7 de marzo de 2023

MALVINAS: BRASIL SIGUE PERMITIENDO EL INGRESO DE BARCOS DE LA MARINA BRITÁNICA A SU TERRITORIO

 

El HMS Forth, un buque que está destinado al patrullaje de las islas, estuvo recientemente en el país vecino, donde su tripulación disputó un partido de fútbol amistoso contra miembros de las fuerzas armadas locales. 

El HMS Forth

A pesar de la histórica disputa que existe entre el Reino Unido y la Argentina por la usurpación de las Islas Malvinas y el constante reclamo internacional por su soberanía, las autoridades de Brasil continúan permitiendo el ingreso de barcos de la marina británica a su territorio. 

Recientemente, se supo que el HMS Forth, un moderno buque que desde el 2020 está destinado al patrullaje de ese archipiélago por orden de las autoridades en Londres, estuvo de visita en el país vecino, donde su tripulación disputó un encuentro deportivo amistoso con sus pares locales. 

“Recientemente, tuvimos la suerte de enfrentarnos a nuestros homólogos brasileños en un partido de fútbol. ¡Ambos equipos jugaron bien, pero la Marina Real se llevó la victoria esta vez! Esperamos con ansias nuestro próximo partido”, se precisó en la cuenta oficial de Twitter del navío. 

Esta no es la primera vez que este barco llega al continente sudamericano: en octubre del 2022 viajó hasta Río de Janeiro para participar de prácticas militares conjuntas con naves de las marinas de distintas naciones, en el marco de los ejercicios Unitas, que Estados Unidos realiza desde hace 63 años con fuerzas armadas de la región y de otras partes del mundo. 

El mensaje de la cuenta oficial del buque británico

En aquella oportunidad, el Forth incluso se prestó para una revisión de la flota inspeccionada por el entonces presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, quien durante su mandato tuvo una relación tensa con su homólogo argentino, Alberto Fernández. 

A pesar del cambio de gobierno y la asunción de Lula da Silva, más cercano al actual líder de la Casa Rosada, quien lo considera “un entrañable amigo”, el buque británico sigue ingresando al continente latinoamericano. 

En noviembre del 2022, el buque también iba a participar de la Exponaval en Valparaíso, Chile, pero finalmente no recibió la autorización por parte del gobierno de Gabriel Boric, quien prefirió evitar un conflicto diplomático con Buenos Aires. 

En diálogo con Infobae, el ex embajador en Brasil Juan Pablo Lohlé explicó que, “diplomáticamente, lo que sucede es que la Argentina acuerda restringir la movilidad de los barcos británicos mediante acuerdos de buena vecindad con los miembros del Mercosur, pero no es algo que esté legislado”. 

“Acá no hay una alteración de la norma internacional. Esto pasa todo el tiempo con barcos y aviones no sólo en Brasil, sino en todos los países limítrofes, también en Chile, Uruguay y Paraguay”, advirtió. 

Para el ex funcionario, esto ocurre “por la debilidad argentina que existe desde el punto de vista de la política internacional, que hace que las naciones vecinas digan una cosa y en la práctica hagan otra”, por lo que la Casa Rosada “tiene poco para reclamar”. 

“Yo siempre digo que estamos jugando un partido, en lo que respecta a la diplomacia, que yo llamo ‘a la bartola’, porque tiramos la pelota para cualquier lado, pero de las que tenemos que ir a buscar, no encontramos ninguna”, lamentó. 

El buque fue destinado por la Marina Real al patrullaje de las Islas Malvinas (EFE/Felipe Trueba)

Para Lohlé, este tipo de situaciones, “cuando las relaciones con los otros países no es muy buena, suelen pasar, y cuando son un poco mejores, pasa menos”, pero la Argentina “no tiene ningún peso regional para impedirlo”. 

“La pregunta que también cabe hacerse es cuál es la relación entre la Marina de Brasil y la de Gran Bretaña, porque Lula no está del todo conforme con lo que ocurre en el ámbito militar, de hecho, ha cambiado a algunos miembros de la cúpula de las Fuerzas Armadas”, cerró. 

El conflicto por el HSM Forth se da, además, luego de que el canciller Santiago Cafiero comunicara que el país daba por terminado el denominado pacto “Foradori-Duncan”, que establecía un entendimiento para la explotación de los recursos naturales en las Islas Malvinas para “promover el crecimiento económico”.

 

Fuente: https://www.infobae.com

EL GOBIERNO DEJÓ SIN EFECTO UNA RUTA AÉREA A LAS ISLAS MALVINAS QUE REALIZABA LA EMPRESA TAM

 

El decreto con la firma del presidente Alberto Fernández fue publicado este martes en el Boletín Oficial 

Vista general de un zona de Stanley en las Islas Malvinas (EFE/ Felipe Trueba)

El Gobierno Nacional dejó sin efecto una ruta aérea a las Islas Malvinas que realizaba la empresa brasileña TAM.

A través del Decreto 112/2023, publicado este martes en el Boletín Oficial, Alberto Fernández derogó el Decreto N° 602 del 30 de agosto de 2019, mediante el cual se había autorizado a TAM Linhas Aéreas S.A. a explotar servicios regulares internacionales de transporte aéreo de pasajeros, carga y correo, utilizando aeronaves de gran porte, en las rutas: San Pablo - Islas Malvinas - San Pablo; San Pablo - Córdoba - Islas Malvinas - San Pablo y San Pablo - Malvinas - Córdoba - San Pablo.

La necesidad de aumentar la frecuencia de los vuelos a las Islas había surgido de un reclamo de los mismos isleños, que buscaban poder tener mayor contacto con el continente, y debido a que los vuelos a Londres son muy costosos. Mientras que para el Gobierno argentino significaba un plan para acercar a los isleños con la Argentina, sin renunciar al reclamo de soberanía.

Mediante el mencionado decreto “se autorizó a la referida empresa de bandera brasileña, por motivos de interés general, el ejercicio de derechos de tráfico en los tramos de cabotaje Córdoba - Islas Malvinas e Islas Malvinas - Córdoba”. La operatoria se enmarcó en el “Acuerdo sobre Transportes Aéreos Regulares entre el Gobierno de la República Argentina y el Gobierno de los Estados Unidos del Brasil”, aprobado por la Ley N° 13.920, el Acta Final de la “XVIII Reunión de Consulta sobre Servicios de Transporte Aéreo entre BRASIL y ARGENTINA” del 22 de marzo de 2001 y el “Acta de la Reunión de Consulta entre Autoridades Aeronáuticas de la REPÚBLICA ARGENTINA y de la REPÚBLICA FEDERATIVA DEL BRASIL” del 19 de octubre de 2006, “que constituyen el marco bilateral que rige las relaciones aerocomerciales entre ambos países”, explicó el Poder Ejecutivo.

