26 de septiembre de 2021

MALVINAS: UN GRAVÍSIMO ERROR DEL NOVEL CANCILLER CAFIERO

 

El ex diputado nacional critica la decisión del nombramiento de Guillermo Carmona al frente del área de la Cancillería que se ocupa de los asuntos de las islas y argumenta su oposición en la actuación que tuvo el funcionario kirchnerista en el Congreso Nacional. 

Por Eduardo Amadeo 

En el sector C del cementerio de Darwin, especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense volverán a trabajar a partir de este lunes.

La reivindicación de nuestros derechos soberanos sobre las Islas Malvinas, es un tema que llega muy profundamente al corazón de los argentinos. Además de las razones históricas y jurídicas, nuestros muertos en la guerra, han dejado una huella que no admite diferencias políticas. 

Sin embargo, existen- y es razonable que así sea- diferencias respecto de los mejores caminos para recuperar nuestro territorio. 

Al momento de realizarse el desembarco, nuestro país había avanzado enormemente en múltiples relaciones con el Reino Unido y con los habitantes de las Islas, de un modo tal que era posible imaginar en ese momento nuevos y auspiciosos caminos hacia el objetivo buscado por todos los argentinos. Una base de YPF que proveía de combustibles; vuelos cotidianos desde el continente y una oficina de LADE; exportación de diversos productos argentinos; visitas periódicas de isleños a nuestro país. Y todo ello sin ceder un ápice nuestro planteo bi y multilateral por la soberanía. 

La aventura militar borró -con un enorme costo de vidas jóvenes- todos esos avances y obligó a reiniciar acciones y negociaciones en un campo mucho más difícil. Sin embargo, a partir de la democracia, hubo nuevamente progresos que fueron planteando escenarios para la buena diplomacia, incluyendo acuerdos para la protección de recursos naturales; la posibilidad de mayor conectividad con las Islas y un creciente turismo. Inclusive hubo nuevos antecedentes en el derecho internacional que abrían mejores posibilidades a nuestro reclamo. El gobierno del presidente Macri mostró un camino creativo y viable, que se coronó con la identificación y sepultura definitiva de 115 de los 122 héroes argentinos enterrados en el cementerio de Darwin; una gesta de enorme humanidad que sin duda ha pasado a la historia de las relaciones internacionales. 

Sin embargo, la apreciación sobre estos avances no fue unánime. Múltiples sectores rechazaron esta estrategia de aproximación indirecta, acusando a quienes la ensayaron de “entrega de la soberanía”, por mencionar los adjetivos más suaves. Inclusive hubo quienes mantuvieron un lenguaje peligrosamente cercano a reivindicaciones bélicas. 

El trabajo conjunto de la Cruz Roja Internacional y el Equipo Argentino de Antropología Forense en la identificación de los ex combatientes que figuraban como NN en Darwin fue posible por la acción de dos ex combatientes: el argentino Julio Aro y el inglés Geoffrey Cardoso

Dentro de esta línea de discurso y acción política, sobresalió el entonces diputado kirchnerista Guillermo Carmona, quien repitió con particular constancia los argumentos agresivos hacia cualquiera que propusiese la posibilidad de algún nivel de diálogo con los isleños o británicos. 

Dentro de estas acciones, la más notable fue la del repudio- y ataque-a la heroica gesta de reconocimiento de nuestros combatientes enterrados en Darwin, bajo argumentos que incluyeron la “cesión de soberanía”. El ataque llegó a un punto tal que el Diputado Carmona convocó eventos paralelos a los que se realizaron en el Congreso con la participación de familiares de nuestros muertos, artistas, organizaciones sociales y políticas en un marco de emocionante fraternidad. Y, finalmente, cuando se presentó una moción para que la Cámara de Diputados acompañase la postulación al Premio Nobel de la Paz de Julio Aro y Geoffrey Cardoso- líderes de la gesta de Darwin- Carmona logro trabar la citada resolución, perdiendo de tal modo una enorme oportunidad de mostrar al mundo el valor de las relaciones humanitarias por encima de la violencia. 

El título de este artículo se justifica porque Carmona acaba de ser designado al frente del área de la Cancillería que se ocupa del tema Malvinas. Visto los antecedentes del nuevo funcionario, solo es posible esperar nuevos retrocesos (y agresiones) en el tratamiento del tema, con un obvio impacto en las relaciones con el Reino Unido y la comunidad internacional; incluyendo la continuidad del proyecto Darwin. 

Esta pésima decisión del novel canciller Cafiero se toma en un momento en el que Argentina sufre niveles inéditos de aislamiento e irrelevancia; y cuando necesita-y necesitará- desesperadamente apoyo en múltiples organismos internacionales. El canciller debiera aprender pronto que el “interés nacional” se sirve con la inteligencia estratégica más que con el oportunismo discursivo. 

Fuente: https://www.infobae.com

A 80 AÑOS DEL PLAN SECRETO PARA RECUPERAR LAS MALVINAS: “LO DIFÍCIL SERÁ LA TENTATIVA DE RECONQUISTA DE LOS INGLESES”

 

El Capitán de Fragata Ernesto Villanueva realizo en 1941 un trabajo de 35 carillas donde analizaba desde el lugar del desembarco a las fuerzas terrestres que debían permanecer en las islas, que fue debatido en secreto en la Escuela de Guerra Naval. La crítica de Rattembach, el mismo militar que juzgó con su informe a los responsables de la guerra de 1982. 

Por Juan Bautista Tata Yofre 

Tropas argentinas en Malvinas tras el desembarco de 1982 Télam

No sería la primera vez y mucho menos la última pero el 26 de septiembre de 1941 oficiales navales argentinos planificaron la recuperación de las Islas Malvinas, teniendo en cuenta que “la guerra actual ha hecho evolucionar la política internacional en tal forma, que es de temer la transferencia de las islas a otra nación, ya sea de la América del Sur o del Norte. La República Argentina debería preparar secretamente un golpe de mano en forma de apoderarse de las mismas antes de que cambien de dueño y crear así una situación de hecho a su favor”. 

El trabajo de 35 carillas y un anexo (mapa inglés de 1936 sobre el que se trabajó), firmado por Capitán de Fragata Ernesto R. Villanueva, fue presentado y debatido en la mayor reserva dentro de la Escuela de Guerra Naval. 

Era lo que podría llamarse un trabajo de “mesa de arena”, una hipótesis, que solo se haría realidad si se concretaba. Contemplaba, bajo el título de “Cooperación entre el Ejército y Armada”, lo que más tarde se denominaría “conjuntes”. Es decir, la combinación armada de las dos fuerzas bajo un mando único y tras un objetivo común. El planeamiento guardaba la noble misión de “restituir al país un archipiélago que le pertenece, cuya situación estratégica es de vital importancia para la defensa marítima de la nación” y su territorio “constituye un índice de riqueza importante restado al patrimonio nacional”. 

La mirada del autor del plan establecía que “el carácter del teatro de operaciones y la probabilidad de que la operación no exigirá vastas operaciones militares en tierra, la definen como de acción casi exclusivamente naval; dado el carácter de reintegración al país y las posibilidades de que después de entrar en posesión deben defenderse las islas contra fuerzas organizadas que intenten reconquistarlas o posesionarse de ellas, habrá conveniencia en hacer intervenir fuerzas del Ejército”. Argumentos similares a los que se escribieron en 1982. 

