A
37 años de la guerra, Jorge "Beto" Altieri volvió a sostenerlo en sus
manos y no pudo disimular su emoción
Jorge
"Beto" Altieri entra al estudio de Infobae nervioso, sin saberlo a
ciencia cierta, pero sospechando que hoy puede ser el día en el que vuelva a
sostener el casco que en 1982 se despedazó en el frente al contener las esquirlas
del mortero que lo hubiera matado en Malvinas.
Fue
a la guerra con 20 años y hoy, con 57 cumplidos esta semana, charla con Joaquín
Cavanna, el periodista de Infobae que viajó a Londres a buscar el casco,
comprado hace pocos días por un empresario anónimo que, tras conocer la
historia por este medio, quiso que Altieri lo recupere.
Altieri
llega junto a Jorge, su hijo de 25 años. Sonríe, hace algún chiste al pasar,
quiere mostrarse tranquilo, pero la adrenalina se delata en la forma en que
aprieta fuerte con su mano izquierda los dedos de la derecha, inmovilizada al
igual que una de sus piernas desde la guerra. También perdió un ojo y parte de
la audición. Son apenas las heridas que se ven de Malvinas.
Pablo
Deluca, Director de Asuntos Institucionales de Infobae ingresa a la sala y le
habla al soldado. Le cuenta de todos los argentinos que siguieron su historia,
que quisieron saber, ayudar, del privilegio de poder ser parte de este momento.
Cuando la directora periodística, Valeria Cavallo, acerca el casco, le emoción
de Altieri es incontenible.
Entre
lágrimas se abraza con su hijo y es al primero que le habla. "Este casco
me dio todo, me dio la vida, me los dio a ustedes", le dice. Más tarde,
Jorge hijo, admitirá: "Jamás vi llorar a mi papá, ni por la muerte de su
mamá. Lamento no haber compartido muchos momentos con él, pero este no me lo
olvido más".
Entre
los primeros recuerdos que aparecen como si volvieran todos juntos, están los
nombres de Jorge Bruno y de Daniel Alfredo "El Gordo" Scali, los dos
compañeros que lo bajaron herido del monte tras la batalla de Monte Longdon.
Acto
seguido pide permiso para ponerse el casco después de 37 años. "Fijate
cómo está roto, los pibes no me lo habrán sacado por temor a romperme más la
cabeza, el casco fue conmigo hasta el hospital de Malvinas en Puerto Argentino
y recién ahí me lo quitaron. Fue como si me hubieran sacado parte de mi cuerpo,
pero ahora lo tengo nuevamente conmigo".
"Beto"
cuenta que entre las primeras cosas que piensa hacer ahora con el casco, está
el deseo de llevarlo frente a las bóvedas de sus papás y de sus abuelos.
Quedarse un rato con ellos. El plan viene acompañado de una nueva escena que
recupera a la distancia, ocurrida en el hospital regional de Comodoro Rivadavia
en 1982.
"Cuando
fue mi papá a visitarme la primera vez, yo me desperté del coma y lo primero
que le pregunto es por mi abuela. Él me dijo que estaba todo bien, pero que por
qué le preguntaba. Yo había soñado con ella y ella me había dicho que volviera.
En ese momento mi abuela hacía un año que había muerto", compartió con
Infobae, sin sacar la vista del casco.
Otra
de las personas en la que piensa y a la que le agradece es a Amalita Fortabat.
La empresaria se convirtió en su madrina de guerra y fue quien le financió una
costosa operación en el oído para que el hijo de Jorge pudiera escuchar. El ex
combatiente fue uno de los que sostuvo el cajón de Fortabat tras su muerte en
2012.
El
casco no llegó solo. En su interior, en uno de los pliegues del equipo de
protección, había un parche del Regimiento de Paracaidistas III británico, cuerpo
que peleó en Monte Longdon el 11 y 12 de junio de 1982 su batalla más
importante.
Además,
contenía dos cartas, ambas en inglés, la primera parecía estar dirigida de un
coleccionista a otro que lamentaba "no haber podido obtener más
información sobre el casco". La segunda era de Wilson a Altieri. En esta
segunda carta, el británico manifiesta:
Querido
señor Altieri,
Estoy
muy contento de que vuelva a tener su casco; su historia es asombrosa. Por
favor, ahora sosténgalo fuerte y nunca deje que se lo quiten nuevamente.
Lamento
que haya tardado tanto en entregártelo, pero ésta era una de las piezas más
preciadas de mi colección y para mí era difícil deshacerme de ella, más aún
después de conocer la asombrosa historia que la rodeaba. Soy un veterano
submarinista y un coleccionista, así que para mí también fue conflictivo.
Desafortunadamente,
a lo largo de estos años he recibido muchos mensajes abusivos que probablemente
me hicieron ser más determinante en querer mantener el casco conmigo.