En aquella oportunidad se había acordado un vuelo semanal del aeropuerto internacional de Guarulhos, en San Pablo, Brasil. Que una vez por mes hagan la escala -a la ida y a la vuelta- en el Aeropuérto Ambrosio Taravella, en Córdoba. Mientras que en Malvinas se dispuso el aterrizaje en el Aeropuerto Internacional de Mount Pleasant, en la Isla Soledad, ubicada a 60 kilómetros de Puerto Argentino, la ciudad capital.

El citado servicio aéreo comenzó a operar en noviembre de 2019 y luego fue suspendido en marzo de 2020. En este marco, en el decreto que lleva las firmas del Presidente, del canciller Santiago Cafiero y del ministro de Transporte, Diego Giuliano, el Gobierno de Alberto Fernández explicó que “la prioridad” en lo relativo a la política nacional de conexión aérea con las Islas Malvinas “es la reanudación de los vuelos regulares directos desde el territorio continental argentino, y en razón de ello se ha decidido dejar sin efecto la autorización concedida por el citado Decreto N° 602/19″. “Ello teniendo, asimismo, en especial consideración que en oportunidad de acordarse lo referidos servicios aéreos, también se acordó que los mismos serían mantenidos bajo revisión”, aclaró el Poder Ejecutivo.

Semanas atrás el Gobierno logró restablecer vuelos a Malvinas desde Punta Arenas, Chile, con escala mensual en Río Gallegos, una ruta que había sido suspendida durante la pandemia de COVID-19.

Así lo había anunciado Guillermo Carmona, secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur en la Cancillería Argentina: “El gobierno argentino logró se restablezca el vuelo Punta Arenas-Río Gallegos-Malvinas a pesar de la reticencia británica, propuso vuelos directos Malvinas-territorio continental argentino y dejó sin efecto el vuelo a San Pablo que comprometió Foradori sin aval del Congreso”.

“Seguiremos propiciando un vínculo efectivo y constructivo entre Malvinas y el territorio continental argentino en favor de todos los que habitan nuestro suelo”, manifestó en aquella oportunidad el funcionario.

 

Fuente: https://www.infobae.com

4 de marzo de 2023

A 41 AÑOS DE LA GUERRA DE MALVINAS, LAS MANOS DE LOS HÉROES QUEDARON GRABADAS PARA LA HISTORIA

 

 

La comunidad de Río Gallegos recibió con honores a los combatientes de la guerra de Malvinas. Allí se inauguró un monumento para homenajearlos. 

Por Mario Markic 

Los pilotos de la guerra de Malvinas volvieron a Río Gallegos 41 años después, ya convertidos en una leyenda viviente. Hubo una parada militar, un homenaje sencillo, un minuto de silencio por la ausencias. 

La razón del reencuentro con los recuerdos fue la inauguración de un monumento celebratorio, tres pilares de granito cerca del mar, y del viejo barco Marjorie Glen, encallado desde 1911. 

Un avión Pampa pasó raudo a 1.000 kilómetros por hora, rasante sobre el antiguo barco carbonero. Y en los tótems, las manos de los pilotos, estampadas como en el salón de la fama, para la posteridad, a modo de homenaje. 

Son las manos de nuestros héroes, las mismas manos que llevaron con firmeza los comandos de los aviones que se enfrentaron cara a cara con la flota inglesa durante 74 días en la última guerra aeronaval de la historia. 

41 años después, los pilotos volvieron a Río Gallegos y formaron, ya encanecidos, pero con los mismos trajes de vuelo de aquel invierno duro. 

Los pilotos de la guerra de Malvinas volvieron a Río Gallegos 41 años después, ya convertidos en una leyenda viviente. (Foto: Captura de El Trece)

También está el barco, el viejo barco encallado en la costa de Punta Loyola que sirviera de blanco a los pilotos, un inestimable auxilio para entrenamiento antes de lanzarse al mar hacia las islas Malvinas en busca de las fragatas inglesas. 

Yo revivo en mi mente aquellos días del conflicto. Imágenes algo borrosas, pero reales, de época, que muestran lo que ocurría con hombres y máquinas todos los días de la guerra en las pistas del profundo sur patagónico. 

Y de boca de sus protagonistas, cómo luchaban contra el fantasma más temido del ser humano en situaciones límite, cuando la moneda está en el aire, y la suerte está echada. 

Solo el ojo más entrenado descubre en los alrededores rastros, vestigios de la guerra. Hay búnkeres donde guardaban los aviones, y queda la famosa casita Bariloche, donde vivían muertos de tristeza por un camarada que no volvía de la misión o felices al comprobar que la escuadrilla completa regresaba sana y salva a la base. 

Como sucedía en la casa de Río Gallegos, por ejemplo, con sus hangares y pistas de rodaje y algunos búnkeres donde vivían los artilleros que la defendían de posibles ataques aéreos ingleses. 

Lo que sí nos indican esos lugares y otros –como las bases de San Julián y Río Grande en Tierra del Fuego- son vestigios emocionales que se traducen en algunas fotos, en los escasos videos de la vida cotidiana que muestran a aquellos pilotos que pelearon a brazo partido contra el enemigo. 

Más allá del contexto político -que voy a dejar deliberadamente de lado para no contaminar el foco de la historia- hoy me interesa evocar la lucha de un puñado de hombres que pelearon por la Patria, donde muchos de ellos, muy jóvenes, por cierto, dieron la vida. 

En Río Gallegos, en la desembocadura de la ría, está el barco. Todos lo conocemos por allá. Fue un barco que traía carbón desde Inglaterra y en 1911 se incendió y quedó varado cerca de la playa. Hoy es como un lugar de visita; en verano es muy fotogénico. 

Los pilotos agradecieron a la comunidad de Río Gallegos, que fue infinitamente generosa con todos ellos y que los contuvo durante todo el conflicto. (Foto: Captura de El Trece)

¿Por qué se ha hecho famoso el Marjorie Glen en función de la guerra de Malvinas? Porque los pilotos de la Fuerza Aérea no tenían entrenamiento para atacar blancos en el mar, de modo que ese barco quieto les sirvió para entrenarse contra reloj y aprendieron rápido. Por ejemplo, volaban bajo el radar, se pegaban al mar a tres metros del agua a 900 kilómetros por hora. 