Luego, en varias carillas, se hace un relevamiento del clima, el suelo, la flora, la fauna, la población y el aspecto físico del archipiélago donde se desarrollaría la acción armada. Seguidamente se analizan varios puntos para un desembarco y fondeadero para la escuadra cercano a Puerto Stanley (Puerto Argentino). En este sentido el área de Berkeley Sound (Bahía Anunciación) “con tres excelentes fondeaderos (Puerto Johnson, Stag y Puerto Louis) aptos para fondeaderos de hidroaviones” constituye una zona de gran ventaja porque “las fuerzas allí desembarcadas se encontrarían a sólo 20 Km. de Puerto Stanley”. Además, Berkeley “constituye un excelente fondeadero para toda la Escuadra, una vez asegurada su limpieza de campos minados”. 

La Operación Rosario de recuperación de las Malvinas en marcha en 1982. Vehículos anfibios sobre un buque de transporte

Al margen de analizar otras zonas para el desembarco, el trabajo pone la lupa sobre Puerto Stanley y sus puntos principales (oficinas administrativas, zonas de aduana, arsenal del Almirantazgo, abastecimiento, residencia del gobernador). Con las fotografías realizadas para el estudio señalan que en esos días se encontraba fondeado el crucero HMS Ajax que había tomado parte en la Batalla del Río de la Plata contra el panzerschiff Admiral Graf Spee (1939). 

“Hemos establecido que la principal riqueza de las Malvinas la constituye la cría de ovinos; ésta aseguraría la provisión de carne a las tropas de desembarco; por otra parte, infinidad de chorrillos de agua cristalina, provenientes de los morros y colinas, aseguran la provisión de agua”. 

Nada se dice de la industria pesquera ni de la explotación petrolera porque son fenómenos posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Luego se observa que “dadas las condiciones climáticas, constituyen factores de importancia la cantidad y tipo de equipo, así como la clase, cantidad y calidad de los alimentos para las tropas”. 

En cuanto a las fuerzas de defensa británicas observaron que “la única fuerza existente que podría organizarse la constituye un grupo de 200 voluntarios que se estiman bien equipados con armas modernas, pero con escasa preparación militar. Si se reforzara con personal desembarcado de algún crucero que se encuentra en Puerto Stanley…no pasaría de 300 hombres, por lo que cabe apreciar que como máximo la defensa local no estaría formada por más de 500 hombres”. 

Teniendo en cuenta esos posibles efectivos "la Escuadra activa (argentina) podría transportar, sin mayor inconveniente, un batallón de Infantería de Marina en pie de guerra". 

Ese batallón de 1000 hombres sería repartido en 2 acorazados, cruceros pesados, un crucero ligero, 12 torpederos, un buque tanque y 9 rastreadores. El millar de efectivos "estarían organizados" en "3 compañías de fusileros con ametralladoras de 7,65; una compañía de ametralladoras pesadas con 3 morteros de 81mn y 3 ametralladoras de 20 mn; 1 batería de artillería con 4 cañones de 75 mn y una sección de comunicaciones, con un transmisor portátil combinado de onda corta e intermedia y 2 receptores, uno para cada tipo de onda". 

Los efectivos del Ejército (750) serían movilizados en 2 buques de transporte tipo ARA Chaco. “Es decir que la fuerza expedicionaria se compondría de un total de 1.750 hombres. Si la Escuadra no se viera precisada a operar contra fuerzas navales, estaría en condiciones de desembarcar un contingente de 500 marineros como refuerzo en caso necesario, es decir que en total la operación puede ser realizada con 2.250 hombres”. 

Como sucedió en 1982, el plan de Villanueva entendía que "el menor costo de la operación está basado en la sorpresa". Si la operación es descubierta y si el objetivo estratégico inmediato fuera Puerto Stanley, al adversario "no le quedaría otra solución que reunir y concentrar sus fuerzas en Puerto Stanley para resistir allí a la invasión o bien iniciar desde las colinas una resistencia de guerrillas". 

Vehículos anfibios sobre el ARA Cabo San Antonio en su desembarco en Malvinas en 1982

Una vez detectada la maniobra “las autoridades locales utilizarán de inmediato la R.T. (radio-telégrafo) para solicitar protección a las fuerzas navales inglesas o norteamericanas que se encuentren en el mar. Por tal razón, uno de los primeros objetivos de la aviación embarcada sería destruir con bombas la estación R.T. de Stanley… una operación similar habría que realizar con la estación R.T. de Bahía Fox. No se podría evitar que la noticia fuera transmitida por cable a Montevideo a menos que se cortara el cable, empresa difícil por desconocerse su punto de salida y la orientación que lleva, a no ser que se corte en el punto de llegada, mediante un oportuno sabotaje en Montevideo”. Como se observa, la operación entrevé la posibilidad de circunscribir no solamente a los británicos en el conflicto sino también sumar a los estadounidenses y los uruguayos. 

A continuación, los planificadores del ataque analizan nuevamente la conveniencia de decidir la zona de desembarco. Se estima que Puerto William (Puerto Groussac) se encuentre minado y con menor probabilidad lo mismo suceda en el seno de Berkeley (Bahía Anunciación). Luego de otros considerandos se estima como más conveniente la playa de 2.700 metros de extensión en la Bahía Uranie (o Urania) al sur de la Bahía Berkeley (Anunciación). 

"Asegurado el desembarco en la playa Uranie y tanteada la reacción de la defensa, se procederá de inmediato al desembarco de las fuerzas restantes en la misma playa […] con el fin de asegurar la sorpresa, el desembarco se iniciará en las primeras luces del día". 

¿Cómo se estableció la combinación del mando de las fuerzas o la “conjuntes”? El plan, en su página 22, dice que la tarea de desembarco “es una operación de carácter esencialmente naval” y que por lo tanto se estima que en dichas las operaciones la unidad de comando debe ser otorgado al Jefe de la Escuadra con un Estado Mayor combinado. 

Una vez en tierra –y en dirección a Puerto Stanley— “el máximo interés pasa a ser privativo del Ejército, en consecuencia, el Jefe de la Escuadra delegará en el Jefe del Ejército de mayor graduación la dirección y responsabilidad de la operación en tierra”. 

Por el contexto mundial, el autor pensó que Gran Bretaña estaba demasiado ocupada en otros lugares del mundo como para atender la suerte de unas pequeñas islas coloniales. 

El Coronel Benjamín Rattembach se encargó de analizar el plan naval de 1941. Fue el mismo militar que, con el grado de Teniente General (RE), analizó y juzgó a los responsables de la Guerra de las Malvinas en 1982

Al final del trabajo se encuentra el análisis o la crítica de la planificación. La tarea la realizó el Teniente Coronel Benjamín Rattembach, el mismo militar que, con el grado de Teniente General (RE), analizó y juzgó a los responsables de la Guerra de las Malvinas en 1982. 

El observador sostiene que “las Malvinas hasta ayer representaban un objetivo más bien lejano de nuestras posibilidades estratégicas. Hoy han pasado a un plano de mayor realidad, por lo cual estamos obligados a ocuparnos de ellas”. Estima que “el cursante” aporta con su trabajo “una valiosa fuente de información” y “en lo que atañe al golpe de mano que sirve de tema a este trabajo, mi opinión es que no ofrecerá mayores dificultades, ni siquiera en caso de haber sido reforzado el personal de tierra con alguna tropa de desembarco de la Escuadra del Atlántico Sur. Lo difícil será más bien lo posterior: el mantenimiento de las islas frente a una tentativa de reconquista de los ingleses”. 

El Capitán de Fragata Ernesto R. Villanueva no era para la Armada un desconocido para esa época. Hasta un año antes se había desempeñado como Agregado Naval de la Embajada Argentina en Brasil y años más tarde trabajaría en el área de Personal y llegaría a sumergirse posteriormente en la “contrainteligencia”. 

