11 de enero de 2020

LA DISPUTA POR LAS ISLAS MALVINAS


Por Silvia Figueroa, Itzel Canseco, Jacquelinne Villa, Karina Blanco


L
a intersección de la soberanía de los Estados al paralelo de los reclamos sobre los recursos de los océanos, explica por qué desde tiempos antiguos los Estados han disputado la propiedad sobre pequeñas islas y afloramientos de rocas. A pesar de que estos pedazos de territorio puedan parecer inútiles, éstos son un segmento del territorio nacional fundamental puesto que definen la extensión de la zona económica exclusiva (ZEE) o las llamadas "aguas nacionales" de las que un Estado es propietario. Así pues, dado que la ZEE abarca una extensión máxima de 200 millas náuticas desde la costa, el Estado ribereño se ve en posibilidad de exigir sus derechos de pesca así como sus derechos para explotar minerales en el subsuelo marino de dicho territorio (Flint, 2012). Por tanto, frente dicho marco, la importancia geoestratégica de las Islas Malvinas ubicadas en el sur del Océano Atlántico y víctimas de una prolongada disputa histórica, resulta autoevidente.   

Contexto histórico del conflicto

Desde su descubrimiento oficial en el año de 1520 por la Corona Española, las desafortunadas Islas Malvinas han pasado a estar bajo el control de diversas soberanías que han visto en éstas un territorio de importancia geoestratégica fundamental. Para 1744, en el marco de la guerra librada entre España e Inglaterra en el Mediterráneo, la semilla de la tentativa británica sobre los territorios americanos comenzó a germinarse raíz de la proposición del almirante británico George Anson de establecer una base militar en las Malvinas con lo cual, se desataría una oleada de protestas por parte de España que lograría contener temporalmente la expedición británica en dicho territorio. Sin embargo, las islas sureñas ya formaban parte de la gestión expansionista de Inglaterra; la Corona Real reclamaba la soberanía de éstas argumentando que navegantes ingleses habían descubierto el territorio durante el siglo XVI. Así fue que, en el año de 1766, los ingleses desobedecieron el acuerdo firmado con España y establecieron un fuerte en Port Egmont conocido como la Gran Malvina. No pasó mucho tiempo antes de que los españoles los desalojaran y los presionaran para firmar el “Tratado de San Lorenzo” en 1790 a través del cual, Inglaterra se comprometía a no establecerse en ningún territorio ocupado por España en la América Meridional, incluyendo las islas en cuestión.

No obstante, los intentos colonizadores persistieron por lo que, en el año de 1820, David Jewett, oficial inglés de la Marina, tomó posesión de las islas. Sin embargo, no fue sino hasta diez años más tarde que nacerían los primeros habitantes en el marco del “Decreto Argentino de la Comandancia Política y Militar de las Malvinas”, el cual impulsaba la construcción lazos con Argentina. Dicha acción provocaría la decisión de Gran Bretaña de proclamar el “Pacto Roca-Runciman” a través del cual se estableció la abolición de impuestos sobre productos ingleses y se le otorgó el monopolio sobre el transporte público en las islas a una compañía inglesa. Ante dicho preámbulo, Lord Palmerston, primer ministro británico, anunció el control de la Corona Real sobre el archipiélago renombrándolo como Falkland Islands y en 1841, nombró al teniente Richard Clement Moody como gobernador de las islas; junto a él llegaron doce familias con lo cual tendría lugar la creación del poblado “Puerto Stanley” al cual se le sumaron los también ciudadanos argentinos establecidos previamente en las islas. Los habitantes de las Malvinas aumentaron rápidamente y a principios de 1900’s, el número de residentes alcanzaba las 200 personas (Kauth, 2012).

Las protestas argentinas para someter al gobierno británico al arbitraje internacional fracasaron hasta que el 16 de diciembre de 1965, la Asamblea General de la ONU emitió la Resolución 2065 en el que se estableció lo siguiente:

“[La ONU] Invita a los gobiernos de la Argentina y del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte a proseguir sin demora las negociaciones recomendadas por el Comité Especial encargado de examinar la situación pacífica al problema, teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la Carta de las Naciones Unidas y de la resolución 1514 (XV) de la Asamblea General, así como los intereses de la población de las Islas Malvinas” (ONU, 1965).