El viento encrespaba el mar y salpicaba con gotas de sal el vidrio de la cabina del piloto. El viento les impedía ver; era un ataque a ciegas. Además, estaban expuestos a los misiles, a los proyectiles defensivos de las fragatas y a los temibles Sidewinder, misiles que los aviones ingleses Harrier podían disparar hacia el frente o a cualquiera de los laterales, porque buscaban a los aviones argentinos con precisión inaudita. 

Para el parabrisas que se llenaba de sal, la solución fue casera. Un lubricante con siliconas que formaba una película que resistía el frío y que rechazaba el agua y que impedía que la sal se cristalizara. 

Hoy, el Marjorie Glen es un monumento histórico muy querido por los veteranos pilotos. Está acribillado por proyectiles y hasta fue bombardeado. 

Los A-4B Skyhawk llevaron a cabo 133 misiones de combate desde Río Gallegos. Dos escuadrones. Una veintena de sus pilotos –algunos quedaron para siempre (nueve de ellos, en rigor) en el Atlántico Sur, otros han muerto de muerte natural- concurrieron al memorial de Punta Loyola. Para los veteranos, Río Gallegos es su segundo hogar y quedará para siempre en su recuerdo. 

Los halcones del Grupo 5 de Caza (con base original en San Luis) causaron gravísimos daños a la flota inglesa, la segunda más poderosa del mundo. 

Los pilotos agradecieron a la comunidad de Río Gallegos, que fue infinitamente generosa con todos ellos y que los contuvo durante todo el conflicto. 

También los familiares del Comodoro Ernesto Dubourg, recientemente fallecido, llevaron sus cenizas a la orilla del mar y las esparcieron cerca del Marjorie Glen. Sus hijos cumplieron su deseo de reunirse en el Atlántico sur con el alma de sus nueve camaradas caídos en el cumplimiento del deber. Fue una jornada sencilla y tremendamente emotiva. 

El Marjorie Glen es un barco que quedará para la historia como ícono de la Guerra de Malvinas junto con las manos de los pilotos, esos que llevaron los Skyhawk a enfrentarse cara a cara con la muerte… y que sin dudas tienen bien ganado el reconocimiento de héroes -como los caídos en combate- y el respeto y la admiración de todos los argentinos.

 

Fuente: https://tn.com.ar

MALVINAS: EL GOBIERNO ANUNCIÓ QUE DABA DE BAJA UN ACUERDO CON LOS BRITÁNICOS QUE YA ESTABA EN DESUSO

 

 

“Cafiero notificó al canciller británico el fin del pacto Foradori-Ducan- y propone una reunión en ONU para reiniciar discusión por Soberanía”, reza la información difundida este jueves a la mañana por la cartera del ministro de Relaciones Exteriores de Argentina. 

Con este título, la Cancillería despertó a las radios y publicaciones online el día después de que 20 millones de personas se quedaron sin luz en la Argentina. Y la noticia parecía tan importante que los medios que madrugaron tomaron velozmente de la reunión entre Santiago Cafiero y su par británico James Cleverly en paralelo al encuentro con sus pares del G20, que tuvo lugar en Nueva Delhi, India. 

Sin embargo, el Gobierno viene a informar por segunda vez -la primera fue en 2020- que el comunicado conjunto de la Argentina y el Reino Unido de 2016 se daba de baja, cuando en realidad, ni siquiera bajo el gobierno de Mauricio Macri fue un acuerdo firmado con las características de pacto que el kirchnerismo le busca dar. Y oficializa al dar de baja una mera declaración bilateral su política de confrontación. 

Es decir buscan denunciar, retirar o dar de baja lo que nunca estuvo vigente de manera formal, sino que estableció una serie de metas de cooperación en todos los asuntos bilaterales -narcotráfico, inversiones, comercio, corrupción, lavado de dinero y terrorismo con el Reino Unido. Y sobre el conflicto de soberanía en el Atlántico Sur. 

El comunicado ya estuvo en desuso con las declaraciones de la cancillería de Felipe Solá y con las leyes que envió Alberto F. al Congreso. Una de ellas establecía los nuevos límites de la plataforma continental, incluyendo a la zona de disputa sobre islas del Atlántico Sur y Antártida. Y otra fue la modificación del Régimen Pesquero que estableció nuevos montos para las multas de los barcos que entren a la zona de Malvinas que administran unilateralmente isleños y británicos. 

Pero la cita, que fue pedida por Cafiero habló de poner fin al supuesto “pacto Foradori Duncan”, que es una denominación periodística para llamar en realidad a un comunicado conjunto del gobierno de Mauricio Macri y el de la ex premier Theresa May que establecía una serie de acuerdos y metas para desandar las tensiones entre los dos países surgida bajo la administración de Cristina Kirchner, que montó un bloqueo sobre los isleños como modo de conseguir hablar de soberanía, y fue un rotundo fracaso. 

Horas después, con la comunicación algo más elaborada, Cafiero tuiteó: que daba por finalizado el Comunicado Conjunto del 13 de septiembre de 2016, conocido como “Foradori-Duncan”. 

En momentos en que Alberto Fernández se encuentra embarcado en promover su reelección, estrategia en la que Cafiero es uno de sus pilares, el canciller le propuso a Cleverly “reiniciar la discusión por la soberanía de las Islas Malvinas”, lo que pide la Argentina desde hace casi dos siglos. 

Sin negociaciones previas, y con un discurso endurecido ante los medios de comunicación, Cafiero dijo que le propuso a Cleverly una “primera reunión” para que las Malvinas vuelvan a ser administradas por la Argentina, en las Naciones Unidas en Nueva York. 

Fue una movida parecida y precipitada -llaman la atención los consejos del secretario de Malvinas, Guillermo Carmona en esta materia- a la que tuvo el año pasado Alberto Fernández, cuando en una reunión paralela con el ex premier Boris Johnson le dio sin previas conversaciones que no la relación bilateral “no” iba a avanzar sino hablaban de soberanía de las Malvinas, tras lo cual el ex premier le retrucó que la cuestión de las islas se había saldado hacía 40 años con la victoria británica sobre las tropas argentinas. Ni la estrategia de Fernández, para consumo doméstico fue buena, ni lo que concluyó Johnson fue cierto porque las victorias armadas no necesariamente otorgan derechos. 

