumbo hacia el sur, hacia los hielos antárticos. Estaba anclado al norte de Puerto Soledad en las Islas Malvinas cuando recibió una comunicación y una invitación firmada por un capitán llamado David Jewett, que con su buque estaba anclado a unas millas de Puerto Soledad. Sin saberlo, este marino, explorador y cazador de focas sería partícipe de un hecho histórico para nuestro país.

Hacia 1815, David Jewett había llegado a Buenos Aires como capitán de “La Invencible”. Había nacido en la entonces colonia inglesa de Connecticut en 1772 y le ofreció sus servicios al gobierno del Directorio, manejado en forma interina por Ignacio Álvarez Thomas. El 22 de junio el gobierno argentino le otorgó una patente de corso y lo invistió con el grado de sargento mayor. 

David Jewett obtuvo del gobierno argentino una patente de corso. Había nacido en la colonia inglesa de Connecticut.

Recibió la orden de hostigar a buques españoles. Y así se sumó al significativo número de corsarios que había cerrado trato con el gobierno patriota para hacerles la vida imposible a los mercantes españoles y obtener beneficios económicos.

Jewett no era ningún improvisado ya que llevaba más de una década navegando. El 30 de junio de 1815 zarpó hacia el norte, pasó por Brasil, y en su derrotero por el Atlántico norte y el Caribe capturó barcos con importantes cargas. Regresó a Buenos Aires los primeros días de septiembre y en el ínterin tuvo la habilidad necesaria para contrarrestar un motín de su tripulación. No sería el único.

La patente de corso extendida por gobierno de las Provincias Unidas a Jewett.

El 15 de enero de 1820 fue convocado nuevamente por el gobierno. Con el grado de coronel de la marina zarpó del puerto de Buenos Aires al mando de la fragata “La Heroína”. No fue un comienzo auspicioso. A poco de partir, falleció su segundo al mando, el sargento mayor Juan Adams, y varios miembros de la tripulación -que a duras penas pudo reclutar entre ex presidiarios, algunos voluntarios y otros soldados veteranos- enfermaron a causa del agua en mal estado. El jefe de la tropa de tierra era el capitán Laureano de Anzoátegui, con el que no se llevaba bien.  

Se reaprovisionaron en Cabo Verde y capturaron a la corbeta portuguesa “Carlota”, a la que habían perseguido durante un día. Tuvo que sofocar un motín y ordenó ajusticiar al cabecilla. Mientras el norteamericano se quejaba de la falta de carácter de la tripulación, el desánimo de los marineros se acentuó con el número creciente de enfermos víctimas del escorbuto. 

La Fragata Heroína, que comandó Jewett y con la que llegó a Malvinas.

En ese ambiente, llegó a las islas Malvinas al atardecer del 27 de octubre. Echó anclas en la Bahía de la Anunciación, a seis millas de Puerto Soledad. Lo primero con lo que se encontró fue más de cincuenta buques, la mayoría británicos y norteamericanos, que se dedicaban a depredar la fauna local, especialmente focas, lobos marinos, ballenas y aún el ganado que habían llevado los españoles. Se calculó que un buque mataba alrededor de un millar de focas en una semana. 

Al día siguiente, en un bote alcanzó la costa, en procura de carne fresca y legumbres. El panorama que encontró en tierra era desolador. Desde 1811 no había población estable en las islas y los pocos ranchos abandonados eran inhabitables. Jewett ordenó usar telas de las velas para armar carpas y alojar a las decenas de enfermos que traía a bordo. 

“Tomar posesión” 

Jewett escribió una comunicación que hizo distribuir a los capitanes de los barcos allí apostados: “Tengo el honor de informar a usted de mi llegada a este puerto, comisionado por el Superior Gobierno de las Provincias Unidas de la América del Sud, para tomar posesión de estas islas en nombre del país que naturalmente pertenecen. Al desempeñar este deber deseo obrar con la mayor deferencia y equidad hacia todos los pabellones amigos. Uno de los objetos principales es evitar esa abusiva destrucción de los recursos tan útiles para aquellos, cuyas necesidades los compelen o convidan a visitar estas islas y auxiliar a los que deseen abastecerse a poca costa. Como su objeto no es contravenir estas disposiciones y como creo que puede resultarnos alguna ventaja de una entrevista personal, invito a usted a que venga a bordo de mi buque, donde podré alojarlo todo el tiempo que usted quiera. Suplico a usted que haga saber esto a los otros súbditos británicos que se hallen en estos parajes". 

