Justo
antes de la segunda llegada de Alexander Haig a Buenos Aires, Los mandatarios
volvieron a hablar por teléfono. Qué se dijeron, en un último intento por
evitar la guerra
Por
Juan Bautista "Tata" Yofre
El
14 de abril, a las 23:40 de Washington, la Embajada Argentina en los EEUU
emitió el cable secreto Nº 1023, hacia Buenos Aires, “para conocimiento
exclusivo del canciller”. Faltaban apenas unas horas para que arribara por
última vez Alexander Haig, el Secretario de Estado de los EEUU. El texto del
mensaje escrito por Esteban Takacs informaba que, siguiendo instrucciones de
Nicanor Costa Méndez, mantuvo un encuentro con el senador de Carolina del
Norte, Jesse Helms y sus asesores.
“Durante
las conversaciones mencionaron las dificultades que plantean para la gestión
del secretario Haig las influencias de personas y grupos, a los que me referiré
por otra vía (el teléfono en clave), uno de los cuales manifestó ante distintas
personalidades que en caso de conflicto los Estados Unidos debe ponerse del
lado británico (Takacs se refería al Secretario de Defensa, Caspar Weinberger).
Asimismo, expresaron que el presidente Reagan está siendo influido por una
creciente campaña que objeta la gestión amistosa hacia la Argentina.” Luego,
Takacs dice que Helms y sus asesores “sugieren que, a más tardar hoy 14 de
abril, antes del viaje del secretario Haig o mañana durante su presencia en
Buenos Aires, el presidente Galtieri se comunicara con el presidente Reagan.
El
aspecto central de la conversación sería tratar la predisposición argentina a
encontrar una solución al diferendo alrededor de los términos de la Resolución
502, ratificando su disposición para buscar una solución pacífica. También
[debería] incorporar todo elemento que se considere conveniente, reiterando lo
referente a eventuales fórmulas destacando que el fin del colonialismo en
América, iniciado por [los] americanos en 1776 se termina en el extremo sur del
continente americano el 2 de abril”. El objetivo de los consejos de Helms y sus
asesores se debía a que Reagan debía dar un “nuevo impulso a la gestión del
secretario Haig para contrarrestar a los sectores de influencia negativa ya
mencionados”. Además del mensaje de Helms, se debe recordar que en esas horas
la flota británica había pasado la isla de Ascensión, distante 6000 millas de
las Malvinas.
El
14 de abril, pocas horas antes de iniciar su segunda visita a Buenos Aires, el
Secretario de Estado le escribió un memorando al presidente Ronald Reagan, en
el que dejó traslucir su visión y el escenario del conflicto, tras haberse
cumplido 12 días de la ocupación argentina de las Islas Malvinas. Del trabajo
se destacan las siguientes ideas:
•
El objetivo es “encontrar un camino que le permita a Galtieri retirarse con
honor. Las claves para la solución son el carácter de las normas provisorias
(interinas) y la alerta entre la demanda argentina de soberanía y la
insistencia británica de la autodeterminación (de los isleños) para la
negociación de un acuerdo final”.
•
“Estoy convencido de que la señora Thatcher desea una solución pacífica y que
estaría complacida de darle a Galtieri ‘una hoja de parra’ con tal de que (o a
condición de que) ella no tenga que violar ninguna promesa hecha al Parlamento,
es decir: retirada argentina; restauración de la Administración Británica y
protección del Derecho de Autodeterminación (de los isleños). [...] Sólo la
diplomacia en combinación con las amenazas podría tener éxito. [...] Hasta
dónde ella (Thatcher) puede conceder antes de poner en peligro su gobierno.”
•
“El problema que enfrenta Galtieri es que la población argentina está tan
entusiasmada que él mismo se ha dejado poco espacio para maniobrar. Se
encuentra obligado a mostrar algo que justifique la invasión (sobre la cual
muchos argentinos, pese al entusiasmo, piensan que es una metida de pata) o si
no será barrido por la ignominia. Pero si Galtieri es humillado militarmente el
resultado será el mismo, aunque se encuentre pactando con una mejor situación
doméstica volátil que la señora Thatcher. Por otra parte, dada las diferencias
entre las dos sociedades y sus sistemas políticos, resulta mucho más fácil
comprar a Galtieri que a ella. Sería duro para la Señora Thatcher vender al
Parlamento un acuerdo que no se ajuste a su compromiso.”