Lo cierto es que detrás de la reunión de Cafiero Cleverly hay otra cuestión polémica. Fuentes en Buenos Aires volvieron a difundir la versión de que el ex vicecanciller Carlos Foradori había firmado ese supuesto “pacto” tras emborracharse en una cena con Duncan. La versión había sido escrita por un periodista británico en un libro y fue desmentido por el mismo Duncan y rechazado en la Argentina por todo el ámbito de la oposición política. El embajador Foradori tiene una carrera intachable, es deportista, y altamente respetado por sus colegas. 

“El conocido pacto Foradori-Duncan” firmado por el anterior gobierno en 2016, fue uno de los hechos más lesivos para el histórico reclamo por el ejercicio de soberanía sobre las islas Malvinas. Ese día se publicó el acuerdo entre el vicecanciller Carlos Foradori y el ministro de Estado para Europa y las Américas, Alan Duncan”, insistieron este jueves en el gobierno. 

“Si no hubiera sido por la reacción de amplios sectores políticos y sociales, especialmente del Congreso y de veteranos de guerra sus consecuencias habrían sido irreparables”. 

Para poner las cosas en su lugar, hay que decir que el comunicado que terminó firmando él con Duncan fue negociado en realidad por la ex canciller de Macri, Susana Malcorra, su jefa. Para el caso se discutió en el Congreso, y se dejó de lado en gran parte porque fue rechazado. En sí mismo, era tibio y demasiado amplio. 

Algunas ni siquiera están vigentes, y otras las disfruta el mismo gobierno de Alberto Fernández. 

Por empezar, por medio del acuerdo se hizo el trabajo de identificación de todos los soldados argentinos que estaban sin nombre y apellido en el Cementerio de Darwin. Se hizo con el auspicio del Comité Internacional de la Cruz Roja y bajo el amparo técnico del Equipo Argentino de Antropología Forense y fue un éxito. Por el llamado Plan Proyecto Humanitario, 1 y 2 se identificaron 121 argentinos que estaban enterrados desde el final de la guerra con la placa Soldado Argentino conocido por Dios. 

Después, estableció un vuelo de Latam semanal desde San Pablo a Mount Pleasant haciendo escala mensual en la ciudad de Córdoba. Fue una segunda ruta a la que existía desde 1999 entre Punta Arenas y Malvinas, pasado una vez al mes por Río Gallegos. Ambas permanecieron cerradas durante la cuarentena del coronavirus y ahora la Argentina sólo autorizó la ruta patagónica lo que molestó mucho a los isleños. 

Por otro lado, si bien es cierto que el comunicado Foradori Duncan establecía remover los obstáculos pesqueros e hidrocarburíferos entre las islas, nunca hubo demasiadas novedades respecto a estos dos temas porque no se avanzó ni con Macri ni con Fernández. En cambio, en lo que hace a la relación bilateral con el Reino Unido hay una cantidad de movimientos importantes. Recientemente, el embajador Javier Figueroa recibió a la secretaria de Energía, Flavia Royón, que estuvo en una misión de inversiones importante, y también recibió a la número uno del CONICET, Ana Franchi. Quedaron todos contentos. 

Lo que sí es cierto, de la nota entregada por Cafiero a Cleverly es que la Argentina “ha buscado colaborar en asuntos concretos como vuelos, actividad científica en la Antártida o conservación y preservación de recursos pesqueros, sin que la disposición demostrada por la Argentina haya sido respondida de manera recíproca por su gobierno”. 

Los isleños por su parte mantienen una controvertida política, basada en su castigo a los argentinos tras la guerra de 1982. Y lo pueden hacer porque Londres consideran que tienen “derecho a la autodeterminación”. En las Naciones Unidas ello no está reconocido como tal porque también se reconoce el reclamo argentino. 

“El Reino Unido ha realizado continuadamente actos unilaterales, que han sido oportuna y debidamente protestados por la República Argentina. Asimismo, a lo largo de este tiempo, el Gobierno británico se ha negado sistemáticamente a reanudar las negociaciones de soberanía a que reiteradamente instan las Naciones Unidas”, puntualizó la Cancillería en su comunicado.

 

Fuente: https://diariolarepublica.ar

1 de marzo de 2023

CAÍDOS EN MALVINAS: LA CHARLA DE UN VETERANO ARGENTINO Y UN SOLDADO INGLÉS QUE EMOCIONÓ A ESTUDIANTES BRITÁNICOS

 

Julio Aro y Geoffrey Cardozo conmovieron al auditorio del King´s College, en la que detallaron el proceso que le devolvió la identidad a los 127 soldados que quedaron en cementerio de Darwin tras la guerra. “Los jóvenes escucharon con los ojos llenos de lágrimas”, contó Aro. 

Julio Aro y Geoffrey Cardozo (School of Security Studies de King´s College London) 

Julio Aro combatió a sus 19 años en Malvinas como soldado. Geoffrey Cardozo llegó a la islas el día que la guerra había concluido: el Reino Unido enviaba al joven Capitán para que contuviera a los soldados ingleses después de la batalla. El destino los cruzó muchos años después, en 2008, cuando una asociación de veteranos ingleses invitó al argentino, que buscaba ayudar a sus compañeros con Stress Post Traumático, para compartir las secuelas que deja la guerra. Cardozo había llegado a Coronel y su buen español lo llevó a ser traductor durante esas jornadas. Allí supo la angustia que Aro llevaba sobre sus espaldas: cuando había regresado a las islas, muchos años después del conflicto armado, había encontrado que en el cementerio de Darwin muchos de sus compañeros no estaban identificados: 122 tumbas tenían una leyenda que decía Soldado argentino solo conocido por Dios. 

“Enterré a mis amigos y no los encontré”, resumió el argentino. Cardozo no le dijo nunca hasta el día de la despedida que él había sido quien en 1982 fue encomendado por el gobierno inglés para recoger los cuerpos de los campos de batallas y darles digna y honorable sepultura. Él había creado el cementerio de Darwin, él había colocado esas placas. Y antes del adiós le entregó el documento que contenía todas las coordenadas de aquel minucioso trabajo.  

Desde ese momento Aro comenzó a trabajar por la identificación de los caídos, con el apoyo de Cardozo. Así llegó el Plan Proyecto Humanitario y la identificación de 127 soldados argentinos. 

A 40 años de la guerra, en Londres, se sentaron frente a un auditorio colmado de estudiantes del King´s College, organizado por la casa de altos estudios británica, para contar el camino que recorrieron juntos. 