Así pues, en 1967 Londres le dio a Buenos Aires la oportunidad de recuperar las islas bajo la condición de que se respetara el deseo de sus habitantes, pero Argentina se negó a ello puesto que 5 de cada 6 pobladores provenían de familias inglesas o escocesas y, por lo tanto, no reconocían sus costumbres en la cultura argentina. De cualquier forma, la propuesta derivaría en la anexión del territorio a la Corona Británica, la cual, tras descubrir recursos energéticos fósiles en los subsuelos de Las Malvinas en el año de 1970, incrementaría su interés de manera exponencial sobre la región en cuestión dada la posibilidad de explotar petróleo (Kauth, 2012).

Años más tarde, el nacionalismo gaucho promovido por la dictadura militar de Jorge Rafael Videla ocasionó la explosión de la tensión con Inglaterra. En 1982, la llamada “Guerra de las Malvinas” suscitó el mayor despliegue de las fuerzas armadas del Reino Unido desde la Segunda Guerra Mundial (Razoux, 2002). Soldados argentinos apearon la bandera inglesa en Puerto Stanley, desalojaron al gobernador y ocuparon las Malvinas bajo la administración militar. El Reino Unido, bajo el gobierno de Margaret Thatcher, percibió este acto como una declaratoria de guerra y envió una flotilla al Atlántico sur para proteger la colonia insular. A más de 14 mil kilómetros de distancia de la Corona Inglesa, la armada se mantenía convencida de la victoria sobre el archipiélago. No obstante, Argentina sabía perfectamente a lo que se enfrentaba y se preparó minuciosamente con misiles y aviones franceses. El combate duró dos meses, resultando en la victoria británica y en la muerte de 649 soldados argentinos y 255 ingleses.

Tras la guerra, el temor a que Argentina volviera a ambicionar el territorio malvinense orilló a la Corona Real a custodiar el archipiélago por medio de cuatro aviones Typhoons, unidades de artillería, alrededor de 1000 soldados y un submarino. Además, se prohibió la entrada de nacionales argentinos a la isla, medida que iría flexibilizándose con el tiempo hasta permitir la entrada de turistas de cualquier nacionalidad al interior de las islas.

En la actualidad, a pesar de las precauciones inglesas, el gobierno argentino kirchnerista continúa buscando el reconocimiento internacional respecto a la soberanía argentina sobre Las Malvinas a través de una estrategia distinta; la administración argentina ha apostado por vías pacíficas y diplomáticas en el marco del derecho internacional.

Actores involucrados

Los principales actores involucrados en la disputa por el control del territorio y los recursos que abarcan las Islas Malvinas en la actualidad son:

·         Gran Bretaña

El gobierno británico considera fundamental la soberanía sobre el archipiélago de Las Malvinas debido a que, en la actualidad, las reservas del Mar Norte de Inglaterra se encuentran en declive mientras que los precios comerciales del petróleo oscilan por arriba de los 50 euros por barril. Por tanto, debido a la importante ubicación geoestratégica y vastos recursos en materia de hidrocarburos que poseen Las Malvinas, Inglaterra ha impulsado la defensa de las islas de manera considerable; para ello, el gobierno inglés estableció la base militar “RAF Mount Pleasant” y la estación naval militar “Mare Harbour” en el interior de éstas (ver anexo 1.2). Así mismo, la Fuerza Real Aérea Eurofighter Typhoons en conjunto con la Real Fuerza Naval Gunboats se establecieron como los principales defensores de la soberanía del archipiélago. No obstante, las bases e instalaciones militares inglesas ubicadas en el sur del Océano Atlántico constituyen una fuente de tensión latente y una clara muestra de la vigencia de las políticas imperialistas inglesas.

En el plano internacional, en cuanto a la disputa por las Islas  Malvinas, Estados Unidos, que siempre ha sido condescendiente y un gran aliado de Gran Bretaña, ha declarado que mantiene una posición neutral frente a dicha situación, aunque a los ojos del mundo resulta evidente que Estados Unidos a la hora de tomar una decisión, dará su apoyo a su gran aliado histórico (Patnella, 2013).

