31 de marzo de 2021

MALVINAS: EL GOBIERNO ARGENTINO EVALÚA RESCINDIR ACUERDOS HISTÓRICOS CON EL REINO UNIDO

 

Alberto Fernández buscaría dar un golpe de efecto en la opinión pública para intentar conquistar a un sector del electorado que le resulta esquivo: nacionalistas, ex combatientes y militares. Los pactos de Madrid (I y II) y la hoja de ruta Foradori-Duncan, en la mira de la Cancillería. 

Por Laureano Pérez Izquierdo

El canciller Felipe Solá y el presidente argentino Alberto Fernández, durante una gira. Ambos evalúan eliminar acuerdos estratégicos firmados hace 30 años con el Reino Unido

El canciller Felipe Solá y el presidente argentino Alberto Fernández, durante una gira. Ambos evalúan eliminar acuerdos estratégicos firmados hace 30 años con el Reino Unido

El gobierno de Alberto Fernández evalúa por estas horas ejecutar un golpe de efecto de consecuencias inciertas: rescindir definitivamente los avances bilaterales que se firmaron en los últimos 30 años en materia de relaciones diplomáticas entre la Argentina y el Reino Unido, vínculo roto tras la guerra de Malvinas de 1982 y recompuesto 8 años después.

La administración kirchnerista -bajo el consejo del Ministerio de Relaciones Exteriores- pretendería así ganar algo de simpatía en parte de la población, sobre todo en aquel público esquivo en el cual se cuentan militares, un núcleo afín de ex combatientes y sectores nacionalistas, de mayor sensibilidad sobre la soberanía de las islas.

Fuentes diplomáticas confirmaron a Infobae que el análisis del gobierno radicaría en utilizar la fecha de la recuperación de las Malvinas -2 de abril- para realizar el anuncio. Así se daría marcha atrás con los acuerdos de Madrid I y II (febrero de 1990) por los cuales se retomaron las relaciones diplomáticas entre ambos países. Gracias a ambos acuerdos, se conformó una comunicación continua de consulta entre Buenos Aires y Londres para normalizar los lazos y, en especial, la situación del Atlántico Sur. Además de cuestiones políticas y militares, el pacto abarcaba también temas referentes con la pesca y otros sectores económicos, para evitar litigios y conflictos futuros.  

Por su parte, el entendimiento bilateral firmado el 13 de septiembre de 2016 y conocido como Foradori-Duncan -por los nombres del ex vicecanciller argentino Carlos Foradori y el ministro de Estado para Europa y las Américas de la Secretaría de Relaciones Exteriores y Commonwealth, Alan Duncan- también está en la mira de Fernández y sus asesores más próximos. Que esa hoja de intenciones haya sido emitida durante la gestión de Mauricio Macri le permitirá al gobierno argentino imprimirle un sesgo de carácter épico a la decisión. En el Palacio San Martín ríen por lo bajo: “Van a derogar un comunicado de prensa”. 

Sin embargo, cerca de la Casa Rosada se ilusionan: “Derogar esos acuerdos lo revindicaría (al Presidente) con los argentinos y, sobre todo, la Causa Malvinas. Es un acto administrativo que tiene una gran repercusión política para el mundo, para los militares y retirados argentinos, para los veteranos. Además, todo el pueblo nacionalista lo apoyaría”. 

En despachos gubernamentales creen que pelearse en este momento con el Reino Unido es una buena idea. A esa estrategia se le suman los desaires a los Estados Unidos, Chile, Brasil y Uruguay, y a su cada vez mayor proximidad con Caracas. El último guiño fue el portazo al Grupo de Lima. Según los cálculos oficialistas, la movida podría fortalecer la identificación con el ala dura de la alianza gobernante a la que se agregarían nuevos sectores de la sociedad, en momentos en que se evidencia una crisis política profunda, falta de respuesta ante la pandemia, un debilitamiento institucional y una marcha alarmante de la economía. 

Déjà vu nacionalista 

Entre los argumentos que exponen los retractores del pacto, figuran que el documento firmado por el entonces gobierno de Mauricio Macri no pasó por el Congreso Nacional y que los puntos tratados sólo favorecen a la posición británica y que por tal motivo debería derogarse. Dos de las voces que más se opusieron a este acuerdo son las de la ex senadora por Río Negro Magdalena Odarda -en el presente presidenta del Instituto Nacional de Asuntos Indígenas- que presentó un proyecto de ley para derogarlo en 2019 y del Secretario de Malvinas, Antártida y Atlántico Sur, Daniel Filmus. 

En septiembre de ese mismo año 2019, Filmus escribió una columna de opinión anunciando las que serían bases de su trabajo en la Cancillería: “Estamos convencidos de que en el próximo gobierno la Cuestión Malvinas volverá a ser una política de Estado. Con esa convicción, las argentinas y los argentinos seguiremos reclamando por la vía diplomática y pacífica nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, Georgias, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes. El siglo XXI no da lugar a que continúen vigentes situaciones tan anacrónicas e injustas como el colonialismo”. El ex ministro de Educación reprochaba al saliente gobierno de Macri haberse sometido a los pedidos de la por entonces primera ministra Theresa May. 

Andrés Cisneros, uno de los diplomáticos de mayor trayectoria de la Argentina, recordó a Infobae cómo se diseñaron los acuerdos alcanzados con el Reino Unido durante los primeros meses de la administración de Carlos Menem. En aquel entonces era el vicecanciller de Guido Di Tella. También explicó que gracias a esos tratados se consiguieron progresos en varias áreas, luego dinamitadas por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner y Macri. 

Cisneros remarcó que si bien en el sector petrolífero no se registraron mejoras -por los altos costos de producción-, sí se consiguieron logros en recursos naturales pesqueros. “En pesca nos fue mejor, y por algunos años compartimos bastante equitativamente el recurso. Luego vino el kirchnerismo, cesó de aplicar el acuerdo y ahora los ingleses se llevan todo. La conexión aérea fue un progreso, luego torpedeado por las administraciones kirchneristas y mal rematado en el período de Macri”. 

Para el embajador de carrera Roberto García Moritán de confirmarse esta maniobra se pondría de manifiesto la “improvisación y falta de experiencia” en materia exterior de la actual cancillería. “Yo en estos temas tan sensibles como Malvinas prefiero la serenidad. Una relación tan compleja requiere de un momento de mayor tranquilidad, más que de agitar aguas y demoler es más fácil que construir”, expresó en diálogo con Infobae. 

García Moritán cree que no sería oportuna una rescisión de aquellos acuerdos, sobre todo los de Madrid. “Madrid I estableció la reanudación de las relaciones diplomáticas y consulares. ¿Se suspenden las relaciones diplomáticas?”, se preguntó. Además, se mostró preocupado por la posibilidad de que la toma de decisiones en cuestiones de política internacional estuviera manchada por temas domésticos. “Sería una pena mezclar temas locales con temas tan importantes”, advirtió. 