“Había muchos jóvenes que escucharon con los ojos llenos de lágrimas. Fue una experiencia maravillosa junto a ellos”, le confió Aro a Infobae. “Habían tenido tiempo de estudiar el conflicto, tenían un contexto contra el cual poner lo que Julio y yo les dijimos”, amplió Cardozo. 

En las placas de los soldados no identificados se colocó la frase "Soldado argentino solo conocido por Dios", en referencia a una frase de Rudyard Kipling (Archivo DEF)

La exposición 

El encuentro se realizó en una universidad pública de investigación de Londres, que cuenta con un Departamento de Estudios de Guerra y que es una de las instituciones más antiguas de Inglaterra, por cuyas aulas pasaron estudiantes que más tarde se convirtieron en personalidades destacadas de la cultura, el arte, la política y el deporte a nivel mundial. 

Allí se contó cómo el oficial inglés se encargó del armado del Cementerio de Darwin y explicaron la compleja operación de buscar, recolectar e identificar los cuerpos de los solados argentinos que habían quedado en tumbas comunes o desparramados en los campos de batalla, “antes de brindarles el mismo funeral digno con todos los honores militares dado a los soldados británicos unos pocos meses antes”, contó Cardozo. 

“La historia es aleccionadora y ha hecho mucho para mantener los estándares éticos que uno desearía pensar que son el sello distintivo de cualquier soldado; esencialmente su deber hacia sus antiguos colegas, su compasión hacia sus afligidas familias y la caballerosidad que muestra hacia su antiguo enemigo”, dijeron en la Universidad. 

Julio Aro y Geoffrey Cardozo conmovieron a todo el auditorio (School of Security Studies de King´s College London)

Luego explicaron cómo fueron las negociaciones realizadas entre los gobiernos de la Argentina y Gran Bretaña, los habitantes de las Islas Malvinas y el Comité Internacional de la Cruz Roja. “Cada una de las partes tuvo presente que se trataba de un acontecimiento humanitario y que era necesario concretarlo”, definieron. Y subrayaron la colaboración de los isleños en todos los niveles y la importancia de la diplomacia y las declaraciones de derechos internacionales para que esta tarea fuera exitosa. 

Además, durante la conversación con Eleonora Natale, profesora de Historia Internacional y promotora de esta disertación, los soldados repasaron los acontecimientos que desde 1982 hasta hoy permitieron devolver la identidad de 127 caídos argentinos y destacaron como “figura central” de ese trabajo a las Madres de Malvinas. 

Durante la charla, Morris Tidball-Binz, ex jefe de medicina forense del Comité Internacional de la Cruz Roja, explicó cómo esta iniciativa conjunta entre el Reino Unido y la Argentina implicó la planificación del diseño y la implementación de una operación forense utilizando los Convenios de Ginebra y el Protocolo de Minnesota, dos instrumentos clave en las normas de mejores prácticas forenses. Para Tidball-Binz, el proyecto exigía "requisitos excepcionales de garantía de calidad y control, por el trabajo a realizar”. 

Julio Aro junto a su familia

Los estudiantes y la emoción del hijo de un caído británico 

“Fue una experiencia única, maravillosa. Era muy importante que la traductora sintiera lo que yo quería decir, que lo viviera y se tomó el trabajo previo de mirar algunas entrevistas que di, de hablarnos una hora antes para sentir mis emociones y sensaciones para poderlas expresar”, le contó Aro a Infobae sobre sus vivencias durante “Soldado conocido”, la conferencia en la que junto a Cardozo intercambió preguntas y respuestas con los alumnos de todas las nacionalidades que estudian en King´s y otras universidades del Reino Unido. Fue tal el impacto para ellos que calificaron el evento como el “más importante al que habían asistido en años”. 

“Hubo un público muy joven y hubo muchos diplomáticos. Hablamos solamente del amor al prójimo, de la empatía, del trabajo realizado para poder identificar a nuestros compañeros, y hablamos del amor por esta causa. Repito: la intérprete hizo muy bien su trabajo, más que bien, porque al terminar todos estaban con los ojos llenos de lágrimas”, explicó el veterano. 

Geoffrey Cardozo destacó: “La KCL preparó a sus estudiantes con un curso en las semanas previas a la presentación para que estuvieran informados sobre la historia del conflicto y pudieran asimilar mejor la presentación y aprovecharla al máximo. Hubo algunas preguntas, pero la mayoría de ellas, las más íntimas y escrutadoras, se hicieron durante la recepción informal que siguió a la presentación”. 

La presentación “Soldado Conocido”/“Known Soldier” estuvo a cargo de un argentino veterano del conflicto de 1982 y de un militar británico (School of Security Studies de King´s College London)

“Hubo chicos que pidieron disculpas por ser argentinos y no saber de este trabajo, de este proceso. Todos estaban muy emocionados. Hubo uno que particularmente nos quebró: habían organizado una especie de brindis en una mesa lateral, y no podíamos llegar porque los chicos nos paraban para poder seguir hablando”, agregó Aro. 

Entre ellos, llegó un hombre joven que los conmovió. “Estaba con los ojos llenos de lágrimas y me dijo que él tenía 3 años cuando, en 1982, su padre murió en Malvinas, que no quería ser militar sino médico, pero fue y cayó allí. Conocía todo nuestro trabajo, nos ha seguido por años y solamente quería felicitarnos... ¡Hablaba y no paraba de llorar! Lo único que me salió fue abrazarlo”. 

Ese joven que lloraba era el maestro Ben Lovett, cuyo padre fue soldado en el Tercer Regimiento de Paracaidistas. Entre 2009 y 2013, junto a su familia vivió en las Islas, donde enseñó historia en la escuela. “Es importante reconstruir el pasado fragmentado y darle algún sentido. El dolor y el sufrimiento de las familias de ambos lados es evidente incluso hoy en día, y se ve cuando todos ellos visitan las islas y recuerdan a sus seres queridos”, dijo Lovett. 

Durante la exposición estuvieron presentes diplomáticos de la cancillería británica, funcionarios de varios ministerios, miembros del CICR del Reino Unido, el representante de las Islas Malvinas en el Reino Unido y organizaciones y profesionales argentinos con sede en Londres. También estuvo el embajador argentino ante el Reino Unido e Irlanda, Javier Figueroa, y varias personas que habían vivido y trabajado en las Islas Malvinas. 

