El entusiasmo de los dirigentes políticos. La expropiación
de bienes británicos. La visita secreta de “Dick” Walters a Buenos Aires y
Chile. Y el informe confidencial con las advertencias del Almirante Lombardo,
cabeza del Teatro de Operaciones, que Galtieri, Anaya y Lami Dozo no tuvieron
en cuenta
Por Juan Bautista "Tata" Yofre
La Junta Militar: el presidente de facto Leopoldo Fortunato
Galtieri, el Almirante Carlos Isaac Anaya y el Brigadier General Basilio Lami
Dozo.
El 11 de mayo a las 10 horas los más altos jefes de las
Fuerzas Armadas se reunieron en la sede del Estado Mayor Conjunto. No faltó
nadie, estaban los que integraban el Comité Militar (COMIL) y los tres miembros
de la Junta Militar: el presidente de facto Leopoldo Fortunato Galtieri, el Almirante
Carlos Isaac Anaya y el Brigadier General Basilio Lami Dozo.
Para ese entonces ya se habían producido los primeros
escarceos castrenses y, como dato lamentable, había sido hundido el crucero ARA
General Belgrano. En el campo diplomático la mediación de los Estados Unidos
había terminado en un gran fracaso; la propuesta del mandatario peruano
Fernando Belaunde Terry tampoco había avanzado; la iniciativa del Secretario
General de las Naciones Unidas se encontraba empantanada y las tenues
iniciativas de paz de Canadá y España habían sido desechadas.
Entre los diferentes temas que se analizaron durante el
cónclave hay que destacar que los tres comandantes decidieron hacer “un censo o
relevamiento de empresas, compañías, entidades financieras, establecimientos de
propiedad británica (capitales británicos) para estructurar un sistema que
posibilitara el bloqueo de fondos, títulos y demás bienes de esa procedencia,
para materializarlo en caso de necesidad nacional.”
El canciller Nicanor Costa Méndez, que ingresó más tarde, informó
que había recibido sugerencias de dirigentes políticos (no identificados) que
aconsejaban convocar a representantes de los partidos políticos para
consultarlos antes de firmar o acordar términos de negociación. A estas
sugerencias también unieron expresiones de solidaridad y apoyo. La Memoria de
la Junta Militar dejó asentado, también, que el canciller “apreció que Gran
Bretaña intentaría una ofensiva militar significativa…”. Como manteniendo un
hilo de esperanza en la batalla diplomática, en la reunión del COMIL se analizó
“la alternativa de que la solución diplomática llegará recién después de
producirse los enfrentamientos militares serios, por lo que se imponía la
preparación a la opinión pública argentina al respecto.”
El canciller Nicanor Costa Méndez (Víctor Bugge)
Al día siguiente, miércoles 12 de mayo, en la Casa Rosada,
Galtieri presidió una reunión del gabinete presidencial, mientras los dos
periódicos argentinos más importantes titulaban: “Lenta y ardua negociación en
las Naciones Unidas” y “Obstáculos en la gestión de Pérez de Cuéllar”. Según
relató el Secretario de Hacienda, Manuel Solanet, abrió la reunión el
Presidente de facto: “Se está llegando al momento de mayor confrontación de
voluntades. No habrá imposición total de una voluntad. El resultado no será
diez a cero, eso es imposible ni de uno ni de otro lado. No habrá
aniquilamiento. Luego de un gran enfrentamiento bélico, aún mayor que el que
hoy tenemos, se alcanzará una solución negociada”.
Luego Costa Méndez expuso sobre las negociaciones que se
desarrollaban en las Naciones Unidas. El canciller explicó la agenda propuesta
por Pérez de Cuéllar e informó que en la mayoría de sus condiciones no existía
ningún acuerdo. Finalmente, comentó: “Anoche Enrique Ros (que había reemplazado
a Eduardo Roca en la Representación ante las ONU) estaba pesimista”. Luego,
Galtieri cerró la reunión pidiendo que se analizara la confiscación de todos
los bienes muebles e inmuebles de propiedad británica en la Argentina.
Flotaba, en la Sala de Situación de Casa Rosada, “la
sensación de que tanto el Presidente como el canciller sobreestimaban las
posibilidades argentinas en el plano militar y, consiguientemente, en el
diplomático”, opinó posteriormente Manuel Solanet en su poco conocido, pero no
menos importante, libro Notas sobre la guerra de Malvinas.
