Por
Aníbal José Maffeo (*)
Hace
20 años, la Argentina y el Reino Unido se enfrentaron en un conflicto armado,
por el que se disputaron el dominio de las Islas Malvinas (Falklands). Ese
conflicto significó una abrupta finalización de las negociaciones que ambos
Estados venían manteniendo por el tema, y produjo un estancamiento en las
mismas por un período de casi diez años.
El
presente texto no se referirá a cuestiones de fondo del conflicto ni sobre los
orígenes históricos del mismo, temas sobre los que existe abundante
bibliografía, sino sobre los procesos de negociación a través de los años, sus
continuidades y sus quiebres, poniendo de manifiesto el largo camino de
negociaciones, y el abrupto corte que se produjo con el conflicto de 1982.
La
etapa de "no negociación"
1.
Desde 1833 hasta principios del siglo XX
Durante
todo el siglo XIX, y desde la ocupación británica de las islas, no existieron
negociaciones de ningún tipo. La relación con Gran Bretaña respecto a las islas
se limitó a la presentación de protestas a la Corona, sin que se hiciera mucho
más. La primera que se realizó fue redactada por Manuel Moreno (representante
argentino ante el gobierno del Reino Unido), y presentada el 17 de junio de
1833. La misma se basó en el conocido argumento que las Provincias Unidas del
Río de la Plata, como ente político independiente, había sucedido a España en
los derechos territoriales sobre dicha jurisdicción, incluyendo las Islas
Malvinas. El gobierno británico respondió que mantenía derechos sobre las
islas, alegando que la Corona española había restablecido el asentamiento
inglés en 1771, y que, aunque se reconocía que se había abandonado Puerto
Egmont, se habían dejado señales de pertenencia, como claro indicio de
ocupación británica.
El
29 de diciembre de 1834, se presentó otra protesta que no fue respondida.
Una
tercera protesta se envió el 18 de diciembre de 1841, y al no ser respondida,
se reiteró el 19 de febrero de 1842. La respuesta británica volvió a repetir
los argumentos de 1833, afirmando que el acuerdo con España de 1771 era
definitivo, y que, además, se instauraba en las islas un sistema de
colonización. Así, el 23 de junio de 1843, las islas pasaron a integrar el
territorio de la Corona Británica.
El
31 de julio de 1843 se presentó otra protesta, en donde se reiteraba que no se
había aceptado la ocupación de las islas en 1833 y se reafirmaba la soberanía
de la Confederación Argentina sobre las mismas.
En
1884, el Ministro de Relaciones Exteriores Francisco Ortiz del presidente Julio
Roca, propuso al gobierno británico la resolución del conflicto a través de un
arbitraje, aunque la respuesta que se obtuvo fue que la Corona Británica
consideraba el asunto cerrado, y que no se admitirían discusiones en torno a la
soberanía sobre las islas. A fin de ese mismo año, el Instituto Geográfico
preparó un mapa, en el que se incluía a las Islas Malvinas bajo dominio
argentino, por lo que esta vez fue el gobierno inglés el que protestó. Como
respuesta, se envió una contraprotesta el 2 de enero de 1885, en la que se
volvían a afirmar los derechos soberanos, y se insistía en recurrir al
arbitraje. La única respuesta del Gobierno de Su Majestad fue que la cuestión
estaba cerrada, y esa fue la misma respuesta que se obtuvo en las reiteraciones
de la protesta, en 1886 y en 1887.
Finalmente,
en 1888, se realizó la sexta protesta, a través del Ministro de Relaciones
Exteriores Norberto Quirno Costa, el día 20 de enero, durante la presidencia de
Miguel Juárez Célman. La respuesta de la Corona Británica fue que no
discutirían ese tipo de cuestiones, ya que los derechos de Gran Bretaña sobre
las islas eran incuestionables.
2.
Desde comienzos del siglo XX hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial
Desde
la última de las protestas hasta el año 1908, el tema de la soberanía sobre las
islas fue dejado de lado. Es importante recordar que, en la primera mitad del
siglo XX, la Argentina mantenía una estrecha relación con el Reino Unido[1],
sobre todo en el ámbito económico, en donde existían políticas de reciprocidad
(colocación de productos argentinos en el Reino Unido, contra inversiones
británicas en Argentina).
El
21 de julio de ese año, la Corona Británica emitió una Carta Patente
estableciendo los límites de la Colonia Falklands y sus dependencias. De
acuerdo al instrumento, las Georgias del Sur, las Orcadas del Sur, las Shetland
del Sur, las Islas Sándwich y el territorio de la Tierra de Graham se
constituían como dependencias coloniales. Además, y de acuerdo a las
coordenadas que se establecían, quedaban incluidos dentro del territorio de la
colonia la isla de Tierra del Fuego, parte de la actual provincia de Santa Cruz
y el territorio chileno de Magallanes.
Asombrosamente,
no hubo protesta alguna del gobierno argentino[2],
y el 28 de marzo de 1917, la Carta Patente fue modificada y Tierra del Fuego y
la porción continental incluida en el documento original quedaron excluidos de
los límites de la colonia británica.