Fuente: https://www.infobae.com

9 de febrero de 2023

A 41 AÑOS DE LA GUERRA, UN SOLDADO ARGENTINO RECUPERÓ EL DIARIO QUE ESCRIBIÓ EN MALVINAS

 

Son ocho páginas que relatan parte de las experiencias del veterano de guerra Jorge “Beto” Altieri durante el conflicto del Atlántico Sur. En 2019, el casco con el que combatió en Monte Longdon había vuelto a sus manos. Quién es el militar inglés que tenía el documento, cómo lo halló y cómo lo devolvió. “Tocar ese papel es tener mi historia conmigo”, le dijo Altieri a Infobae. 

Por Hugo Martin 

Jorge "Beto" Altieri el 23 de enero de 2023, cuando recibió el diario. Y una de las ocho páginas que escribió y hoy tiene en su poder (gentileza Agustín Vázquez y Jorge Altieri) 

De a poco, Jorge “Beto” Altieri (60) va armando su propio rompecabezas de Malvinas. Hace cuatro años, en 2019, recibió emocionado el casco con el que combatió en Monte Longdon, la batalla más sangrienta del conflicto, que lo salvó de una muerte segura. Ahora, es el diario que escribió en las islas, en el que reflejó, a los apurones, su vida en medio de las bombas, el frío, el hambre y el deseo de volver a ver sus padres. Había quedado en el escenario trágico de un combate donde murieron 31 argentinos y 20 británicos. Abandonado y a merced del viento implacable de las islas. 

Son ocho páginas escritas de anverso y reverso en birome azul, en mayúsculas, a veces en diagonal, con la letra por momentos grande y otros chiquita, como queriendo ganarle espacio al blanco de las primeras hojas del libro “Sasquatch, enigma antropológico”, de Renzo Cantagalli, editado por A.T.E. en el año 1979. “Beto” aprovechó cada milímetro de la portada, anteportada, presentación e índice de la obra. “Como podés ver, hay muchas faltas de ortografía. Hay palabras que ni yo entiendo ahora”, le cuenta risueño Altieri a Infobae.  

“Beto” Altieri, nacido en Banfield el 4 de abril de 1962, vivía en Lanús cuando fue convocado a Malvinas. El viernes 9 de abril de 1982 tenía 20 años cuando le llegó la citación del Regimiento 7 de La Plata. A los pocos días viajó hacia las islas: “El martes 13 salimos del Regimiento 7 hacia Palomar. Cuando llegamos, nuestro jefe dijo, ‘de acá no partimos hasta que sea el 14, porque el martes 13 ni te cases ni te embarques’. El 14 a la madrugada volamos a Río Gallegos. Esa misma mañana salimos para Malvinas pero volvimos porque un Fokker se había salido de pista. Así que el 15 cruzamos a las islas”. 

Recuerdos de la guerra 

El diario comienza, precisamente, con el relato de por qué comenzó a escribir sobre un libro. “El jueves 15 de abril de 1982 tomé por prestado este libro del aeropuerto de Río Gallegos, dos horas antes de partir con rumbo hacia las Islas Malvinas…”. Hoy, le explica un poco más a Infobae: “A mi desde chico me gustaron las cosas paranormales, como la psicofonía. Y cuando vi este libro sobre el Yeti, dije ‘esto es lo que nos gusta a mí y a mi hermano más grande, Juan Carlos’. Pero siempre tuve la intención de devolver el libro”. 

El casco que recuperó Beto Altieri en 2019 junto a las páginas del diario que escribió en Malvinas y tiene en su poder después de 41 años

También recuerda que no comenzó a escribir el mismo día de la partida, sino que lo habrá hecho “el 17 o el 18″. Por eso, luego de la llegada, narró: “Emprendimos una larga marcha, la cual empezó a las 12 horas. y terminó a las 18,30 horas. Caminamos aproximadamente 20 km. hasta llegar a una escuela en la cual racionamos en caliente y pasamos la noche un poco mojados, pues en la marcha había empezado a llover…” 

Más tarde relata la llegada al Monte Longdon, las dos latas de “ración fría” que el jefe, el Subteniente Juan Domingo Baldini, les hizo comer y lo que debieron acarrear hasta sus posiciones. Luego, el escrito describe el lugar donde le tocó estar, y se detiene en el 1º de mayo, cuando comenzaron los bombardeos. “A las 5.30 horas cambió el destino de nuestras vidas porque empezó el ataque aéreo del enemigo. Nos despertamos con un fuerte estallido y después con “¡alerta roja!” y salimos todos de las posiciones y veníamos como en aeroparque (sic) de Malvinas se iniciaba un violento combate y nuestra artillería antiaérea ponía fuera de combate a 4 aviones ingleses, 3 en el mar y uno cayó a tierra espectacularmente…” 

El clima de la narración de aquel joven de 20 años, a partir de ahí, cambia: “Estábamos salvados por la gracia de Dios pues habíamos estado caminando por los campos minados. Los días pasan sucesivamente con ataques de la artillería naval y aviación de ellos. Llegó el 19 de mayo y todavía estamos aquí, sufriendo una gran desesperación por no tener noticias de mis padres a los que ahora me doy cuenta cuánto que los amo y los extraño…”. 

A veces, la impotencia hacía aflorar una bronca que cambió por valor cuando el 11 de junio comenzó el combate de Monte Longdon: “Hoy 20 amaneció como los días en estas putas islas en las cuales no vale la pena derramar tanta sangre. Estoy metido en la carpa pues el pozo se llenó de agua. Estoy solo, Darío fue a buscar las marmitas y me dejó su fusil, casco, correaje, granadas… más lo mío. Recién se acaba de ir el Cabo 1º Diaz y me dijo que teníamos para 20 días más y que cobraríamos 250 palos + o -, con esa plata podré comprar una cocina nueva como regalo para mamá”. 