La Memoria de la Junta Militar no contradice a Solanet pero
agrega más detalles. Galtieri inició la reunión informando que “estamos
llegando al momento de mayor confrontación de las voluntades de ambos países.
En esta confrontación el uso de los medios con la suma de voluntades, es lo que
va a dar resultados. Esto terminará con enfrentamiento bélico y, a caballo de
ese enfrentamiento, vendrá la solución negociada. La Argentina lleva ventajas:
estamos en propio territorio y defendemos una causa que consideramos justa en
este siglo. Por otro lado, tenemos la desventaja de tener un poder militar
inferior en la zona de operaciones en algunos aspectos. Sintetizando: Estamos
alcanzando la mayor temperatura en el conflicto. Se tiene que producir el
violento enfrentamiento previsto. Existe firme decisión de afrontar ese
enfrentamiento ya que fue debidamente razonado. En el campo diplomático, con
las tensiones propias seguiremos dentro de la órbita de las Naciones Unidas.”
Todo esto se afirmaba a tan solo 10 días de la batalla del
Estrecho San Carlos, cuando las tropas terrestres británicas lanzaron la
Operación Sutton, una maniobra militar dentro de la Operación Corporate
(ocupación inglesa de las islas). A pesar del masivo ataque aéreo argentino
pudieron establecer una cabeza de playa.
En una de sus primeras acciones, comandos del Batallón 601
abordan varios helicópteros para actuar en el estrecho de San Carlos. Con el
misil tierra-aire Blow Pipe derribaron algunos Harrier y helicópteros ingleses
(Foto: Eduardo Farré)
Mientras se realizaba la reunión de gabinete en la Casa de
Gobierno, sobre el mediodía, casi en las puertas de la Cancillería, fueron
secuestrados cuatro periodistas: tres británicos (dejados en Lujan) y un
norteamericano del Canal 15 de Nueva York (liberado en el Rosedal). Todos
fueron abandonados desnudos pocas horas más tarde. No faltaron las
explicaciones, ridículas, intentando disminuir los daños a la alicaída imagen
del gobierno en el exterior: “A los periodistas se los levantó la Armada para
endurecer a Galtieri, derrumbando su imagen externa”. Un comisario que se
presentó en la confitería Florida Garden intentó explicar que los periodistas
ingleses pueden haber sido secuestrados por el servicio de inteligencia
británico. No falto un jefe militar que le echó la culpa a la CIA americana
(así fue asentado en el Informe de los tres comandantes al final de la guerra).
Como acompasando los diálogos en la Sala de Situación en la
Casa de Gobierno, el ex canciller Mario Amadeo, viejo maestro de Costa Méndez
en el áulico Ateneo de la República, expresó: “Algo muy elemental dice que para
tener éxito la fuerza de ataque tiene que ser más fuerte y numerosa que la
defensa. Según se dice, los ingleses traerán dos o tres mil hombres de
desembarco, una cifra inferior a los efectivos argentinos que habría en
Malvinas. Por eso los términos de aquella ecuación están invertidos, y las
posiciones nos favorecen”. (revista Somos, Año 6, 291).
Horas más tarde, a las 23 horas del 13 de mayo, el
comandante de la Brigada de Infantería de Corrientes, General Ricardo Norberto
Flouret, comentó a sus amigos la última visita realizada por el General Antonio
Vaquero, jefe del Estado Mayor del Ejército, a las tropas en el Sur. “Le dije
que no quería hacer el ridículo, ni provocar una carnicería. Que había que
transitar la franja del medio. Vaquero dijo conocer que había problemas
internos en la Junta Militar.”
Encabezado del informe de Vernon Walters sobre su encuentro
con Augusto Pinochet
Mientras buscaban espías donde no los había, con el paso de
las horas, trascendieron detalles de la visita secreta a Buenos Aires en la
segunda semana de mayo, del ex subdirector de la CIA y embajador itinerante
Vernon “Dick” Walters. Según los mismos, Walters se entrevistó separadamente
con los miembros de la Junta Militar. Durante sus encuentros, el funcionario
norteamericano intentó convencer a los argentinos de la necesidad de continuar
negociando. Además, anidaba en las cabezas del gobierno de Washington, algo que
con alguna frecuencia había dicho Galtieri en la intimidad: que si la situación
lo forzaba pediría ayuda a los soviéticos y los cubanos.