Reagan, entre
Galtieri y Thatcher. Cuando
estalló la guerra, norteamerica dejó la neutralidad y jugó al lado de su aliado
en la OTAN
La
conversación entre Galtieri y Reagan no se puede entender sin tener en cuenta
el texto del cable de Esteban Takacs a Costa Méndez con los consejos del
senador Jesse Helms. Entonces, hay que decir que el senador por Carolina del
Norte siempre fue un “amigo” de los regímenes militares del Cono Sur.
Especialmente de sus sectores más conservadores. Fue presidente de la
importante Subcomisión Parlamentaria de Asuntos del Hemisferio Occidental y
desde allí condenó con furia al gobierno sandinista de Nicaragua; la Cuba de
Castro y los avances de la guerrilla marxista del Frente Farabundo Martí de
Liberación Nacional de El Salvador. Estuvo siempre al tanto, detalladamente, de
las operaciones de los “contras” que operaban desde Honduras contra la Junta
sandinista. No desconocía el trabajo de los asesores militares argentinos en
América Central y, en virtud de ello, llegó a comunicarse en varias ocasiones
con el jefe del grupo en Tegucigalpa. Así me lo confirmó en su momento el Coronel
José Osvaldo “Balita” Riveiro, el jefe de la misión militar del Ejército
Argentino. No fue una simple coincidencia: Según se desprende de la grabación,
en este segundo diálogo, Reagan estuvo acompañado por Roger Fontaine, asesor de
Asuntos Latinoamericanos del Consejo Nacional de Seguridad y amigo de Helms.
15
de abril de 1982, 19 horas: Segunda conversación telefónica entre el presidente
Galtieri y el presidente Reagan. (Textual).
Galtieri:
Buenas tardes señor Presidente Reagan, aquí Presidente Galtieri hablando, a ver
cómo me escucha.
Reagan:
Señor Presidente, lo escucho muy bien, estoy enterado que Ud. quiere continuar
las conversaciones, tengo mucho gusto en escucharlo, lo escucho muy bien. Estoy
a su disposición.
Galtieri:
Es realmente un placer volver a conversar con usted señor Presidente después de
la primera conversación no muy fructífera que tuvimos el 1º de abril en la
noche cuando prácticamente desde el punto de vista del gobierno argentino ya
estaban resueltos aspectos muy importantes y no pude acceder a su
requerimiento. Es para mí muy importante la asistencia del Gobierno de los EEUU
en esta difícil situación por la cual atraviesan nuestras relaciones con Gran
Bretaña y que en buena medida están afectando la solidez del mundo occidental,
a ver si me ha escuchado señor Presidente Reagan.
Reagan:
Lo escucho muy bien señor Presidente.
Galtieri:
Es deseo, el profundo deseo del pueblo y Gobierno argentino, que no siga en un
mayor deterioro esta situación y con la asistencia de los EEUU buscar para
ambas partes una solución aceptable dentro de la Resolución 502 de las Naciones
Unidas y teniendo en cuenta antecedentes existentes sobre este problema, ya sea
en forma bilateral, desde hace 150 años, como así también todo lo tratado al
respecto a través de las Naciones Unidas durante los últimos 17 años en lo que
a la descolonización en el mundo se refiere,
Reagan:
Si, le escuché todo señor Presidente. Pregunto señor Presidente si usted quiere
que yo formule una respuesta en este momento o deseaba añadir algo más.
Galtieri:
Yo prefiero agregar un párrafo más señor Presidente. Existe la mejor buena
voluntad del Gobierno argentino, pero yo deseo que también interprete que el
avance de la flota y los medios ingleses hacia el Océano Atlántico Sur no sólo
están poniendo cada vez más en peligro la situación del Atlántico Sur, entre
ambas naciones que, por supuesto me preocupa mucho, si no tiene peligro de
envolver a otras naciones en este tema que no quisiera que fuera interferido
por otros intereses. Las relaciones establecidas entre ambos gobiernos,
acentuadas en estos últimos tiempos entre nuestras dos administraciones tan
estrechas; es firme el deseo nuestro de continuarla en todos los aspectos de la
vida internacional y temo que si las hostilidades inglesas continúan hacia el
Atlántico Sur se puede ir de las manos y de nuestro control transformándose en
un tema en extremo delicado en todo el mundo, no sé si me ha tomado bien señor
Presidente.