El mundo que rodeaba a Villanueva el 26 de septiembre del 41, cuando firmó el plan de invasión a las Malvinas, atravesaba una conflagración mundial y, justamente, ese día todo parecía dirigirse hacia una victoria militar de la Alemania nazi. Ese mismo 26 de septiembre las tropas alemanas terminaban de ocupar la industrializada ciudad de Kiev, durante su avance arrollador en la Unión Soviética; Gran Bretaña se debatía en soledad en todos los frentes de guerra y los Estados Unidos todavía no habían sido atacados por Japón. Recién entraría en la guerra el 7 de diciembre de 1941. 

La Argentina mientras tanto, presidida por el conservador Ramón Castillo, observaba en silencio bajo el paraguas de la “neutralidad” y luego la “no beligerancia”. 

En ese mismo tiempo el ex presidente Marcelo Torcuato de Alvear observó que la situación exterior era muy grave: “¿Y nosotros? ¡En el mejor de los mundos! Una conmoción universal pone en peligro los ideales, los principios, las doctrinas que son esencia de nuestra nacionalidad, y nosotros, en tanto, estamos entreteniéndonos en los atrios para que salgan elegidos Juan, Pedro o Diego”. 


Vehículos anfibios en Puerto Argentino durante la Operación Rosario en 1982

Luego profetizo: “Yo, como viejo argentino, a quien, por la ley de la vida, queda ya poco tiempo para estar en su país, me permito llamar la atención a mis compatriotas y decirles: Señores, mucho cuidado; estáis jugando el destino de la patria. En vuestras manos se halla la solución que requiere con urgencia y patriotismo la República. Haced de las luchas cívicas una cuestión secundaria, para que prevalezcan los intereses permanentes de la Nación como cuestión primordial”. 

Durante 1940, lo más importante que se puede encontrar de los trabajos de Ernesto Villanueva en Río de Janeiro son sus observaciones sobre el acercamiento de Brasil con los Estados Unidos de Norteamérica. Los informes de jefe naval parece que no fueron tomados en cuenta, cuando dice: "El Brasil construirá una cadena de Bases Navales a que se refiere el Ministro de marina en su discurso reciente con técnicos, material y dinero de los EEUU y los pondrá a disposición de estos; se proseguirá con el programa de defensa de costas, con la construcción de Bases Aéreas ya construidas por la Panair y el Ejército aumentará su material y sus efectivos". 

También informó de la posibilidad de un viaje del presidente de Brasil a Washington que finalmente no se concretó. Todas esas gestiones culminarían más tarde, el jueves 28 de enero de 1943, con el encuentro secreto en la ciudad brasileña de Natal entre Getulio Vargas y Franklin Roosevelt. 

El presidente norteamericano venía de su encuentro con Winston Churchill y los Generales franceses Henri Giraud y Charles De Gaulle en Casablanca, Marruecos, donde acordaron: Planes para la invasión de Sicilia (Italia); la decisión de invadir Francia en 1944 (Normandía); demandar al Eje la “Rendición Incondicional” y endurecer las acciones contra Japón. 

El presidente de Brasil Getulio Vargas cuando recibió a su par norteamericano Franklin Roosevelt

Ese jueves 28, el presidente Vargas salió de Río de Janeiro dejando a su hijo Getulinho hospitalizado, víctima de poliomielitis, para encontrase con una persona que la padecía. Los dos mandatarios tuvieron dos largos encuentros. Uno en un barco de guerra de los EEUU atracado en el puerto de Natal, en la costa del Río Potengi (de ahí el nombre de la cumbre presidencial). Luego visitaron la Rampa de hidroaviones y pasearon a bordo de un jeep mientras dialogaban. 

En un momento, cuentan los historiadores, conversaron a solas porque ambos hablaban francés. En esos dos días que pasaron en Natal los dos acordaron: 

  • Los EEUU, aceptaron firmar acuerdos de asistencia militar y la creación de la Fuerza Expedicionaria Brasileña (FEB), constituida por infantes, marinos y aviadores militares. 
  • Los EEUU prometieron acelerar la construcción de “Volta Redonda”, la madre de la industria siderúrgica de Brasil (Roosevelt sugirió 5 años y Vargas la consiguió en tres). 
  • El Brasil aceptó la permanencia de la base estratégica en Natal para que los aviones de los EEUU abastezcan a sus tropas en África, Oriente Medio y Asia. 
  • El Brasil aceleró las entregas de caucho, considerado “oro blanco” (para los neumáticos y demás usos), micas, tungsteno, monacita y otros minerales. 
  • El control y la seguridad del Atlántico Sur también fue analizado. Alemania ya había hundido cargueros brasileños. 

En Buenos Aires el encuentro fue muy mal visto, aunque el canciller Enrique Ruiz Guiñazú lo consideró “lógico y natural”. A diferencia de la Argentina, en Brasil, con más realismo, consideraban a los EEUU como una potencia y analizaban la posibilidad de ubicarse como una “potencia asociada”. 

El 2 de agosto de 1944 Winston Churchill dijo en la Cámara de los Comunes: “Sentimos profunda pena y gran angustia, como amigos de la Argentina, que en estos tiempos de prueba para las naciones ella no ha considerado oportuno tomar su lugar sin reserva o calificación del lado de la libertad, y ha elegido aliarse con el mal, y no solo con el mal, sino con el lado perdedor. Confío en que mis comentarios serán tenidos en cuenta, porque esta es una guerra muy seria”. 

La Argentina recién romperá relaciones con Alemania y Japón el 26 de enero de 1944 y les declara la guerra el 27 de marzo de 1945, a escasas semanas del suicidio de Adolf Hitler (30 de abril de 1945) y la caída de Berlín.

 

Fuente: https://www.infobae.com

24 de septiembre de 2021

UN JUEZ FRENÓ EL DECRETO DE ALBERTO FERNÁNDEZ QUE ORDENÓ LA VENTA COMO CHATARRA DEL DESTRUCTOR QUE ACTUÓ EN EL DESEMBARCO EN MALVINAS

 

Se trata del buque de guerra que transportó al alto mando militar que condujo la operación “Rosario” y a comandos anfibios que constituyeron la avanzada de la recuperación. Críticas de los Veteranos de Guerra a la decisión presidencial. 

Por Fernando Morales 

El destructor ARA Santísima Trinidad (D2) fue construido en Argentina en base a un modelo británico. Durante la guerra de Malvinas fue el buque Insignia de la Operación Rosario.

El juez federal de Bahía Blanca Walter López Da Silva frenó un decreto del presidente Alberto Fernández que ordenó a la Armada Argentina la venta como chatarra del destructor “Santísima Trinidad”, célebre por haber participado de la operación de desembarco en las Islas Malvinas el 2 de abril de 1982.

El fallo conocido hoy se da como respuesta al recurso de amparo que presentó el ciudadano Jorge Oliver ante los tribunales federales de la ciudad de Córdoba, con el patrocinio letrado de Rodrigo Reynoso, para solicitar que “se proteja” a la nave evitando su venta como chatarra y posterior desguace.

La acción impulsada por Oliver es una de las tantas que se originaron en forma inmediata a la publicación del decreto que iniciaron ex tripulantes y civiles activistas de la causa “Malvinas” con el objetivo de neutralizar la medida presidencial. Oportunamente la misma había sido caratulada por la mayoría de las agrupaciones de Veteranos de Guerra como “antipatriótica”. 

El fallo desactiva el llamado a concurso de precios para la adquisición de material de rezago que la Armada tenía en curso de acuerdo a lo ordenado por el decreto 1017/20 cuya aplicación quedó preventivamente suspendida. 