Armar una colonia 

El 3 de noviembre Weddell caminó seis o siete millas para visitar a Jewett. Durmió en “La Heroína”, tomando sus precauciones: lo hizo vestido y con las armas a su alcance. Según dejaría escrito, el proyecto de Jewett era el de convocar colonos y hacer traer materiales de construcción y enseres para armar un poblado formal en las islas. 

Jewett preparó la ceremonia para el lunes 6 de noviembre. Había hecho emplazar un mástil e invitó a los capitanes de los barcos. Con los pocos hombres sanos con los que contaba, armó una suerte de desfile. Se marchó al son de un tambor y de un pífano. En ese ambiente, se izó por primera vez la bandera argentina en las Islas Malvinas. 

La caza indiscriminada y sin control provocó un marcado descenso de la fauna en el Atlántico Sur.

Los extranjeros, entre recelosos y temerosos -algunos creían que terminarían siendo víctimas de los hombres de Jewett- presenciaron como desde “La Heroína” se disparaban los 21 cañonazos de rigor que la ceremonia imponía, luego de que Jewett leyera una proclama. 

Los problemas no habían terminado. Debió enfrentar otro motín mientras más hombres enfermaban. Algunos fueron embarcados en un lobero inglés y remitidos a Buenos Aires. Y en otro barco despachó su pedido al gobierno de ser relevado de sus funciones. 

En febrero de 1821 se aceptó su solicitud y el 23 de abril de ese año Jewett le pasó el mando al coronel Guillermo Mason. 

Weddell, en su viaje al sur en su afán de cazar focas y lobos, alcanzaría el record en 1823 en navegar 3° más al sur del que lo había hecho el capitán Cook. Por su parte, la vida de Jewett seguiría por otros carriles y se radicaría en Brasil, donde falleció en 1842. No presenció la epopeya que encabezó Luis Vernet y tampoco se imaginó, que 200 años más tarde, un sello postal homenajearía el acto del 6 de noviembre de 1820 cuando, en presencia de sus marineros maltrechos y atónitos capitanes de barcos extranjeros, izaba por primera vez el pabellón nacional.

 

Fuente: https://www.infobae.com

2 de noviembre de 2020

A 200 AÑOS DE LA TOMA DE POSESIÓN FORMAL ARGENTINA DE LAS ISLAS MALVINAS


Hoy estamos frente a una oportunidad histórica. El presidente Alberto Fernández ha encauzado a la Cuestión Malvinas como una verdadera política de Estado

Por Jorge Argüello (*)

 

Islas Malvinas (Mayo 15, 2018. REUTERS/Marcos Brindicci)

La historia de la Argentina se encuentra marcada positivamente por el accionar y el sacrificio de ilustres personajes que encontraron en nuestro país una patria que adoptaron como suya y cuya causa hicieron propia. 

Es imposible pensar en nuestra independencia sin nombres como el irlandés Guillermo Brown o el francés Hipólito Bouchard, quienes lucharon en los mares y ríos por la soberanía nacional. Del mismo modo que Cornelio Saavedra, el primer presidente de la Primera Junta de Gobierno, quien nació en Potosí, actual territorio boliviano. 

La historia de las Islas Malvinas no es ajena a esta realidad histórica. El primer gobernador de las islas, nombrado en 1823, fue Pablo Areguatí, de ascendencia guaraní y nacido en el actual territorio brasileño. A su vez, el primer comandante político y militar de las Islas, Luis Vernet, responsable del primer asentamiento humano permanente con el objetivo del desarrollo económico del territorio promovido por el gobierno argentino, había nacido en Alemania. 

Tampoco podemos olvidar los aportes de Paul Groussac, francés, quien fuera luego director de la Biblioteca Nacional, y del profesor estadounidense Julius Goebel Jr. Estos autores fueron de suma importancia para dar a conocer al público en general la verdadera historia relativa a las Islas Malvinas. El 6 de noviembre se cumplirán 200 años de uno de los hechos más importantes de esa historia: el primer izamiento de la bandera argentina en las Malvinas. Y, una vez más, le tocó a un extranjero el honor de hacerlo. 