“Si ahora terminan cortando todo, los que van a celebrar son los ingleses: sus futuras entradas al continente ya no tendrán que ser a través de la Argentina, sino que podrán volar y comerciar aún más con cualquiera de nuestros vecinos”, dijo por su parte Cisneros. Para el ex hombre fuerte del Palacio San Martín “esta medida cancelatoria empalma como un guante con el resto de una política exterior aislacionista, patriotera y demagógica. Todo el mundo lo estaba esperando”. 

Desde el Reino Unido, la potencial medida de la actual administración es vista como un déjá vu de la trágica decisión tomada por el ex dictador Leopoldo Fortunato Galtieri, quien ordenó la invasión a las islas hace 39 años. “Si el gobierno argentino deroga estos acuerdos representaría un serio paso para atrás en las relaciones entre los dos países y para las posibilidades de un acuerdo eventual”, dijo a Infobae el experimentado diplomático británico Dudley Ankerson, quien fuera miembro del Servicio Diplomático de Reino Unido entre 1976 a 2006. 

“Supongo que el presidente Fernández, bajo la influencia de CFK (Cristina Fernández de Kirchner), va a tratar de utilizar el tema de las Malvinas para distraer la atención del público de los problemas de su gobierno, igual a lo que hiciera Galtieri y la Junta en 1982″, remarcó el embajador mientras disfruta de sus vacaciones. Para Ankerson, “la mejor esperanza para la Argentina de conseguir la soberanía sobre las islas a largo plazo sería ganarse la buena voluntad a los isleños. Esto ha sido el caso siempre”. Sin embargo, la estrategia de la Casa Rosada en la actualidad se basaría en caminos más hostiles hacia sus habitantes. 

Los acuerdos de Madrid 

“Desde tiempos inmemoriales, todo país que pierde una guerra comienza la recuperación tratando de reinstalar la situación previa a ella. (Raúl) Alfonsín no había puesto punto final al Estado de guerra y comenzamos por declararlo, por volver a mantener relaciones diplomáticas con el Reino Unido”, indicó Cisneros al hacer un balance de ese tiempo de estrategia exterior. 

Cisneros recordó que en aquella época -tal como ahora- muchos protagonistas de la vida política argentina “seguían batiendo el parche del patrioterismo y la demagogia que a nada condujo nunca más que al engaño de la gente”. 

“Nuestra visión era que llegaríamos más rápido a un arreglo definitivo con los ingleses, satisfactorio para ambas partes si en lugar de insultarnos iniciábamos tareas cooperativas que exhibieran al mundo una actitud distinta de la de Galtieri y permitieran ir pavimentando el camino de esa solución definitiva”, subrayó. “Los acuerdos que ahora se amenaza cancelar fueron un intento en esa dirección. ¿Fueron perfectos? No. ¿Se pudo haber conseguido más? Tal vez, pero no se obtiene demasiado luego de una guerra iniciada por nosotros mismos y que, encima, perdimos”, añadió. 

Hoy, esos avances están cerca de ser dinamitados por una nueva especulación coyuntural. La cancillería que conduce Felipe Solá busca exhibir un “logro” en la arena internacional con una maniobra que deterioraría las relaciones con el Reino Unido. Rescindir los acuerdos de Madrid dejaría al país a las puertas de la ruptura diplomática con Londres. Derogar un comunicado de prensa, un homenaje al teatro del absurdo. La original heterodoxia diplomática del gobierno de Alberto Fernández podría desembocar en un último empujón al aislamiento final al que se conduce la Argentina.  

Fuente: https://www.infobae.com

27 de marzo de 2021

LA CONMOVEDORA HISTORIA DE JULIO ARO, EL VETERANO DE MALVINAS POSTULADO AL NOBEL DE LA PAZ


El argentino y el británico Geoffrey Cardozo están postulados al Nobel de la Paz por su trabajo para ayudar a identificar a los caídos enterrados en el Cementerio de Darwin. A ese trabajo, se le suma un nuevo desafío: ayudar a los padres de esos soldados. 

Por Patricia Fernández Mainardi 

Julio Aro junto a Geoffrey Cardoso, ambos postulados al premio Nobel de la Paz por el Plan Proyecto Humanitario "Malvinas" para identificar a los caídos enterrados en el Cementerio de Darwin. Foto: Gentileza Julio Aro.
 

El 14 de junio de 1982 finalizaba la guerra para los argentinos que se encontraban en Malvinas. A partir de ese momento, un oficial inglés, Geoffrey Cardozo, se encargó del armado del Cementerio de Darwin. Pero, ante la falta de objetos que permitieran la identificación de los cuerpos, quedaron 122 tumbas que solo llevaban la inscripción “soldado argentino solo conocido por Dios”. Años más tarde, cuando los familiares de los caídos visitaron las islas para despedir a sus hijos, hermanos y esposos, debieron elegir una cruz sin nombre para poder rezar y dejarles una ofrenda. 

El marplatense Julio Aro había participado de la guerra con el Regimiento de Infantería 6. Al volver de las islas, en 1982, y sin varios de sus compañeros, Julio sintió que había dejado en el archipiélago parte de él. En diálogo con DEF, el hoy postulado al Nobel de la Paz junto a Cardozo –quien colaboró con él para poder concretar el Plan Proyecto Humanitario “Malvinas” a fin de identificar a los caídos enterrados en el cementerio de Darwin–, Aro contó detalles sobre las dificultades y los desafíos con los que se toparon en este camino, habló sobre la Fundación “No me olvides” y recordó su compromiso con las madres y padres que, en 1982, entregaron sus hijos a la Patria. 

En la imagen, se ve a Aro en el cementerio de Darwin. El trabajo comenzó en 2008 y, al día de hoy, hay 115 soldados identificados; todavía restan identificar 7 cuerpos más. Foto: Gentileza Julio Aro.

 -¿Cómo recibiste la noticia de la nominación?

 -Sorprendido, porque no es la primera vez que nos postulan. Esta vez, con una injerencia mayor. Me llegó un mensaje desde Noruega, porque habían aprobado los papeles. A partir de entonces, el teléfono no paró de sonar. Lo lindo de esto es que, en esta postulación, no solo están Julio y Geoffrey, sino que además están Antropología Forense, los gobiernos de ambos países, las embajadas.

En caso de resultar premiados, los ganadores serían todos mis compañeros que no volvieron y cada una de esas madres que los parieron.

-¿Cómo empezó este trabajo?

-Arrancamos en 2008, sin saber qué es lo que íbamos a hacer. En abril de ese año, yo estaba en las islas. Había ido a buscar al Julio Aro que dejé. Fui también a buscar a compañeros que había enterrado y no encontré. Fui al cementerio y me desesperé al ver las 122 placas con la leyenda de “soldado argentino”. Me puse en el lugar de ellos, porque, si me hubiera tocado quedarme en las islas, yo hubiera sido uno más, ya que no tenía mi chapita.


