En la noche del 13 de junio, un último Hércules
indicativo PATO, con su carga de heridos, despega de Puerto Argentino.
El A4 conocido como "El Tordillo", del
Capitán Carlos Varela.
Reabastecimiento de los NENE, indicativo de
aeronaves A4B, armados con 3 bombas BRP (frenadas por paracaídas) de 250 kg
cada una.
Sólo palabras antiguas que en la actualidad han
perdido su significado como: valor, gallardía, y honor son las únicas que se
pueden usar para describir el desempeño en combate del personal de la Fuerza
Aérea Argentina.
Por Daniel Roca Centurión
Las Fuerzas Argentinas combaten ferozmente en las
estribaciones alrededor de Puerto Argentino. Palmo a palmo, centímetro por
centímetro, se libra la última batalla de la guerra.
Todos saben que la suerte está echada y que el
asedio, tarde o temprano se cerrara sobre la Guarnición Militar Argentina. Sin
embargo, la FAS continúa intentando apoyar a las Fuerzas Terrestres, a pesar de
las pérdidas y que el "cansancio operativo" lleve a las
tripulaciones, más allá de todo límite lógico.
Últimas salidas de los halcones del cielo
La mañana del 13 de junio salen los Nene y los Chispa,
indicativo de aeronaves A4B, armados con 3 bombas BRP, frenadas por paracaídas,
de 250 kg cada una. Su objetivo, tropas británicas en el Monte Dos Hermanas.
Son los Nene, el Teniente Omar Gelardi, el Teniente
Luis Cervera y el Alférez Guillermo Dellepiane; y los Chispa, el Capitán Carlos
Varela, el Teniente Mario Roca, el Teniente Sergio Mayor y el Alférez Marcelo
Moroni.
A las 10:35 y 10:41 despegan del aeródromo de San
Julián los Chispa y los Nene, respectivamente. Llegan primero los Nene a las
inmediaciones de Dos Hermanas y casi al mismo tiempo los Chispa. Observan a las
tropas inglesas trabajar incansablemente, ven helicópteros transportando
módulos enormes de color verde camuflado y hacia allí dirigen todas sus bombas.
Casi en línea, de norte a sur, atacan las dos
formaciones de cazabombarderos argentinos. Dellepiane tiene en la mira a un
helicóptero, acciona sus cañones, pero sale un solo disparo, efectúa un rearme
para destrabar el mecanismo y con rumbo 330 encuentra a otro,
desafortunadamente sus cañones siguen sin funcionar. Las tripulaciones de esos
helicópteros deberían mandar una carta de agradecimiento a la fábrica Colt...!!
por la inefectividad de sus cañones!!.
Los cañones del A4B de Cervera funcionan esta vez y
un helicóptero parece haber sido impactado.
Los Chispa, a su vez, lanzan sus bombas y el
Teniente Roca certifica las explosiones de las BRP del Capitán Varela. Dan en
cierta parte del Puesto de Comando del General Moore y del General Julian
Thompson, jefes máximos de las tropas británicas en las islas, que se salvan de
milagro. Se preguntan ¿Cómo harían los argentinos para saber que ellos estaban ahí?
Los Chispa también intentan darles a algunos
helicópteros, pero no son precisos. Las altas velocidades que despliegan los
cazas no les permiten centrar en los sistemas de puntería de sus aviones a las
maquinas capaces de detenerse en el aire, y pasan de largo.
El Centro de Información y Control, que opera el
radar de Malvinas, les alerta de la presencia de patrullas aéreas de combate
enemigas: una sección de Harrier se encontraban en nivel de vuelo 180 (18000
pies, aproximadamente 5.500 metros de altura) en la zona norte del estrecho de
San Carlos y la otra cerca de la zona de Fitz Roy.
En su escape inicial Dellepiane intenta eyectar,
infructuosamente, sus tanques auxiliares de combustible y pone rumbo norte. Va
haciendo maniobras evasivas hasta la salida de la isla Soledad. Ahí coloca
rumbo aproximadamente oeste, y ve a una fragata detenida en la zona norte del
estrecho de San Carlos. Veinte minutos más tarde inicia un ascenso desesperado
ya que observa que el nivel de combustible va cayendo vertiginosamente. Su
aeronave es un colador, debido a los impactos de las armas de la infantería
británica.
Los A4 de ambas formaciones van regresando desde
distintas direcciones a efectos de dividir a los posibles Harrier que intenten
perseguirlos.