El juez López Da Silva, junto a los secretarios letrados Nair Ruppel y Mario Fernández, tomó control de la causa luego de que la Justicia federal de la provincia mediterránea entendiera que por una cuestión de territorialidad correspondía girar las actuaciones a Bahía Blanca, en virtud de encontrarse la nave amarrada en la base naval de Puerto Belgrano. 

Jorge Oliver pidiendo que el DESA sea museo 

La demanda contra el decreto presidencial apuntó principalmente a “solicitar la aplicación de la ley 25.197 (Régimen de Registro del Patrimonio Cultural) a efectos de evitar que se consume la destrucción de la histórica nave y se prive de este modo a los ciudadanos argentinos de realizar su restauración y puesta en valor para convertirlo en museo”. 

Según consta en la presentación de Oliver, “la fundación 20 de noviembre se encuentra en condiciones óptimas para afrontar el mantenimiento y puesta en valor de la unidad naval”. 

Por su parte, los abogados navales negaron que la unidad de combate sea parte del patrimonio cultural de la Nación. “Por su enorme deterioro y su nulo valor económico se decidió proceder a un hundimiento programado con honores” (tradición naval que dispone que los buques radiados sean utilizados como blanco de tiro) añadiendo que “finalmente ello fue desaconsejado porque la fragilidad del casco impide transitar con seguridad los canales de ingreso y salida al puerto de Bahía Blanca, pues el naufragio de la embarcación complicaría la salida de las exportaciones al paralizarse el tránsito de buques mercantes. 

El alegato de los letrados navales considera, además que, de ser puesto en manos de una organización civil, el buque pasaría a estar bajo la órbita de la Prefectura Naval Argentina para lo cual debería cumplir todas las exigencias en materia de seguridad naval que la autoridad marítima establece. 

El ex ministro Arturo Puricelli durante una recorrida posterior al hundimiento de la nave. " Sospecho que fue un atentado contra mi gestión", sostuvo en ese momento.

No obstante, los argumentos de los representantes de la Armada, a criterio del juez López Da Silva, “está perfectamente acreditada la arbitrariedad del acto impugnado ya que se impondría considerar al buque “ARA Santísima Trinidad” (D2) como un bien histórico y por lo tanto integrante del patrimonio argentino correspondiendo por ese motivo a la Secretaria de Cultura de la Nación, relevarlo, catalogarlo y ejercer la superintendencia sobre dicho patrimonio”. 

Oportunamente el decreto de venta del “Santísima” (tal como lo denominan sus ex tripulantes) causó malestar y repudio no solo en los ex tripulantes de la nave sino en todo el colectivo de Veteranos de Guerra. “Es una enormidad. La medida fue adoptada en base a informes técnicos que sostienen que su estado de deterioro propio del paso del tiempo se vio acelerado por el hundimiento parcial que sufriera la embarcación en 2013. Lo que no dicen es que se agravó por la falta de autorización para realizar acciones correctivas inmediatas de parte ex ministro Arturo Puricelli, quien atribuyó el siniestro a un supuesto atentado contra su gestión”, recuerdan marinos Veteranos de Guerra. 

El "Santísima fue reflotado, pero según las autoridades navales su estado es irrecuperable y constituye una amenaza para la seguridad náutica

Las acciones tendientes a transformar el buque en museo tienen ya más de dos décadas según recuerdan los propios VGM. En un momento todo estuvo dispuesto para trasladarlo a la ciudad de Rosario y amarrarlo como museo frente al monumento a la bandera. “Teníamos todos los gastos cubiertos por aportes privados pero la intendencia rosarina en manos del socialismo nos indicó que no era grata la presencia de una unidad naval que traía resabios de la dictadura”, recuerdan los tripulantes de la mítica embarcación. 

La opinión de los expertos 

Infobae requirió la opinión de especialistas de la Liga Naval Argentina en torno a la controversia generada a partir del decreto presidencial y el reciente fallo. “El buque en cuestión es un eslabón de importancia sustancial en lo que significó la recuperación de las Islas Malvinas. Disponer radicalmente su simple destrucción, hiere no solo los sentimientos de aquellos héroes que la tripularon y que se encuentran vivos siendo activos difusores de su misión, sino que además implica casi un desprecio a nuestra historia reciente. Pero no puede soslayarse el fundamento técnico que indica que la nave está en un estado irrecuperable. Solo el Estado o una gran empresa podría afrontar con seguridad el mantenimiento del buque a flote. Tenemos el antecedente reciente del buque museo “Irigoyen” que comenzó a hundirse en el municipio de San Pedro debiendo asistir la Armada en auxilio a las autoridades municipales que lo tienen a cargo sin contar con los recursos necesarios para su mantenimiento y seguridad náutica”, concluyen desde la centenaria entidad naval. 

El ARA “Santísima Trinidad” 

La nave pertenece a la clase Tipo 42, su construcción fue ordenada el 1º de marzo de 1969 para ser ejecutada en el Astillero Naval Río Santiago en base a un diseño inglés (es gemelo al Sheffield, hundido en Malvinas por las fuerzas argentinas), fue botado el 12 de noviembre de 1974, afirmado su Pabellón Nacional el 6 de noviembre de 1980 y radiado en el mes de diciembre de 2004. A partir de esa fecha ha quedado en custodia y preservación por la Armada Argentina, amarrado en la Base Naval Puerto Belgrano. 

La guerra de Malvinas hizo que buques gemelos al "Santísima Trinidad" como el Sheffield compartieran el teatro de operaciones revistando en las Armadas de ambos bandos.

Durante el Conflicto del Atlántico Sur, el buque formó parte de la Fuerza de Tareas FT.40 comandada por el Contraalmirante Gualter Oscar Allara, junto al Destructor ARA “Hércules”, y a las Corbetas “Drumond” y “Granville”. 

A las 21:00 del día 1º de abril de 1982, desembarcó de la Unidad, un Grupo de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos, por esta acción el “Santísima Trinidad” fue considerado como el primer buque en entrar en acción junto con el Submarino A.R.A. “Santa Fe”, que desembarcó los Buzos Tácticos. Comenzó así, la denominada Operación “Rosario” que involucraba la recuperación de las Islas Malvinas y que contenía la orden expresa de no derramar ni una sola gota de sangre de los soldados británicos y de la población radicada en las islas.

 

Fuente: https://www.infobae.com

19 de septiembre de 2021

“QUEREMOS QUE SIGA EN MALVINAS, CON SUS COMPAÑEROS”: LA DECISIÓN DE LA FAMILIA DE UNO DE LOS CUATRO SOLDADOS ARGENTINOS IDENTIFICADOS

 

Luego de participar por videoconferencia de la ceremonia de inhumación, los hermanos de Marciano Verón decidieron que los restos del gendarme correntino permanezcan las Islas. “Esperamos poder viajar algún día, para poner una flor en su tumba”, coincidieron. 

Las nuevas cuatro identificaciones del PPH2 se suman a las 115 del PPH1, llegando así los 119 ex combatientes de Malvinas (Foto EFE/Sergio Quinteros/Télam/Archivo)

La familia del correntino Marciano Verón, uno de los ex combatientes de Malvinas identificados por un equipo forense del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), expresó su deseo de que los permanezcan en las Islas y pudo participar hoy, por videoconferencia, de la inhumación que se realizó en el cementerio de Darwin. 