Elma Pelozo frente a la tumba de su hijo. "Esto podría llevarme la vida entera, pero lo volvería a hacer un millón de veces más. Mis horas están dedicadas a los familiares", dice Julio. Foto: Gentileza Julio Aro.

 Eso me permitió entender, después de mucho tiempo, el dolor y sufrimiento de las madres. Cuando yo le comenté a la mía lo que había vivido, me dijo que no hubiera estado un segundo de su vida sin buscarme. Eso hizo que, en el mismo año, hiciéramos un proyecto de identidad compartida que consistía en colocar una mamá de un soldado inglés y de uno argentino, ambas con hijos caídos, y preguntarles quién había ganado la guerra. No obtuvimos respuesta, porque, en realidad, las dos perdieron al perder a su ser querido. Ese proyecto fue el que llevó a que los ingleses nos invitasen a Londres.

 -¿Qué ocurrió durante esa visita?

 -Fuimos para hablar de nuestras experiencias. Me fui con una carga emocional muy fuerte. El 17 de octubre de 2008 estaba pisando Londres, pero el 14 había enterrado a mi hermano mayor, que había fallecido. Gracias a Dios, como cuando hay un hilo mágico, ocurrió algo. Yo no hablo ni una palabra de inglés. Quienes nos invitaron nos ponían diferentes traductores, entre ellos Geoffrey. Y, siempre, terminábamos las charlas de la misma manera: no comprendíamos las placas y manifestábamos que queríamos recuperar la identidad de nuestros compañeros. Entonces, Geoffrey pidió permanecer como traductor. Él cuenta que vio que teníamos una necesidad.

 Un sábado que queríamos ir a ver Carlitos Tevez, que estaba en Londres, nos dijeron que no íbamos a poder porque teníamos una reunión. Nos encontramos con una sola persona: Geoffrey. Nos aconsejaron, por la experiencia que tenían, que sería bueno armar una fundación. 

Cardoso y Aro junto a Roger Waters en los premios "Dos rosas por la Paz". Foto: Gentileza Julio Aro.

 -Y lo hicieron…

-Ahí nació la Fundación “No me olvides”. Geoffrey nos contó quién era y, cuando nos acompañó al taxi, nos dio un sobre. “Sabrán qué hacer con él”, nos dijo. La información no era secreta, la tenían nuestros gobiernos y la Cruz Roja. Eran muchas hojas en inglés. Había fotos y coordenadas. Cuando regresamos al país, las hicimos traducir. La verdad es que te da impotencia porque, en ese informe, decía que ya se había llamado al gobierno argentino para que antes del 19 de febrero de 1983 fuera a reconocer a sus muertos, y no fue nadie. 

Hubo una ceremonia con todos los honores, realizada por Geoffrey Cardozo, aquel 19 de febrero de 1983, en el Cementerio de Darwin. Cuando lo cuento, se me pone la piel de gallina. 

-¿Qué ocurrió después? 

-Al ver esa información, uno de mis compañeros, José María, descubre que en la parcela A, fila 2, tumba 15, donde estaba la leyenda de “soldado argentino”, había unos números. Para él, era un documento. Lo googleamos y correspondía a un soldado correntino llamado Gabino Ruiz Díaz. Pudimos localizar a quien cobraba la pensión: una señora llamada Elma Pelozo. Agarramos el auto y fuimos.

La encontramos, vimos cómo vivía y en qué circunstancias estaba su esposo. La ayudamos con una silla de ruedas y volvimos con una cama ortopédica, pañales... Le preguntamos si ella estaba dispuesta a donar una gotita de sangre que le permitiría saber en cuál de las cruces estaba su hijo. Nos dijo que sí. Ella fue la primera mamá que nos abrió las puertas. Por otro lado, buscamos colaboración de distintos funcionarios, pero siempre se nos cerraban las puertas. 

“MIENTRAS UN ARGENTINO NO OLVIDE, MIS COMPAÑEROS NUNCA VAN A ESTAR MUERTOS” 

Fue por intermedio de Gabriela Cociffi (Infobae) y de una colega de ella que lograron que Roger Waters le alcanzara a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner una carta. Más tarde, el proyecto fue anunciado. Otros dos actores fundamentales serían la Cruz Roja Internacional y el Equipo Argentino de Antropología Forense. 

Otros tiempos: Julio Aro durante el Servicio Militar Obligatorio. Foto: Gentileza Julio Aro.

 -¿Cómo fueron los trabajos de identificación?

 -Si los familiares estaban de acuerdo, se firmaba la documentación y ahí mismo se les pinchaba el dedo y se sacaba la muestra de sangre. Durante el gobierno de Mauricio Macri, se firmó el acuerdo y se empezaron a hacer los primeros trabajos. Eso fue gracias a lo que hizo Geoffrey, la manera en la que había protegido a esos cuerpos. Gracias a Dios, con los primeros resultados que se dieron a conocer, las familias que no estaban de acuerdo vieron que no había nada político. Dieron sus muestras y hoy sus hijos están identificados. Además, tuvimos el honor de acompañar a los padres a las tumbas.

-¿Cuál es la situación hoy?

-Tenemos 115 compañeros identificados, faltan 7. Estamos en la búsqueda de familiares. Además, pudimos hacer que Elma Pelozo, que no había podido viajar porque le amputaron ambas piernas, lo hiciera. El 5 de marzo del año pasado, antes de la pandemia, conseguimos un helicóptero que la fuera a buscar al campo y, luego, un avión privado, para que pudiera despedir a su hijo.

Esa madre nos dio una cátedra de amor. Tiene 82 años, pero desde entonces, tiene 10 menos y hasta quiere volver a Malvinas. Recién le acabo de conseguir la insulina que necesita y es probable que, si es necesario, cargue una heladerita desde acá y le lleve más. Porque para nosotros esas madres pasaron a ser nuestras. Queremos ayudarlas a que tengan, desde ahora hasta el día en el que no estén, la mejor calidad de vida posible.

-No debió haber sido fácil…

-Esto me puede llevar la vida entera, pero lo volvería a hacer un millón de veces más. Muchos de nosotros tenemos diferentes válvulas de escape, tal vez la mía es esto. Mis horas del día están dedicadas a los familiares. Tenemos jardines con los nombres de nuestros compañeros, fuimos a nadar a Malvinas para malvinizar, estoy largando una revista, además de una cerveza llamada “No me olvides”, y lo recaudado será destinado a una mamá. Hay cosas muy lindas. ¿Viste la Fundación? Si vos me preguntas con qué película identifico, esto es con Coco. Es bueno que la vean para que entiendan lo que sentimos. Coco entra al mundo de los muertos y ve que las personas desaparecen de allí cuando se olvidan de ellas. Entonces, mientras haya un argentino que no olvide lo que pasó en Malvinas, mis compañeros nunca van a estar muertos. Van a ser inmortales.

