18 de febrero de 2011

UNA HISTORIA DE SOLDADOS

Por Osvaldo Pepe

Hoy tenemos para compartir una pequeña historia que hace a la Historia, ocurrida en el Hospital Militar reubicable de Puerto Príncipe, Haití, donde ayer se recordaron los 25 años de la guerra de Malvinas. Ocurre que el comandante a cargo del hospital es un argentino, el Vicecomodoro Eduardo Daghero, quien entonces como Alférez fue el oficial en combate más joven, estaba recién graduado, de la Fuerza Aérea Argentina.

Hoy, Daghero integra la misión de la ONU que cumple tareas humanitarias en una de las regiones más empobrecidas del planeta. A cinco años de la guerra, empezó a escribir "Los ojos del cóndor", un libro en el que cuenta el día a día del conflicto desde la base aérea Cóndor, en el istmo de Darwin. Los textos no tienen esta historia, porque ocurrió el año pasado. Al lado del hospital móvil de Puerto Príncipe está el casino de oficiales del batallón nepalés, aquellos temibles gurkas de la leyenda negra en las Islas. Hoy, argentinos y nepaleses comparten una misión bajo bandera de la ONU.
Allí, un día, un Coronel nepalés cruzó a Daghero en un pasillo y le preguntó si era cierto que había combatido "en las Falkland". Daghero recuerda que lo corrigió: "Malvinas". El oficial, que había sido su enemigo hacía 25 años, se cuadró, le hizo el saludo de honor y le recitó con voz firme: "Sólo los soldados probados en combate merecen respeto". Después, le entregó un cuchillo nepalés "khukri", como los usados en las Islas: fue reconocimiento, no hostilidad. Bien lejos de las decisiones de escritorio de los principales comandantes de entonces, todos condenados por la Justicia militar, la historia encierra un homenaje al temple del soldado profesional y a tantos chicos que dejaron su vida en las Islas. Y es un testimonio a rescatar para que la Historia también registre las emociones humanas. Sin ellas, Malvinas será siempre una epopeya inconclusa.

Fuente: http://clarin.com. Publicado el 03 de abril de 2007

















Nota: El cuchillo "khukri" a que se hace mención en la nota, fue donado por el Comodoro Daghero a la Sala Histórica Malvinas de la Escuela de Aviación Militar.

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