“Entre todos los males que hemos pasado, hoy estamos contentos y queremos que permanezca en Malvinas, junto a sus compañeros. Esperamos poder viajar algún día, para poner una flor en su tumba”, dijo su hermano Jesús Verón en diálogo con Télam. El hombre de 63 años contó, además, que hace unos años su familia tuvo “una gran esperanza, cuando comenzaron la búsqueda y se identificaron los cuerpos de muchos”, en referencia a los 122 ex combatientes que fueron identificados en el primer proyecto humanitario. Y agregó: “Aquella vez no encontraron a Marciano. Fue una dolorosa espera de muchos años, pero dio sus frutos”. 

Del departamento correntino de Saladas, Jesús recordó a su hermano gendarme, nueve años menor que él: “Marciano era muy amigable y muy querido en el pueblo. Primero hizo el Servicio Militar, le gustó y decidió ingresar en Gendarmería y hacer carrera en esa fuerza y cuando estaba en Bariloche lo convocaron para la guerra”. 

El Cabo Primero Marciano Verón, Sargento de Gendarmería (post mortem), “fue muy homenajeado” en la localidad ubicada a 100 kilómetros de la Capital provincial. De hecho, una plaza, un monumento, una calle y el salón de una escuela llevan su nombre. “Ahora queremos que haya un reconocimiento donde nació y se crio y donde también tenemos todavía un campito. Queremos hacer un recordatorio ahí también”, confió su hermano mayor. 

El Segundo Plan Proyecto Humanitario fue realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con la ayuda del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) (Foto/Télam)

Tras la noticia de la identificación, el intendente de Saladas, Rodolfo Alterats, se puso a disposición de los Verón para “escuchar sus propuestas para un nuevo homenaje”, según detalló a Télam un funcionario municipal. 

“La familia de Marciano, entre ellos, sus hermanos Jesús y Carlos pidieron que se realice un homenaje en la Primera Sección Lomas, una zona rural donde se planea construir un monolito con una placa para recordar la lucha de Marciano Verón y su compromiso con la Patria”, destacó el funcionario. Esta mañana, familiares del ex combatiente se reunieron para participar por videollamada de la ceremonia de inhumación en el Cementerio de Darwin en las Islas Malvinas. 

“Tendrá su propia tumba, con su nombre y esperamos que muy cerca de sus compañeros gendarmes con los que estuvo estos últimos 39 años”, expresó Jesús Verón. El gendarme correntino también fue homenajeado en el lugar donde prestó su último servicio. En 2019, en la plaza de armas que lleva el nombre “Cabo Primero Marciano Verón”, del Escuadrón 34 de Gendarmería de Bariloche, se realizó un acto para presentar la Declaración de “Ciudadano Ilustre” del héroe caído en la guerra de Malvinas. 

Marciano Verón nació el 23 de julio de 1949 en Saladas, provincia de Corrientes y su identificación fue comunicada ayer por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), junto a las del Subalférez Guillermo Nasif, el Cabo Primero Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo. Además de las cuatro identificaciones, se confirmó la identidad del Primer Alférez Ricardo Julio Sánchez y se reasociaron restos del Cabo Primero Víctor Samuel Guerrero. 

Los cuatro ex combatientes identificados son: el Subalférez, Guillermo Nasif; el Cabo Primero, Marciano Verón; el Cabo, Carlos Misael Pereyra; y el Gendarme, Juan Carlos Treppo

La segunda parte del operativo para identificar a los soldados argentinos que yacían muertos en tumbas sin nombre en el Cementerio de Darwin, campo de batalla de la guerra de Malvinas, fue promovida por los familiares de los gendarmes caídos en Monte Kent -más las voluntades de la historiadora Alicia Panero-, debido a que Ricardo Julio Sánchez, perteneciente al Grupo Alacrán, había muerto el 30 de mayo cuando el helicóptero en el que viajaban fue derribado por el misil de un Sea Harrier. Los nuevos nombres que se habían sumado a la tumba del Alférez pertenecían a tres soldados de la Fuerza Aérea, muertos el 28 de mayo en la base aérea Cóndor de Goose Green, a casi 90 kilómetros de distancia. Era toda una incertidumbre. 

“Esta segunda etapa surge -relató Luis Fondebrider, titular de la Dirección de la Unidad Forense de la Cruz Roja Internacional- porque las familias de los caídos en esa tumba expresaron sus dudas sobre cómo habían aparecido esos nombres. Dieron sus muestras durante el Plan de Proyecto Humanitario (PPH) 1 y aparecieron coincidencias en tres casos de soldados que estaban enterrados en tumbas hasta ese entonces no identificadas”. La sepultura del C.1.10 suponía una situación puntual. Según el relato del antropólogo, eran soldados que viajaban en un helicóptero Puma de Gendarmería que transportaba explosivos y estalló: hubo víctimas y sobrevivientes. Antes de la exhumación de la tumba común, entrevistaron a las familias con consentimiento previo del plan. En el laboratorio cordobés del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) cotejaron las muestras obtenidas en las islas con las que entregaron sus familiares. 

Ante la novedad, el Secretario de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Daniel Filmus, señaló que “esta noticia remarca un paso más en la política de estado iniciada en el año 2012 para la identificación de quienes cayeron luchando valerosamente por la soberanía en Malvinas. Queremos felicitar especialmente el enorme trabajo realizado por la unidad forense del CICR y el EAAF que llevaron adelante esta tarea en las difíciles condiciones que genera la pandemia”.

 

Fuente: https://www.infobae.com

LA HISTORIA DE LOS HÉROES DEL ESCUADRÓN ALACRÁN IDENTIFICADOS EN MALVINAS Y EL EMOTIVO RECUERDO DE SUS FAMILIARES

 

Esta semana, un equipo forense les puso nombre a los cuerpos de cuatro comandos de Gendarmería enterrados en una misma tumba en el cementerio de Darwin, confirmó la identidad de otro y reasoció los restos de un sexto veterano de guerra. Este es el vivo recuerdo de sus seres queridos y el relato de la acción donde murieron. 

Por Adrián Pignatelli 

El Escuadrón Alacrán en Malvinas. Tuvo su bautismo de fuego el 30 de mayo de 1982

Fue en el viaje en micro a Comodoro Rivadavia, desde donde cruzarían a las islas Malvinas en un Hércules. Viajaban comandos de Gendarmería y entre los comentarios que se mezclaban y confundían alguien los describió “letales como los alacranes”. Nunca pudieron identificar al autor de la definición. Lo cierto que desde ese momento el escuadrón de 65 hombres pasó a llamarse Alacrán. 

El plan original era el de permanecer en las islas luego del repliegue de las fuerzas que habían recuperado el archipiélago. Desempeñarían tareas de seguridad y policial. Pero a esa altura las órdenes ya habían cambiado. 

El 29 de mayo, en una reunión de mandos del Ejército, se programaron operaciones en conjunto con las compañías comando 601 y 602 y del Escuadrón Alacrán que en Malvinas recibió el nombre de Compañía de Tropas Especiales 601. Los gendarmes recibieron la misión de llegar a un punto en Monte Kent para atacar a los británicos por retaguardia. El plan era el siguiente: comandos de Ejército tomarían tres posiciones en el centro y los gendarmes las dos de los flancos. 

Serían llevados al lugar en helicóptero, al que cargaron con armas y explosivos. Más allá del armamento de cada efectivo, llevaban lanza cohetes, proyectiles y minas. 

Sería la primera acción de guerra de Gendarmería. Y lo fue. 

Esta semana, en el marco del Segundo Plan Proyecto Humanitario, que lleva a cabo el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con la colaboración del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), fueron identificados los restos de cuatro de esos héroes, todos enterrados en la tumba C 1.10 del Cementerio de Darwin, en Malvinas: el Subalférez Guillermo Nasif, el Cabo Primero Marciano Verón, el Cabo Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo. Además, confirmó además la identidad del Primer Alférez Ricardo Julio Sánchez y logró reasociar los restos del Cabo Primero Víctor Samuel Guerrero. Todos ellos murieron en esa primera acción. 

