El
respeto a los muertos es parte del derecho humanitario. Identificarlos,
inhumarlos e indicar el lugar de las sepulturas es una obligación de las
Partes. Casi siete meses después del alto el fuego en las islas Malvinas, en
febrero de 1983, se inhumaron 218 restos mortales de soldados argentinos en el
cementerio de Darwin. Lamentablemente, en aquel momento quedaron más de 100
cadáveres sin identificar; por lo que, un centenar de familias debieron esperar
más de 30 años para llegar a la verdad.
En
ese sentido, cabe señalar el importante aporte del británico Geoffrey Cardozo
que, cuando era capitán del Ejército inglés, fue el responsable de esa primera
tarea de inhumación a los Caídos en Malvinas en el Cementerio de Darwin.
"En el caso de Malvinas los restos estaban en muy buenas condiciones. Es
una de las cosas que les decimos a los familiares", explica Carlos Rojas
Surraco, del Equipo Argentino de Antropología Forense. "Lo que él hizo fue
levantar los restos de su tumba primaria y, después, llevarlos al cementerio de
Darwin. Él tenía un registro de dónde había encontrado los restos y, además,
había puesto los cuerpos en doble bolsa de plástico, lo que permitió una mayor
conservación", agrega.
DEF
también pudo dialogar con Geoffrey Cardozo durante su actual visita al país:
"Había muchos soldados que no tenían placa de identificación. Entonces
pasé mucho tiempo buscando entre sus ropas para ver si podía encontrar cartas,
permisos de conducir o algo que me dijera quiénes eran.
Geoffrey
Cardozo: “Pasé mucho tiempo buscando entre sus ropas algo que me dijera quiénes
eran”. Foto: Fernando Calzada.
Fue
un desafío para mí. Tenía que saber quiénes eran. Pensaba en sus madres: cómo
podía enterrar a alguien que no sabían quién era. Horrible. Busqué por todos
lados. Cuando hallábamos una carta con nombre y apellido, una carta que no era
de un colegio de Quilmes que decía: 'Querido Soldado Argentino'; sino una carta
de su mamá con la dirección de la casa, mi equipo gritaba de satisfacción.
Lamentablemente, no pudimos identificar a todos y esa es una deuda que llevo
conmigo hasta el día de hoy", explica Cardozo quien, en Malvinas, llegó a
bajar desde un helicóptero a un campo minado para rescatar el cuerpo de un
caído argentino.
EL
PROYECTO HUMANITARIO
Durante
el encuentro con DEF, Gabriel Valladares, representante del Comité
Internacional de la Cruz Roja para Argentina (CICR), explicó que el 2 de abril
de 2012, Argentina envió una nota al CICR en Ginebra, donde solicitaba que se
iniciaran las acciones necesarias para comenzar la búsqueda e identificación de
los soldados caídos e inhumados en el territorio de las Islas del Atlántico
Sur. El Comité estaba dispuesto a prestar sus servicios como intermediario
neutral tratando de facilitar la identificación de los soldados sepultados en
las islas Malvinas, pero esa acción solo podía emprenderse cuando todas las
partes lo hubieran solicitado (no solo Gran Bretaña y Argentina, sino también
las familias de los fallecidos).
"Nuestra
historia es muy delicada", explica Fernanda Araujo, presidente de la
Comisión de Familiares de Caídos en Malvinas e Islas del Atlántico Sur y
hermana del Soldado Elbio Eduardo Araujo. "La Comisión no estaba de
acuerdo con la exhumación de las tumbas por falta de información. Llegamos a
Claudio Avruj y yo, bastante furiosa, le dije que no quería que tocaran el
Cementerio", explica Fernanda, quien perdió a su hermano cuando ella tenía
tan solo nueve años.
Reunión
mediante, las autoridades les explicaron a los familiares que, en el proceso,
también intervendría la Escribanía de la Nación. "Yo le pregunté a mi
mamá, porque fue quien tuvo en el vientre a mi hermano, lo parió y lo crió. Me
miró y me dijo que ella no tenía necesidad de que lo exhumaran, pero que había
otras mamás que sí. Y, para que otras madres supieran que sus hijos estaban
ahí, debían tocarlo. Entonces le dije: 'Ya que lo tocan, ¿querés dar tu
muestra?'. Me respondió que sí", relata Fernanda con la emoción a flor de
piel. Además de los Araujo, muchas familias dieron el consentimiento que
habilitaba a los especialistas a comenzar los trabajos de recolección de
muestras, que luego serían cotejadas con elementos genéticos forenses
necesarios para la identificación.