En otras palabras, era la teoría de “romper el cerco”. Se le
adjudicaba a Galtieri haberle dicho a Alexander Haig que “el primer deber de
cualquier militar, acorralado, es romper el cerco, y la Argentina no dudará en
dar ese paso”. “Era importante tratar de disuadirlo de esta acción, si es que
la estaba contemplando seriamente”, comentó años más tarde Haig. El Almirante
Anaya por su parte fue más contundente: “No importa lo que suceda; nunca,
repito, nunca volvería hacia la Unión Soviética. Traicionaría todos los
sentimientos que mantuve durante toda mi vida”. Una vez en Washington, Walters
calificó al gobierno de Galtieri como “el más pro-occidental de todos los
tiempos”.
Después de pasar por Buenos Aires, Vernon Walters viajó a
Santiago de Chile para encontrarse con el presidente Augusto Pinochet Ugarte.
La cita se realizó el 13 de mayo de 1982 y posteriormente envió a Washington un
“Memorando de la Conversación”: “El presidente me dijo que está muy preocupado
por la situación de Malvinas. De todas maneras, hay una sola cosa que nos aseguró,
Chile no va a tomar ventaja de los problemas de la Argentina. Él piensa que los
argentinos se metieron solos en este problema por culpa de su imprudencia y
agresividad. Él sospecha que, si no hubiesen atacado las Malvinas, hubiesen
atacado las islas del canal de Beagle. Igualmente, Pinochet ha tomado una
posición moderada en este tema.” Lo asegurado por Pinochet no era cierto porque
Chile abrió su territorio a los aviones británicos que controlaban los
movimientos de las Fuerzas Armadas argentinas.
Galtieri y Alexander Haig (Foto Víctor Bugge)
Más adelante, Walters informó: “Pinochet me preguntó qué
había estado haciendo en la Argentina, le conteste que no había ido ahí a
negociar. Las negociaciones todavía están en manos del secretario de las
Naciones Unidas llamado Pérez de Cuéllar. Fui a la Argentina a ver a la Junta
con la esperanza de preservar las relaciones de la Argentina y los Estados
Unidos después del incidente Malvinas. Le conté que había estado con todos los
integrantes de la Junta y cada uno de ellos me dio su palabra de honor que no
recibirían ayuda soviética. Pinochet se mostró incrédulo con respecto a esto.
Él piensa que pueden recibir ayuda encubierta a través de un tercero como Cuba
o Perú.”
El viernes 14, fuera del foco de atención del periodismo, se
realizó una reunión secreta en Puerto Belgrano, en un saloncito pegado al
despacho del Vicealmirante Juan José Lombardo, Comandante del Teatro de
Operaciones del Atlántico Sur (COATLANSUR) que tuvo como protagonistas a los Contralmirantes
Gualter Allara, comandante de la Flota de Mar; Carlos García Boll, comandante
de la Aviación Naval y Carlos Busser, comandante de la Infantería de Marina.
Todos los presentes habían tenido una participación directa en la Operación
Rosario.
Durante el conclave los tres Contralmirantes expusieron sus
puntos de vista e hicieron previsiones poco optimistas sobre el futuro, si los
efectivos de la Task Force desembarcaran en las islas. Lombardo (que también
retenía el cargo de comandante de Operaciones Navales, tercero en la jerarquía
de la Armada) se limitó a escuchar. Luego de un largo rato los tres
subordinados se retiraron con la impresión de que sus opiniones no habían
logrado ser tomadas en cuenta.
Juan José Lombardo, Comandante del Teatro de Operaciones del
Atlántico Sur
El lunes 17 de mayo, los contralmirantes Allara, Busser y
García Boll volvieron a ser convocados por Lombardo y, en esa oportunidad, les
leyó un documento de 5 carillas. Cuando finalizó, el Almirante Lombardo
pregunto en voz alta: “¿Hay objeciones?”. Ninguno de los presentes dijo nada.