Reagan:
Señor Presidente lo escuché muy bien y por lo tanto deseaba decirle que yo
personalmente permanezco comprometido a una resolución pacífica de esta
disputa, esto es de gran importancia porque como he dicho en el pasado, se
trata del movimiento de dos naciones amigas nuestras, por lo tanto, nosotros
continuaremos con nuestros buenos oficios en relación a ambas naciones, ahora
el Secretario Haig está encaminado, estará llegando a Buenos Aires dentro de
pocas horas para continuar nuestros esfuerzos; Ud. sabe ya que el Secretario
Haig, es mi representante personal, en él coloco toda mi fe y confianza en este
asunto. Debo decirle señor Presidente que yo estoy de todo corazón totalmente
comprometido a una resolución pacífica de esta desavenencia, yo concuerdo que
una guerra en este hemisferio entre dos naciones amigas de EEUU es cosa
impensable, sería una tragedia, un desastre para el mundo occidental, sería un
patrimonio amargo para las generaciones futuras ya sean de argentinos o de
británicos y de norteamericanos. La única parte que podría beneficiarse en este
tipo de conflicto sería la Unión Soviética y sus aliados esclavos; por lo tanto,
yo tengo esperanzas de que podamos llegar a una solución en un futuro próximo,
cambio.
El
grabador UHER-4000, con cinta Basf, usado para grabar la conversación entre
Leopoldo Galtieri y Ronald Reagan. Fue instalado por funcionarios de la SIDE en
el Salón Norte de la Casa de Gobierno y operado por Alejandro Escobar un
funcionario civil de la Presidencia.
Galtieri:
Agradezco al señor Presidente, comparto sus puntos de vista, pero en la medida
que transcurran las horas y continúe el bloqueo por parte de Gran Bretaña en
nuestras costas y siga avanzando la flota inglesa hacia el Sur, pueden
producirse, buscado o no, por otros elementos interesados del mundo, un hecho
desgraciado que va a ser imposible identificar y va a agravar sensiblemente la
situación actual. Además debemos tener mucho cuidado en este sentido porque
evidentemente se está buscando producir fisuras, los hechos periodísticos en
los EEUU y el resto del mundo, ocurridos en el día de ayer, así lo demuestran,
se está tratando de producir fisuras en las excelentes relaciones establecidas
por nuestros dos gobiernos y nuestros dos países y nuestras administraciones;
yo tengo temor de que a medida que transcurra el tiempo se puedan producir
hechos que difícilmente podamos controlar, por supuesto agradezco al señor
Presidente el envío, nuevamente, de Mr. Haig a Buenos Aires con quien tomaré
por supuesto contacto mañana y hablaremos en extenso de este problema que
tenemos entre manos y que a todos nos preocupa.
Reagan:
Señor Presidente, yo naturalmente tengo esperanzas de que se pueda llegar a un
acuerdo que salve esta situación y comparto sus temores de que surja algún
hecho que volvería difícil controlar la situación o del cual sería difícil
retroceder; yo sé también señor Presidente que Ud. y los dirigentes británicos
desean llegar a una solución de esta situación, son personas de altísimas
cualidades, de liderazgo, de los cuales nosotros esperamos, necesitaremos, una
actitud de flexibilidad y moderación para que podamos avanzar en la solución de
esta situación, pero quiero hacer hincapié en mi actitud y mi convencimiento de
que se necesita en esta situación una solución pacífica, en función de estas
circunstancias tan graves, solución pacífica que corresponda a los intereses de
los pueblos involucrados y de la población de las islas, en una forma aceptable
para las partes. Como usted ha mencionado, el Secretario de Estado dentro de
pocas horas estará en su país, yo seguramente le voy a transmitir el contenido
de este intercambio a mis propios colaboradores y de nuevo deseo asegurarle
señor Presidente sobre el hecho de que yo considero al señor Secretario de
Estado como mi representante personal. Esa es una situación extremadamente
difícil y también me doy cuenta de que existe un esfuerzo de propaganda de
buscar o tal vez provocar una agresión entre nuestros dos países. Nosotros no
hemos hecho nada señor Presidente que sería contrario a nuestro papel, papel
que hemos asumido de intermediario neutral y objetivo. La paz equivale a
nuestra causa y único objetivo, la paz entre dos naciones amigas nuestras la de
Argentina y Gran Bretaña y todo lo que nosotros haremos corresponderá a ese
objetivo nuestro. Nosotros debemos tener cuidado en mantener esta neutralidad de
nuestra parte, neutralidad y amistad para ambas naciones involucradas porque de
no proceder en esta actitud naturalmente se perjudicaría nuestro papel de
asistencia, que nosotros procediéramos más allá de este papel de neutralidad,
de objetividad, seguramente afectaría nuestra capacidad de ayudar a nuestros
amigos de Argentina y Gran Bretaña. Por lo tanto, deseo que Ud. sepa señor
Presidente que nosotros continuaremos en un rol de neutralidad en este asunto
porque si estallara un conflicto naturalmente se produciría un problema muy
grave. Yo personalmente he sido centro de críticas porque nuestra
administración ha mantenido esta línea de neutralidad, pero mi intención es
continuar en esta neutralidad a medida que procedan las negociaciones del caso;
por lo tanto, yo espero y pido a Dios que no haya conflicto que sea causado
inadvertidamente por una parte u otra durante el tiempo en que estamos
dedicados a la solución de esta situación, cambio.
