Durante el combate del Atlántico Sur, hubo un grupo de hombres especialmente entrenados, con conocimientos de francotirador, paracaidismo, manejo de explosivos e inteligencia militar, entre muchas otras técnicas. ¿Cómo fueron aquellos días?
En Malvinas, existió un grupo de hombres que llegó primero y que fue el último en retirarse. Un grupo de hombres especialmente entrenado, con conocimientos de francotiradores, paracaidismo, manejo de explosivos e inteligencia militar, entre muchas otras técnicas de combate. ¿Quiénes fueron? Los miembros de las Fuerzas Especiales.
Estas
tropas de élite participaron de los momentos más importantes de la contienda:
desde el desembarco el 2 de abril hasta los últimos combates que marcaron el
fin de la guerra. En un nuevo video de DEF en YouTube, Patricia Fernández
Mainardi presenta algunas historias de las muchas que hay sobre aquellos días.
COMANDOS, GRUPO DE OPERACIONES ESPECIALES Y BUZOS TÁCTICOS
Cada una de las Fuerzas Armadas tiene su tropa de élite. Puntualmente en Malvinas, participaron, por el Ejército, los Comandos; por la Fuerza Aérea, el Grupo de Operaciones Especiales; y, por la Armada, los Comandos anfibios y los buzos tácticos.
Hacia finales de marzo de 1982, la operación para recuperar las Malvinas era secreta y solo aquellos que participaron comenzaban a tomar conocimiento. El plan indicaba que debían desembarcar en las playas lindantes a Puerto Argentino, tomar la gobernación de las islas y lograr la rendición de la guarnición militar local, con la consigna de no producir bajas a los británicos.
El
Capitán de Navío retirado Bernardo Schweizer, en ese entonces, era Teniente de Corbeta
y tenía 24 años. Él, junto al Cabo Principal Sequeira, fueron los primeros
argentinos que desembarcaron en Malvinas ese 2 de abril. “La navegación fue muy
demorada, muy dificultosa. Pero, de cualquier manera, llegamos a un punto en el
que yo, con el único visor nocturno que teníamos, vi la línea de olas adelante,
a unos 100 metros, y decidí pasar al kayak, junto a Carlos Sequeira”, comenta y
agrega que pensó que “por una bengala” había sido descubierto.
“La técnica en esa circunstancia es agacharse, ofrecer la menor silueta; los dos nos tiramos hacia delante sentados, digamos, doblando el torso, y yo continué mirando a ver de dónde podían venir los tiros, porque a partir de eso era cuestión de segundos, pero no pasó nada”, dice y explica que intentó llegar a las playas con mayor rapidez para evitar otra situación así: “En ese momento dije: ‘Mejor llegar vivo, antes que llegar muerto y tarde’”.
MALVINAS: LOS COMANDOS Y LA NOCHE DEL 10 DE JUNIO
Mauricio
Fernández Funes participó de la guerra de Malvinas como comando. En ese
entonces, era capitán y formaba parte de la Compañía 602: “El momento más
difícil y más duro fue la noche del 10 de junio. Habíamos salido temprano de
nuestra base en Puerto Argentino, con las últimas luces, y ya en horas de
oscuridad, habíamos dispuesto una emboscada sobre estribaciones del cerro Dos
Hermanas, que es por donde se producía la llegada de aproximación de las tropas
británicas”.
Fernández Funes agrega que, en aquella jornada, él y sus compañeros tuvieron una situación de combate directo con ingleses que habían entrado hasta su misma posición. En esa noche, murieron Mario “Perro” Cisnero y Ramón Acosta, que era un comando de Gendarmería, del escuadrón Alacrán, que se había sumado a las Compañías de Comandos 601 y 602.
“Más
allá de la intensidad del fuego, que era realmente enorme, la única manera que
encontramos de desprendernos fue que la artillería tirara sobre nosotros. Así
que el bombardeo, que era permanente a las noches, el bombardeo naval
particularmente lo sentíamos próximo, esa noche lo sentíamos sobre nuestras
cabezas”, recuerda Funes.
EL TRABAJO DEL GOE EN MALVINAS
Como parte del ejercicio de mantener la memoria viva, el hoy Brigadier Mayor Retirado Ernesto Osvaldo París se encuentra escribiendo un libro sobre la participación del Grupo de Operaciones Especiales de la Fuerza Aérea en la guerra.
En
aquel entonces, tenía 26 años y el grado de Teniente cuando, el 29 de marzo, el
jefe del GOE le comunicó a él y a otros 28 efectivos que participarían de una
misión secreta en el sur. Un dato: hasta ese día, ellos pensaban que se trataba
de un ejercicio y no sabían que era una operación real.
Llegaron el 2 de abril, en el primer vuelo argentino que aterrizó en las islas Malvinas. “Cuando el Hércules comenzó a llegar y a estar muy cerca de las islas Malvinas, el comandante de la aeronave se encontró con una dificultad: la pista estaba obstaculizada por una serie de maquinarias y viales”, recuerda París y comenta que, cuando la aeronave tocó tierra, bajó la rampa de lanzamiento y los 29 comandos del GOE eran los primeros con la misión de descender.
En
Malvinas, el GOE realizó múltiples tareas. Teniendo en cuenta su preparación,
por ejemplo, en una oportunidad se desplazaron a la isla Soledad para hacer exploración
y reconocimiento con el objetivo de conocer los movimientos británicos tras el
desembarco. En esa batalla, también cayó uno de los miembros del GOE: el Capitán
Post Mortem Luis Castagnari. El 29 de mayo, una aeronave se preparaba para
aterrizar y el GOE iba a apoyar esta acción. Pero el fuego de una fragata
inglesa no lo permitió.
“Todos los que participamos en Malvinas entregamos todo, sin pedir nada a cambio, y, si era necesario, dimos la vida, como nuestros 649 héroes. Cincuenta y cinco héroes de la Fuerza Aérea Argentina, donde está incluido un hombre que perdimos nosotros, como fue el Primer Teniente (Luis) Castagnari”, dice el entonces Teniente.
París concluye: “La guerra es horrenda, se ven las miserias humanas, pero también se ve lo que el ser humano saca de su interior para poder ayudar y cumplir con los objetivos que se tienen que cumplir cuando, en este caso, había que realizar todas estas cosas y recuperar nuestras islas Malvinas”. Tras la rendición, París permaneció como prisionero. En total, estuvo 104 días en las islas y regresó al continente el 14 de julio de 1982.
Fuente:
https://www.infobae.com
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