Los comandos de Gendarmería cumplieron diversas misiones en la guerra

Era la mañana del domingo 30 de mayo. La base de helicópteros estaba en Moody Brook. En la primera máquina ya estaban los 15 comandos, al mando del Segundo Comandante Jorge San Emeterio. Pero serían 16. El Primer Alférez Ricardo Julio Sánchez, 26 años, oficial de operaciones, uno de los que había ayudado en la organización del escuadrón, estaba en tierra agachado atándose los cordones de los borceguíes. Tenía tiempo porque iría en el segundo viaje, ya que ese helicóptero debía volver para llevar en tandas sucesivas a otras patrullas. Como era el que mejor manejaba la cartografía subió. 

Sánchez fue uno de los que decidió hacer testamento. Deseaba que, si algo le pasaba, su esposa y su hija recibiesen el sable de Güemes como el que usan los oficiales de Gendarmería. Su hija Cynthia Lorena, que tenía cinco años cuando su papá fue a la guerra, contó a Infobae que era muy querido por sus compañeros, una persona seria, se notaba que era un militar desde la cuna. 

Ricardo Julio Sánchez era Primer Alférez y no le tocaba ir en el primer vuelo

José Ricardo Spadaro, cuando fue el 2 de abril, era un Comandante recién ascendido. Siendo jefe del Escuadrón Atucha en una formación pidió que dieran un paso al frente los que quisieran ir a Malvinas. Todos lo hicieron. Fueron 65 los designados, de los cuales solo 40 alcanzarían a cruzar. 

Despegaron a las ocho de la mañana. El entonces Sargento Primero Miguel Víctor Pepe recordaría que eran conscientes del peligro al que se enfrentarían y que posiblemente no todos saldrían con vida. 

El Subalférez Guillermo Nasif, 23 años, de abuelo inmigrante sirio, tuvo una infancia muy feliz según describió su hermano Jacobo. Egresado de la Escuela de Gendarmería con un promedio excelente, había recibido una decena de premios, quizás el más importante era haber sido el mejor compañero de su promoción. Había hecho el curso comando, incluido el de paracaidismo, esquí, buzo y motociclista. Cuando a fines de mayo pidieron voluntarios para ir a la guerra, se ofreció. A la familia no le dijo nada para no preocuparlos. En Esquel había dejado una novia, y parece que la relación iba en serio. 

El Subalférez Guillermo Nasif había egresado con todos los honores de la Escuela de Gendarmería

El vuelo habrá durado una media hora, volando a baja altura para no ser detectado por los radares ingleses. Algunos iban en silencio, otros comentando del combate que seguro se avecinaba. En un momento tal vez por una reacción instintiva el piloto, el Teniente Primero Pedro Ángel Obregón sorprendió a todos con una maniobra evasiva. No estuvo errado. Un Sea Harrier les había disparado un misil. Su pericia permitió que el proyectil no impactase de lleno en la máquina, sino que se estrellase en el rotor de cola. 

El que vio desde tierra al misil fue el Mayor Oscar Ramón Jaimet, según recuerda el Comandante General retirado Spadaro. 

El Cabo Primero Marciano Verón era un correntino de Saladas, de una familia muy numerosa, criado en el campo. Se enganchó en Gendarmería cuando cumplió con el servicio militar. Jesús, su hermano, dijo que no le tocaba ir a la guerra, pero que él se ofreció. Hincha de Boca como todos sus hermanos, tenías 25 años y muchos amigos. 

El Cabo Primero Marciano Verón era de Saladas y fue otro que se ofreció a ir voluntario

El helicóptero comenzó a sacudirse. La maniobra del piloto ayudó a retardar la caída. Antes de impactar sobre el terreno, el Sargento Ayudante Ramón Gumersindo Acosta se tiró por una de las ventanas. La máquina comenzó a incendiarse y el peligro inmediato era que las llamas afectasen a la gran cantidad de explosivos que transportaban. 

Víctor Samuel Guerrero era Cabo Primero y el primer gendarme en la familia. Había nacido en Pirané, Formosa y le gustaba jugar de arquero en los partidos de fútbol. Dos compañeros se habían ofrecido a ir en su lugar a Malvinas porque tenía una hija chiquita, Noelia Carolina y su esposa estaba embarazada. Él se negó. La esposa y la hija fueron a despedirlo al escuadrón en El Calafate. 

Cabo Primero Víctor Samuel Guerrero y se negó a que un compañero fuese en su lugar ya que era padre de una bebé y su esposa estaba embarazada

Las llamas provocaron un denso humo negro. Pepe recuerda que reaccionó, que fue hacia la cabina, que golpeó los vidrios. Vio un rayo de sol que se colaba por el techo de la cabina. Pudo distinguir a Acosta que desesperadamente le hacía señas. Lo ayudó a salir y se abrazaron. 

Elsa Beatriz y Carlos Misael Pereyra se casaron muy jóvenes. Entrerrianos, ella de Concepción del Uruguay –”la histórica” aclara- y él de Gobernador Maciá o Macía. Era el que no podía retar a los hijos, el que debajo del birrete llevaba, de regreso del trabajo, chupetines bolita para ellos. La esposa ponía los límites. Era alegre, optimista y cuando se enteró que iría a Malvinas, estando en Esquel, bromeaba con las criaturas, diciéndoles que les traería caramelos de pingüino. Pero en su fuero íntimo sabía que no regresaría. Así se lo confesó a su esposa. 

El Cabo Carlos Misael Pereyra, el que malcriaba a sus hijos, sabía que nunca volvería

En el Puma que se incendiaba había más gente atrapada. Tantearon en la humareda y vieron una mano que sobresalía. Así lograron sacar de los pelos al Subalférez Aranda. Pepe alcanzó a ver al Sargento Primero Justo Rufino Guerrero. “Hermano, sácame de acá”, rogó. Con la ayuda de Aranda, Acosta y San Emeterio -parado sobre el techo de la máquina- lograron salvarlo. Impresionaban sus piernas destrozadas. 

Los Treppo eran diez hermanos y Juan Carlos era el mayor. Eran todos muy familieros y existía ese respeto especial por el hermano mayor. Eran de La Leonesa, Chaco y Juan Carlos era como un segundo padre. Por la mañana iba a la escuela primaria y al mediodía caminaba cinco o diez kilómetros para llevarle la vianda a su padre, tractorista en un ingenio azucarero. A los 9 ya manejaba el tractor y a los 13 el camión. Llegó hasta tercer año en la Técnica, fue camionero, tuvo un paso por Prefectura antes de ser gendarme. Hizo el curso de comando con excelentes calificaciones. Era francotirador. Su familia no sabía que iba a Malvinas, tampoco dijo nada para no preocuparlos. Fue como voluntario. 

El Gendarme Juan Carlos Treppo era el mayor de los hermanos de una familia numerosa y siempre fue como un segundo padre

A Guerrero lograron llevarlo lejos de la máquina. Querían seguir buscando posibles sobrevivientes. Pero los explosivos, alcanzados por el fuego, estallaron. 

Nasif había muerto junto a Sánchez, aprisionados por la carga del helicóptero. Tampoco pudieron salir ni Pereyra, Verón, Guerrero y Treppo. El 10 de junio, también en cercanías del Monte Kent un proyectil de mortero mataría al Gendarme Acosta. 

