Éste 2 de abril, se conmemora el 34 aniversario del
comienzo de la Guerra de Malvinas, de la cual los Radioaficionados fueron los
“Héroes Olvidados”, ya que la Fuerza Aérea Argentina, llamó a filas a 19
Radioaficionados, principalmente de Córdoba a servir en Malvinas, de tal manera
que ellos, fueron los únicos civiles que participaron activamente de la guerra:
“El 20 de abril, los 19 radioaficionados convocados
por la Fuerza Aérea Argentina, como integrantes de la ROA (Red de Observadores
del Aire) fueron embarcados en la gigante bodega de un Hércules, uniendo el
continente con Puerto Argentino en dos horas.
En el aeródromo fueron recibidos por el Brigadier
Castellanos cuando aún iluminaban tenuemente los rayos del sol sobre la capital
isleña.
Se alojaron en el hangar del propio aeródromo, un
enorme galpón que también daba albergue a los integrantes del Grupo de
Operaciones Especiales (GOE) de la Fuerza Aérea, y donde a su vez se
ensamblaban los helicópteros Bell 212, traídos desde el continente parcialmente
desarmados en los Hércules.
Es en ese mismo lugar, a las pocas horas de pisar
Malvinas, y mientras aguardaban los destinos para cumplir la misión asignada,
el mismo 20 de abril de 1982, en una reunión decidieron fundar el Radio Club
Islas Malvinas ante la presencia de Lucio Eduardo Mansini LU3EM, quien como
Jefe de la Sección Principal de la Secretaría de Comunicaciones (SECOM), junto
a otros funcionarios de la Empresa Nacional de Correos y Telecomunicaciones
(ENCOTEL) había sido enviado a Malvinas a cumplir labores específicas y se hizo
presente en dicho lugar.
Fue el propio Mansini quien en una decisión sumaria
antes de la firma del acta constitutiva del flamante radio club, le otorgó la
señal distintiva LU1XZ. Se agregaron
como miembros fundadores algunos oficiales y suboficiales de la Fuerza Aérea,
todos radioaficionados con licencia.
La vida de la flamante entidad fue efímera, ya que,
tras 48 horas de permanencia en el hangar, el 23 de abril fueron desplegados
los primeros grupos con el propósito de montar una red que cubriría más de la
mitad de la Isla Soledad, en los montes que conforman las principales alturas
en Malvinas, entre 600 y 800 metros, y a una distancia de 25-30 kilómetros
entre cada puesto.
El compromiso era permanecer en los sitios designados
por una semana, en que se producirían los relevos para regresar de inmediato al
continente.
El traslado se hizo en los helicópteros Bell, único
medio posible para poder llegar a los lugares donde iban a realizar la tarea y
que operaban desde el hipódromo, donde se había montado el helipuerto.
Con una pequeña carpa de alta montaña, bolsas de
dormir y provisiones de campaña, se formaron equipos de 2 radioaficionados y un
soldado para la defensa de cada puesto.
La misión no solo era la observación aérea, sino también brindar
detalles sobre posibles movimientos navales y terrestres.
La experiencia y el entrenamiento les permitió
estar en el aire enseguida. Todo lo que
llevaban eran handys IC2AT de ICOM para operar en VHF y por cada puesto una base
y una antena ringo que fue clavada entre las piedras con no más de 10 metros de
coaxial disimulado entre las piedras. De
noche en la carpa se alumbraban con una lamparita conectada a la batería. de 110 amperes que disponían como única
fuente de energía.
Por estar a buena altura, no tuvieron problemas
para estar en contacto permanente con el Centro de Información y Control,
instalado en lo que había sido hasta el 2 de abril el Instituto Ionosférico de
los Royal Mariners en Puerto Argentino.
Allí la central de filtraje de la red estuvo a cargo del Suboficial
Mayor Alfredo Ocampo, de quienes dependían los LU, siendo auxiliares el
Suboficial Álvaro Portal LU5HF y el radioaficionado Carlos Biasotto LU5HGW, uno
de los mayores del grupo, fallecido hace tiempo.
La orden recibida fue muy concreta, cambios cortos
e información precisa.
Las inclemencias del clima en esa época del año,
lluvia, nieve, bajas temperaturas (sensaciones térmicas de 3 a 5 grados bajo
cero), vientos promedio de 70 kilómetros por hora, complicaron el trabajo.
La voladura de carpas y heridos o enfermos antes
del comienzo de las hostilidades obligaron a levantar puestos, y algunos
miembros del ROA afectados por neumonía debieron regresar al continente.
En otros casos se asignó personal militar que
estaba destinado en Puerto Argentino, al advertirse que los radioaficionados
carecían de protección jurídica por ser civiles voluntarios, estando fuera de
las disposiciones del Pacto de Ginebra y consecuentemente con el riesgo en caso
de ser tomados prisioneros, ser considerados espías y poder ser fusilados por
el enemigo.
De cualquier forma, unos pocos pudieron regresar a
Puerto Argentino y la mayoría se vieron sorprendidos en los cerros el 1 de
mayo, cuando los aviones Vulcan enemigos descargaron sus primeras bombas en la
zona del aeródromo buscando destruir la pista de aluminio, la torre de control
y el depósito contiguo de combustible de YPF que resultó rápidamente impactado.
Junto con el comienzo de la guerra, también el
clima se transformó en otro enemigo más, con nieve, lluvia y viento
incesante. El cielo estuvo casi siempre
cubierto y por momentos se sumó una densa niebla con visibilidad casi nula.