Así
nació el Plan Proyecto Humanitario: "Es un acuerdo entre el Reino Unido y
la República Argentina, en el que se le otorga al Comité Internacional de la
Cruz Roja la realización del proyecto humanitario. En ese momento todos los
forenses trabajan como personal del CICR. Este equipo forense se va a componer
de 14 especialistas que van a provenir de Argentina, Australia, Chile, España,
México y Reino Unido", explica Gabriel Valladares.
EL
TRABAJO FORENSE
En
relación al trabajo en el campo, Valladares revela que, si bien los documentos
decían que se trataba de 123 tumbas de "Soldados argentinos solo conocidos
por Dios", en el recuento solo encontraban 121 lápidas. "En las 121
tumbas encontramos 122 restos mortales: en una había dos cuerpos que hoy ya
están identificados", describe.
Entre
los especialistas elegidos estaban los miembros del Equipo Argentino de
Antropología Forense (EAAF), cuyo laboratorio en Córdoba fue seleccionado para
corroborar las muestras extraídas. El EAAF les explicó a los familiares cuál
iba a ser el trabajo. Además, los entrevistó para poder obtener información
física de los caídos: si tenían fracturas, si era zurdos o diestros, si sabían
la altura o si les faltaban piezas dentales. "Toda esa información nos
ayuda a tener una hipótesis del cuerpo que se está analizando. Luego, se
corrobora con el análisis genético, se hace la comparación y se lleva adelante
la identificación o no", describe Rojas Surraco.
Una
vez en las Islas, se montaron los laboratorios móviles y se recolectó, de cada
tumba, un fragmento de hueso y de diente. "El diente, al ser un hueso
duro, es el que puede tener mayor ADN, siempre y cuando esté en condiciones
óptimas. Si el diente está muy cariado o roto se dificulta. Por eso,
generalmente, tomamos pequeños fragmentos de huesos para enviar al laboratorio
y sacar un perfil genético", cuenta Carlos Rojas Surraco.
El
cementerio de Darwin en las Islas Malvinas. Foto: NA.
El
Comité Internacional de la Cruz Roja trabajó también con otros dos
laboratorios: uno de España y otro del Reino Unido. Allí, se llevaron muestras
para cotejar aleatoriamente y evaluar si los resultados a los que se había
llegado en Córdoba eran los correctos. De hecho, explica Valladares: "Los
resultados eran certeros. Eso fue una gran alegría porque, a pesar del dolor,
estamos hablando de personas fallecidas y familiares dolientes".
Según
el Equipo Argentino de Antropología Forense durante su trabajo en el 83,
Geoffrey Cardozo, había revisado los bolsillos de los caídos en busca de algo
que los identificara. Pero, en el caso de los argentinos, por el frío, llevaban
varias capas de ropa y no siempre se había podido alcanzar la totalidad de los
bolsillos. "Lo que se hizo en Malvinas fue un estudio de Rayos X a los
cuerpos. Tras el escaneo, se pudo determinar si en las prendas había algún tipo
de identificación. Se encontraron documentos, chapas y cartas. En esos casos,
la hipótesis de identificación se corroboraba con el ADN. Una vez confirmado,
se entregaban esas pertenencias a los familiares".
UN
CASO PARADIGMÁTICO
Al
día de hoy, explican desde el Comité Internacional de la Cruz Roja, hay 113
restos identificados. Solo faltan nueve. "Cada vez es más difícil
contactar a los familiares del caído. Hay casos en que fallecieron y hay que
solicitar permiso para retirar muestras de los difuntos", explica
Valladares.
"Pude
ir al segundo viaje humanitario que se organizó este año y fui testigo de cómo
llegaron esas madres y de cómo regresaron con tranquilidad, sabiendo que sus
hijos estaban ahí. Las placas ya no dicen "Soldado Argentino solo conocido
por Dios", sino que tienen el hombre de un hijo o de un hermano. Eso ayuda
a cerrar un poco la herida", describe Gabriel Valladares. El representante
del CICR en Argentina también explica que, en la mayor parte de los conflictos
armados, la identificación no suele ser inmediata. Sin embargo, es un tiempo
significativo para una familia que espera. "El año pasado, para noviembre,
organizamos un evento que se llamó 'La diplomacia al servicio de los conflictos
humanitarios'. Allí quedó claro que el Plan Proyecto Humanitario generó las
bases para que, si otros países tuvieran problemas similares, pudieran copiarse
del caso y darles unas respuestas a las familias que esperan por su
duelo", detalló Valladares.