-¿Van a volver a Malvinas?

-Queremos hacer el viaje final de la Fundación. Pero que sea solo de padres, con los acompañantes que quieran. Para algunos de nosotros, quizá sea el viaje final porque algunos posiblemente no vuelvan a ir, ya sea por la edad u otras cuestiones. Será una forma de despedirse. 

Julio Aro junto a Elma Pelozo en Darwin. "Los padres y las madres dieron lo más importante de sus vidas. Nosotros tuvimos la suerte de volver, así que creo que le debemos la mejor calidad de vida posible", dice el veterano. Foto: Gentileza Julio Aro.

-¿Cómo viviste la exhumación?

-Fue un trabajo hecho con todo el respeto del mundo. Gabino, el hijo de Elma, estaba donde decíamos nosotros: parcela A, fila 2, tumba 15. A ella le entregaron las pertenencias: un pañuelo bordado por la abuela, el reloj y la mitad de su chapita. Ese día, hubo lágrimas de tranquilidad, paz y amor.

En el cementerio, veías a las madres arrastrando los pies para llegar, con la cabeza gacha… habían sido varias horas de viaje desde provincias como Chaco, Corrientes o Formosa. Llegaban con una gran carga emocional. Pero, luego de estar tres horas junto a la tumba de sus hijos, esas mamás ya no arrastraban los pies. Tenían un sesgo de felicidad, de paz y de alegría. Los padres y madres dieron lo más importante de sus vidas. Nosotros tuvimos la suerte de volver, así que creo que les debemos la mejor calidad de vida posible.

-¿Qué es Malvinas para vos?

-No hay un día en el que no me acuerde de las islas. Las Malvinas son argentinas y pondré las herramientas necesarias para reconquistarlas a través de la paz. Las guerras las hacen los Estados y son los pueblos los que pierden la vida. Hay que buscar de qué manera poder recuperar sus nombres, identidades, rostros. Ahora no solo los conoce Dios, sino muchas personas más. Si nosotros, que salimos del horror de una guerra, podemos seguir adelante… Si estas madres, que jamás se quejaron, siguen adelante… es tiempo de que hagamos algo por ellas y por sus familias. Tenemos que seguir trabajando en esto. Siempre pido que, cuando no esté más en la Tierra, ayuden a mis hijas a cumplir con un deseo: quiero que me entierren con los brazos estirados, porque ni aún muerto voy a bajar los brazos por la causa Malvinas.

* Esta nota fue escrita por una periodista de la redacción de DEF. 

Fuente: https://www.infobae.com

22 de marzo de 2021

LA RESPUESTA DEL EMBAJADOR BRITÁNICO EN LA ARGENTINA ANTE LAS CRÍTICAS DEL GOBIERNO POR EL DESPLIEGUE MILITAR EN LAS ISLAS MALVINAS

 


 

Mark Kent llegó a Buenos Aires en 2016 y termina su misión diplomática en junio próximo. En diálogo con TN.com.ar afirmó que no ve al país como una amenaza y no quieren conflictividad.

 

Por Gonzalo Bañez

 

Mark Kent, embajador británico en la Argentina desde 2016. Termina su misión en junio próximo.

 

El embajador británico Mark Kent afirmó que “no habrá un cambio en la política exterior” con respecto a la relación con la Argentina. En diálogo con TN.com.ar defendió el aumento de la capacidad nuclear del Reino Unido porque “responde a las necesidades militares y de seguridad”. Por otra parte, celebró el acuerdo para exhumar más soldados argentinos en Malvinas.

 

Luego del temblor que generó dentro del gobierno argentino las declaraciones del primer ministro británico Boris Johnson sobre la continuidad e incluso la posibilidad de aumentar la presencia militar del Reino Unido en las Islas Malvinas, el embajador inglés buscó bajarle el tono a la polémica: “No es un cambio en nuestra política exterior”. En ese sentido y completando la idea, agregó: “No vemos a la Argentina como una amenaza, no queremos conflictividad”.

 

Esta semana la Cancillería argentina rechazó con un comunicado la presentación del plan británico de “Defensa, Seguridad Desarrollo y Política Exterior”, donde el primer ministro Johnson afirmó que mantendrán “la presencia de las fuerzas armadas en las Islas Malvinas” e incluso dejó la puerta abierta a “incrementar la presencia marina para proteger dichos territorios”. Argentina pidió “escuchar a la comunidad internacional” y denunció la violación de una serie de resoluciones de las Naciones Unidas que establecen que no se pueden tomar decisiones unilaterales en áreas en disputa, como las Islas Malvinas.

 

// El Reino Unido mantendrá presencia militar en las Islas Malvinas para protegerlas de amenazas

 

Consultado al respecto, el embajador Kent esgrimió la explicación que desde hace años toma el Reino Unido para responder a las acusaciones: “Siempre hemos apoyado el derecho de autodeterminación de todos los territorios, es importante escuchar a quienes viven allí desde hace décadas”, replicó durante la entrevista en uno de los salones de la residencia británica. Al mismo tiempo Kent aseguró que “la presencia diplomática del Reino Unido está más activa que nunca luego del Brexit” y pidió no catalogar como “conflicto” a la disputa por la soberanía de las islas.

 

En ese sentido, Kent reiteró que su gobierno no ve “una amenaza de ultramar en la región” y llamó a “colaborar con la Argentina para encontrar una salida conjunta a los importantes desafíos que nos afectan, como la pesca ilegal en todo el Atlántico Sur”. De igual manera, y consultado por las declaraciones de Johnson, el diplomático reafirmó: “En nuestros territorios de ultramar vamos a tener la presencia que sea más apropiada”.

 

La Cancillería argentina rechazó el anuncio británico de que van a reforzar el poderío militar en las islas.

 

A pesar de que Londres exhibe el principio de autodeterminación, en los últimos meses los habitantes de las islas mostraron su fastidio por los aranceles que deberán pagar para exportar productos a Europa tras el Brexit y las dificultades que enfrentan en la extracción del petróleo. Kent aseguró que “los isleños tienen derecho de escoger lo que va a ser su futuro” y resaltó su cooperación para firmar junto a la Cruz Roja un histórico acuerdo que permitirá exhumar los restos de soldados argentinos que están en una fosa común. Se enmarca en el llamado Plan Proyecto Humanitario en Malvinas, por el que ya se identificaron 115 caídos en la guerra.

 

El Reino Unido volvió a publicar un plan de política exterior como el de esta semana por primera vez desde el fin de la Guerra Fría. Supone el lineamiento general de la posición británica frente al mundo en la era post Brexit que se inició este año. Entre los puntos que más llamaron la atención de la comunidad internacional se destaca el aumento de un 40% en la capacidad nuclear, lo que para Kent “responde a las necesidades militares y de seguridad”, mientras que llamó a “apostar por la diplomacia” y aseguró que no van a “gastar dinero sobre armas que no son necesarias porque no hay plan de agresión”.