·         Argentina

Al igual que Gran Bretaña, Argentina posee gran interés en las Islas Malvinas dada la ubicación geoestratégica de éstas que le permitiría extender la soberanía argentina sobre las aguas del Atlántico sur 200 millas más a partir de la costa de las islas en cuestión de tal suerte que el gobierno argentino, podría explotar los vastos recursos pesqueros y petroleros de los que la región en disputa está dotada. Bajo el gobierno de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, Argentina ha hecho de forma pública y constante el reclamo de las islas con el afán de que el gobierno inglés ceda la soberanía sobre las Islas Malvinas al Estado gaucho de una vez por todas. En la 68 Asamblea Anual de las Naciones Unidas, Argentina señaló que el Reino Unido no ha cumplido con la resolución impuesta por la ONU para la resolución del conflicto y que por contrario, dicha nación ha “militarizado” el Atlántico Sur a través de la puesta en práctica de ejercicios militares y la instalación de bases militares.  

Los argentinos han tratado de socavar el apoyo de Washington a Gran Bretaña con la amenaza de trabajar con otros países de América del Sur para formar una nueva organización regional deliberadamente excluyendo a los Estados Unidos y Canadá. Definitivamente tal acción no sería benéfica para los intereses de Estados Unidos por lo que Washington ha tratado de mantener su distancia del conflicto, describiéndolo como un problema bilateral entre Buenos Aires y Londres exclusivamente. No obstante, en el resto de la comunidad internacional Argentina cuenta con el apoyo de organizaciones internacionales de carácter regional como es el caso de la Asociación Interamericana de Integración (ALADI), el Mercado Común del Sur (MERCOSUR), Grupo de Río, el Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), la Alianza Bolivariana de los Pueblos de las Américas (ALBA) y finalmente la Unión de Naciones Sudamericanas (UNASUR). Esta última organización, incluso ha prohibido el uso de sus puertos a buques que lleven la bandera de las islas Malvinas.

·         Las Malvinas

Las Malvinas son un archipiélago ubicado en la plataforma continental de América del Sur, dentro del denominado Mar Argentino. El archipiélago de las Malvinas cuenta con más de doscientas islas, de las cuales sobresalen principalmente la Isla Gran Malvina ubicada al oeste, así como la Isla Soledad ubicada al este (ver anexo 1.1). A pesar que existe gran cantidad de islas e islotes en la región que comprenden Las Malvinas, al sur se encuentra el banco Burdowood también conocido como Namuncurá, en el cual se reconoce la existencia de yacimientos mineros y de hidrocarburos.

La prosperidad de las islas ha crecido de forma sustancial hasta un punto tal que los estándares de vida en Las Malvinas se asimilan a los del sur de Inglaterra de acuerdo al gobierno inglés. El Puerto Stanley, capital del archipiélago, ha doblado su demografía desde 1982; la urbanización, las universidades, los centros de entretenimiento acompañados de decenas de turistas que pasan año con año, son algunas de las características de la zona.

No obstante, en la disputa por la soberanía de las Islas Malvinas, Los malvinenses sin duda son los más afectados en este prolongado conflicto debido a que las situaciones que se han suscitado, han provocado que no sea posible importar algunos alimentos y productos que no son elaborados en la isla, lo que ha traído como consecuencia un sentimiento de rechazo hacia los argentinos por parte de los habitantes de Las Malvinas. La población de las islas se considera británica, aunque no se sienten dependientes económicamente de Gran Bretaña debido a su desarrollo económico, el cual se sustenta principalmente en la actividad pesquera, la ganadería y el turismo (Patnella, 2013).

Situación actual

Desde la creación de la ONU y la OEA, ambas organizaciones de carácter internacional han emitido varias resoluciones a fin de que Gran Bretaña y Argentina lleguen a un acuerdo sobre la situación de las Islas Malvinas, lo cual no ha tenido éxito hasta el momento. En la actualidad, Las Malvinas forman parte de la lista elaborada por el Comité de Descolonización de las Naciones Unidas en la que se encuentran los dieciséis territorios no autónomos del mundo que hasta la fecha, todavía no han alcanzado su soberanía[1].