El 15 de enero de 1820, David Jewett (Connecticut, EEUU) fue nombrado Coronel del Ejército al servicio de la Marina Nacional por el gobierno argentino. Jewett había servido en la marina norteamericana hasta 1801 donde, tras una reforma militar, abandonó su cargo, que retomó por la guerra contra el Reino Unido en 1812. En 1815, al igual que tantos otros, se sumó como corsario al esfuerzo emancipador de las Provincias Unidas en calidad de comandante de la fragata de guerra “La Heroína”. 

Fue Jewett quien el 6 de noviembre de 1820 desembarcó en Puerto Soledad para tomar posesión oficial de las Islas Malvinas en nombre del Estado argentino. La ceremonia, registrada por numerosos capitanes de distintas nacionalidades, se realizó con todos los honores. Jewett y su tripulación se vistieron de gala, izaron el pabellón nacional y, previo al saludo con 21 salvas de cañón, se leyó una proclama pública en la cual informaba haber sido “comisionado por el gobierno supremo de las Provincias Unidas de Sudamérica para tomar posesión de estas islas en nombre del país al que pertenecen naturalmente.” 

Tres días después, Jewett hizo circular una nota entre los capitanes de los barcos en la región, que fue ampliamente cubierta por la prensa de la época. En los Estados Unidos, la Salem Gazette la publicó el 12 de junio de 1821; en España, El Redactor, de Cádiz, la publicó en agosto de 1821. El Times de Londres publicó la nota en su totalidad el 3 de agosto de 1821, bajo el título “La captura de las Islas Malvinas”, y la consideró un “acto de soberanía”. 

De esta manera, el acto oficial de toma de posesión implicó ejercer el derecho que la Argentina había heredado de España en 1810 y fue conocido por las principales potencias de la época. Desde ese momento la presencia argentina en Malvinas sería constante, pacífica y pública hasta que el accionar imperial británico expulsó por la fuerza, y en contra del derecho internacional, a las autoridades y a la población argentina de las islas el 3 de enero de 1833. 

Este 6 de noviembre se cumplirán 200 años de ese hecho trascendental que, como tantos otros, tuvo a un extranjero -en este caso, a un estadounidense- al servicio de nuestra nación como protagonista. Hoy estamos frente a una oportunidad histórica. El presidente Alberto Fernández ha encauzado a la Cuestión Malvinas como una verdadera política de Estado, colocándola en el tope de las prioridades internacionales de la Argentina. 

Claros ejemplos de ello son la elevación al rango de Secretaría del área de la Cancillería encargada de Malvinas, a cargo del embajador Daniel Filmus, dispuesta por el canciller Felipe Solá. Así como los contundentes mensajes del presidente Alberto Fernández ante el Congreso de la Nación, y el refortalecimiento de los apoyos, tanto regionales, como globales. 

En este sentido, el 25 de agosto pasado se ha marcado un nuevo hito en la larga historia de la disputa. Por primera vez se ha establecido, por medio de una ley aprobada por unanimidad de todas las fuerzas políticas, la piedra basal para el establecimiento de una verdadera política de Estado en torno a la Cuestión Malvinas: la creación del Consejo Nacional de Asuntos Relativos a las Islas Malvinas, con participación del Ejecutivo nacional, los bloques parlamentarios, los veteranos de la guerra de 1982, el mundo académico, especialistas en derecho internacional y la provincia de Tierra del Fuego. Ellos generarán la masa crítica que adopte definiciones de envergadura en la Cuestión Malvinas, delineando una estrategia global, positiva y proactiva que nos permita cumplir con la manda constitucional de recuperar el ejercicio efectivo de la soberanía sobre nuestros archipiélagos australes y poner fin al anacronismo del colonialismo en pleno siglo XXI. 

(*) El autor es embajador argentino en los Estados Unidos de América. Además, fue impulsor y primer presidente del Observatorio Parlamentario Cuestión Malvinas en el Congreso de la Nación y secretario de Estado para la Cuestión Malvinas de la provincia de Tierra del Fuego.