 

// Brexit: las Islas Malvinas quedaron fuera del acuerdo entre la UE y Reino Unido

 

Para finalizar, el embajador Kent aseguró que el Reino Unido no perdió influencia frente al mundo al salir de la Unión Europea y remarcó la importancia de encabezar proyectos de cooperación en asuntos relacionados al libre comercio y calentamiento global. Kent pasa sus últimos meses en la residencia ubicada en la zona de Recoleta. Llegó a la Argentina en 2016 y su misión terminará para fines de junio: “Me llevaré el recuerdo de un país con mucho potencial, mucho capital humano, con quienes es posible dialogar a pesar de las diferencias que puedan existir”, concluyó. Otra reunión lo espera en su apretada agenda.

 

Fuente: https://tn.com.ar

19 de marzo de 2021

UNA TUMBA ADULTERADA Y UNA ESPERA INTERMINABLE: IDENTIFICARÁN A CUATRO SOLDADOS ARGENTINOS QUE CAYERON JUNTOS EN MALVINAS


Se firmó un acuerdo en la Cruz Roja entre la Argentina y el Reino Unido para exhumar la fosa colectiva C 1 10. Las tareas comenzarán en agosto en el cementerio de Darwin. 

Por Agustina López 

Un de las tumbas de Darwin, en Malvinas, que fue identificada durante el operativo de 2017. Foto: Prensa Secretaría DD.HH. 

El jueves por la mañana Daniel Filmus, secretario de Malvinas, anunció vía Twitter la firma de un nuevo acuerdo internacional en la Cruz Roja en Suiza entre la Argentina y el Reino Unido para exhumar en agosto la tumba colectiva C 1 10 del cementerio de Darwin, en las islas Malvinas. 

El objetivo es identificar los restos de cuatro soldados que en 1983 fueron enterrados bajo la placa “solo conocidos por Dios” junto al Alférez Julio Ricardo Sánchez. Es la segunda parte de un plan humanitario que entre 2017 y 2018 exhumó 121 tumbas y logró identificar positivamente a 115 soldados que antes permanecían bajo cruces blancas anónimas. 

“Esto es una política de estado que se inició con un anuncio en 2012, la siguió el gobierno anterior y la retomamos de nuevo nosotros. Es algo que no suele ocurrir en la Argentina”, dijo a Tn.com.ar Filmus. 

La tumba C 1 10 no es la única fosa en Darwin que alberga restos humanos de varios soldados. Quienes descansan en ella son los miembros de una tripulación que piloteaba un helicóptero Puma que se precipitó al vacío el 30 de mayo de 1982 entre la espesa niebla de las islas. Enterrar juntos a escuadrones que cayeron en accidentes de esa magnitud es la única alternativa de darles una sepultura. La otra opción es que se fundan con el territorio.

Antropólogos Forenses descargan equipos de trabajo en el cementerio de Darwin durante la misión humanitaria de la Cruz Roja. 

Sin embargo, la C 1 10 fue adulterada: se agregaron a la placa original nombres de caídos que no estaban allí. Sin protocolos, sin cotejo de ADN, sin confirmaciones oficiales. Nombres que después aparecieron en otras tumbas cuando se hizo el primer proceso de identificación que inició en 2017 y culminó con dos viajes de familiares a las islas en 2018 y 2019. 

Ahora, después de 39 años de terminado el conflicto, podrá enmendarse ese error y las familias de los soldados que allí descansan podrán tener la certeza de dónde están sus hijos e incluso tener una lápida con su nombre y apellido a la que llevarle una flor. 

El informe Cardozo 

En 1982 al Capitán inglés Geoffrey Cardozo, de 32 años en ese momento, le encargaron la tarea de crear un cementerio en las Malvinas para los caídos argentinos. Su labor iba a ser reorganizar las tropas británicas, pero quedó envuelto en una tarea titánica cuando el gobierno de facto argentino se negó a hacerla: recuperar los cuerpos de los soldados argentinos que habían quedado diseminados por las islas, tratar de identificarlos y llevarlos hasta Darwin, en donde se montaría el nuevo cementerio. 

Además de organizar los equipos de rescate de los cuerpos y diseñar el cenotafio, Cardozo registró cuidadosamente en una libreta lo que encontraba. Aquellos cadáveres que tenían una chapa identificatoria o una cédula llegaban a la tierra con una cruz y una placa con su nombre. Los que no -123 caídos- descansarían con la leyenda “soldado argentino solo conocido por Dios”. 

Sin embargo, el Capitán hizo anotaciones estratégicas en su libreta al lado de cada soldado que no había podido ubicar con nombre y apellido: el lugar en el que se había hallado el cuerpo, heridas, algunas pertenencias si las tenía.

El Capitán inglés Geoffrey Cardozo en Malvinas. Foto: cortesía Cardozo 

“Me dolió no haber podido identificar a todos, pero yo no puse ningún nombre si no estaba seguro. Ante la duda, preferí poner “soldado solo conocido por Dios”, relató a Tn.com.ar Cardozo. “Algo que me deja tranquilo es que ninguno de los 115 identificados en la misión humanitaria de 2017 estaban ya nombrados en otro lado”, destacó. 

En la tumba C 1 10, en donde enterró los restos de cuatro personas que había encontrado entre los escombros de un helicóptero en Monte Kent en septiembre de 1982, puso en su reporte el número de una cédula de identidad que recuperó de uno de los cuerpos. “Más tres otros hombres no identificados”, escribió al costado. Esa cédula, luego pudo verificar, correspondía al Alférez Julio Ricardo Sánchez. 

El informe final después del entierro fue enviado a las autoridades británicas, pero Cardozo guardó una copia con la esperanza de que algún día alguien pudiera identificar a “sus chicos”, como se refiere a los jóvenes que enterró. 

Esa oportunidad llegó en 2008 cuando le entregó esta información al veterano Julio Aro, que motorizó el proyecto de exhumación de las tumbas anónimas e identificación de los caídos. 

Los excombatientes Julio Aro y Geoffrey Cardozo (Foto: Diego Izquierdo/aa/Telam). Por: Télam/ Diego Izquierdo 

Sin embargo, la tumba C 1 10 quedó fuera de este primer acuerdo ¿Por qué? Porque, en 2004, cuando la comisión de familiares renovó el cementerio, con fondos que puso a disposición el empresario Eduardo Eurnekian, y colocó placas y cruces nuevas, en la tumba en donde antes solo estaba identificado Sánchez aparecieron tres nombres de soldados de la Fuerza Aérea: Mario Ramón Luna, Luis Guillermo Sevilla y Héctor Walter Aguirre. 

Estos soldados habían muerto el 29 de mayo en un bombardeo al Istmo de Darwin, a 86 kilómetros de donde se habían estrellado Sánchez y sus hombres. Nunca pudieron haber compartido tareas, pero ahora reposaban juntos. 