SECTOR
B, FILA 3, TUMBA 16
Allí
se encuentra el soldado Elbio Araujo. Durante muchos años, su mamá María del
Carmen, lo lloró frente a una placa que rezaba "Soldado Argentino solo
conocido por Dios". Hoy, con 83 años, ya sabe dónde está.
"En
diciembre de 2017 nos dijeron que estaba en el cementerio de Darwin. Sector B,
Fila 3 y Tumba 16", relata Fernanda Araujo. "Nos enteramos que, en
realidad no estaba muy lastimado, estaba entero. Tenía lastimaduras en el pecho
producto de una bomba", completa. "El día de la notificación, la
antropóloga me cuenta que mi hermano estaba tapado con una chaqueta: alguien lo
había arropado. En ese momento, mi mamá le agarró las manos, porque ella se dio
cuenta que esas mismas manos habían tocado a mi hermano".
La
familia Araujo también pudo saber que, cuando cayó, Eduardo llevaba con él
algunas pertenencias. "No aguanté, me paré y me fui encima de la caja. Vi
una foto 4×4, a color, era la del registro de conducir. Todo envasado al vacío.
Mi hermano era muy payaso, muy extrovertido. Donde él estaba había alegría, los
mismos jefes nos dicen que no lo podían retar porque era un personaje. En su
forma de ser, también lideraba. Tenía carisma", cuenta Fernanda. Y agrega:
"Mamá agarró los objetos, los puso sobre su cara y en llanto le habla a mi
hermano. Dice que le dio la bienvenida porque lo volvió a tener, como una mamá
cuando tiene un bebé".
También
encontramos otro sobre con más pertenencias. "Había un recibo de una cuota
de escuela, que había pagado para terminar el secundario. Mi hermano era un
chanta, había repetido… yo miro a mis dos hijos y les digo: '¡¿Qué hacía el tío
con una factura de que había pagado la escuela en la Guerra?!'. Todos reímos a
carcajadas, yo creo que ahí estaba él. La miré a la antropóloga y le dije que,
si yo hubiese sabido que ese era el final, hubiese traído un champagne",
relata Fernanda emocionada.
LOS
FAMILIARES, LA DEUDA PENDIENTE
Tras
la Guerra, los familiares se encontraron con personas dispuestas a dar una mano
a la hora de honrar a los Caídos. "Por ejemplo, teníamos todo lo necesario
para hacer el monumento en el Cementerio de Darwin. Nos faltaba un detalle: un
millón de dólares. Cuando el embajador inglés en Argentina supo esto, reunió a
varios empresarios", dice Fernanda. Durante ese encuentro, Eduardo
Eurnekian se ofreció a financiar el proyecto.
Fernanda
Araujo, junto a una de las placas, durante el acto por el Día de los Veteranos
y Caídos en Malvinas en abril de 2019. Foto: Fernando Calzada.
En
otra oportunidad, tras los reconocimientos, los Familiares supieron que las
placas que rezaban "Soldado argentino solo conocido por Dios" estaban
siendo reemplazadas por aquellas que llevaban los nombres de los Caídos. Eran
muchas y, por supuesto, inmensa la responsabilidad de su guardado.
"Nosotros queríamos todas las placas. Así que, con sumo cuidado, empezaron
a traerlas. En la desesperación por el guardado, me reuní con la Fundación
Criteria. Ahí intervino la Fundación y el Veterano Mauricio Fernández
Funes", relata Fernanda. El resultado: una vez que una placa regresa al
país, los familiares pueden elegir un lugar emblemático donde exhibirla para
así tener presentes a los 649 argentinos que derramaron su sangre por la Patria
en Malvinas.
"El
dolor lo tenemos, porque queremos tener a nuestros seres amados con nosotros.
Increíblemente con las exhumaciones y localizaciones, los muertos hicieron
visibles a los vivos. Ahí aparecieron los familiares, que somos los grandes
olvidados. Nunca tuvimos ayuda de ninguna índole, por eso agradezco a todas las
personas que mencioné", cierra Fernanda, la hermana del soldado Araujo,
quien antes de morir llegó a escribir en una carta: "Quédense tranquilos, que
el soldado Araujo monta guardia por la Argentina de todos, próspera y
soberana".
Fuente:
https://www.infobae.com
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