La vida después 

Cynthia Sánchez viajó dos veces a las islas. La primera vez con la Cruz Roja y la segunda con el contingente con hijos y hermanos, y se quedaron una semana. Dice que le hubiera encantado ser gendarme como su papá y su abuelo materno, pero en esa época no admitían mujeres. 

Los Nasif se enteraron de la muerte de Guillermo al día siguiente. Era hincha de River, se había formado en el Liceo Militar General Paz y hasta había estudiado un año de ingeniería civil, mientras esperaba ingresar a Gendarmería, donde fue escolta de bandera. 

Los Verón cuentan que a Marciano no le tocaba ir a la guerra pero que él pidió ir. Ellos se enteraron cuando le notificaron de su muerte. Gente de campo, toda la vida vivieron del fruto de su chacra, muestran orgullosos el libro que cuenta su historia. Se llama “Entre lagunas y mares”. 

Guerrero nunca conoció a su hijo Víctor Gastón, actualmente Cabo Primero de Gendarmería. Su hija Noelia Carolina es Sargento en la misma fuerza y estuvo por no entrar porque pensó que no iba a soportar el curso. “Ahora no podría hacer otra cosa”, confiesa. Su marido es Cabo Primero y tienen dos hijos. En el 2000 visitó Malvinas. Conocía el cementerio por una fotografía que le habían mandado a su madre junto con un anillo y el reloj de su hijo. 

El Escuadrón Alacrán, formado en Comodoro Rivadavia antes de partir a las islas

Fue en 1993 cuando el Comandante Spadaro, siendo jefe de la agrupación Formosa que conoció al padre de Víctor Guerrero. Se ganaba la vida vendiendo chipá con un carrito y había perdido un ojo por un ataque de presión cuando se enteró de la muerte de Víctor. “Cuénteme cómo murió mi hijo”, le pidió. El gobernador de Formosa, al enterarse de su situación, le concedió una pensión honorífica. 

Antes de irse a Malvinas, Carlos Misael Pereyra dejó grabado un casete, en el que cantó e imitó sonidos. En la familia lo cuidan como una reliquia, más aún cuando lo quisieron escuchar y la cinta se trabó. Entonces alguien hizo copias en CD y recién el año pasado pudieron volver a escuchar su voz. Todos se sorprendieron al darse cuenta que Carlos Victorino, el hijo que nació en diciembre de 1982, tiene su mismo timbre. Su esposa cumplió lo que le hizo prometer, que si no regresaba que se volviese a Concepción del Uruguay. Sus hijos siguieron sus pasos: Elsa Verónica es suboficial de Gendarmería, Carlos oficial y fue Casco Azul y Marcos oficial de la Policía Federal. “Me salieron buena gente, para mi es lo que importa”, destaca. 

Los Treppo vivían a cuatro cuadras de la sede del Escuadrón. A la mamá, Teresa de Jesús le habían dicho que a Juan Carlos había tenido un accidente con un helicóptero en Mendoza, pero ella enseguida presintió la verdad. Nelson, uno de sus hijos, recuerda que desde entonces sus padres tuvieron una mirada triste. Todas las tardes su mamá se sentaba en la puerta de la casa, como mirando a lo lejos. 

Aún seguía esperando. 

Fuente: https://www.infobae.com

MALVINAS: IDENTIFICARON A CUATRO GENDARMES QUE ESTABAN ENTERRADOS EN UNA TUMBA COMÚN DEL CEMENTERIO DE DARWIN

 

Son el Subalférez Guillermo Nasif, el Cabo Primero Marciano Verón, el Cabo Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo estaban enterrados en la tumba C.1.10. Concluye así el Segundo Plan Proyecto Humanitario, realizado por el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) con la ayuda del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) 

Los cuatro ex combatientes identificados son el Subalférez Guillermo Nasif, el Cabo Primero Marciano Verón, el Cabo Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo 

“Cuatro soldados argentinos solo conocidos por Dios, incluyendo al 1er Alférez Ricardo Sánchez”, decía la placa de la fosa C.1.10 antes de que la Comisión de Familiares de Malvinas emprendiera la reforma del cementerio de Darwin. La refacción instauró un nuevo epitafio: “Héctor Walter Aguirre-Mario Ramón Luna-Julio Ricardo Sánchez-Luis Guillermo Sevilla”. Pero el Plan Proyecto Humanitario 1 descubrió que tres de esos combatientes estaban enterrados en otras tumbas. Se necesitó un nuevo Plan de Proyecto Humanitario (PPF2) que llevó adelante el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) junto al Equipo de Argentino de Antropología Forense (EAAF) para saber a quiénes pertenecían los restos hallados en una fosa común del Cementerio de Darwin. 

Los cuatro nuevos identificados son el Subalférez Guillermo Nasif, el Cabo Primero Marciano Verón, el Cabo Carlos Misael Pereyra y el Gendarme Juan Carlos Treppo. Por su parte, del 1er Alférez Ricardo Julio Sánchez, inhumado en la tumba C.1.10 y ya identificado, se pudo confirmar fehacientemente la identidad. También se reasociaron restos óseos del Cabo Primero Víctor Samuel Guerrero, quien se encuentra inhumado en una tumba individual del mismo cementerio. Los 6 gendarmes murieron en combate en el mismo evento. 

Las nuevas cuatro identificaciones del PPH2 se suman a las 115 del PPH1, llegando así los 119 ex combatientes de Malvinas -que antes figuraban como “Sólo conocidos por Dios”- que ahora una tumba con su nombre donde homenajearlos. En el caso de las cuatro últimas identificaciones, las familias ya recibieron la notificación del hallazgo. Según un comunicado de Cancillería, los mismos expresaron su voluntad respecto del lugar de descanso de sus familiares en el Cementerio de Darwin: en algunos casos han preferido que los restos de sus familiares permanezcan juntos y en otros han optado por tumbas separadas. 

Fue una nueva gesta antropológica: el segundo acuerdo firmado entre el Reino Unido, la Argentina y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), un programa que había sido premiado y reconocido en noviembre de 2018 en Ginebra, Suiza. En el proyecto intervino el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), una ONG científica global sin fines de lucro que había participado también en el primer proceso de identificación de combatientes. 

Pasaron solo 19 días. El vuelo proveniente del aeropuerto de Mount Pleasant en las Islas Malvinas había aterrizado en el Aeropuerto Internacional Ingeniero Ambrosio Taravella de la provincia de Córdoba a las 14:09 del jueves 26 de agosto. Luis Fondebrider, titular de la Dirección de la Unidad Forense de la Cruz Roja Internacional, cargaba la caja con la inscripción D.C.1.10 que conservaba las muestras de ADN de los cinco soldados. Hoy se anunció la identificación de esos restos y se corroboraron las hipótesis: esos cuerpos eran los del Grupo Alacrán, muertos el 30 de mayo de 1982. El vuelo privado que permitió devolverle la identidad a los soldados caídos fue provisto por el empresario Eduardo Eurnekian de Aeropuertos Argentina 2000, quien a su vez hizo posible los dos viajes de los familiares de soldados recientemente identificados a Darwin, tanto en 2018 como en 2019. 

En aquella oportunidad, el especialista en Antropología Forense y fundador de la organización Equipo Argentino de Antropología Forense, había señalado: “El trabajo nos permite certificar que hay al menos cinco cuerpos y no cuatro como se había señalado en 1983, lo que no desacredita el extraordinario trabajo que llevó adelante el Coronel británico Geoffrey Cardozo cuando recogió los cuerpos de los soldados argentinos de los campo de batallas y creó el cementerio, ya que hace 39 años fue realizado por personal militar y no por científicos y luego de que los cuerpos permanecieran tres meses a la intemperie”. 

