8 de julio de 2020

LA CUESTIÓN MALVINAS: MEJOR DIALOGAR QUE CONFRONTAR

El diálogo debe ser siempre la herramienta principal con la que se construya una genuina política. 

Felipe Solá. Actual canciller de la República Argentina. (F. López Claro)

Felipe Solá. Actual canciller de la República Argentina. (F. López Claro)

Por Soher El Sukaria (*)

No caben dudas de que la cuestión Malvinas es un tema central en la política del Estado argentino, consagrada en la cláusula transitoria primera de la Constitución Nacional. Y que requiere de acuerdos internos más que de rencillas políticas.

Las recientes declaraciones del canciller Felipe Solá no hacen otra cosa que alejarse de la búsqueda de consensos hacia adentro de nuestro país y muestran un claro interés por retomar una política de enfrentamiento con el Reino Unido, que ningún avance implicó en los 12 años de gobierno kirchnerista.

El gobierno de Cambiemos optó por generar un espacio de diálogo y de cooperación con el Reino Unido, marcando siempre nuestro legítimo e irrenunciable derecho de soberanía sobre las islas y los espacios marítimos circundantes, pero explorando los caminos de apertura y desarrollo común.

Otra alternativa fue y es la elegida por los sucesivos gobiernos kirchneristas. La del enfrentamiento y endurecimiento de las relaciones, que ya nos demostró que ningún avance ha conseguido.

En contextos como el actual, en el que la Argentina necesita más que nunca de la cooperación con otros estados, optar por políticas de aislamiento y de confrontación parece ser una contradicción, que no se explica de otra manera sino que se está haciendo de la política exterior argentina una cuestión de ideologías.

Varios son los puntos que parece desconocer el canciller en sus recientes declaraciones. El primero de ellos tiene que ver con que el instrumento internacional más importante con el que cuenta la Argentina es la resolución 2.065 de la Asamblea General de Naciones Unidas, en la que convoca a ambos países a seguir negociando. No caben dudas de que el camino debe ser, entonces, el del diálogo permanente.

El segundo punto tiene que ver con uno de los avances más importantes alcanzados durante la gestión del presidente Mauricio Macri.

Durante esos años, se reformuló e implementó el Plan del Proyecto Humanitario, a través del cual se desarrolló la identificación de los soldados caídos en Malvinas, reparando una deuda dolorosísima que tenían ambos estados con los familiares de nuestros héroes, una de las políticas de derechos humanos más importantes de la historia de nuestro país.

Como tercera cuestión, el canciller parece desconocer que la declaración conjunta de noviembre de 2016 entre los vicecancilleres no constituye un acuerdo sino un comunicado que muestra la intención política de acordar una hoja de ruta de trabajo entre ambos países, con los objetivos primordiales de la promoción del crecimiento económico y el desarrollo sustentable: energía, desarrollo sostenible, lucha contra el crimen organizado, ciencia y tecnología, entre otras temáticas.

Por último, avanzar en el proceso de reclamo sobre el ejercicio efectivo de la soberanía no será posible de lograr en soledad. Para ello, es necesario construir más y mejores vínculos con el resto de los países de la región y del mundo.

Siendo consciente de ello, durante la gestión de Macri la política exterior se enfocó en posicionar de nuevo a la Argentina en el mundo y consolidar apoyos regionales al reclamo.

Ejemplo de ello fueron los avances logrados en el marco de la OEA, en donde en 2018 y 2019 se duplicó la cantidad de adhesiones expresas a la posición argentina.

Al conmemorarse este 14 de junio 38 años del fin de la guerra más triste en nuestra historia, si hay algo que no debería estar en duda en la Argentina de hoy es que el camino de la confrontación ya mucho nos ha dañado.

El diálogo debe ser siempre la herramienta principal con la que se construya una genuina política, interior y exterior.

Los derechos de soberanía de la Argentina sobre las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur y sus espacios marítimos circundantes no deben nunca dejar de ser reclamados hasta conseguirlos. Sin embargo, es con hechos y palabras que se lograrán avances, y no con enfrentamientos y discursos cargados de ideología.

(*) Diputada nacional bloque PRO, interbloque Juntos por el Cambio

Fuente: https://www.lavoz.com.ar


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