El
8 de diciembre de 1914 ocurrió un hecho que haría que los británicos
recapacitaran sobre las capacidades de las islas Malvinas. Enfrentados con
Alemania en la Gran Guerra, las islas eran la principal base de operaciones de
la Royal Navy en el Atlántico Sur, actuaban como base naval con importantes
depósitos de carbón y agua potable, y además poseía instalaciones para lavar
los buques y alojar a las tripulaciones.
El
31 de octubre de 1914, la escuadra alemana del Pacífico, a las órdenes del
Almirante Spee había derrotado a una escuadra británica frente a la costa
chilena, en la batalla de Coronel, luego de lo cual se dispuso su retorno a Alemania,
pero previamente, el Almirante Spee deseaba "atacar Malvinas para
quebrantar las operaciones británicas en el Atlántico Sur"[3],
creyendo que la escuadra británica allí apostada había zarpado rumbo a
Sudáfrica. La escuadra británica estacionada en Port Stanley, aniquiló a la
escuadra alemana, y el resultado de esta batalla resaltó el valor de las islas
como base y como puesto de control de la ruta hacia el Pacífico.
En
las décadas de 1920 y 1930, el eje de la disputa por Malvinas se centró en
cuestiones relativas al tratamiento de la correspondencia desde y hacia las
islas, y a la emisión de ciertos sellos postales. Desde 1922, Argentina rechazó
toda correspondencia procedente o con destino hacia las islas, lo que motivó la
protesta del Reino Unido frente a la Unión Postal Universal (UPU).
Posteriormente, en 1933, el Royal Mail emitió una serie de doce sellos
conmemorando el centenario de la ocupación de las Malvinas[4],
ante lo cual, el gobierno argentino estableció que toda correspondencia que
arribara al país con ese timbrado, se consideraría nulo, y el destinatario
debería abonar el franqueo más la multa correspondiente. En este caso, los
reclamos no fueron más allá de protestas presentadas en la UPU.
Luego,
en 1936, la Argentina emitió sellos en donde se mostraba a las islas como
integrantes del territorio nacional[5].
Nuevamente hubo reclamos, que se manifestaron a través de conversaciones
informales o discursos parlamentarios. Estos incidentes menores, que en el
fondo implicaban reclamos soberanos de ambos países, fueron considerados
irrelevantes, siendo prioritarios aspectos más importantes que marcaban las
relaciones argentino-británicas, particularmente en el ámbito comercial[6].
A
fines de 1929, arribó a la Argentina la misión D'Abernon, que acordó un acuerdo
comercial con Yrigoyen, por el que la Argentina se comprometía a comprar
equipos y repuestos ferroviarios ingleses y el Reino Unido hacia lo mismo con
respecto a productos agrícolo-ganaderos argentinos; sin embargo, este acuerdo,
que anunciaba una profundización del bilateralismo, nunca se convirtió en
realidad debido a la falta de aprobación del Senado, la crisis del '29 y el
golpe de Estado del '30.
Posteriormente,
en 1933 firmaron el vicepresidente argentino y el ministro británico de
comercio, el Pacto Roca-Runciman[7].
Tres años después, este pacto fue reemplazado por el Malbrán-Eden, que renovó
el anterior, aumentando las cuotas de carne hacia Gran Bretaña, pero
permitiendo a los británicos, la fijación del precio.
Las
negociaciones hasta el conflicto del Atlántico Sur
Finalizada
la Segunda Guerra Mundial, y con la creación de organismos multilaterales, se
abrieron nuevas posibilidades para la discusión sobre la soberanía de las islas
Malvinas. Paralelamente, con la ya patente decadencia del otrora glorioso
imperio de ultramar británico, y a pesar del acuerdo Miranda-Eddie de 1946, el
Ministro de Hacienda Cereijo recurre, en 1950, al auxilio económico de los
Estados Unidos, lo que implica un gran cambio en la política exterior
argentina, en donde desaparece la relación con el Reino Unido y se comienzan a
estrechar los lazos con los Estados Unidos.
En
el ámbito de las Naciones Unidas, la Argentina expresamente se opuso a que el
sistema de fideicomiso fuera utilizado para administrar territorios nacionales
ocupados por otras potencias (tal el caso de las islas, que habían sido
consideradas como territorio no autónomo). Mientras tanto, se mantuvieron las
relaciones con el Reino Unido, pero no se negoció abiertamente el tema
Malvinas. Durante la segunda mitad de la década de 1940 y los primeros años de
la década siguiente, se sucedieron una serie de altercados entre unidades
navales de ambos estados, tanto en las "Dependencias"[8]
como en la Antártida[9],
territorio en donde los reclamos argentinos y británicos están superpuestos.
En
al año 1952 el Contraalmirante Alberto Tesaire, asistió a la coronación de la
Reina Isabel II, y ofreció a Gran Bretaña la compra de las Malvinas, oferta que
fue rechazada por los británicos.