 

Fuente: https://www.infobae.com

1 de noviembre de 2020

MARCELO LARRAQUY Y EL ÚLTIMO SECRETO DE MALVINAS: “SI INGLATERRA DECLARABA SU INVASIÓN AL CONTINENTE, SE ACABABA LA GUERRA”


El historiador abordó en su último libro “La Guerra Invisible” la incursión de un comando británico en la Argentina continental durante el conflicto en las islas. Reveló el plan de Margaret Thatcher para atacar el continente y matar a los pilotos de los aviones caza luego de comprar el diario de un capitán anónimo por solo 1,5 USD en una tienda online 

Por Milton Del Moral

 

El 4 de mayo de 1982 dos Exocet lanzados desde aviones de caza Súper Etendard hundieron al destructor HMS Sheffield, la primera nave perdida por Gran Bretaña después de la Segunda Guerra Mundial (AP)
 

Dividió su viaje a Inglaterra entre el placer y el estudio. Fue el año pasado con sus hijos y también con sus proyectos. Quería saber de qué hablaban sobre la Guerra de Malvinas. Indagó en la bibliografía británica: encontró una vasta oferta y aprendió que a los asuntos marginales del conflicto le asignan mayor gravitación editorial. Hizo búnker en una biblioteca en Bloomsbury, un barrio universitario cerca del Museo Británico. “Ojeaba los libros, veía qué contaban y qué me podría interesar”. En una publicación antigua de inteligencia británica halló la semilla de su propio libro. En forma anónima y en dos páginas hablaban de un comando que había ido a atacar el continente. 

Marcelo Larraquy, frondoso historiador, periodista y profesor, había escrito doce libros en los últimos veinte años. También había contado por fuera de su obra el combate terrestre, había entrevistado a los soldados del desembarco, había visitado Pradera del Ganso, Puerto Argentino, el estrecho San Carlos, había conocido la geografía de la definición del conflicto bélico. Empezó a interesarse por la guerra aérea y la guerra electrónica: descubrió que se había desatado una guerra invisible, oculta, prohibida, negada. El enfrentamiento oficial había sido en las islas y sobre el Mar Argentino. El otro, el no declarado, se libró en el continente. 

La Guerra Invisible, el último secreto de Malvinas conduce progresivamente su relato hacia la revelación. Para comprender el despliegue británico en la Argentina continental hay dos partes y catorce capítulos. “Gran Bretaña tenía que definir su superioridad aérea y naval antes del desembarco. Las tropas terrestres británicas estaban en la Isla Ascensión mientras la Fuerza de Tareas avanzaba, porque todavía no se había despejado el panorama”, narró Larraquy. El panorama que debía despejarse eran los obstáculos de la fuerza aérea argentina y de la aviación naval: los obstáculos eran los Súper Etendard. 

 

El décimo tercer libro de Marcelo Larraquy desde la publicación de Galimberti, en el año 2000

“Se preocuparon muchísimo por asegurarse que los misiles Exocet no funcionaran como sistema de armas de los Súper Etendard. Ahí tiene que haber un diálogo electrónico que no había provisto Francia a la Argentina por el bloqueo. En cambio, Francia le había asegurado a Inglaterra que no funcionaban”. Los Exocet significaban un cambio radical en la historia de la aviación de guerra: tiraban desde 40 kilómetros cuando el resto de los aviones las descargas se realizaban sobre el blanco. Y los Súper Etendard, según Larraquy la única arma de combate que emparejaba el estándar tecnológico entre ambas naciones, fue la razón que disparó la guerra invisible. 

El martes 4 de mayo de 1982 a las 9:45 dos Súper Etendard con misiles Exocet, piloteados por el Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz y el Teniente de Navío Armando Mayora, despegaron de la base de Río Grande. “Volamos muy bajo, con suma discreción. No utilizamos prácticamente el radar, no hablamos por radio y solo nos comunicamos de avión a avión por señas”, recordaría años más tarde Bedacarratz. A las 11:05 y a unas 25 millas náuticas de su posición (aproximadamente 48 kilómetros), la guerra cambió: al menos uno de los misiles impactó en el destructor HMS Sheffield. 

Lo hirió de muerte. El fuego se propagó por toda la nave. La fragata HMS Arrow rescató a los sobrevivientes y remolcó al buque fuera de la zona de peligro. Murieron 20 soldados británicos. Hubo 63 heridos. El Sheffield se hundió finalmente seis días después en aguas del Atlántico Sur. Cada 4 de mayo se celebra en la Argentina el Día de la Aviación Naval por la proeza de Bedacarratz, Mayora, los Exocet y los Súper Etendard. “La operación Sheffield es una obra maestra de la guerra electrónica porque lograron detectar e impactar a un destructor prácticamente en las sombras. Por eso, después al Almirante Woodward (John Sandy, comandante de la Fuerza de Tareas británicas en Malvinas) le empezaron a decir maliciosamente “el capitán de la flota de Sudáfrica”, porque alejó la tropa hacia el continente africano”, narró Larraquy. 

