por
Silvia Brandariz
Parecía una reunión de rutina del Grupo 1 de
Transporte Aéreo. Los tripulantes que concurrieron aquel 1 abril, a las 17:00
horas, no sospechaban que estaban en vísperas de acontecimientos que signarían
sus vidas para siempre.
No obstante, tan pronto como el Jefe de Grupo
comenzó a hablar, los oficiales y suboficiales que lo escuchaban comprendieron
que sus palabras estaban muy alejadas de lo que era corriente en circunstancias
parecidas. El oficial superior que exponía ante los sorprendidos tripulantes
describió los movimientos de una operación aerotransportada para trasladar
personal y material, cuya entrega se efectuaría por aterrizaje desde las
primeras horas del día siguiente, 2 abril. Un fuerte murmullo coronó el anuncio
del aeródromo de destino de esos medios: el entonces Puerto Stanley, y muy poco
después Puerto Argentino.
Se trató del primer aterrizaje durante la Operación
Aries 82. A las 08:45, como parte de la operación conjunta para reafirmar la
soberanía argentina sobre las Islas Malvinas. Allí aterrizó el primer avión en
el aeródromo de Puerto Stanley: el C-130 Hércules matrícula TC-68.
Su planeamiento había comenzado en silencio algunos
días antes. Para la ejecución de los distintos momentos previstos se
utilizarían cuatro C-130H Hércules, cinco Fokker F-28 Mk 1000 Fellowship, un
G-II Guaraní, de factura nacional y finalmente un Fokker F-27 Friendship que
cumpliría las tareas de búsqueda y salvamento. Todos estos transportes
pertenecían a los escuadrones de la I Brigada Aérea con asiento en El Palomar.
Los detalles acerca de la misión a cumplir: horarios, indicativos, frecuencias
radiales y tantos otros datos, comenzaron a ser esmeradamente anotados por el
auditorio que empezó a comprender que sería protagonista de acontecimientos
históricos para los argentinos.
Prácticamente todos los pilotos conocían las
características generales del aeropuerto colonial por haberlo sobrevolado
reiteradamente en su trayecto hacia la BA Marambio (Antártida) y en las tareas
de exploración que habitualmente se efectuaban hasta las Georgias y Sándwich
del Sur.
Con el lanzamiento de la Operación Rosario la sede
de la IX Brigada Aérea Comodoro Rivadavia adquirió un movimiento inusitado. A
partir de la 01:00 horas del 2 de abril comenzaron a arribar los C-130 y poco
tiempo después se aproximaron a la plataforma los efectivos del Regimiento 25 de
Infantería, de la Compañía 3 de
Ingenieros de Combate y del Comando de la Brigada IX, pertenecientes al
Ejército, que serían los primeros elementos de las fuerzas terrestres
transportados por vía aérea hacia las islas liberadas.
El primer C-130, cuyo indicativo era Litro 1,
despegó hacia las islas a las 05:50 con 108 personas que integraban parte de
los equipos imprescindibles para dar pleno funcionamiento al aeropuerto de
destino. Poco después siguieron otros dos Hércules con más unidades del
Ejército Argentino y de inmediato hicieron lo propio los F-28. Los 957 km de
vuelo a las islas exigían a los C-130 alrededor de 1 hora 50 minutos de vuelo.
Roberto Daniel Fascia Tartabini, integrante de la I
Brigada Aérea de El Palomar, lo cuenta en primera persona.
“Hacía apenas horas se había sucedido la manifestación
recordada de la CGT en la Plaza de Mayo. Estuvimos alistados para intervenir,
de una forma previa al combate, con equipo completo y munición de guerra, sobre
los vehículos, durante horas, con los motores en marcha, sin detenerlos, y con
un teléfono en mis manos, esperando la orden… que verbalmente recibiría para
retransmitir, según indicaban que podría suceder, las órdenes de carácter secreto.
Una semana atrás, había oficialmente terminado
nuestro período de instrucción militar, y por un motivo u otro, con distintas
“explicaciones” se posponía el normal y habitual inicio de las salidas de
primer franco, luego de 3 meses de intensísima instrucción militar, inusual en
las formaciones de los soldados de la Fuerza Aérea.
Se nos “dijo” que saldría la primera tanda de
franco. Que iríamos en avión a nuestra ciudad y que iríamos con equipo completo
de combate, pues se haría una práctica final previamente.
Todos exultantes prestamos la más rápida y mayor
colaboración… fue algo impecable. Los motores de los Hércules C-130 encendidos
a escasos metros del edificio de nuestra Compañía Policía Militar, y del de la
Compañía de Defensa, del Escuadrón Tropas del Grupo Base I (condecorado), y del
sector del GOE.
En ese momento, siendo soldado, por mi previa
instrucción en una Escuela de Oficiales (ENM), desarrollaba tareas que me
ponían en acceso directo a información y órdenes reservadas.
Llegó la orden suave, de subir al C-130, que se
cumplió con alegría y júbilo. Embarcó la Compañía de Defensa completa (todos
misioneros) y 2 secciones de mi Compañía Policía Militar (todos
rosarinos-Distrito militar 33).
Despegó el avión desde la BAM PAL. Ya era oscuro”.
Fue el inicio del “Operativo Aries 82“, iniciado en
Palomar, con tropas de Palomar.
Fueron las primeras tropas regulares que tomaron el
Aeropuerto (a excepción de los cuerpos de unidades especiales, de las distintas
FFAA), y su custodia, hasta el último día, DE LA BAM MLV.
Para quienes primero llegaron y fueron la avanzada
y primeros en pisar tierra sagrada malvinense, no lo supieron hasta que bajaron
del avión y vieron dónde estaban.
Fuente: https://viapais.com.ar
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