Un
grupo de trabajadores especializados de esa pequeña nación africana está en las
islas a cargo de la difícil tarea.
Tarea
crítica. Desactivar minas sigue siendo clave para el territorio. (Gentileza
Clarín)
Por
Gabriel Esbry
No
hay información precisa sobre cuántos son ni cómo trabajan. Pero están allí, en
las Islas Malvinas, realizando el desminado de playas y campos que han quedado
de la época de la guerra entre argentinos y británicos, hace ya más de 37 años.
Son
un grupo especializado de trabajadores de la lejana Zimbabue, una pequeña
nación del sudeste africano que tiene por delante la difícil tarea de encontrar
y de desactivar una docena de áreas que aún poseen minas antipersonales y
antivehículos enterradas que constituyen un peligro para la población local. En
la jerga militar, se los conoce como los “artificieros”.
En
su reciente viaje a Malvinas, La Voz logró dar con ellos y entablar un mínimo
contacto. Extremadamente reservados, no accedieron a realizar una entrevista.
Uno
de los zimbabuenses, que dijo llamarse “John”, nos recibió con una sonrisa en
el albergue en el que viven hoy en Malvinas. Estaba jugando al pool junto con
otros cinco compañeros tras su jornada de trabajo.
Demarcación.
Las advertencias se reiteran en el territorio.
“No
podemos hablar. Somos muchos. Tienes que hablar con nuestro jefe”, dijo en un
esforzado español. El “jefe”, responsable de la compañía SafeLane Global, nunca
pudo estar disponible para el contacto con la prensa
Según
explicaron autoridades de las islas, las tropas argentinas que participaron del
conflicto bélico de 1982 dejaron unas 25 mil minas bajo tierra, distribuidas en
un centenar de áreas, entre playas y zonas rurales de las islas Soledad y Gran
Malvina, con la intención de evitar un asalto anfibio de las tropas británicas.
Cada
área minada está identificada con un número. “Minefield 89”, por ejemplo. La
mayoría de los explosivos fueron colocados en proximidades de Puerto Argentino.
La
tarea de desminado se realiza con información que el Ejército argentino entregó
al gobierno británico tras la guerra, aunque aseguran que las coordenadas no
son del todo precisas, lo que requiere de un relevamiento exhaustivo del
terreno en cada campaña.
Los
artificieros zimbabuenses han tenido experiencia en búsqueda y en desactivación
de minas en Irak, en Sudán, en Croacia y en Afganistán, entre otras zonas en
conflicto a lo largo de todo el planeta.
En
Malvinas, su trabajo consiste en identificar cada una de las minas, extraerlas
de la tierra o de la arena, desarmarlas allí mismo y transferirlas a una
cantera especial para luego quemarlas. Algunas minas muy delicadas no son
removidas y se hacen explotar en el lugar.
Sitios
clave. Algunos de ellos se ven afectados todavía por la presencia de minas.
En
su visita a Malvinas, este medio pudo visitar tres playas malvinenses que aún
tienen minas enterradas, todas en proximidades a la capital de las islas. Las
playas, de arenas blancas y aguas turquesas pero heladas, están totalmente
alambradas para impedir el paso de personas o de animales.
Cada
10 metros, sendos carteles indican e informan que se trata de un campo minado.
“¡Danger, mines!” rezan los anuncios, a veces incluyendo figuras de huesos y
calaveras.
En
la mayoría de esas playas es posible divisar pingüinos que deambulan por el
lugar. Peter Gibbs, periodista inglés que realizó varios documentales para la
cadena británica sobre las islas, explicó a La Voz que, por su peso (entre 30 y
40 kilos), los pingüinos no alcanzan a activar las bombas, por lo que no
significan un peligro latente para esas aves.
El
plan de desminado de las islas comenzó en 2012. El Gobierno de las islas se ha
planteado como objetivo terminar de desminar todo el territorio de las islas
para finales de 2020.
Fuente:
https://www.lavoz.com.ar
No hay comentarios:
Publicar un comentario