El
recorrido por el archipiélago y el contacto con los isleños, permitió conocer
detalles peculiares del estilo de vida y una mirada tan opuesta como impactante
respecto a la guerra de 1982 (Enviado especial)
Por
Joaquín Cavanna
El
busto está ubicado a pocos metros del monumento a los caídos británicos, y
sobre el inicio de la calle que también lleva su nombre, Thatcher Road
La
estatua de Margaret Thatcher
Si
hay un lugar en el mundo en el que Margaret Thatcher es venerada y tratada como
un prócer es en las Islas Malvinas. La “Dama de Hierro” posee una estatua, pero
de bronce, en pleno corazón de Puerto Argentino. Ubicado a pocos metros del
monumento a los caídos británicos, y sobre el inicio de la calle que también
lleva su nombre, Thatcher Road, se erige el busto.
Fue
presentado el 10 de junio, conocido en las Islas como el Día Thatcher, de 2015.
Su creador fue un escultor local llamado Steve Massam, quien hizo el trabajo ad
honorem y el monumento se presenta junto a una frase emitida por la entonces
primera ministra británica al momento de la Guerra de Malvinas: “Ellos son
pocos en los números, pero tienen el derecho a vivir en paz, de elegir su
propio estilo de vida y lealtad”.
Como
si fuera poco, en uno de los pasillos de la Casa del Gobernador de Malvinas
existe la llamada "Puerta Thatcher" y dentro de la misma residencia
está colgado un cuadro con su foto.
“Ella
fue la única que nos escuchó en un momento de la historia de nuestras islas que
nos parecían tener olvidados. Fue nuestra salvadora”, le dijo a Infobae Patty,
una comerciante de 45 años, que a las seis de la mañana de cada día sale a
correr de un extremo a otro de la avenida principal de Puerto Argentino, Ross
Road.
La
Argentina, siempre presente
En
una de las calles, al este de la Isla Soledad, se levantó un inmenso mástil,
donde los diferentes visitantes a las Malvinas colgaron unos carteles de madera
con referencia a sus países o ciudades de origen. Cada tabla posee uno de sus
bordes en punta, la cual indica hacia qué punto cardinal se encuentra su lugar
de origen.
“Ojos
de Campo. Taller de Fotografía para Chicos. San Andrés de Giles 1.930 km”, dice
una de las tantas maderas en forma de flecha
Hay
señales de Italia, Dinamarca, Francia, Argentina, Madrid, hasta Santiago del
Estero. Sin embargo, la más llamativa fue realizada en San Andrés de Giles, una
localidad de 3.200 habitantes: en la tabla se puede leer la inscripción: “Ojos
de Campo. Taller de Fotografía para Chicos. San Andrés de Giles 1.930 km”. Ese
cartel fue realizado y enviado por decenas de chicos que forman parte del
taller fotográfico, en el cual no sólo aprenden ese arte, sino que reivindican
la soberanía argentina.
La
cárcel con un puñado de presos
Una
característica clásica de los pequeños pueblos. Entre los poco más de 2.500
habitantes de Puerto Argentino, los crímenes y los delitos parecen pertenecer
al terreno de la ficción. La comisaría y la cárcel de la capital de las Islas
Malvinas aparentan ser dos pequeñas oficinas de paredes de maderas y lámparas
con luces cálidas. Así, desde el Gobierno de las Islas se informó que en la
prisión solo hay diez personas detenidas. Algunos pocos cometieron robos y la
mayoría de los encarcelados fueron privados de su libertad por protagonizar
incidentes en la vía pública debido a diversos cuadros de ebriedad.
La
estación de policía y el edificio de la nueva cárcel, que se inauguró en 2009
La
guerra, en los otros ojos
Resultan
inevitables el shock y la incomodidad para cada visitante argentino al momento
de toparse con las expresiones de los residentes en las Islas respecto a la
guerra de 1982. Posiblemente, uno de los espacios de mayor contrapunto y de una
más profunda carga emocional se vivió dentro del Museo Histórico de las Islas.
Dentro
del pequeño establecimiento se diseñó y presentó una sala especial dedicada al
punto de vista de los residentes en las Islas respecto al conflicto bélico que
mantuvieron Argentina y Gran Bretaña entre abril y junio de 1982.
Sala
temática del Museo Histórico de las Islas
“1982
en nuestra propia historia”, es el título de la sala temática y refleja nada
menos que el punto de vista de los residentes de las Islas Malvinas desde el
momento de la llegada de los militares argentinos al archipiélago y hasta el
final del conflicto bélico.
El
espacio está decorado con decenas de fotos, entre las que se destacan algunas
imágenes tomadas por los residentes dentro de sus casas al momento del ingreso
de los tanques argentinos. También se expuso la imagen de un panfleto
presuntamente repartido por el ejército argentino a los locales con el fin de
entablar un vínculo durante el comienzo de la guerra.