Pero, ¿Por qué tanto interés particular en las Islas Malvinas? Pues bien, Las Malvinas y sus alrededores poseen un doble atractivo: primeramente, el territorio en cuestión goza de una excelente ubicación geoestratégica en el sur del Océano Atlántico que posibilita extender la soberanía nacional sobre las aguas marítimas de dicho océano a 200 millas náuticas desde las costas de las islas mientras que también, se trata de una zona sumamente rica en minerales e hidrocarburos por lo que tanto Gran Bretaña como Argentina, disponen de un gran interés en Las Malvinas.

Tanto las reservas de hidrocarburos como otro tipo de recursos naturales encontrados en el Sur del Atlántico resultan fundamentales para Gran Bretaña puesto que a través de éstos, es posible reducir de manera significativa la fuerte dependencia Europea de sus principales proveedores de materias primas e hidrocarburos -Rusia y el Medio Oriente-; la posibilidad de una reserva de más de 60 billones de barriles en el archipiélago, podría llegar a satisfacer la demanda Británica y Europea y por ende, reducir a gran escala la dependencia en la importación (La Nación, 2010).

De acuerdo a la petrolera británica Rockhopper Exploration, la inversión adecuada en la exploración y extracción de petróleo en las islas podría generar entre 120,000 y 500,000 barriles diarios de crudo por lo que su importancia geoestratégica ha ido en creciente escalada. A la fecha, 5 empresas británicas disponen de permisos del gobierno de las Islas Malvinas para explorar y explotar el petróleo de la plataforma continental que rodea la zona, lo cual Argentina considera una actividad ilícita (Patnella, 2013).


Por otra parte, las Islas Malvinas resultan geoestratégicamente relevantes debido a su particular ubicación; las islas se localizan a tan solo 500 km del Estrecho de Magallanes así como del Pasaje de Drake, lo que brinda un importante control sobre la ruta baja del Sur del Atlántico ya que además del Canal de Panamá, estos dos puntos son los únicos enlaces directos entre el Atlántico y el Pacifico. Así mismo, cabe destacar la relevante proximidad de las islas respecto del continente Antártico en donde la aceleración del cambio climático podría acarrear consigo el descubrimiento de enormes riquezas minerales en el futuro.

Por tanto, a tres décadas del conflicto bélico entre Gran Bretaña y Argentina, la presidente Cristina E. Fernández de Kirchner se presentó en la cumbre del G-20 con sede en México durante el año 2012, con más de cuarenta resoluciones de la ONU a partir de las cuales, argumentaba su petición para abrir nuevos canales de negociación en la resolución del conflicto por las islas. Como respuesta a su ardua labor diplomática, en marzo del 2013, los malvinenses realizaron un referéndum en el cual se refleja la intención del 99% de los isleños de continuar bajo el estatus de territorio de ultramar de Londres (ver anexo 1.3). 

A pesar de los costes extraordinarios por mantener la influencia británica en la zona, más de mil millones de libras esterlinas anuales, Gran Bretaña no parece ceder ante las presiones de Buenos Aires debido a las razones mencionadas previamente. En cambio, las negociaciones entre Las Malvinas y Reino Unido oscilan alrededor de las Naciones Unidas con el objetivo de que el Comité de Descolonización apoye la postura de los malvinenses, la cual se aleja totalmente de negociaciones con Argentina. El nacionalismo exacerbado de los isleños tiene raíz en el recuerdo de la guerra y en la percepción colectiva de que Buenos Aires ha tratado de negar los deseos malvinenses sobre su soberanía (Dinatale, 2013).