La principal preocupación británica durante la Guerra de Malvinas fueron los Super Etendard, y la razón de avanzada al continente

Woodward se preocupó: dudó del real poderío armamentístico de su enemigo. “Gran Bretaña pensó: ‘Si me pegan en el Hermes o en el Invencible, o en los buques donde está toda la logística del combate, no hay guerra posible’”. Descubrieron su propia vulnerabilidad y advirtieron que desconocían el potencial enemigo. “No sabían cuántos misiles tenía la Argentina y también se suponía que no funcionaban, porque Francia les había asegurado que no había forma de que sirvieran”, relató. En el libro, el autor contó que el General Jacques Mitterrand, aviador retirado, titular de la empresa estatal y hermano del presidente francés François Mitterrand, le dijo a Margaret Thatcher, primera ministra del Reino Unido, que no había manera de que el misil funcionara. 

La Argentina tenía solo cinco misiles Exocet. Pero Gran Bretaña solo sabía que dos aviones que habían partido del continente habían hundido a su principal buque de defensa antiaérea. Esa incertidumbre despertó la ofensiva. Rompieron con todo el protocolo: vulnerar la zona de exclusión significaba una declaración de guerra al continente. “Por eso lo llamo ‘Guerra invisible’ -dijo Larraquy-: no podían declarar la invasión porque si no se acaba la guerra, por los conflictos diplomáticos que surgirían en las Naciones Unidas y con los Estados Unidos”. Incluso Ronald Reagan, por entonces presidente estadounidense, se entera del plan británico para penetrar tierras continentales y le avisa a Thatcher que no lo haga. No le hicieron caso. 

“Nada se hace porque sí. En ese momento, el centro de gravedad de la guerra era el continente. Si Gran Bretaña no eliminaba todas las amenazas que provenían del continente no podía desembarcar en las islas”, indicó el autor. Las fuerzas británicas centraron su atención en las bases aeronavales del continente. Antes del desembarco, debía corroborar superioridad aérea y naval. Procuraron acorralar las fuerzas continentales. “Primero lo hicieron con submarinos que hacían inteligente electrónica avisando sobre aviones argentinos que salían del continente. Después intentaron un supuesto desembarco donde el destructor Piedrabuena y el destructor Bouchard, que eran los que acompañaban al Belgrano, se pusieron delante de la base aeronaval de Río Grande para protegerla. Ahí detectaron patrullas y dispararon el único tiro de los buques en toda la guerra. Esos ecos desaparecieron del radar inmediatamente”. 

El Capitán de Corbeta Augusto Bedacarratz desciende de su Super Etendard. Junto al Teniente de Navío Armando Mayora en la historia de la guerra aeronaval moderna

Al día siguiente, el 21 de mayo de 1982, se gestó la Operación Sutton, el desembarco británico en el estrecho San Carlos y el primer combate terrestre de la guerra. Inglaterra eliminó la resistencia dentro de las islas, bombardeó la Base Calderón, azotó Pradera del Ganso, pero su preocupación viajaba desde el continente en los Súper Etendard: el centro gravitacional de la guerra. “El problema estaba en el continente, no en el Puerto Argentino”, sintetizó el autor, que se sirvió de una comparación para contextualizar su análisis: desde un profundo respeto contó que el Regimiento de Infantería número 7 estuvo setenta días metido en un pozo y que pudo tirar solo dos tiros de mortero. 

Cuando Inglaterra entendió que podía perder, infringió toda convención y tratado de guerra. Asignaron un comando de ocho hombres para que emprendiera una misión imposible: infiltrarse en el continente, asaltar las bases aeronavales, destruir los Súper Etendard y matar a los pilotos. Era el plan original y la represalia ante un eventual segundo hundimiento. Así razonaron los británicos, según Larraquy: “Si a nosotros nos embocan otro misil en el Hermes o en el Invencible y no hicimos nada en el continente, sería una vergüenza. Tenemos que dar todo porque así es la guerra”. Usar un comando como fusible era algo que había que hacer. 

