Por Fernando ESPINIELLA
El CAEO (Conejo Alado en Operaciones) es el símbolo
del personal de la Sanidad de la Fuerza Aérea Argentina que se desempeñó en la Guerra
de las Islas Malvinas y actualmente seguimos unidos por este símbolo de amistad
al que se agregaron otros integrantes militares y civiles y nos reunimos
mensualmente en un almuerzo de grata camaradería donde siguen vigentes las
reglas del inicio: “Prohibido hablar de trabajo y no se permite el mal humor”
Recordamos a los queridos integrantes que quedaron
en el camino del tiempo y de la vida, pero no en nuestros corazones.
A continuación, transcribo parte del capítulo 14
"El Conejo Alado" de mi libro "Tras el manto de neblina. Relatos
médicos de la Guerra de las Islas Malvinas" que publiqué en el año 2009:
Es el martes 13 de abril de 1982 y el diálogo se
establece en el aeropuerto de las Islas Malvinas.
"..................Ya teníamos noticias de la
enorme flota naval que los británicos desplazaban a las islas con la amenaza de
dar batalla.
Recorriendo y observando los alrededores del
aeropuerto les comento al ruso y al Johnny:
"No sé qué va a pasar, si habrá guerra o no,
si volvemos enteros, partidos o seremos recuerdos para nuestras familias".
Con su típica filosofía personal Stvrtecky nos
dice: "Donde todo animal digno muere, el único que sobrevive es el conejo.
Es un pensamiento de Hermann Hesse. Tenemos que ser conejos".
Me causó gracia la frase y con humor le respondo: "Tenés
razón y por ser de la FAA seremos Conejos Alados".
Como tanto la FAA, el EA y la ARA estaban en
"operaciones" decidimos que la denominación completa debería ser
"El Conejo Alado en Operaciones" (CAEO).
Un apretón de manos dio por creada esa liga seguida
de ocurrencias sin pensar que dábamos origen a un simbolismo donde se
privilegia la amistad, la lealtad, el profesionalismo de un grupo que se
incrementó y que hoy día continúa con los mismos valores de antaño.
El ruso se encargó de hablar al Hospital
Aeronáutico Central y de comunicarse con Néstor Goyanes, mecánico dental,
artista plástico y sobre todo amigo nuestro, encargándole la confección de un
dibujo con un conejo alado con el fondo de la Cruz Roja.
Así lo hizo "Goyanito" y a través de
nuestros amigos en Buenos Aires y en el Hospital Reubicable en Comodoro
Rivadavia nos envió una cartulina con la figura solicitada. Nuestros amigos en
el Hospital Reubicable en Comodoro Rivadavia eran integrantes de nuestro grupo
en Buenos Aires y rápidamente se unieron al "Conejo Alado"
aceptándolo como identificación de nuestro círculo de amistad.
Entre ellos quiero mencionar a Ramón Oscar Bustos,
Jorge Bosco, Rafael Zumárraga, Emilio Acacia, Santiago Saravia, Adolfo Schmidt,
sin olvidar a los que quedaron en Buenos Aires como Osvaldo Villanueva, Jorge
López, Carlos Pessolano, Juan Carlos Makudera, Hugo Niotti y
otros.".......
El CAEO tuvo la distinción de ser motivo de
alegría, distensión, confianza, sana camaradería que contagiamos entre el
personal sanitario del EA con quienes trabajamos en conjunto y codo a codo en
el Hospital Militar Conjunto de Puerto Argentino compartiendo las tareas
médicas y las zozobras durante los ataques hasta el 15 de junio día en que
evacuamos a todos los heridos argentinos tratados y compensados al barco
hospital Almirante Irízar y luego pasamos a formar parte del campo de
prisioneros en el aeropuerto.
Como mencioné más arriba desde 1971 un grupo de
profesionales y enfermeros del HAC nos reuníamos juntos a almorzar a las 13 horas,
el horario de trabajo era de 8 a 16 horas. Los de mayor jerarquía formaron esta
unión tratando en lo posible de no ir al comedor de las autoridades del
hospital donde siempre se hablaba de trabajo que siempre eran aburridas. De
allí salió la prohibición de mencionar cosas laborales y de pasar un momento
grato mientras se comía y se contaban cuentos y chistes; era una forma de
psicoterapia de grupo para olvidarnos por un momento de las enfermedades,
sangre, dolor y muerte con la que convivíamos diariamente.
En 1972, fueron agregándose otros integrantes y
nuevas ideas; las autoridades nos iban individualizando a los
"rebeldes" y siempre nos buscaban a la hora del almuerzo con alguna
excusa. El tiempo, las ideas y los personajes se incrementaron y del comedor de
la confitería del hospital comenzamos a "huir", así evitábamos que
las autoridades nos encontraran y algún paciente que comía allí hiciera una
consulta en la mesa e interrumpiera nuestros cuentos y chistes. Hallamos un
lugar ideal que era un "boliche" a unos 100 ms. del HAC y que se
denominaba "Bar La Aeronáutica".