Recomendaciones

En el capítulo XI, artículo 73, de la Carta de las Naciones Unidas, se hace referencia a los territorios no autónomos poniendo de manifiesto que <<los Miembros de las Naciones Unidas que tengan o asuman la responsabilidad de administrar territorios cuyos pueblos no hayan alcanzado todavía la plenitud del gobierno propio, reconocen el principio de que los intereses de los habitantes de esos territorios están por encima de todo y aceptan como un encargo sagrado la obligación de promover en todo lo posible […] el bienestar de los habitantes de esos territorios>> (NNUU, 2013). Por ende, Gran Bretaña ha podido respaldar exitosamente su posición respecto a la posesión de la soberanía de las Malvinas en base al derecho internacional y al principio de libre autodeterminación ya que tras el referéndum llevado a cabo en dicha región durante el 10 y 11 de marzo de 2013, la voluntad del 99% habitantes de las islas se mostró a favor de permanecer bajo la tutela de Gran Bretaña.

Por consiguiente, a pesar de los arduos intentos diplomáticos de la ejecutiva Cristina Kirchner por obtener la soberanía de las islas contiguas a la costa argentina, en el marco del derecho internacional el principio de libre autodeterminación prevalecerá por encima de cualquier otro principio de tal suerte que consideramos poco probable que Las Malvinas pasen a formar parte de la soberanía de Argentina en el corto y largo plazo. Sin embargo, no todo está perdido para el Estado gaucho puesto que de acuerdo a lo estipulado por la Resolución 2065 como la 3160 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 1975, <<las partes en el conflicto referente a las Malvinas debían abstenerse de innovar en aspectos fundamentales o de realizar actos inconsultos o unilaterales para no afectar las tratativas de negociación en marcha>> (La Nación, 2010).

Ante dicho marco, la cuestión de las excavaciones y exploraciones petroleras en las aguas del sur del Océano Atlántico por parte del gobierno de Las Malvinas, respaldado en su totalidad por Gran Bretaña, así como la instauración de bases militares inglesas en las islas, representa una violación a lo estipulado por ambas resoluciones, con lo que inexorablemente se ha conducido a una fuerte escalada de tensión entre los protagonistas de la disputa bilateral por las Islas Malvinas.

Partiendo de ello, la recomendación que ofrecemos desde una postura neutra respecto a la disputa en cuestión, consiste en que el gobierno de Gran Bretaña y Argentina suscriban un tratado de carácter vinculante bajo la mediación de la ONU en el que se comprometan a trabajar conjuntamente en la exploración y excavación tanto de las aguas argentinas como de las aguas internacionales del Atlántico sur a partir de las 200 millas náuticas de la costa de Las Malvinas con el afán de preservar la soberanía británica sobre éstas. Por tanto, se estaría replicando hasta cierto punto el exitoso modelo del Consorcio de Stockman suscrito entre Rusia y Noruega de tal suerte que, en el caso de la disputa por las Islas Malvinas, Argentina podría potencializar su industria petrolera dentro de su territorio nacional de manera sumamente significativa a través del financiamiento británico mientras que el gobierno de Las Malvinas podría continuar ejecutando exploraciones y excavaciones con el fin de obtener petróleo. Así mismo, con la firma del tratado, Gran Bretaña deberá comprometerse a detener en su totalidad los ejercicios militares que se ejecutan las Islas Malvinas mientras que también, deberá deshabilitar las bases militares localizadas en las islas con el afán de disminuir la tensión y avanzar en la negociación y acercamiento a Argentina.

Comentario final

La disputa histórica por la soberanía de las Islas Malvinas sin duda alguna ha puesto de manifiesto la importancia de su ubicación geoestratégica en el globo dada su cercanía al continente Antártico, al Estrecho de Magallanes y al Pasaje de Drake. Paralelamente, el descubrimiento de los vastos recursos que subyacen en las aguas que bañan las costas de dichas islas ubicadas en el Atlántico sur, han sido un factor fundamental en el creciente interés argentino y británico sobre la soberanía de éstas. Por tanto, es posible concluir a raíz del presente caso que, en la actualidad, todavía es posible visualizar los estragos de la lógica imperialista del S. XX al paralelo de la fuerte dependencia de la civilización del S. XXI en el petróleo y los hidrocarburos. A pesar de que pareciera que el reparto del mundo llegó a su fin durante el siglo pasado, hoy en día el juego geopolítico continúa más que vigente. Por tanto, el destino de Las Malvinas, víctimas de una prolongada disputa histórica, estará siempre vinculado de manera intrínseca al gran juego geopolítico.  