Galtieri:
Le agradezco mucho al señor Presidente, el motivo principal de esta llamada y
su gentileza es para continuar el diálogo que habíamos iniciado el 1ro de
abril, en este intercambio directo entre ambos presidentes, ir manteniendo la
cordialidad, la amistad y el entendimiento de ambas naciones, en función de
buscar para el mundo occidental las soluciones a sus problemas y evitar las
fisuras; solamente le quiero agregar que el pueblo de los EEUU en 1776, allá en
el Norte del hemisferio, comenzó la lucha contra el colonialismo y logró su
independencia. Nosotros acá en el Sur también en el siglo pasado, más tarde que
Uds., hicimos lo mismo, logramos nuestra independencia parcialmente y el 2 de
abril, recién en 1982, tratamos de completarla, un poco más tarde que los EEUU,
deseo que el señor Presidente comprenda ese sentimiento del pueblo argentino,
cambio.
Reagan:
Comprendo su preocupación señor Presidente y le aseguro que nosotros
permaneceremos en nuestro papel para llegar a la solución de esta situación
como también para mantener la amistad entre dos naciones del mundo occidental,
de nuevo deseo agradecerle por su llamada y espero con entusiasmo e interés
escuchar las noticias del Secretario de Estado después de vuestras
conversaciones de mañana y dicho esto de nuevo le agradezco y le deseo muy
buenas noches.
Galtieri:
Buenas noches señor Presidente y será hasta algún momento.
El
General Galtieri asomándose a un balcón de la Casa Rosada, 1982 (Victor Bugge)
El
jueves 15, después de un largo encuentro en la embajada italiana, la Asamblea
Multipartidaria (partidos políticos) declaró que no sólo apoyaba a las Fuerzas
Armadas en cuanto a la recuperación de las Malvinas y asumía solidariamente sus
consecuencias, sino que garantizaba que el próximo gobierno constitucional
convalidaría la reparación histórica emprendida y asegurando el respeto a la
soberanía reconquistada en las islas. En la reunión con el embajador de Italia y
miembros de la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres,
participaron Deolindo Bittel (peronismo), Frondizi (desarrollismo), Contín
(radicales), Oscar Alende (intransigentes) y Dip (demócrata cristiano).
La
gestión de monseñor Victorio Bonamín.
El
15 de abril, el Brigadier Ernesto Crespo ya era el Comandante de la Fuerza
Aérea Sur (FAS) por sobre el jefe de la VI Brigada Aérea de Tandil, provincia
de Buenos Aires, Brigadier Roberto Fernando Camblor. En ese momento se
encontraba ajustando el plan de operaciones de su fuerza porque sostenía que
iba a haber guerra, de eso no tenía dudas. De lo que sí tenía dudas, según me
relató más tarde, era de si había espíritu de lucha entre sus camaradas de la
Armada y el Ejército. Necesitaba conocer con seguridad para saber cómo empeñar
a su gente. Entonces buscó quién podía hacer una tarea de aproximación y
análisis entre los altos mandos apostados en las islas Malvinas. ¿Un integrante
de su fuerza? Imposible. ¿Un civil, un político? Menos que menos. Entonces lo
llamó al monseñor Victorio Bonamín, ex Vicario Castrense, que se encontraba
retirado (lo había reemplazado monseñor José Miguel Medina). Habló con Bonamín
y este aceptó, y con esa misión viajó a Puerto Argentino el jueves 15 de abril,
donde permaneció cuatro días. A la vuelta, Bonamín almorzó con Crespo y dos
subordinados de su máxima intimidad. Mientras degustaban el segundo plato, el
sacerdote le dijo a Crespo: “Le tengo una noticia”.
“¿Buena
o mala?”, preguntó el Brigadier.
“Ni
buena ni mala, usted la sabe. Esta gente no pelea”, sentenció el prelado.
Estimo
que cuando se refiere a “esta gente”, sin nombrarlos, señala a los más altos
mandos, porque el resto de la oficialidad y la tropa peleó con denuedo y
heroísmo. Los argentinos lo saben.
Fuente:
https://www.infobae.com
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