El "Pianito" como le dicen al Alférez
Dellepiane, se pone en contacto con el reabastecedor en frecuencia de radio. No
es el único que regresa con problemas, el Capitán Varela tiene sobretemperatura
en la única turbina que posee y las revoluciones de motor están cayendo.
El Hércules, sale de su zona de seguridad y,
desesperadamente, intenta encontrar en medio del inmenso cielo austral al A4
del "Pianito", que ya no tiene ni el olor a combustible en sus
tanques.
En un momento de la desesperada búsqueda, el piloto
del reabastecedor Vicecomodoro Litrenta Carracedo, cree ver al A4 y le ordena
que ponga viraje por derecha para que pueda ver al KC-130. Dellepiane lo ve
abajo y a la derecha, tiene el nivel de combustible en cero. Prácticamente
reduce, con suavidad temiendo una plantada (detención), la potencia del motor a
cero y se zambulle de cabeza para establecerse en la altura del reabastecedor.
Le pide al KC que gire para que el pudiera
enganchar en una sola maniobra. No sabe si en cualquier momento se detendrá el
motor y caerá en las frías aguas del Atlántico Sur.
Ahora que los tiene a la vista y bien centrados, da
potencia plena para enganchar la canasta de reaprovisionamiento en un solo
acto. Como estima pasarse, le avisa al KC que pique para acelerar. El
Vicecomodoro al mando del Hércules dice por la radio: "Picando para
looping (maniobra de acrobacia aérea) !!", haciendo una broma para
quitarle tensión al momento.
El vicecomodoro Litrenta efectúa una maniobra casi
acrobática con el pesado KC-130 de manera de ubicarse rápidamente en la
trayectoria del A-4B y de inmediato lograr el enganche y poder trasvasar el
preciado combustible.
Lo logra y dentro del enorme Hércules la
tripulación se abraza, se ríen a carcajadas y con un dejo de ternura miran por
las ventanillas laterales al caza volar enganchado a su avión, con el mismo
cariño con el cual un padre primerizo observa a su hijo recién nacido por el
vidrio de la nursery. ¡El “¡Piano” ha vuelto a nacer, lo ha parido un KC-130! No
lo pueden creer.
Una mas no asusta
Sobre la vertical de la pista el KC suelta de su
canastilla la lanza del A4, que, en su descenso, lleva por detrás una estela de
combustible vaporizado que sale de los orificios producidos por los proyectiles
británicos. El comandante del reabastecedor le grita por frecuencia que no
accione los frenos, ya que una chispa iniciaría un incendio, por la cantidad de
combustible JP1 que va dejando tras de sí. Dellepiane baja con cuidado. Ya
pasamos tantas, una mas no asusta.
Por su lado, regresa con graves problemas el
Capitán Varela en el caza matrícula C-222, conocido como el
"Tordillo", debido a que está pintado en color "cielo
nublado", a diferencia de sus hermanos con panza color cielo y lomo
camuflado. La guerra lo encontró saliendo de una inspección mayor en el Área
Material Río IV. No hubo tiempo de pintarlo de camuflaje y quedó con ese color
"antióxido" de fábrica.
El vuelo de regreso de Varela fue un calvario. A
las oscilaciones de motor y las altas temperaturas en la turbina, se le sumaba
que la potencia disponible era menos del 85%, con el peligro de apagado de esa
planta de poder.
Luego del aterrizaje se verifico que el compresor
del motor estaba destruido y que los alabes de turbina se habían desgastado a
la mitad. El "Tordillo" obró un milagro y trajo de vuelta a casa a su
"patrón".
Después del mediodía, los Chispa y los Nene ya
están en su aeródromo. Para ellos ya ha terminado la guerra. Esta ha sido la
última misión de los aguerridos A4B. Por otra parte, las solicitudes de apoyo
de fuego aéreo siguen llegando a la FAS.
Posteriormente saldrán Dagger, acompañados por
Mirage MIII interceptores, con la intención de atacar con bombas BRP a la
artillería británica cerca de Puerto Enriqueta, pero la mala meteorología no
permite visualizar bien los blancos, por lo cual se aborta el lanzamiento. Están
muy cerca las fuerzas argentinas y las británicas. Puede ser peor el remedio
que la enfermedad.
