Por el Mayor de Infantería Ernesto Orlando Peluffo (*)
1. Desarrollo
El 28 de mayo de 1982 a las 0800 horas, mi sección se encontraba ocupando una posición defensiva en las alturas Norte del cerro Darwin; durante toda la noche anterior habíamos recibido fuego de artillería sobre la posición y observado el combate por el fuego que libraba la compañía “A” del RI 12, al Norte de la embocadura del itsmo de Darwin que conducía hacia la salida, y posteriormente A Goose Green, el asentamiento isleño más importante de la zona.
Así amanecimos ese día, sin dormir, agotados por la tensión de los fuegos de artillería que a Dios gracias no nos habían ocasionado bajas y con la incertidumbre de no saber qué nos aguardaría; era un día gris y la llovizna nos mojaba constantemente.
De pronto, una fracción desplegada apareció a nuestras espaldas, se trataba de la sección BOTE (1RA Sección de la Compañía C del RI 25), del Teniente Estevez constituida por los soldados Aspirantes a Oficiales de Reserva (AOR) y por entonces agregada a la Fuerza de Tareas (FT) Mercedes (RI 12), la que venía realizando un contraataque desde retaguardia, para apoyar a las tropas que mantenían el contacto con el enemigo.
Inmediatamente tomé contacto con la sección BOTE e informé a su Jefe acerca de la situación que vivíamos, por lo que luego, el aludido Teniente dispuso reforzar nuestra posición con sus hombres, quedando de hecho a cargo de la posición por ser el más antiguo.
En dicha circunstancia le materialicé en el terreno, sobre el flanco derecho de las posiciones, una altura no ocupada por las propias tropas, ordenándome el Teniente que la ocupara con una ametralladora, para evitar que desde allí se envolviera la posición. De pronto, el Sargento 1ro Jumilla se aproxima y nos informa que en el frente de las secciones se divisaban tropas desplazándose en actitud ofensiva, por lo que de inmediato ordeno que dos hombres se adelanten para observar si dichos efectivos pertenecían al enemigo o a las propias fuerzas que se replegaban, tarea que les fuera encomendada al Cabo Miño con el Soldado Ruben Gómez.
Todo era muy confuso, pues en esos momentos también recibíamos fuego de mortero sobre la posición, arrastrándose los integrantes de la sección hasta sus pozos de zorro. El combate cercano había empezado y nuestras ametralladoras hacían fuego sobre los efectivos ingleses que buscaban refugio en una barranca próxima a la playa, desde donde continuaban batiéndonos con fuego de morteros.
En esas circunstancias la sección supo que el Cabo Miño y el Soldado Gómez, al aproximarse, habían sido muertos por el enemigo, y yo no logré ocupar la altura del flanco este de la posición, a consecuencia de lo cual y dado la diversidad de fuegos que recibíamos, los paracaidistas británicos empezaron a envolvernos desde esa dirección..
Inicialmente los ingleses intentaron un ataque frontal pero fueron rechazados, en parte merced a la intervención del Cabo Primero Ríos que conducía dos ametralladoras, el que luego de combatir toda la noche se había replegado a las posiciones de la sección permaneciendo en dicho lugar. Este heroico suboficial instantes después, fue batido por un misil que le ocasionó la muerte cuando se encontraba realizando fuego con una de las ametralladoras.
El combate se hacía cada vez más intenso, el Teniente Estevez fue herido reiteradamente en un brazo y en una pierna, sin que por ello dejara de conducir su sección. Murió como consecuencia de un tiro que hizo impacto en su rostro mientras operaba un equipo de radio por el cual transmitía a la artillería las ubicación de las posiciones enemigas para que las batiesen. Al morir el Teniente Estevez, se hizo cargo de la radio el Cabo Castro, quien también perdió la vida por un impacto de bala, operando entonces la radio el Soldado Carrascul, quien imitando a sus jefes, moría en la acción, no sin antes transmitir la posición del enemigo y la situación que vivía su sección.
A pocos metros de allí, fui herido primero en una pierna por una granada de mortero que estalló cerca de mi posición antes de que pudiera refugiarme en mi pozo de zorro, por suerte la herida no me limitó para continuar combatiendo. Conduje el combate de la sección, alenté a mi gente con mi grito característico de correntino, “EL SAPUCAY”, ya que también eran correntinos la mayoría de mis soldados. En oportunidad de ser herido un soldado apuntador de un fusil ametrallador, luego de buscarle refugio, me hice cargo del arma y abrí fuego en dirección al ataque enemigo.
Los ingleses ya estaban próximos, la Sección combatía en las distancias cortas, entre los cien y cincuenta metros, ellos avanzaban cubiertos por cortinas de humo y protegidos por los intensos fuegos de artillería y de morteros sobre nuestra posición. Su avance era jalonado con fumígenos de colores, para no ser batidos por el fuego de su propia artillería, yo no dejaba de disparar con el fusil ametrallador. De pronto una bala impactó en mi cabeza y caí desplomado en el fondo del pozo, el proyectil había perforado mi casco quedando fuera de combate debido a una herida en el rostro. Fue el Soldado Ponce, que desde su posición me auxilió, me vendó y me alentó para continuar conduciendo.
El combate entonces transcurría sin mengua, los integrantes de la Sección desde cada pozo luchaba contra su enemigo. En una oportunidad, un soldado que se había puesto mi casco, al salir a tirar desde la posición, recibió un impacto sin consecuencias, ya que el tiro rebotó, suceso que provocó un asombro general.