Sin
embargo, el empresario anónimo que me contactó fue muy razonable, una persona
educada y confié en él para hacer lo correcto.
En
cuanto a los precios, esto no es inusual en el Reino Unido y en los Estados
Unidos, cuando se trata de una pieza militar de este calibre. No estaba
inventando los precios, sin embargo, no deja de ser una pieza militar.
De
todos modos, disfrute la atención de los medios de comunicación y mantenga el
casco en exhibición.
Los
mejores deseos. Bruce Wilson
"Quiero
exponerlo en la provincia, porque Argentina no es solo Buenos Aires, y narrar
lo que fue la guerra junto a mis compañeros", sueña ahora Altieri sobre el
destino del casco de vuelta en sus manos. "No pensé que iba a llorar,
nunca lloré, lo hice cuando sentí cómo volvían los recuerdos de 1982",
compartió.
La
historia del casco: de la Guerra de Malvinas a una subasta en Reino Unido
Hasta
hace cuatro años "Beto" pensaba que el casco había desaparecido, que
se había quedado para siempre en las Islas. Admitiría más tarde que ni siquiera
recordaba haber escrito con birome azul su nombre en su interior. Pero entonces
alguien lo llamó para contarle que iba a ser subastado. Intentó comprarlo, pero
perdió la puja frente a un británico que ofreció mucho más dinero. Nuevamente
lo creyó perdido, hasta hace pocas semanas.
"Casco
argentino, guerra de las Malvinas. Batalla de Monte Longdon", decía el
anuncio de la tienda virtual ebay, junto a la foto del casco perforado por las
esquirlas de un mortero. Debajo estaba el precio: 10.500 libras esterlinas, un
poco más de 13.000 dólares o medio millón de pesos argentinos.
"Una
rara oportunidad de poseer una pieza impresionante de la historia
militar", había escrito el vendedor oculto tras el user blackrottie. Además,
contaba sobre la historia del casco. Decía que había sido usado en la Batalla
de Monte Longdon, el 11 y 12 de junio de 1982, que pertenecía al veterano Jorge
"Beto" Altieri, quien había recibido "severas lesiones en la
cabeza causadas por la metralla de los morteros británicos".
Además,
el coleccionista británico aclaraba un dato fundamental, que hacía que el casco
adquiriera valor no sólo histórico sino también emocional, y era que el soldado
argentino que lo había usado estaba vivo. Sin embargo, el 27 de febrero, el día
en que cerraba la subasta en la web de compras online más famosa del mundo, el
inglés lo quitó 36 minutos antes de la hora final.
"Recibí
infinidad de mensajes intimidatorios, amenazas e insultos que me hicieron tomar
esa decisión", explicó Bruce Wilson, el coleccionista y vendedor británico
detrás del user blackrottie a Infobae, que había publicado la historia el día
anterior provocando gran repercusión en todos los medios nacionales y agencias
internacionales, razón por la que no eran pocos los ojos los que estaban tras
el minuto a minuto de la subasta.
Uno
de los que estaba esa mañana frente a su computadora siguiendo el destino del
casco era "Beto", que admitiría que al ver desaparecer la publicación
sintió una mezcla de desilusión y alivio: "Por las heridas que recibí en
la cabeza en esa batalla perdí el ojo izquierdo y parte de la audición, no
puedo mover el brazo y la pierna derechos, cada día que me miro al espejo
recuerdo a Malvinas. Ese casco me salvó la vida, me permitió formar una
familia, me dejó caminar por el país homenajeando a mis compañeros de Malvinas.
Para mí era y es muy importante tenerlo".
Más
tarde se conocería la aparición del empresario anónimo que tras conocer la historia,
había comprado la reliquia. Poco después una carta de Wilson sumaría más
detalles: "Ahora el casco puede volver una vez más con el Señor Altieri y
esta increíble historia hoy ha dado un giro completo. Espero que ahora el
veterano argentino encuentre algo de paz y le deseo todo lo mejor",
escribió el británico.
Jorge
"Beto" Altieri en Malvinas
Muy
temprano el viernes 9 de abril de 1982 llegó a casa de los Altieri en Lanús la
citación del Regimiento 7 de La Plata. "Prefiero morir en la guerra y no
quedarme acá como un cobarde", le habría dicho a su madre, que había roto
en llanto intentando que no se lo lleven.
Estuvo
sólo seis días en el cuartel de La Platas y el 13 de abril partió. Dos días
después pisó por primera vez las Islas Malvinas y con sólo 20 años se encontró
cara a cara con la guerra. "Beto" estuvo en primera línea de combate
en la Batalla de Monte Longdon. "Malvinas está presente todos los días en
mi vida, porque cuando me levanto me tengo que vestir con una mano, atarme la
zapatilla con una mano, limpiarme el ojo, con una mano. Me miro al espejo y veo
Malvinas", confesaba hace apenas unos años.
Fuente:
https://www.infobae.com
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