Quizá alguno podía haber esbozado alguna cuestión, ajustado otra visión,
aportado otros puntos, pero escaseaba el tiempo para ocuparse de los mismos.
Los tres salieron juntos del austero despacho naval y una vez afuera se escuchó
decir al Contralmirante Allara: “Con esto Lombardo se salva para la historia.”
Quizá una frase que tomada a la ligera daba pie a una conducta individualista,
pero viniendo del Comandante del Teatro de Operaciones Atlántico Sur era un
llamado de atención muy serio que no fue tomado en cuenta por sus superiores.
El documento de 5 fojas firmado por Lombardo está fechado el
sábado 15, y está dirigido al Comité Militar (los integrantes de la Junta
Militar más el jefe del Estado Mayor Conjunto) con carácter de “Secreto”
-“S”/82 Letra COOP, IM4- y lleva como título “Elevar Apreciación”. Éste
documento inédito, curiosamente, nunca fue tomado en cuenta por los
historiadores.
El primer punto, titulado “Apreciación de los hechos
acaecidos” describe los primeros pasos con la “ocupación de las Islas (que) fue
realizada de acuerdo a los planes establecidos, con muy pocas bajas y pudiendo
alcanzarse todos los objetivos. Ello creó una sensación de seguridad en las
propias capacidades tanto a las fuerzas propias como al público en general.”
Tras sobrevolar la reacción británica en trece líneas, el
punto 1.3., señala que “la primera acción inglesa importante del día 1º de mayo
pareció ser un intento de invasión que fuera exitosamente rechazado por las
fuerzas propias. Se apreciaron serias bajas en la acción enemiga tanto por el
fuego AA (Artillería Antiaérea), como por la acción de los propios medios
aéreos. La apreciación actual de este Comandante de Teatro es que tal intento
de invasión no existió. Sino que fue una demostración, realizada con propósito
intimidatorio, de sondeo de nuestras capacidades y de práctica general para la
fuerza enemiga. Esta apreciación se basa en: El enemigo ha demostrado en todas
sus acciones anteriores y posteriores actuar con suma prudencia, con gran masa
de efectivos y con buen nivel profesional. Si hubiese sido un intento real de
invasión ninguna de estas características estaría cumplidas […] En resumen,
esta supuesta invasión rechazada y las supuestas importantes pérdidas
infringidas al enemigo, reafirmaron nuestro optimismo y los medios masivos de
difusión enfervorizaron al público que vio un fácil triunfo argentino y una
gran capacidad de nuestras fuerzas.”
Último párrafo y firma del informe del almirante Juan José
Lombardo a la Junta Militar
En el punto 1.4 se dice: “El enemigo replegó sus fuerzas,
continuó recibiendo refuerzos y completando sus medios y posiblemente
estudiando y evaluando los modos de acción. Es lógico que esta fuerza que había
zarpado con urgencia, necesitara un período de análisis y evaluación en el área
de operaciones, organizar las fuerzas que se le iban incorporando y además
recibir las directivas políticas para la acción. Así pasaron los días 2 al 4 de
mayo sin acciones. Se produce casi simultáneamente el hundimiento del Crucero
Belgrano y el ataque al Aviso Sobral. Ambos hechos muestran al mismo tiempo una
capacidad para la acción y una moderación en los efectos buscados. Se hundió al
Belgrano, pero no a los dos Destructores que lo acompañaban [...] El muy
exitoso ataque el Destructor Sheffield permitió a las fuerzas propias y al
público aceptar los hechos anteriores. Estos se convirtieron así no en un signo
de debilidad sino en un estímulo al espíritu de lucha. El enemigo nos atacó e hirió,
pero supimos y pudimos vengar nuestros muertos.”
El punto 1.5 posa la mirada naval en la fuerza de submarinos:
“La evidencia del peligro de los submarinos nucleares sumado a la extensión de
la zona de exclusión y de la voluntad enemiga de aplicar su capacidad de
acción, hizo replegar nuestras fuerzas de superficie. En las sucesivas etapas
de este repliegue se han tenido evidencias ciertas de la presencia próxima de
submarinos enemigos listos a actuar de salirse a aguar profundas.”