En otra ocasión, un soldado que operaba un lanzacohetes antitanque y antipersonal, al salir de la posición para disparar, fue alcanzado por un impacto que perforó su tubo anterior inutilizándolo. El combate era muy violento, los ingleses se preparaban para asaltar la posición habiendo conquistado algunos pozos del flanco derecho.
Los hombres de la sección, que ocupaban esos pozos, habían sido reducidos y sacados de la posición, por lo que era imposible hacer fuego sobre los ingleses que estaban entre ellos. En esa circunstancia, restando ya escasísima munición para continuar el combate y sin posibilidades de recibir refuerzos, decidí ordenar la rendición, ya que no había posibilidades de éxito. Resistir el asalto significaba un derramamiento inútil de sangre, con el consecuente aumento de pérdida de vidas. El combate estaba perdido.
Un soldado sacó un fusil fuera del pozo con una servilleta blanca atada en su extremo como bandera de rendición, cumpliendo así lo ordenado por el Jefe de Sección. Al principio este hecho no fue debidamente interpretado y se le disparó, dando los impactos en el arma. Ordené entonces que se insistiera y el enemigo detuvo el fuego. De esta manera pudimos salir de las posiciones y fuimos tomados prisioneros.
Al revisarnos los ingleses nos hicieron un “cacheo” violento, pues habíamos luchado duramente y los ánimos estaban muy alterados. Luego fuimos llevados a un lugar de reunión de prisioneros de guerra próximo a las posiciones de la sección pero como la propia artillería empezaba a batirlos, tuvieron que llevarnos a una pendiente en desenfilada, que reunía condiciones de seguridad.
Estuvimos todo el 28 de mayo a la intemperie y también durante la noche. Los ingleses no pudieron hacer mucho por los heridos. Los combates continuaban en Goose Green. No obstante, algunos soldados ingleses, mostrando un gesto humanitario, entregaban su único paquete de vendas en favor de los heridos argentinos.
El 29 de mayo, después de la caída de Goose Green, fuimos separados. Los ilesos fueron llevados a retaguardia, y los heridos transportados en helicóptero al hospital de campaña inglés de San Carlos, donde fuimos atendidos.
Así terminó el combate del Cerro Darwin.
2. Conclusiones
a. El 28 de mayo de 1982, en las alturas del cerro Darwin, se desarrolló uno de los combates más cruentos de la Guerra de Malvinas. Fue el primero y el único de los combates diurnos de magnitud superior a una compañía de infantería. De allí en más, los ingleses sólo atacaron de noche, dado el costo en vidas y materiales que les ocasionara.
b. El segundo Batallón de Paracaidistas del Reino Unido de Gran Bretaña se enfrentó en el cerro Darwin con una sección de los servicios del RI 12 “GENERAL ARENALES”, reforzada con armas automáticas y con la Sección BOTE del RI 25.
c. El resultado del combate fue adverso para las tropas argentinas. Luego de más de tres horas de lucha, los ingleses tomaron la posición, y las pocas resistencias argentinas que aún se sostenían debieron rendirse. El saldo fue de doce muertos y más de veinte heridos, sobre un total de aproximadamente setenta hombres.
d. Los ingleses perdieron en esta acción doce hombres, mientras que versiones, luego confirmadas, indicaban que durante el ataque también había muerto el Jefe del Batallón, Teniente Coronel H. Jones.
e. En el combate del Cerro Darwin ofrendaron sus vidas en cumplimiento del sagrado deber militar de defender nuestra Soberanía Territorial, los siguientes soldados:
1. Teniente Roberto Estevez -RI 25
2. Cabo Primero José Luis Ríos - RI 12
3. Cabo Mario Castro - RI 25
4. Cabo Luis Miño - RI 12
5. AOR Fabricio Carrascul - RI 25
6. AOR Arnaldo Zabala - RI 25
7. AOR Horacio Guiraudo - RI 25
8. S/C 62 Gabino Ruiz Diaz - RI 12
9. S/C 62 Ireneo Mendoza - RI 12
10. S/C 62 Alberto Moschen - RI 12
11. S/C 63 Ireneo Maciel - RI 12
12. S/C 63 Rubén Horacio Gómez - RI 12
(*) Egresó como Subteniente "En Comisión" el 07 de abril de 1982. (Siete meses antes de finalizar sus estudios en el Colegio Militar de la Nación), inmediatamente fue destinado al RI 12 “Gral ARENALES” que tenía su asiento de paz en MERCEDES, CORRIENTES. Con el RI 12 marchó a MALVINAS y combatió en el Cerro DARWIN el 28 de mayo de 1982. Donde fue herido en el rostro y en la pierna izquierda. Condecorado con: Medallas “La Nación Argentina al Valor en Combate”, “Ejército Argentino al Herido en Combate”, “El Honorable Congreso de la Nación Argentina a los Ex - Combatientes”, y Medalla “Cruz Púrpura” por servicios distinguidos al ser herido en una Misión de Paz. Actualmente presta servicios en el Dpto VVG de la Dirección Gral de Bienestar del Ejército
Fuente: http://www.laperlaaustral.com.ar
2 comentarios:
Señor Pelufo mis mas sincero respeto y admiracion, me interesaria saber si recuerda el nombre del soldado Ponce que usted nombra en su relato del ri 12 muchas gracias Nestor
Benjasmin baltazar Ponce y es mi papá
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