Anexos

Anexo 1.1
















Anexo 1.2














Anexo 1.3

                           
Referéndum sobre la soberanía de las Islas Malvinas de 2013
10 y 11 de marzo de 2013

Resultados
 
99.83%
 
0.17%
 
Fuentes Bibliográficas

Corbacho, A. L. (2006). CULTURA ORGANIZACIONAL Y DESEMPEÑO EN COMBATE: EL CASO DE LA INFANTERÍA DE MARINA ARGENTINA EN LAS MALVINAS (1982). Temas de Management, http://www.ucema.edu.ar/cimei-base/download/research/51_Corbacho.pdf.
Dinatale, M. (12 de Marzo de 2013). Contundente triunfo del sí en el referéndum de las Malvinas. La Nación, págs. http://www.lanacion.com.ar/1562319-contundente-triunfo-del-si-en-el-referendum-de-las-malvinas. Obtenido de http://www.lanacion.com.ar/1562319-contundente-triunfo-del-si-en-el-referendum-de-las-malvinas
Flint, C. (2012). Introduction to Geopolitics. Great Britain: Routledge.
Kauth, A. R. (2012). Paciencia… y pronto Argentina recuperará las Islas Malvinas. Revista Electrónica de Psicología Política, 19-36.
Nación, L. (01 de Marzo de 2010). El petróleo y las islas Malvinas. La Nación, págs. http://0-search.proquest.com.millenium.itesm.mx/docview/335287219/141BA49E4E533DFFF31/1?accountid=11643.
Nación, L. (07 de Febrero de 2012). Malvinas: Canciller Moreno descarta que apoyo a Argentina afecte relación con Inglaterra. La Nación, págs. http://0-search.proquest.com.millenium.itesm.mx/docview/920100636/citation/141BA43A949561F5EFC/1?accountid=11643.
NNUU. (2013). Naciones Unidas. Recuperado el 05 de Mayo de 2013, de Carta de las Naciones Unidas: http://www.un.org/es/documents/charter/chapter11.shtml
ONU. (1965). Asamblea General. Obtenido de RESOLUCIONES APROBADAS POR LA ASAMBLEA GENERAL DURANTE EL 20° PERÍODO DE SESIONES: http://daccess-dds-ny.un.org/doc/RESOLUTION/GEN/NR0/222/03/IMG/NR022203.pdf?OpenElement
Patnella, S. (10 de Marzo de 2013). Consejo Dominicano de Relaciones Internacionales. Obtenido de Las Malvinas: la historia de un conflicto: http://cdri.funglode.org.do/index.php?option=com_content&view=article&id=528:las-malvinas-la-historia-de-un-conflicto&catid=223:america-latina-y-el-caribe&Itemid=97
Razoux, P. (04 de Marzo de 2002). La Guerra de las Malvinas. Obtenido de JSTOR: http://www.istor.cide.edu/archivos/num_8/dossier1.pdf
Service, E. N. (01 de Mayo de 2008). Argentina confirma protesta por exploración de hidrocarburos en Malvinas: ARGENTINA-REINO UNIDO. EFE News Service, págs. http://0-search.proquest.com.millenium.itesm.mx/docview/432853125/abstract/141BA47D4F163518DE9/1?accountid=11643.
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Tozzi, V. (2008). POSGUERRA, REALISMO FIGURAL Y NOSTALGIA. LA EXPERIENCIA DE MALVINAS. Redalyc: Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal, 115-144.
Vargas, C. (06 de Junio de 2002). Argentina vs. Inglaterra... : La guerra! El Norte, págs. http://0-search.proquest.com.millenium.itesm.mx/docview/315884808/abstract/141BA45EE8357061EF7/1?accountid=11643.

Trabajo presentado en el Instituto Tecnológico de Monterrey el 14 de noviembre de 2013

Fuente: https://www.academia.edu


[1] Cabe destacar que, del total absoluto de las colonias existentes en la actualidad, diez de éstas se encuentran bajo la soberanía de Gran Bretaña.

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