El libro rebosa de datos y de comprensiones técnicas. El autor, un obsesivo de la precisión en la información, se preocupó más en que el relato no perdiera el eje: el fondo de la historia es la guerra escondida. Lo describe como un capítulo inédito en el prontuario Malvinas: la guerra electrónica, la guerra de radares, la incursión en el continente con el propósito de reventar la base aeronaval. Lo que no se sabe de Malvinas lo encontró hurgando bibliografía británica y tesis doctorales de académicos en una biblioteca de Londres. 

"El libro es tan británico como argentino", relató el autor. El hundimiento del destructor Sheffield motivó las operaciones comando en el continente

Es la primera vez que un libro cuenta la historia de Andrew P. Legg sin apelar a seudónimos. Los documentos británicos resguardaron su identidad. Su nombre real se conoció en marzo de 2018 cuando publicó en la casa de subastas Wolley & Wallis un lote de objetos personales y recuerdos de su carrera militar. Vendía una boina del Special Air Services (SAS), la hombrera de Capitán, la insignia roja y oro del regimiento, un cinturón de tela azul con hebilla de metal, las alas azules que acreditan sus dotes de paracaidista, dos medallas, fotos de sus misiones y el mapa de la isla de Tierra del Fuego que usó para planear su ataque a la base de Río Grande. 

También un escrito de un tal William Barnes que se llamaba Ultimate Acceptance (“Aceptación final”). La bajada decía: “Mayo de 1982. Basado en el verdadero relato de una operación de inteligencia al continente sudamericano”. “Lo empecé a rastrear -dijo Larraquy-. Subastaba un diario secreto con un nombre supuesto de esta operación. No lo puede decir con su propio nombre porque firmó su confidencialidad. Ese libro se vende a un dólar y medio: es una visión de autor”. El historiador intercambió mails durante dos meses con una persona cercana a Legg: comprobó que el capitán de la patrulla que entró a la Argentina continental durante la guerra no quería hablar. Una frase del libro pone en relieve el suceso: “Legg desembarcaba en tierra argentina como ya lo había hecho el ejército británico en los años 1806 y 1807”. 

“Tenía 28 años, juró confidencialidad con Gran Bretaña, tuvo que renunciar al ejército, pasó 38 años en silencio y terminó trabajando como profesor de matemática”, dijo Marcelo Larraquy. Lo que hizo y no hizo Legg en el continente se dice en el libro. Pero su acción sobre la isla de Tierra del Fuego desmantela la historia oficial británica. En los archivos nacionales, las únicas operaciones que no describen son las desplegadas en el continente: se mantienen como secreto de guerra. “El que escribe la historia oficial británica no cuenta lo que pasó -apuntó el historiador-. Inglaterra no puede contar su invasión al continente porque son secretos de guerra que la comprometen. Y la Argentina tampoco la puede contar porque si no supondría que tendrían que haber pagado las pensiones de todos los combatientes”. Fueron cuatro operaciones en continente: Larraquy persiguió el rastro de un comando por el hallazgo casi fortuito del diario de guerra de un Capitán anónimo. 

El libro tiene un agradecimiento especial a Nazareno Larraquy Yaques, hijo del autor: "Lo tuve secuestrado porque su inglés es mucho mejor que el mío. En esta pandemia estuvimos cuatro meses a full. No lo podría haber hecho sin él"

Para el autor, La Guerra Invisible, el último secreto de Malvinas puede ser una gema: inspirar la revelación de nuevos últimos secretos. “Hay versiones que no pude corroborar que dicen que hubo tres helicópteros y varios comandos en el continente”, reparó y sostuvo: “En el continente se libró una guerra, una guerra electrónica pero real. Incluso hubo la caída de un helicóptero con la muerte de diez soldados que habían ido en busca de un supuesto desembarco británico el 30 de abril en Caleta Olivia. Fueron declarados muertos en combate”.

 

El libro y los meses de estudio le enseñaron que la Guerra de Malvinas no se jugó en las islas. Le asignó valor al conflicto oculto y comprendió el reclamo de los veteranos: “Siempre se ninguneó todo lo que sucedió en el continente y quedó como un reclamo marginal de soldados que pusieron una carpa en Plaza de Mayo. En las bases se vivió un estado de guerra permanente. Ellos también estuvieron en guerra, no estaban de paseo ahí. Gran Bretaña tenía los submarinos surcando el Mar Argentino a once millas y también comandos que pisaron el continente con la misión de atacarlos”.

 

Fuente: https://www.infobae.com