Quien advirtió el error en 2016, justo cuando la misión humanitaria de identificación estaba recolectando muestras de ADN de familiares, fue la historiadora cordobesa Alicia Panero. Llegó a la información casi de casualidad, cuando estaba cotejando el informe Cardozo con las actas de las nuevas tumbas del 2004 y vio que soldados no identificados en 1983 si lo estaban ahora. 

Rápidamente se contactó con los familiares de Luna, Sevilla y Aguirre, que no tenían idea de la situación, y con la comisión de familiares que administra el cementerio y que confeccionó la lista final de placas en 2004. También interpuso una denuncia para que se enmiende el error cuando antes. 

“Nadie me respondía cómo habían llegado esos nombres ahí”, contó Panero a Tn.com.ar. “Entre 1983 y 2004 no hubo ningún proceso de identificación, esos nombres aparecieron misteriosamente”, dijo. 

El gran problema, además de la adulteración, es que el acuerdo humanitario no permitía exhumar tumbas que estuvieran identificadas con placas. Por lo tanto, la C 1 10 permaneció intacta. 

Lo único que pudo lograr Panero, a través de un contacto con el Equipo Argentino de Antropología Forense, es que le tomen muestras a los familiares de los soldados que figuraban en las placas. Así, con el cotejo de ADN, Luna apareció en la tumba D B 2 4, Sevilla en D A 28 y Aguirre en la D B 2 8. Sus nombres estaban duplicados en el cementerio, pero había otras familias que se habían quedado sin respuesta. 

 

La tumba C 1 10 con el cambio de placa después del 2004 

Jorge Luna es el hermano de Mario, quien, gracias al llamado de Panero pudo dar su muestra de ADN. 

“De la muerte de mi hermano nos enteramos por un telegrama, que llegó al pueblo. Después mandaron un cajón vacío envuelto con una bandera argentina. Hicimos una ceremonia simbólica y lo pusimos en un nicho celeste y blanco que mi mamá mandó a pintar”, contó Luna a Tn.com.ar. Los Luna son de Pozo del Castaño, un pueblo muy pequeño a 240 kilómetros de Santiago del Estero capital. Allí, ahora, la única escuela lleva el nombre de Mario. 

Luna cuenta que en 1999 uno de sus hermanos viajó a Malvinas, eligió una tumba cualquiera de las tantas sin identificar que había en Darwin y dejó ahí los regalos y rosarios que toda la familia había mandado para homenajear a Mario. Nunca supieron, hasta el aviso de Panero, que por 14 años una tumba en Darwin llevó el apellido Luna. 

“Los que dan la orden son los de la Fuerza Aérea y la comisión de familiares no cotejó nada”, asegura Panero sobre esta maniobra para incluir los tres nombres. En 2004, los familiares recopilaron la información de los caídos que les pasaron de las tres Fuerzas Armadas y le enviaron los datos a Eurnekian para que mande a hacer las placas y las coloque en el renovado cenotafio. 

TN.com.ar pudo constatar que, en un intercambio de cartas entre la Cancillería y la Fuerza Aérea entre febrero y marzo de 2003, el jefe del Departamento de Malvinas de la Fuerza Aérea, Eduardo Senn envía un listado en donde Luna, Aguirre y Sevilla figuran en la “tumba C 1 10 (fosa común)”. De ese tiempo a esta parte, nunca hubo una explicación para este cambio. 

“Nosotros no fuimos quienes armamos las listas. En ese momento se le pidió a Cancillería que le solicitara a las tres Fuerzas Armadas, a Gendarmería y a Prefectura la lista de las tumbas identificadas y las que no lo estaban. Estamos investigando para saber dónde estuvo el error y qué pasó con cada uno de nuestros soldados”, dijo en 2018 a Infobae María Fernanda Araujo, presidenta de la comisión de familiares. Al momento, no se inició ninguna investigación formal. 

¿Quiénes están enterrados en la C 1 10? 

Además de la C 1 10 quedan otras dos tumbas adulteradas: una es la de Bernardino Almaraz, que en el informe original figura como una fosa vacía (Cardozo dejó algunas por si se encontraban más restos en el futuro), y la B 4 16 que tiene cuatro nombres cuando en 1983 solo había dos. Como aún no hay consentimiento de esos familiares para exhumar los cuerpos, no se puede avanzar en el proceso. 

En 2019, cuando el caso de las tumbas mal nombradas cobró notoriedad después de las identificaciones, el gobierno británico le pidió a Cardozo que revise todos los archivos clasificados y haga un segundo informe que se envió a la comisión de familiares. Según pudo saber TN.com.ar, Cardozo ratificó todo lo que había dicho en la primera versión: las tres tumbas nunca tuvieron los nombres que luego se les colocaron. 

La información oficial que maneja el gobierno argentino es que en esa tumba están los compañeros de misión de Sánchez: Juan Carlos Trepo, Marciano Verón, Misael Pereira y Guillermo Nasif. Cardozo asegura que en el ‘83 solo distinguió restos de cuatro personas (incluido Sánchez, el único identificado formal) pero que, por el estado de los cuerpos, fue muy difícil determinarlo con exactitud. Ahora, con la exhumación se podrá verificar. 

Las familias ya dieron sus muestras de ADN. En unos meses podrán poner fin a una espera de 39 años y reencontrarse con el nombre de sus hijos. 

Fuente: https://tn.com.ar

18 de marzo de 2021

A 30 AÑOS DEL PRIMER VIAJE DE FAMILIARES DE CAÍDOS A MALVINAS: EMOCIÓN, REZOS EN TUMBAS DESCONOCIDAS Y EL DESAHOGO DE LLORAR A SUS MUERTOS


Les prohibieron abrir las ventanillas del avión al aterrizar. No conocieron Puerto Argentino y permanecieron sólo una hora en el cementerio de Darwin. El 18 de marzo de 1991, 357 familiares, en un viaje organizado por la Cruz Roja Internacional y la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur, llegaron por primera a las islas 

Por Adrián Pignatelli 

La madre del soldado Araujo (con anteojos) y de espaldas su hija María Fernanda, en el cementerio de Darwin. 

María Fernanda fue siempre “la hermana pesadilla” de Elbio Eduardo Araujo Penón, soldado clase 62, de la compañía B del Regimiento 7. Diez años menor, se adoraban, ella lo seguía adónde iba y él siempre le tuvo mucha paciencia. Si al fin de cuentas había llegado al mundo por su insistencia de tener un hermanito. 

Ese lunes 18 de marzo de 1991, bien temprano, junto a un multitudinario grupo de familiares de caídos en la guerra, abordó junto a su papá Elbio Laureano y su mamá María del Carmen un Boeing de Aerolíneas Argentinas de dos pisos, con el nombre “Argentinas” convenientemente tapado de acuerdo a las exigencias británicas. Para muchos, era la primera vez que volarían. Solo podían viajar tres personas por familia. 