Pronto las autoridades se dieron cuenta e
intentaron prohibirnos ir allí. Sin embargo, nuestra "rebeldía adolescente
tardía", travesuras que cometíamos con "sabor juvenil", aunque
éramos mayores, muchos padres de familia y algunos ya abuelos, nos hacía
insistir en volver todos los días y para ello contábamos con la complicidad de
enfermeras, administrativas y telefonistas, ya que cuando las autoridades del
hospital buscaban a alguno de nosotros, estas últimas hacían puente de
comunicación telefónica con el boliche.
Como el control se fue acentuando, para recorrer
esos escasos cien metros que nos separaban, al mediodía salíamos por la puerta
de atrás y en algunos de nuestros autos llegábamos al boliche; a veces para
eludir el control tomábamos taxis para hacer una vuelta de cinco cuadras. La
desconfianza y la vigilancia de las autoridades se incrementó y allí nació la
idea de reunirnos a comer en algún lugar del hospital y esos lugares fueron
varios: la cocina, la sala de yesos de traumatología, la Junta Médica, las calderas
y en un domicilio particular cercano, propiedad de una empleada de la FAA; en
ese entonces constituíamos un grupo aproximado de unas 30 personas más o menos.
Por supuesto se sumaron otros cómplices como cocineros y mucamas. Esto
desorientó a las autoridades que descubrieron que no íbamos al boliche y no nos
podían encontrar, salvo con el teléfono que también era "otro secuaz"
del grupo.
Se inventó otra estrategia a través de un mensaje
cifrado para establecer el lugar de reunión: se llamaba a la telefonista y ésta
por los altoparlantes del hospital, alrededor de las 11 horas, debería difundir
la clave "Doctor Obra Ura comuníquese con ....Traumatología o Junta Médica
o lo que correspondiere...", era el
lugar de reunión de ese día. A las 13 horas estábamos en el lugar previamente
planificado.
En esos momentos nacía "La Liga Etrusca"
un movimiento de gente de buen humor y mejor apetito y que fue el antecesor de
"El Conejo Alado". Nos caracterizábamos por ser muy laboriosos y
actuar con dedicación y responsabilidad en nuestro trabajo en el hospital.
La mayoría de las veces comprábamos la comida que
nuestros cómplices sonrientes de la cocina preparaban y las mucamas llevaban al
punto de reunión en los carros de comida. Algunos recientes integrantes que se
agregaban al grupo cometían el error de mencionar cosas del trabajo y por lo
tanto se los "sancionaba" y en fecha a determinar deberían traer la
comida como un lechón, una cazuela, un cabrito, etc. Los nuevos integrantes
eran "tan inocentes" que rápidamente caían en el error y la junta de
los comensales votaba por unanimidad "el castigo"; eran tantos los
que caían que debían armarse turnos de sanciones y yo que tenía una libreta
negra donde anotaba las endoscopías, punciones biopsias y otras tareas médicas
personales, agregaba las faltas y logré ser secretario de la Liga por estas
aptitudes. Los turnos a veces llevaban unas dos semanas para su concreción. Una
vez una de las autoridades del hospital preguntó quién era el doctor Obra Ura
tan requerido y le respondimos que era un médico que hacía reemplazo en las
guardias.
Sabían que nos reuníamos, pero nunca nos
sorprendieron y debemos agradecer a todo el resto del personal hospitalario por
su complicidad y lealtad.
Luego vino Malvinas y posteriormente no nos
controlaron nunca más. Es más, con los años algunos de los que fueron
directores o subdirectores del HAC fueron invitados por nosotros a compartir
nuestros almuerzos en el boliche tan estimado. Todos los mencionados del HAC y
otras personas conocen o han recibido noticias sobre el CAEO. En documentales
ingleses sobre la guerra de las Islas Malvinas muchas veces enfocan un mástil
donde puede verse nuestra Bandera Nacional debajo de la cual hay una bandera de
la Cruz Roja y más abajo otra, también de la Cruz Roja un poco más pequeña, que
tiene en el centro un croquis de un conejo en negro: ésta es la que identifica
al CAEO, de modo que nuestro símbolo ha pasado a ser internacional.
Hoy después de décadas nos reunimos en otro lugar,
siempre con el mismo espíritu de amistad y beneplácito.
En la foto estamos con el dibujo original en el
Hospital Militar Conjunto el Johnny Martin y yo.
Fuente: Fernando ESPINIELLA, Tras el manto de
neblina. Relatos médicos de la Guerra de las Islas Malvinas, Editorial Dunken, Buenos
Aires, 2009
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