A los Sea Harrier ingleses se los veía y escuchaba
a toda hora, generando un tráfico constante de partes a la Central de
Filtrado. Montaban guardia alternándose
cada tres horas fuera de la carpa durante toda la noche, ante la sospecha que
grupos de elite, con modernos medios visuales para desplazamientos nocturnos
pudiesen llegar a sorprenderlos.
Los helicópteros Bell siguieron operando, acercando
víveres y agua a los puestos y efectuando recambios por efectivos destinados en
Puerto Argentino, ya que el contingente que debía reemplazarlos, del ROA de Río
Gallegos, debió desistir tras dos fallidos intentos por cruzar el Atlántico,
ante el peligro que fuera alcanzado por algún misil el avión que los
trasladaba.
De esta forma varios de los radioaficionados
cordobeses y Poletti que fue el último en volver a Puerto Argentino, se
reencontraron en la planta alta de la que había sido la lujosa residencia del
Gobernador Rex Hunt, donde estaba funcionando el Centro de Información y
control.
Ya había pasado medio mes desde el inicio de la
guerra cuando llegó la orden de repliegue al continente. En el viaje hacia el
aeródromo en distintos vehículos, pasaron por última vez por el Centro de
Filtraje para despedirse, recibiendo la bendición de parte del Padre Pacheco,
capellán de Fuerza Aérea
El panorama al llegar al aeródromo resultó
desolador, con enormes cráteres en derredor, el edificio seriamente dañado pero
ocupado con camillas con heridos graves, que debieron ayudar a cargar sobre el
piso del Hércules. El avión debió volar
tan cerca del agua que las olas mojaban su nariz. El silencio solo se vio interrumpido por los
quejidos de los heridos. La tensión y el temor de ser alcanzados por el fuego
inglés, hizo que el cruce fuese interminable. Por suerte cuando ya era noche el
Hércules aterrizó en Comodoro Rivadavia. Para el grupo llegó el momento de
alivio, para la tripulación, volver a intentar otro cruce arriesgando la vida,
como todos esos días, mientras se pudo mantener el puente aéreo.
En ese último viaje faltaron dos radioaficionados:
Julio Rotea (LU3HBR) de Villa Carlos Paz ya fallecido y Terciano Zampieri (LU3HFU)
hoy con 75 años, italiano nacionalizado argentino. Cuando los fueron a evacuar, una tarde ya
casi sin visibilidad, por radio desde el helicóptero un oficial les dio la
orden de abandonar el puesto 7 cerca de Pradera del Ganso Tenían 2 minutos para
embarcar.
Rotea y Zampieri se negaron a cumplir la orden y en
un gesto heroico decidieron permanecer en el lugar junto a los soldados. Esta decisión permitió no sólo seguir
detectando desplazamientos aéreos enemigos, sino también facilitar la
evacuación de una patrulla atacada cerca de Fox Point.
Recién avanzado mayo fueron reemplazados por
personal militar y evacuados a la Base Cóndor en Darwin, donde continuaron codo
a codo junto a la tropa hasta el amargo día de la rendición, que consiguieron
mimetizarse junto a los otros prisioneros.
Crónica del Corresponsal de Guerra LU7DSY: Carlos
Almirón”
Con tal motivo, el Radio Club Córdoba (LU4HH),
quien es depositario de los documentos de la fundación del Radio Club Islas
Malvinas – LU1XZ – realiza durante el sábado 2 y domingo 3 de abril la entrega
de una tarjeta QSL (tarjeta con la que se confirma un comunicado entre
radioaficionados) con alusión a la presente fecha.
Por ello, el mencionado Radio Club Córdoba (LU4HH),
invita a los Radioaficionados a hacerse presentes en el éter para contactar con
ellos en ésta fecha tan cara a los sentimientos argentinos.
Desde nuestra Ciudad, el “Grupo LU-Zona J” buscará
a LU4HH en las distintas frecuencias de radio, desde su campo de antenas en las
afueras de la ciudad, para hacer contacto con ellos y brindarles el apoyo moral
en la ocasión.
Si hay algún interesado en ver la operación por
favor, ponerse en contacto con los radioaficionados
LU5JCL:
Luciano Chaulet: teléfono: 03442 15502192,
LU5JOL:
Oscar López: teléfono: 03442 15537589,
LU9JMG: Leonardo Hoet: teléfono 03442 622257,
LU1JAR:
Ernesto Gorelik, teléfono 03442 463657
En la foto siguiente, se ven los Radioaficionados
convocados en el vuelo Comodoro Rivadavia – Islas Malvinas, Ricardo CONSIGLI
(LU5HDJ – Radio Club Córdoba), Enrique FONT (LU4HY), bostezando Terciano “TANO”
ZAMPIERI (LU3HFU – Radio Club Córdoba),con el sombrero de TALLERES de CBA,
Rafael SCUTTI (LU9HCT – Radio Club Córdoba), mirando a la cámara Jorge NAGERA
(LU8HJI – Radio Club Villa Carlos Paz) y el más joven Norberto “PERRO” POLETTI
(LU5DLE – BSAS).
Fuente: http://03442.com.ar
1 comentario:
En la foto del articulo RADIOAFICIONADOS, LOS HÉROES OLVIDADOS,el que esta en primera plana parte inferior derecha, mirando a la cámara es Carlos LO RE (LU1HR- Radio Club Córdoba), que faltó mencionar en el articulo.
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