Elbio había nacido en Colón, Entre Ríos el 2 de septiembre de 1962. Era muy extrovertido y divertido. “Hasta a los jefes militares se tentaban cuando le llamaban la atención, por sus reacciones”, remarcó su hermana. Era el “cabezón”, “ñato”, “Eduardito”. Sus compañeros de la secundaria le habían puesto “Dady”. Al momento de enlistarse, estaba terminando el secundario en una escuela para adultos en Avellaneda.  

Minutos antes de llegar, el piloto les anunció que los británicos exigían mantener cerradas las ventanillas durante el aterrizaje. Todos simularon obedecer, aunque dejaron hendijas por donde espiaron esa tierra argentina donde descansaban sus seres queridos. María del Carmen, mamá de Elbio, tiene 84 años y también es entrerriana como su hijo, pero nacida en San José. Describió que ver las islas “fue muy fuerte. Al espiar, parecían dibujadas en el océano. Sentí una gran emoción al pisar su suelo, el mismo que pisó mi hijo”. 

El avión de Aerolíneas Argentinas, minutos antes de despegar hacia Malvinas, ese 18 de marzo de 1991. Se ve cómo la palabra "argentinas" está semi tapada. Foto de Gustavo D'Antiochia publicada en la Gaceta Aeronáutica. 

Al aterrizar en la base de Mount Pleasant los alojaron en galpones calefaccionados, con ventanas con los vidrios cubiertos. Supervisaban militares de uniforme, mientras que personal vestido como chefs, con gorros incluidos, les ofrecieron de comer. 

Fueron divididos en grupos, a los que identificaron con colores. A los Araujo les tocó el azul. Por tandas, los hicieron abordar helicópteros muy grandes. María Fernanda recordó a Infobae que la máquina se sacudía mucho y tuvo a maltraer a Antonia, la mamá, muy anciana, del Teniente Juan Domingo Baldini, que se descompuso. 

Elbio estaba de novio con Nora. Al despedirse, él le besó la nariz y le prometió casamiento a su regreso. Con el tiempo, ella formó su familia, y en las noches se despertaba llamándolo. Cuando enfermó de cáncer, dijo que entendía todo, que Eduardo la venía a buscar. Falleció en 2003. 

En medio de una profunda desolación, llegaron al cementerio. “Recuerdos traumáticos son los que tengo de aquel momento”, afirmó María Fernanda. Solo se escuchaban gritos de dolor y llanto de los familiares frente a las tumbas, la mayoría sin nombre, aunque de pronto alguien sorprendía con un “¡Aquí está!”, al hallar el nombre de su familiar. Aquellas tenían la leyenda, en inglés, de “soldado argentino conocido por el Señor”. 

Elbio Eduardo Araujo Penón, el soldado que era pura alegría y extroversión. 

María del Carmen, acompañada por las madres de los soldados Miguel Arrascaeta y Miguel Angel González, decidieron rezarles a tres tumbas que no estaban identificadas, ubicadas una al lado de la otra. “Las hicimos nuestras”, explicó. Años después sabrían que la elegida por María del Carmen descansaba los restos del Perro Cisnero. 

Fue el domingo 11 de abril de 1982 cuando, a fuerza de insistir ante las autoridades militares, vieron a Elbio en la plaza de armas del Regimiento 7. Fue el último abrazo. “Volveremos”, prometió. Elbio moriría por una bomba que impactó en su trinchera el 11 de junio en Monte Longdon. Su papá nunca pudo sobreponerse. Murió en 2012. 

María Fernanda había llevado una pequeña bandera argentina, que había ocultado en su corpiño. En el tiempo que estuvieron en el cementerio, la mantuvo enterrada en la tumba, y al partir la desenterró y se la trajo de vuelta, impregnada con tierra de Malvinas. 

Los propios ingleses se sorprendían y ayudaban a los familiares a recoger puñados de esa fría turba malvinera, que se llevaban al continente. Fue triste enterarse que, una vez que partieron, los británicos retiraron las placas y recordatorios que habían dejado en las tumbas colmadas de flores artificiales y rosarios. 

Los Araujo en la tumba, con las cruces originales, que habían elegido para rezarle a su hijo. Años después se enterarían que allí está sepultado Mario Cisnero. 

En mayo de 1983 un reducido grupo de familiares intentó llegar a las islas en barco. Cuando en Puerto Madryn se enteraron de la advertencia inglesa que usarían todos los medios a su alcance para evitar el desembarco, se juramentaron no solo llegar a las islas, sino además construir un monumento en el cementerio en Darwin y colocar en una ermita una imagen de la Virgen de Luján. “En el combate muchos soldados pedían por sus madres y nos pareció adecuado llevar a la Virgen, la madre de todos”, explicó María Fernanda. Esa imagen, antes de llegar a las islas, realizó un extenso peregrinaje que empezó en La Quiaca, cruzó todo el país, incluso pasó por la Antártida. En el 2004 se la colocó en una ermita en el cementerio en Darwin y el 10 de octubre de 2009 quedó inaugurado el monumento. 

María Fernanda es la actual titular de la Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur. Dicha comisión ya lleva realizados una treintena de viajes a las islas, dos al lugar donde fue hundido el Crucero General Belgrano, pero en sus 39 años de existencia aún ceja por conseguir un espacio físico propio. “Aún no pudimos llegar a las autoridades del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires para que nos ayude a conseguir un lugar. Contamos con la invalorable ayuda de Eduardo Eurnekian, padrino de nuestra institución, quien ha financiado los viajes, el monumento y permanentemente nos acompaña”, remarcó. 

Los restos del “cabezón” o “ñato” Araujo, que en la trinchera se la pasaba cantando “Colina de la Vida”, de León Gieco ayudado por la percusión en una lata de dulce de batata, ocupa la cruz número 16 del sector B3 del cementerio de Darwin. Cuando fue identificado, su mamá recibió las pertenencias con las que había sido enterrado: una imagen de la Virgen de la Merced; una medallita de la Virgen de los Milagros enlazada en un cordón de borceguí; dos páginas amarillas de la Biblia; una libreta del Ejército; una cédula de conducir y el comprobante de pago de la cuota de la escuela donde estaba finalizando el secundario. En la plaza de su Colón natal hay un busto que lo recuerda, el primero a un conscripto veterano de Malvinas. 

Cisnero: “Se fue sin despedirse” 

La familia Cisnero es de Catamarca. Mario Antonio, Sargento Primero, de la Compañía de Comandos 602, murió el 10 de junio. No quiso que nadie en la familia se enterase que iba a Malvinas, para no preocupar a sus ocho hermanos, cada uno con sus familias, y menos a su papá Luis, delicado de salud. Su mamá Elisa Antonia hacía un año que había fallecido. Solo sabía del secreto su hermano Héctor. “Se fue sin despedirse”, se lamenta Gladys, una de sus hermanas. 

