El marine inglés había tomado prisionero a Héctor
Pereyra y se llevó su casco. Ayer el argentino lo recuperó emocionado: “No
sabía si finalmente lo iba a poder tener”
Por Adrián Pignatelli
Héctor Pereyra recibió de manos del jefe del
Ejército el casco que lo protegió en la guerra de Malvinas (Fotos: Maximiliano
Vernazza)
En la tarde del viernes, el patio de armas del
Hospital Militar Central sirvió como escenario para la ceremonia por el Día del
Servicio de Sanidad, en el que se distinguió a personal destacado en esa
especialidad. Sin embargo, el plato fuerte tuvo lugar cuando el entonces cabo
Héctor Pereyra recibió de manos del jefe del Ejército el casco que lo protegió
en la guerra de Malvinas, y cuya historia Infobae publicó el pasado 5 de
octubre.
“¡Presente!”, se escuchó fuerte y firme la voz del
Suboficial Principal Enfermero General Héctor Pereyra cuando pronunciaron su
nombre para entregarle el casco con el que combatió en Malvinas 37 años atrás.
Caminó resuelto por el patio de armas y esperó
firme esos instantes que demoró el teniente general Claudio Pascualini, jefe
del Estado Mayor General del Ejército, en acercarse. Pereyra lucía en su saco
oscuro tres medallas: la del Congreso de la Nación, la de herido en combate y
la del Ejército Argentino. Y una sonrisa que no podía disimular. Cerca se
encontraba el general Diego Soria -en la guerra teniente coronel jefe del
Regimiento de Infantería 4, en el que revistaba Pereyra- y su familia, que
había viajado desde Gualeguaychú.
Junto a Pascualini, un asistente llevaba el casco
en una suerte de bandeja. “Téngalo con honor”, le aconsejó el jefe del Ejército
al ponerlo en sus manos. En ese momento la Diana de Gloria, ejecutada por la
Fanfarria Alto Perú del Regimiento de Granaderos a Caballo, rompió el silencio
solemne y marcial, hasta entonces apenas interrumpido por el sonido de las
cámaras fotográficas.
Un largo viaje
Con la devolución del casco se cerró uno de los
miles de capítulos de la guerra del Atlántico Sur. Héctor Pereyra, un cabo
enfermero de 18 años, había sido seriamente herido en Monte Harriet. Un soldado
inglés de su misma edad, Andy Damstag, lo guarneció detrás de una roca, ya que
el combate continuaba y le dio su casco para que se protegiese. Antes de que
Pereyra fuese llevado a un puesto sanitario inglés, le devolvió el casco al
Royal Marine. Este, que deseaba llevarse un recuerdo de aquel combate, vio el
de Pereyra tirado y se lo llevó a Gran Bretaña, donde lo conservó al punto que
formaba parte de su equipaje cuando era destinado en el exterior.
Hasta que hace unos meses comenzó a preguntarse
cuál habría sido el destino de su dueño, si había sobrevivido y si había podido
formar una familia. Fueron las redes sociales las que establecieron el vínculo
a través de Marta Ransanz, una argentina fanática de Malvinas que consiguió los
datos de Héctor. Damstag, que en un WhatsApp le escribió a Héctor “bendito sea
Dios que me permitió encontrarte”, llevó el casco a la embajada argentina en
Londres y allí lo dejó luego de darle un beso de despedida. Hace unos días
llegó a la sede del Ejército y se aprovechó la conmemoración del Día del
Servicio de Sanidad y de su patrono San Lucas Evangelista para entregárselo.
“Todavía no he caído”
Entre la gente que se turnaba para tomarse una
foto, Pereyra le contó a Infobae: “Todavía no he caído. No sabía lo que iba a
pasar, si finalmente lo iba a poder tener”. Su esposa María Cristina y sus
hijas Diana y Fernanda no se separaban de su lado. Y detrás suyo observaba con
satisfacción Carlos López, un veterano que fue herido junto a Pereyra en la
misma acción en Monte Harriet.
Por su parte, Claudio Pascualini afirmó: “Todos
sentimos una profunda emoción por la recuperación de una parte importante del
equipo que sirve para proteger la vida en la guerra. Su devolución muestra la
caballerosidad y la camaradería existente en un conflicto armado”.
Dijo, sorprendido, que el casco estaba igual que 37
años atrás. Aún en su interior puede advertirse su nombre, su número de
documento y la leyenda “Comando de Brigada”, escrita en birome.
Lágrimas desde Gran Bretaña
Al finalizar la ceremonia, Infobae se comunicó con
Andy Damstag. “Pude ver, con lágrimas en los ojos, la ceremonia gracias la
transmisión en vivo de Marta Ransanz. Díganle a Héctor que me envíe fotos y
videos. Estoy muy contento. Les mando un abrazo a todos los veteranos”.
Pereyra adelantó que el casco irá al rincón
malvinero que tiene en su hogar, donde abundan recuerdos, diplomas y
reconocimientos que ha recibido a lo largo de estos años.
Ya un poco más tranquilo, señalando el casco, dijo:
“Hoy es un símbolo de todos los veteranos de guerra. Y estará guardado hasta
que me vaya”.
Y se fue con los suyos. Con la misma sonrisa de
siempre.
Fuente: https://www.infobae.com
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