Las primeras cuatro páginas escritas por Beto Altieri en su posición del Monte Longdon

También la comida -y en consecuencia el hambre- pasó a ser un tema central en los relatos. “Hoy sábado 22/5/82 conseguimos algunas tripas de oveja y un pedazo de grasa, la cual derretimos y comimos el chicharrón. Con la grasa freímos las tripas y el bofe, el resto lo comimos a las 11 horas y a las 2 de la tarde vino la radió de media marmita de arroz con una galletita oficina (Sic) la cual la guardé hasta las 5 de la tarde y la comimos untada con la grasa que quedaba del mediodía y después hicimos los turnos de guardia…” 

Por fin, el 22 de mayo tuvo una gran noticia, que contó un día después: “Hoy domingo 23/5/82 desayunamos ½ tarro de mate y esperamos la comida. Ayer recibí dos cartas, una de mi mami y otra de Alicia (Nota: una abogada amiga de la madre) y me alegré mucho de que todos estén bien y se preocupen por mis padres, pues es lo más grande que tengo en la vida. Para dejarlos más tranquilos, hoy les mandé un telegrama diciendo que estoy bien…” 

El 24, cuenta un episodio con el Subteniente Baldini, por el que califica de “peor calaña” a algunos de quienes están con él en Monte Longdon: “Al Subteniente le han robado una lata de dulce de batata con chocolate que pensaba repartir el día 25…” Y también, la esperanza por pegar la vuelta a casa: “Lo único que esperamos es que la nueva bola que se corre que es el día 9/6/82 tenemos que estar en el regimiento pues a los soldados nuevos se les termina la licencia que tenían y tienen que prepararse para la jura de la bandera, y espero que esta vez se haga realidad pues no aguanto más. Aquí en esta soledad de la montaña la única cosa en que se está pensando continuamente es en la familia y en comer millares de cosas cuando regrese a casa”. 

La necesidad de expresarse está patente: “Se extraña mucho, cada día necesito más el escribir en este libro pues pareciera que me estuviera desahogando al expresar lo que siento. Todo esto parece una pavada pero yo les aseguro que no es nada lindo estar separado de sus seres queridos por 60 días…” 

Las últimas cuatro páginas del diario de Beto Altieri

El 25 revela que “aquí empecé a fumar, no mucho pero si de vez en cuando el Subteniente no da los cigarros, que esto sucede una vez cada semana. Espero regresar a casa y dejar de hacerlo”. 

Algunos párrafos dejan de tener la precisión de una fecha: “Ya tengo las dos cartas de mi hermano Juan y me dice que soy tío de nuevo de una nena, me alegro mucho tener esas cargas…” 

“Para las cuatro de la tarde nos enteramos de que si se producía un cese de hostilidades de 7 días el General podía hacer el relevo de las tropas de la 10ª Brigada a la cual pertenezco. Y el Papa estaba por ir a Inglaterra y luego a la Argentina. Hoy mandé una carta a mis padres contándoles algo de aquí y pidiéndole una encomienda, pero yo espero llegar antes que la carta”. 

A comienzos de junio, el tono con el que escribe, la letra más desprolija y lo breve de cada descripción marcaba que la tropa sentía que el combate estaba próximo: “1/6/82, anoche cañonearon la zona, hoy a la mañana se esperaba un ataque pero no pasó nada, lo único son las baterías navales… Hoy me cambiaron al compañero de carpa y me pusieron uno que no vale la pena gastar tinta. A Darío (González, con quien aún se habla por teléfono) lo extraño mucho pues él es como mi hermano, aquí nos contamos cosas y planeamos juntos muchas salidas que las vamos a realizar, si Dios nos ampara, allá…” 

La comida se volvió, en un punto, un tema recurrente: “Después de haberme comido las latas me agarró una diarrea tremenda. Anoche en el turno que me tocaba dormir empiezan con que a 300 metros había enemigos y tuvimos que estar los 2 apostados toda la noche. Hoy amaneció sin novedad, con neblina y nublado. Mi nuevo compañero fue a buscar galletas que según él había escondido cerca del carro aguatero. Trajo un puñado del cual me dio dos y dos bolsas de sal gruesa. Ya para la hora de la comida nos fuimos yo y dos más al rancho para ver si comíamos ahí y después en la sección o sea dos veces, pero nos nos quisieron dar. Cuando regresamos estaban por comer y nos repartieron un turrón, una pastilla y dos galletitas de la cual el hijo de puta del Cabo 1º me dio una y media…” 

La tapa original del libro "Sasquatch, enigma antropológico", que Jorge Altieri tomó del kiosko de diarios del aeropuerto de Río Gallegos en 1982, dos horas antes de viajar a Malvinas. En sus primeras páginas escribió el diario

Ahí se termina el diario. Quedó media página en blanco. Hoy, Altieri intenta recordar por qué dejó de escribir: “Lo último habrá sido el 2 de junio, porque después, el 5 o el 8, cayó una bomba en nuestra posición y al soldado Grillo lo hirió en el brazo. Hicimos la camilla y lo llevamos al camino. Cuando marchábamos pasó un Sea Harrier y el Sargento nos ordenó cubrirnos. Yo me tiré encima de mi compañero. La ráfaga cayó un poco más adelante de nosotros, donde estaba nuestro rancho de tropa. Después vino el jeep y lo llevaron. Volvimos a la posición, la carpa estaba toda agujereada, la armamos otra vez, pero me dije ‘basta, suspendé todo’, y dejé de escribir”. 

El 11, Altieri combatió con bravura en la batalla del Monte Longdon. Su posición se ubicaba en la segunda olla del cerro. “Cuando no se podía aguantar más, nos cambiamos de lugar, más abajo del monte. Nos encontramos con una ametralladora MAG del regimiento 1 de Patricios. Apareció el Sargento Jorge Alberto Ron y pidió voluntarios para subir nuevamente al monte. Nos ofrecimos 2, Fernández Brito y yo y avanzamos”. Cuando avanzaba, un disparo de mortero mató al Sargento Ron y las esquirlas hirieron a Fernández Brito en las piernas y en la cabeza a Altieri. Lo salvó de morir el casco que recuperó en el 2019. Perdió tejido de la parte izquierda del cerebro, su ojo izquierdo -hoy tiene una prótesis-. Estuvo internado en el hospital de Malvinas hasta que regresó en el último Hércules que abandonó las islas, justo antes de la rendición. Luego quedó en coma en Comodoro Rivadavia y, ya en Buenos Aires, estuvo en el Hospital Militar. Quedó con secuelas de movilidad en brazos y piernas. 

Al regresar de las islas, trabajó como vendedor ambulante y luego en PAMI hasta que se jubiló. También lo ayudaron. Recuerda a Amalita Fortabat, que le pagó una operación para poder recuperar la audición. 

Hoy Beto está casado, tiene dos hijos, vive en San Vicente, provincia de Buenos Aires y regresó tres veces a Malvinas. Recorrió su posición pero no halló nada. “Pensé que nunca iba a encontrar ese libro. Hay cosas fuertes que escribí, el insultar a un Cabo por darme media galletita menos. Era tanta el hambre que teníamos, que eso era motivo…”, justifica hoy. 