El último Hércules
En la noche del 13 de junio, un último Hércules
indicativo Pato, con su carga de heridos, despega de Puerto Argentino y sólo
sube el tren de aterrizaje para continuar rasante, evitando a la flota británica
con sus trampas misilísticas y a las patrullas aéreas de combate de Harrier que
buscan aeronaves argentinas para derribar.
Deben llegar, en estas condiciones, hasta un punto
próximo al continente y levantar para efectuar el resto de la navegación de
manera "normal".
Había aterrizado a las 19:30 en la Base Aérea
Malvinas, bajo fuego de la artillería de campaña británica, dejando un cañón de
155 mm con su parque de munición y 30 minutos después, había despegado en la
misma situación táctica, luego de permanecer en tierra en constante alerta
roja, por el cañoneo británico. Sera el último traslado en Hércules de la
guerra. Aterrizan en Comodoro Rivadavia en los primeros minutos del 14 de
junio.
¡¡¡Golpeen con audacia de dia y de noche!!!
Como en otras oportunidades, el Brigadier Crespo
solicita, entre las tripulaciones de combate, voluntarios. Les explican a las
tripulaciones de bombarderos Canberra, que las acciones que realizaran no
cambiaran la suerte de la guerra, pero que permitirán a muchos miembros de las
fuerzas terrestres que combaten en los alrededores, regresar a Puerto Argentino
sin el asedio de la infantería británica, aunque más no sea por unas horas.
Las tripulaciones de Canberra que se ofrecen,
indicativo Baco, estarán conformadas por el Capitán Roberto Pastran y el
Capitán Fernando Casado como guía y, como numeral los Primeros Tenientes
Roberto Rivollier y Jorge Annino. Despegan de Gallegos a las 21:30, delante de
ellos el cielo y el mar se confunden en tonos de azul y negro.
Al llegar a las proximidades del objetivo,
empleando sus radares Doppler, además de la ayuda del radar de Malvinas que,
como podía seguía operando, hacen puntería sobre la concentración de tropas
cerca de Puerto Enriqueta.
Justo antes del momento de efectuar el lanzamiento
el numeral sobrepasa al guía y tira primero, a su vez, el guía se abre un poco
al este. Las bombas de ambos Canberra impactan en el lugar necesario, los
destellos de las explosiones se visualizan desde la BAM Malvinas.
El General Moore, se salva de milagro, ya que cuando
las bombas caen en el Puesto de Comando, él se encontraba visitando a los
heridos en el Hospital de Campaña. Se pregunta nuevamente ¿Cómo sabrían los
argentinos que el puesto de comando estaba allí?
La reacción antiaérea es brutal, el cielo se vuelve
un infierno de munición trazante y desde el HMS Exeter salen misiles Sea Dart
en busca de los Canberra. El avión del guía es impactado. Vuela un ala y
comienza a caer como una hoja seca en otoño. Pastran le grita a su navegador
que se eyecte. Casado acciona desesperadamente las manijas del asiento. No le
responden. El avión se ha deformado por el misil y el asiento eyector no
funciona. Casado grita que no se activa y le ordena al piloto que se eyecte. El
altímetro gira locamente en descenso. Con la altura mínima para hacerlo,
Pastran cierra los ojos, contrae todo su cuerpo y cumple la orden que le dio su
superior. Acciona la manija de eyección y su cuerpo sale disparado del avión,
con asiento y todo, soportando instantáneamente hasta 11 veces el peso de su
cuerpo. Cae cerca de la costa, infla su bote y llega a la playa. Los británicos
lo toman prisionero.
El otro Baco, logra evadir todo lo que le tiraban
desde la superficie.
Lanza sus chaff, pequeñas tiras de aluminio que al
estar en el aire entre un misil guiado por radar y el avión
"confunden" a este para que no impacte con la aeronave, y también
lanza sus bengalas, que son pequeñas fuentes importantes de calor concentrado
las cuales cuando se encuentran entre el avión y el misil guiado por temperatura,
confunden a este para evitar el impacto en la tobera de gases de la turbina del
avión.
Va en ascenso para 41000 pies (aproximadamente 12,5
kilómetros de altura) tratando de alejarse de los misiles de corto alcance.
Este avión aterrizaría en Río Gallegos a las 00:05
del día 14 de junio de 1982, siendo la última aeronave de la Fuerza Aérea Sur
que entró en combate en el conflicto del Atlántico Sur.