Así
y todo, el registro de mayor impacto emocional es un documental expuesto en una
pantalla gigante y titulado “Esta es nuestra historia”. Durante más de 15
minutos se muestran imágenes y fotos de la guerra y, de manera constante, se
escuchan los testimonios de los residentes civiles locales y sus respectivas
experiencias. El video finaliza con la ya famosa imagen de los soldados
argentinos en plena rendición, con sus 18 y 19 años y sus débiles estados
físicos, mientras se escuchan en simultáneo las palabras de alegría y alivio de
los residentes locales por haber ganado la guerra y puesto fin al conflicto
bélico.
Uno
de los cuatro periodistas argentinos que viajó a las Malvinas en el vuelo de
Latam de San Pablo-Córdoba-Malvinas es un ex combatiente. Regresó al
archipiélago por primera vez desde su participación en la guerra. Ese preciso
final del documental lo hizo quebrarse en un llanto desconsolado.
El
coleccionista de huesos
Al
sur de la ciudad de Puerto Argentino hay una residencia muy particular. Se
trata del domicilio de Mike Butcher, quien se encargó durante años de
coleccionar, limpiar y montar los esqueletos de diferentes tipos de ballenas de
la zona. Y lo hizo en el patio de su casa.
El
“coleccionista de huesos” expuso al menos cuatro variedades de esqueletos de
diferentes tipos de ballenas en el simulado jardín delantero de su hogar.
El
jardín de Mike Butcher
Sin
la necesidad de convertir su domicilio en un museo natural, Butcher no tuvo
mejor idea que colgar un cartel en una de las vallas de madera de la entrada y
poner una lata sin tapa en el suelo. Allí, pide a los visitantes que dejen
limosna para que él pueda persistir en la práctica de su hobby.
Monumento
formando un arco con huesos de costillas de ballena
Así
y todo, la casa de Butcher no es la única que expone los restos óseos de los
cetáceos. En el jardín delantero de la Catedral de Puerto Argentino se erige un
monumento formado por una especie de arco con huesos de costillas de ballena.
La costumbre en las Islas es que aquellos matrimonios que se casaron dentro de
la Catedral se introduzcan debajo de esos huesos para tomarse las primeras
fotos como recién casados.
Antonina,
la primera argentina en declarar su lealtad a la corona británica
Cerca
del extremo este de la calle Ross Road se encuentra el cementerio de Puerto
Argentino. Allí, entre la turba típica del terreno malvinense y las tumbas
desgastadas y las cruces de piedra torcidas y caídas sobre el terreno, se
destaca una lápida de mármol. Es nueva. No tiene más de diez años instalada
allí. Sin embargo, la persona que yace debajo perdió la vida en 1869.
La
dedicación y el cuidado de la lápida confirmaron que la difunta homenajeada es
una especie de heroína para los residentes en las Islas.
Se
trata de Antonina Roxa, que nació en la provincia de Salta en 1807, en ese
entonces perteneciente al Virreinato del Río de La Plata y quien, según muchos
historiadores, fue la primera persona no británica de las Islas Malvinas en
declarar su lealtad a la Corona inglesa, en 1841.
La
lápida de Antonina Roxa (Fotos: Infobae)
Se
decía que era una suerte de “princesa”, al ser la hija de un jefe aborigen
salteño. Llegó a las Malvinas en 1824 junto a una treintena de gauchos. “Roxa”
formó parte de la delegación de Luis Vernet, el primer gobernador-comandante
argentino en las Islas. Ya para 1829, Vernet nombraría a Antonina como ama de
llaves de la residencia familiar y sede de gobierno y comadrona oficial del
poblado.
Sin
embargo, con la invasión británica de 1831, la historia de ese grupo de gauchos
cambió para siempre. Mientras la mayoría de la población optó por abandonar la
Isla ante la llegada del Imperio Británico, “Roxa” decidió permanecer allí. Fue
una de las 14 personas de la comitiva de Vernet que se quedó en las Malvinas.
Con
el pasar de los años, afianzó su relación con los británicos y hasta se
convirtió en una especie de médica de la ciudad. También reforzó su perfil
empresarial: llegó a poseer decenas de animales y se adueñó de un campo de unas
2.428 hectáreas. Murió a los 62 años, víctima de un cáncer.
Casi
cien años después, los entre 10 y 15 argentinos residentes en las Islas
Malvinas optaron por adoptar un perfil extremadamente bajo.
Infobae
se contactó con dos argentinos residentes en la capital malvinense (y ambos
casados con ciudadanas nacidas en las Islas). Ninguno quiso brindar su
testimonio. Temían represalias tanto en las redes por parte de sus
compatriotas, como en su propio lugar de residencia, por los compañeros de
trabajo o del barrio.
Fuente:
https://www.infobae.com
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