Los antropólogos forenses en Darwin, donde exhumaron la tumba C.1.10 donde podrían hallarse los restos de los gendarmes caídos el 30 de mayo de 1982 en Monte Kent

La segunda parte del operativo para identificar a los soldados argentinos que yacían muertos en tumbas sin nombre en el Cementerio de Darwin, campo de batalla de la guerra de Malvinas, fue promovida por los familiares de los gendarmes caídos en Monte Kent -más las voluntades de la historiadora Alicia Panero-, debido a que Sánchez, perteneciente al Grupo Alacrán, había muerto el 30 de mayo cuando el helicóptero en el que viajaban fue derribado por el misil de un Sea Harrier. Los nuevos nombres que se habían sumado a la tumba del Alférez pertenecían a tres soldados de la Fuerza Aérea, muertos el 28 de mayo en la base aérea Cóndor de Goose Green, a casi 90 kilómetros de distancia. Era toda una incertidumbre. 

“Esta segunda etapa surge -había relatado Fondebrider- porque las familias de los caídos en esa tumba expresaron sus dudas sobre cómo habían aparecido esos nombres. Dieron sus muestras durante el PPH1 y aparecieron coincidencias en tres casos de soldados que estaban enterrados en tumbas hasta ese entonces no identificadas”. La sepultura del C.1.10 suponía una situación puntual. Según el relato del antropólogo, eran soldados que viajaban en un helicóptero Puma de Gendarmería que transportaba explosivos y estalló: hubo víctimas y sobrevivientes. Antes de la exhumación de la tumba común, entrevistaron a las familias con consentimiento previo del plan. En el laboratorio cordobés del EAAF cotejaron las muestras obtenidas en las islas con las que entregaron sus familiares. 

Ante la novedad, el Secretario de Malvinas, Antártida e Islas del Atlántico Sur, Daniel Filmus, señaló que “esta noticia marca un paso más en la política de estado iniciada en el año 2012 para la identificación de quienes cayeron luchando valerosamente por la soberanía en Malvinas. Queremos felicitar especialmente el enorme trabajo realizado por la unidad forense del CICR y el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) que llevaron adelante esta tarea en las difíciles condiciones que genera la pandemia”. 

Por su parte, el Secretario de Justicia, Juan Martín Mena, expresó que “la política de Estado iniciada en el 2012 está dando sus frutos con la confirmación de estas nuevas identificaciones y nos comprometen a seguir en la firme tarea de dar certeza a las familias de nuestros héroes de Malvinas.” 

La placa de la tumba C.1:10 que fue exhumada

La caída del Puma, en primera persona 

30 de mayo de 1982. Los gendarmes tenían la misión de infiltrarse detrás de las líneas enemigas. Debían ocupar puestos en cinco alturas e informar con antelación las maniobras de los enemigos desde cercanías al Monte Kent, custodiado por las fuerzas británicas. El Grupo Alacrán no llegó nunca a destino. Un misil lo hizo caer. La nave no se estrelló, pero en tierra comenzó a incendiarse. Estaba repleto de material explosivo. La evacuación debía ser rápida. El Gendarme Gumersindo Acosta logró sacar a tres compañeros que habían quedado atrapados entre las llamas, antes de que la nave explotara. 

Murieron el 1er Alférez Ricardo Julio Sánchez, el Subalférez Guillermo Nasif, el Cabo Primero Marciano Verón, el Cabo Primero Víctor Samuel Guerrero, el Cabo Carlos Misael Pereyra y el gendarme Juan Carlos Treppo. Tres meses después de la finalización de la guerra, el Coronel británico Cardoso recogió los restos humanos alrededor del helicóptero caído que, según creyó en ese momento, correspondían a cuatro soldados, entre los cuales sólo pudo identificar por su placa al 1er Alférez Ricardo Sánchez, y los enterró en una tumba común en Darwin, la denominada actualmente C.1.10. 

“Nosotros íbamos a cubrir una línea más allá de los cerros Dos Hermanas tras un objetivo: sobrepasar las líneas inglesas y luego atacarlas por atrás. Todos sabíamos que la situación era muy comprometida. Era nuestra primera acción de guerra real”, narró el Sargento Ayudante Miguel Víctor Pepe, cuando ya habían pasado décadas desde el fin de la guerra. 

Salieron a las ocho de la mañana, tarde: los ataques ingleses los habían retrasado. “Llevábamos a bordo gran cantidad de explosivos, artefactos que habíamos preparado para batir al enemigo en retaguardia. Teníamos plena conciencia del peligro y sabíamos que muchos de nosotros íbamos a morir. Pero en ese momento no pensábamos en la muerte, pensábamos en el combate, en demostrar que estábamos preparados”, relató. 

“Cuando dejamos atrás las primeras líneas argentinas, algunos iban en silencio, tal vez pensando en su familia o simplemente en el glorioso significado de combatir por la Patria. Otros comentaban las trampas, los explosivos, la sorpresa que se iban a llevar los ingleses… Media hora después, el Puma se aproximaba al lugar indicado. 

El camposanto argentino de las islas se exhumaron 121 tumbas sin nombre, se tomaron muestras de 122 cuerpos y, finalmente, él trabajó permitió identificar 115 soldados caídos (EFE/Sergio Quinteros/Télam)

De pronto sentimos un impacto tremendo en la parte de atrás del helicóptero. Hubo gritos, sorpresa y la máquina comenzó a sacudirse. Nos había dado un misil inglés. Nos caíamos. El piloto logró retardar la caída, y es ahí cuando Acosta se tira por una de las ventanas antes de chocar contra el suelo. El Gendarme se lastimó en la caída, pero no dijo nada. No se quejó. Pero vimos que se doblaba del dolor. Sentí el brutal golpe que me dejó muy mal. Vi que mis camaradas trataban de salir. El gran peligro eran los explosivos que llevábamos. 

Vi llamas y mucho humo denso, negro, espeso. Pensé que estaba entregado, vencido. Vi la muerte. Pero de pronto algo pasó y me di cuenta que tenía que moverme porque todo estallaría en un instante. Fui hacia la cabina. Llegué y golpeé los vidrios… ¿Cómo hago para salir de aquí? Me pareció que una luz venía de un costado: era el sol que entraba por el techo de la cabina, era la salida, era la vida. Entonces, vi a Acosta que se asomaba y me hacía señas desesperado para que saliera. Me ayudó a escapar de ese infierno y nos abrazamos. 

Le conté que había más compañeros atrapados. Y Acosta me dice, “¡vamos!”. Vemos una mano que asoma detrás de un humo negro. Acosta se prende de esa mano. “Algo tengo que traer”, dijo. Y logra sacar al Subalférez Aranda. Todo en una fracción de segundos. 

Doy la vuelta y veo al Sargento Primero Justo Rufino Guerrero, boca abajo, sobre el suelo. Me dice: “Hermano, sácame de acá”. Le dije: “Tranquilo, tranquilo. No quiero hacer más daño”. Tenía las piernas destrozadas, como si se las hubieran cortado con un machete. 

Había que sacarlo antes de que explotara todo. Y ahí llegó otra vez Acosta. Se suman el Comandante San Emeterio y Aranda. Logramos sacarlo con cuidado, pero rápido. Allí estaban todos los explosivos. Lo llevamos a unos 25 metros. Acosta dijo: “Uno más, un poco más”. Temía por el estallido. La idea era dejarlo a salvo y volver. Pero de pronto ocurrió lo peor: el helicóptero explotó en mil pedazos”.

 

Fuente: https://www.infobae.com