Malvinas: Nuestras Termópilas
Cuando las huestes persas pusieron pie en la
península griega, confiaban plenamente en el gran número de hombres para la
batalla, se calcula que eran al menos un cuarto de millón; también confiaban en
sus carros, además en las bestias que dirigían en las batallas que
amedrentarían a cualquiera y en la gran cantidad de armamento que traían.
Ante ellos, en un estrecho paso entre las montañas
quedan defendiendo ese paso el rey de Esparta, Leónidas y 300 hombres de su
guardia personal. Saben que combaten por su tierra, asimismo, para que
sobreviva una cultura compartida que poseen todos los pueblos de la Hélade. También,
saben que, si los pueblos griegos no se unen contra el enemigo común, una por
una estas ciudades-estado serán engullidas por la "bestia del oriente".
Leónidas los guía y no les miente. Son conscientes
que no tienen oportunidad.
En los relatos de la época cuentan que, durante los
últimos combates, cuando los hoplitas griegos de tanto matar persas quebraron
sus lanzas, después emplearon sus espadas, luego sus escudos y sus cascos, y
por ultimo cuando no quedaba más elemento a mano para pelear, lo hicieron con
sus puños y sus pies.
Jerjes, el rey persa, sabiendo que no se van a
rendir, empleando a un traidor que los guía, los rodea y los aniquila en una
lluvia de flechas. Ya ha perdido muchos hombres en manos de estos guerreros y
debe seguir la campaña para ocupar toda Grecia. No los quiere enfrentar más,
todo lo hace a la distancia.
Cuando Jerjes amenazó a Leónidas, este le contestó:
"¿Así que tus flechas cubrirán el sol?. Mejor, a nosotros nos gusta
combatir a la sombra".
Yacen los cuerpos de los 300 en las Termopilas,
cuando llegan las tropas atenienses comprenden el mensaje que esos hombres les
han dejado con su entrega.
Aun hoy existe un cartel en el paso que reza:
"Viajero: si pasas por Esparta dile a nuestros compatriotas que Leónidas y
sus bravos sucumbieron cumpliendo con sus leyes".
Mensaje atemporal
Aquellos que cayeron combatiendo en las islas
Malvinas, en el mar austral y el cielo que todo lo contiene, nos recuerdan a
los héroes espartanos. Nos han dado un mensaje perenne y atemporal. Ellos nos
dicen desde Malvinas que no importan las adversidades y que lo primero es dar
todo en el cumplimiento del deber, y que el resto se dará por añadidura. Sólo
se puede ser feliz, cuando se puede mirar a los ojos a las personas que se
aman, con la tranquilidad de haber cumplido con el compromiso asumido. Como
dijo el gran aviador Antoine Saint-Exupery: "La felicidad de un hombre no
se halla en la libertad, sino en la aceptación de un deber".
Aún al final de la contienda, continuaron saliendo
los aviones que todavía estaban operativos, siguiendo la consigna del Brigadier
Crespo: hasta el último avión, y hasta el último hombre...
El Brigadier solía decir sobre sus hombres de la
Fuerza Aérea Sur: "héroes son los que dieron la vida, el resto cumplió con
su deber". Por eso, no estaba a gusto con los reconocimientos, hubo que
esperar que falleciera para que se le otorgara la orden Distinción al Mérito
Aeronáutico en el grado de Honorable Caballero del Aire.
Para finalizar, es justo destacar lo que
profesionales mundiales de la guerra aérea dijeron del Brigadier Crespo y de la
Fuerza Aérea, resaltando su competencia y profesionalismo en la Guerra de las
Malvinas.
Resaltan que supo adaptarse a la inferioridad
tecnológica de la Fuerza Aérea, los problemas de alcance, la falta de aviones
reabastecedores y la falta de aeronaves de reconocimiento. El Brigadier Crespo
hizo muy buen trabajo con las fuerzas que poseía. En solo veinte días organizó
y entrenó una fuerza de ataque para una campaña aeronaval, una clase de tarea
para las cuales la Fuerza Aérea no estaba preparada.
Supo aprender de sus errores. Solo palabras
antiguas que en la actualidad han perdido su significado como: valor,
gallardía, y honor son las únicas que se pueden usar para describir el
desempeño en combate del personal de la Fuerza.
Por eso, viajero, cuando pases por Malvinas y
regreses al continente, recuérdale a los argentinos que sus soldados alados han
muerto allí, por cumplir con el mandato de su Nación.
Fuente: http://www.laprensa.com.ar
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