A continuación, el párrafo 1.6 observa que “nuestros
submarinos han tenido evidencias del mal desempeño de los torpedos propios. Las
oportunidades en que se concretaron ataques se vieron así frustradas, lo que
anula esta arma por el momento.”
La severidad anterior también atañe a la aviación naval en
el punto 1.7: “Existen evidencias y otros síntomas del mal desempeño de las
bombas utilizadas en ataques aéreos de nuestros aviones. La capacidad de
producir daños mediante ataque aéreo a fuerzas navales se evidencia como muy
baja pese al elevado costo. Los aviones Súper Etendard no tienen capacidad
logística para acciones sucesivas.”
“El ataque hoy sábado 15, se afirma en el punto 1.8, a la
pista aeronaval hasta entonces indetectada demuestra que se ha procedido a un
relevamiento aéreo de las instalaciones con medios apropiados. Se realizó una
operación nocturna con desembarco de spotters (observadores fotográficos),
ataque con helicópteros y retirada sin bajas”. Después de tratar sobre las
dificultades del aprovisionamiento a los medios argentinos en las islas, el
párrafo 1.12 es otro llamado de atención al Comité Militar, con sede en Buenos
Aires: “Los daños que hasta el presente se han infligido al enemigo son de
difícil apreciación. No obstante, la carencia de evidencias ciertas de bajas,
excepto de un avión Harrier y del hundimiento del Sheffield, hacen pensar que
las apreciaciones iniciales fueron optimistas. No obstante, ello son las que
han quedado en el ánimo popular y de gran parte de la propia Fuerza.”
El documento secreto de Lombardo fue ignorado por los altos
mandos (Víctor Bugge)
A continuación, bajo el título “Análisis de las capacidades
retenidas del enemigo”, Lombardo formula su visión teniendo en cuenta
escenarios políticos. “Este Comando, sostiene, no tiene una apreciación clara
de la urgencia política del enemigo en definir la situación. No obstante, está
claro que ya ha soportado, sin inconvenientes, una duración del conflicto de 45
días. También es un hecho que hay fuerzas aun en etapa de implementación y
traslado lo que indicaría una posibilidad de prolongación de las operaciones.
Los medios de apoyo logístico movilizados son de una importancia tal que
implica una gran voluntad y capacidad de persistencia”.
El apoyo electoral logrado a la política de fuerza parecería
permitir al gobierno británico una buena libertad de acción, en particular
mientras no se sufran bajas importantes [...] El siguiente punto 2 culmina con
la siguiente observación: “Solo en el caso de necesitar una definición
acelerada se intentará un ataque a la zona de Puerto Argentino cuando nuestra
propia capacidad de acción esté muy disminuida.” Luego advierte que “se debe
mantener una muy actualizada estimación de nuestra situación militar tanto en
el archipiélago como en el teatro y continente para evaluar correctamente la propia
capacidad de negociación. Para ello el Comité Militar debe mantener la
situación de este Teatro, del Comando Aéreo Estratégico y de la Reserva
Militar.”
A continuación, el punto 3.2 es otro llamado de atención
para las más altas autoridades militares: “Se debe llevar una acción
psicológica que destaque la seriedad del compromiso asumido, la magnitud de las
fuerzas en oposición, las pérdidas materiales y humanas previsibles y que
inexorablemente el conflicto deberá resolverse mediante una solución negociada.
Esta acción se debiera iniciar a la mayor brevedad a fin de lograr que se
atempere el actual sentido triunfalista de algunas manifestaciones que harán
más difícil la aceptación por las propias fuerzas y por el público en general,
de los sacrificios de la acción militar y/o la aceptación de los términos de la
negociación cualquiera ellos sean.”
El documento fue escrito el sábado 15 de mayo cuando
Lombardo tenía sobre su mesa los matutinos que informaban sobre el “lento
avance” en las negociaciones dentro de las Naciones Unidas y se daban a conocer
las primeras estimaciones sobre los muertos, desaparecidos y heridos del
Crucero Belgrano. Mientras, los diarios del día transcribían unas bravatas de
Galtieri en las que sostenía que el pueblo está dispuesto a perder “cuatro o
cuarenta mil argentinos más” y si es necesario mantener militarmente esta
situación otros “seis meses o seis años” y reiteró que no va a “levantar la
bandera blanca”.
Fuente: https://www.infobae.com
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