Ella viajó junto a la menor Zulma Adriana y el propio Héctor, por entonces presidente de la Comisión de Familiares. El médico le prohibió al padre ir. Unos días antes en Buenos Aires, recibieron asistencia psicológica y vivieron momentos de angustia cuando a cada uno les entregaron un croquis con la ubicación de sus seres queridos en el cementerio. 

El Sargento Primero Mario Antonio Cisnero. Para no preocupar a su familia, solo le reveló a su hermano Héctor que iba a Malvinas. 

El nombre de Mario no estaba. 

Ese 13 de junio de 1982 los Cisnero celebraron una misa en homenaje a la madre fallecida, en el día de su santo, Antonio. En ese momento se enteraron de que “Marito”, como lo llamaban, estaba en la guerra. Esa misma noche golpearon la puerta de la casa familiar. Les comunicaron que había fallecido el 10. Fueron a buscar su Biblia, prendieron velas y estuvieron toda la noche rezando. 

Gladys llevaba en su equipaje una virgen de plástico de unos veinte centímetros. Su papá le había encargado que la dejase en el cementerio. Contenía un pequeño recipiente con agua bendita de la catedral catamarqueña. El funcionario de la Cruz Roja le dijo que no la podía pasar porque tenía en su base el escudo nacional. Ella, con un cutter, lo raspó y lo borró. Imposible. Tenía el manto celeste y blanco, colores prohibidos por los británicos. Debió quedar en Ezeiza. 

A todos les retuvieron las máquinas fotográficas y se las devolvieron una vez que llegaron al cementerio. Allí, en una carpa inmensa, les ofrecieron bebidas calientes y flores de plástico de distintos colores, menos celeste. Ella y su hermana caminaron tomadas de la mano por la nave central del cementerio y eligieron la segunda cruz a la izquierda en la cuarta fila. Su hermano Héctor ató con alambre a la cruz existente otra que había mandado a hacer de quebracho. 

Hace dos años Gladys supo que la tumba en la que entonces rezó está enterrado el soldado José Honorio Ortega, muerto en combate el 28 de mayo, cuya mamá Sonia armó un museo en Río Gallegos, su ciudad natal. 

A su hermano Mario todos le decían “perro”; en la fotografía de su bautismo de salto en paracaídas, cuando contaba con 17 años, ya llevaba ese apodo. “Fue un día muy conmovedor, donde los familiares nos dábamos fuerza unos con otros. Me quedaron muy grabados los gritos de los mellizos Blas, corriendo y preguntando dónde estaba su papá”, dijo Gladys. 

Al mediodía, almorzaron por tandas y a las cinco de la tarde, con niebla y frío, dejaron las islas. Nuevamente en Ezeiza, el mismo funcionario de la Cruz Roja le devolvió la virgen. “Tomela, me torturó todo el día”, confesó arrepentido. Hoy la imagen está en el mausoleo familiar en Catamarca. 

Estévez, el “bendecido por Dios” 

“Dos o tres días antes de viajar a las islas nos prepararon con la asistencia de psicólogos, curas, pastores y rabinos”, remarcó María Mercedes, hermana del Teniente Roberto Estévez, muerto en el combate de Pradera del Ganso. Agregó que existía mucho desconocimiento e incertidumbre: más allá de que muchos nunca habían volado, hubo quienes no habían preparado ropa de abrigo. 

En Ezeiza debieron dejar las flores naturales que tenían preparadas. María Mercedes y su hermano José María pudieron colocar en la tumba identificada del Teniente Estévez una placa recordatoria y un rosario. 

Tumba del Teniente Estévez, quien desde chico inventaba héroes que recuperaban las Malvinas (Foto Facebook) 

“Roberto era fantástico, un fuera de serie. Le apasionaba todo lo que hacía. Dibujaba muy bien, era zurdo y siendo aún chico inventó una historieta en la que el personaje principal recuperaba la Malvinas; mire usted lo que es la vida”, contó María Mercedes. “Él se sentía un elegido de Dios por haber sido convocado”. 

La mujer recuerda haber tenido que dejar su pasaporte a los funcionarios de la Cruz Roja; la emoción de las palabras del piloto del avión por el orgullo que sentía de llevar a los familiares; de las cruces de madera, pintadas de blanco, que tenían clavadas chapitas con el nombre del fallecido y el intenso frío que la adrenalina evitó que se sintiera en toda su magnitud. 

La última vez que había visto a su hermano había sido en las fiestas de fin del año 1981, en Posadas, de donde es la familia y guarda como un tesoro las tres cartas que le mandó durante la guerra. 

Se sorprendió que el cementerio estuviera tan alejado. Y en la hora que allí permaneció, recuerda la asistencia de los voluntarios de la Cruz Roja, que ofrecían té, café, chocolate, caldo y panes. También habían instalado un puesto de primeros auxilios. 

Sandoval, todo por sus compañeros 

Para Julián, hijo de Néstor Omar Sandoval, mayordomo del buque Isla de los Estados, hundido por la fragata Alacrity en la noche del 10 de mayo de 1982, el viaje fue un cúmulo de sentimientos. “Fue todo muy intenso y a la vez raro y sentí una sensación única cuando se abrió la puerta del avión y pude respirar el aire de Malvinas”, dijo. Él viajó con su hermana Liliana. 

Néstor Omar Sandoval, uno de los tripulantes del buque Isla de los Estados, hundido el 10 de mayo de 1982. 

Su papá siempre prefirió que ninguno de sus hijos siguiese la carrera de la marina, y les insistía que fueran buenas personas. Hoy Julián es arquitecto, y demoró años en entender el por qué su papá había ido a la guerra. Luego de pasar mucho tiempo ausente por embarcarse en cruceros que cruzaban el océano, cuando por fin se había empleado en viajes de cabotaje y podía estar más tiempo en casa, vino Malvinas. “Tuve bronca, porque sentí que nos volvía a dejar solos. Él nos explicaba que debía estar con sus compañeros en esa circunstancia tan difícil. Que, de otra forma, no hubiera podido mirarlos a los ojos. Hoy entendí que todos los que lucharon fueron héroes, y más los civiles como mi papá, ya que tuvo la oportunidad de negarse y sin embargo fue”. 

En el ataque al Isla de los Estados murieron 23 de sus 25 tripulantes. Los dos únicos cuerpos que se rescataron al día siguiente fueron los del piloto José Bottaro y el de Sandoval. Su hijo recuerda que su tumba es la número 14. En diciembre del año pasado, en su La Plata natal, inauguraron un monumento en su homenaje en la rambla de avenida 72 y 23. Siempre decía que cuando muriese, le gustaría ser enterrado en un lugar solitario bajo un cielo límpido, rodeado del mar y viento. Como si lo hubiera imaginado. 

Fuente: https://www.infobae.com