25 de enero de 2019

LA INGENIOSA INSTALACIÓN DE ARMAMENTO AÉREO EN SOPORTES TERRESTRES


Ante la inminencia que los ingleses se acercaban a Darwin, ya habían destruido varios aviones propios, el personal militar argentino “fabricó” sus defensas terrestres.

Resultado de imagen para Una cohetera de Pucará como 'mini Instalacion de Tiro Berreta'Un grupo de suboficiales liderados por el Suboficial Mayor Juan Carlos Mansilla e integrado los C1º Luis Tolosa, Raúl González y el Cabo Juan Mansilla dieron rienda suelta a su ingenio e instalaron lanzadoras de cohetes y ametralladoras que equipaban los aviones Pucará sobre diferentes soportes.

El primer “desarrollo” se concretó sobre un tractor local que había sido confiscado e integraba la dotación de la Base. La idea inicial fue colocar dos y hasta tres coheteras sobre el techo del vehículo, pero este fue cediendo a causa del sobrepeso, a pesar que se llegó a colocar un caño en el interior de la cabina para apuntalar la estructura del techo. Finalmente se instaló una sola cohetera que se accionaba eléctricamente utilizando la propia batería del tractor, este artilugio paso a llamarse “el tractor misilístico”.
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Y el ingenio del equipo dio para más, también instalaron una cohetera sobre una vieja y pesada carretilla, que los pobladores utilizaban para transportar la turba necesaria para calefaccionar sus viviendas. Esta “carretilla misilística”, por su mejor maniobrabilidad, podía acceder a sitios difíciles de terreno donde el tractor no podía llegar. 



Algo más criollo, y mucho más sencillo, fue la instalación de una cohetera sobre la base de un pequeño cajón de madera, debidamente amarrada con la cámara de una rueda de bicicleta y otra sobre el techo de una precaria edificación de madera.







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Adicionalmente se instaló una cohetera sobre un tobogán, que seguramente utilizaban algunos niños del lugar. El famoso “tobogán lanzacohetes” estaba instalado en las afueras de Darwin.

Siempre utilizando partes de los aviones destruidos, se desmontaron algunas ametralladoras calibre 7,62 mm, se fabrican elementales soportes y se instalaron en el campanario de una vieja iglesia. Con algunos tubos y maderas se fabricaron soportes móviles, las cuales se disparaban utilizando la energía de viejas pilas de 1,5 volts.

Todo aquel improvisado armamento terrestre fue distribuido estratégicamente, a la espera del avance inglés. El día 28 de mayo, cuando sobrevino el ataque final a la base de Darwin, todas estas improvisadas armas fueron usadas. Con las coheteras móviles y la del tractor se dispararon más de 200 cohetes, hasta que se agotaron. El efecto de las armas debe haber sido muy efectivo ya que los británicos mandaron 3 aviones Harrier para silenciar y/o combatir contra los supuestos “Pucaras aún operativos”, pero las bombas arrojadas no acertaron en los blancos.

Finalizada la batalla con la rendición de la Base Cóndor, el personal argentino fue insistentemente interrogado por el enemigo sobre dónde estaban ocultos los aviones y helicópteros que habían disparado los cohetes; grande fue la sorpresa cuando vieron los extraños engendros creados para la ocasión, artilugios dignos de la famosa serie televisiva Brigada A.

Fuente: https://twitter.com

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