Beto Altieri con su padre, internado en el hospital Regional de Comodoro Rivadavia después de la guerra


El largo viaje del diario de Beto 

Este sábado 4 de febrero, Infobae publicó la historia de la carta que envió desde las islas, pero nunca llegó, del soldado Oscar Bauchi, que fue llevada a Inglaterra, subastada y adquirida por un coleccionista británico. El que lo alertó fue Agustín Vázquez, un apasionado del tema Malvinas. Él fue quien le consiguió a Altieri las páginas sueltas de su diario. “Yo tengo un gran interés por todo lo referido a Malvinas y las historias personales de los combatientes tanto argentinos como ingleses. Para mí son memorias de lucha, entrega y patriotismo que no se deben olvidar”. 

Por medio de las redes sociales, Vázquez se relacionó con algunos veteranos de guerra británicos. “Muchos de ellos, con historias tan interesantes y sacrificadas como las de nuestros propios soldados”, acota. Uno de ellos es Bryn Whyte, quien era oficial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército Británico. Este oficial -cuenta Vázquez- cumplió varias misiones en las islas, pero “básicamente se dedicó al desminado y desactivación de explosivos dejados en los campos de batalla y otras zonas que rodeaban Puerto Argentino”. 

Así, en esa tarea, Whyte dio con las páginas que hoy atesora Altieri. Continúa Vázquez con la reconstrucción del largo camino del diario: “En Julio de 1982, a Whyte le tocó ir a Monte Longdon, un mes después de haber finalizado el encarnizado combate que tantas bajas dejó en ambos bandos. A medida que Bryn iba revisando la montaña en busca de minas o artefactos explosivos, se topó con una posición que había sido ocupada por tropas argentinas del Regimiento de Infantería 7. Allí encontró un libro, ‘con varias páginas que parecían volarse por el viento’, según sus palabras. Lo revisó y sin detenerse mucho las arrancó para ponerlas en una bolsa plástica y seguir con su tarea”. 

En esa posición, supo después, había combatido Jorge “Beto” Altieri.

 

Bryn Whyte, el soldado inglés que inspeccionó la zona de la batalla de Monte Longdon y halló el diario de Altieri

A mediados de 2020, en medio de la pandemia y 38 años después de finalizada la guerra, Bryn Whyte le envió a Vázquez un mail con las fotos del diario. Le explicó dónde lo había hallado y le pidió si había posibilidades de encontrar al soldado que lo había escrito, para devolvérselo. “En caso que hubiera fallecido, quería dárselo a su familia”, cuenta Vázquez. 

El principal problema era que las páginas del diario no tenían el nombre del autor. Iba a ser una tarea difícil dar con él. Y así fue: a Vázquez le llevó más de dos años dar con Altieri. “Comencé a indagar con otros veteranos del Regimiento de Infantería 7 que estuvieron en Monte Longdon, les pregunté si recordaban algún camarada que haya escrito en las posiciones, o que haya mencionado que tenía un diario personal. También consulté al Coronel Carlos Carrizo Salvadores, el 2º Jefe del Regimiento y encargado de las tropas en Longdon, pero no recordaba nada de ello”. 

Las chances se agotaban, pero el empecinamiento de Vázquez y su amor por Malvinas dio sus frutos. “Me topé con la ayuda de un veterano de la misma unidad: el soldado Gustavo Guillermo Córdoba. Fue determinante para hacer un análisis más fino y minucioso de algunos detalles que se leían en el diario. Algunos nombres de personas eran mencionados; fragmentos que únicamente podrían ser entendidos por quien lo había escrito en 1982. Eso fue clave para indagar a ‘Beto’ Altieri y sacarnos la duda si esas hojas habían estado en su poder y si, efectivamente, él era el autor”.

 

La foto de soldado conscripto de Altieri, que fue a Malvinas con el Regimiento 7 de la Plata


Cuenta Altieri que “en lo que escribí, en ningún lado dice mi nombre. Pero un día del año pasado estábamos en una reunión por el compañero veterano Omar Brito, muerto por un francotirador en Malvinas, del que no se conoce el destino. Un soldado que estaba ahí empezó a preguntar si alguien conocía a un veterano de apellido ‘Alviri’… A los dos o tres días, otro compañero, de apellido Córdoba, me dijo que un muchacho de Santa Fe había hecho contacto con un inglés, si sabía de un diario, y me empieza a leer las hojas que podía entender. En una parte dice que el Cabo Carrizo había ido a buscar cosas abajo y volvió… y yo había ido con él. Pero cuando empezó a leer la parte de familia y la comida, nombra que ‘la mujer del hermano Juan había tenido una hija, que la cuñada Caty hacía unas ricas bombas de crema’. Entonces le dije, ‘¡ese soy yo, boludo!’. Y le anticipé que decía que ‘la Mary hace una rica pasta frola, que Diana hace unas empanadas de queso con choclo riquísimas’… Y me confirmó… Le dije ‘esas son mis cosas, ¿dónde están?. Las tiene un inglés”. 

Vázquez, por su parte, luego de asegurarse que el diario pertenecía a Altieri, se comunicó con él. “En un principio íbamos a viajar a Inglaterra para encontrarnos personalmente con Bryn, pero por diversas razones esto no pudo concretarse. El veterano británico decidió enviarme por correo el diario de Beto, que recibí el 29 de Diciembre de 2022″. 

La emoción de Beto Altieri y su hijo el día que recibió su casco en la redacción de Infobae (Maximiliano Luna)

El 19 de enero de 2023, Vázquez viajó a Buenos Aires para reunirse con Altieri y cumplir con la misión que se había impuesto. Dice que entre lágrimas y con voz apagada, Beto solo atinó a decirle “Muchas Gracias por esto”. Después de casi 41 años de espera, se había reencontrado con una parte suya que había quedado en Monte Longdon.

“Beto” Altieri cuida su diario: plastificó cada página. Para él, conservarlo significa “tener prendida la llama de la gesta y el respeto al soldado británico, a quien me gustaría conocer, que lo tuvo en su poder y me lo entregó sin cobrar un peso, ni siquiera las estampillas. Cuando lo tomé en mis manos sentí un escalofrío, porque son pocas hojitas, pero para mí tienen mucho valor. Poder tocar el papel ese que escribí en aquellos meses de mayo y junio es recordar lo vivido con cada uno de mis compañeros, y tener parte de mi historia conmigo”.

 

Fuente: https://www.infobae.com