En
1955, como consecuencia de los roces de años anteriores, el Reino Unido
presentó un caso en la Corte Internacional de Justicia, reclamando por las
"incursiones" argentinas en el territorio de las
"Dependencias" y el territorio antártico, y solicitando que se
reconociera la soberanía británica sobre dichos lugares. La Argentina no aceptó
la competencia de la Corte y el Reino Unido no sometió el caso a la Corte.
Finalmente,
en 1959, las disputas sobre la Antártida llegaron a su fin con la firma del
Tratado Antártico, y su posterior entrada en vigor en 1961. Las disposiciones
de este tratado obligaron al Reino Unido a modificar los límites de los
territorios en disputa. En el ámbito de Naciones Unidas, y en el año 1960, con
el objeto de acelerar el proceso de descolonización se aprobó la resolución
1514/XV "Declaración sobre la concesión de la independencia a los países y
pueblos coloniales", lo que podría allanar el camino hacia el diálogo
entre la Argentina y Gran Bretaña, o bien proveer de una nueva herramienta para
utilizar en el ámbito multilateral.
En
1961, la resolución 1654/XVI creó el Comité de Descolonización, dentro del
cual, el Subcomité III tuvo a su cargo el tema de las islas. En las reuniones
informales que la Argentina y el Reino Unido llevaron a cabo en el ámbito de
dicho subcomité, Gran Bretaña manifestó su voluntad de no discutir el tema de
la soberanía sobre las islas. Las reuniones del subcomité tuvieron como
resultado el apoyo de los miembros de éste a la postura argentina. Además, se
aprobó, en el seno del Comité la propuesta para que en los documentos del
Comité apareciera en primer término la palabra "Malvinas" seguida por
la palabra "Islas Falkland" en paréntesis[10].
El
informe surgido de las reuniones se elevó para su tratamiento a la IV Comisión
de la Asamblea General de las Naciones Unidas sobre asuntos coloniales, a
reunirse en 1965.
El
informe, analizado por la comisión, llevó a que se aprobara la resolución
2065/XX, en la que se invita a los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a
proseguir las negociaciones recomendadas por el Comité de Descolonización,
"teniendo debidamente en cuenta las disposiciones y los objetivos de la
Carta de las Naciones Unidas y de la Resolución 1514 (XV) de la Asamblea
General, así como los intereses de la población de las Islas Malvinas (Falkland
Islands)"[11].
El
20 de septiembre de 1965, la Argentina envió una nota al gobierno británico con
el objeto de reanudar las negociaciones bilaterales, a lo que el 4 de noviembre
respondieron aceptando la invitación, pero dejando en claro que no se
discutiría el tema de la soberanía sobre las islas.
En
enero de 1966, Michael Stewart, Secretario de Estado de Relaciones Exteriores
del Reino Unido, se reunió en Buenos Aires con el canciller Miguel Zavala
Ortiz, quienes firmaron un comunicado por el que ambas naciones manifestaban su
voluntad de continuar las negociaciones respecto a las islas Malvinas.
Ese
mismo año, el 28 de septiembre, un grupo de argentinos secuestró un vuelo de
Aerolíneas Argentinas que se dirigía hacia Río Gallegos y lo obligó a desviarse
y aterrizar en las Malvinas, en el conocido "Operativo Cóndor". La
reacción de Gran Bretaña fue de aumentar el número de efectivos del Royal
Marine Corps en la capital malvinense[12].
Mientras
tanto, se siguieron llevando a cabo reuniones entre miembros de la cancillería
argentina y del Foreign Office. En
agosto de 1968, el embajador argentino en Londres, Brigadier Eduardo Mc
Loughlin, llegó a un acuerdo con el ministro Chalfont, encargado británico de
negociar el tema con la Argentina, por el que se adoptó el texto de un
"Memorando de Entendimiento", por el cual el Reino Unido concedería a
la Argentina la soberanía sobre las islas, a cambio de que se aseguraran las
comunicaciones entre estas y el continente, y se aseguraran los intereses de
los isleños.
En
octubre de ese año, durante las reuniones de la Asamblea General de las
Naciones Unidas, la Argentina aceptó el contenido del Memorando, y los
ministros de relaciones exteriores de cada gobierno coincidieron en que sólo
restaba firmarlo y publicarlo.
Sin
embargo, a finales de 1968, la negociación sobre el Memorando sufrió un revés.
El Parlamento británico rechazó el Memorando, y estableció que el Reino Unido
sólo estaría dispuesto a ceder la soberanía sobre las islas con la condición
que se respetaran los deseos de los isleños. Esta postura estaba avalada por el
llamado "United Kingdom-Falkland Islands Committee"[13],
integrado por miembros del Parlamento inglés que habían estado en contacto con
el Consejo Ejecutivo de las islas, y que apoyaron el rechazo del Memorando.
La
noticia fue recibida por la Argentina cuando el embajador Mc Loughlin fue a
entrevistarse con Stewart con el fin de oficializar el documento, momento en
que este último informó que el Memorando ya no podía ser aceptado por el
gobierno británico pues el Parlamento lo había rechazado. Con este rechazo y
las posteriores declaraciones del gobierno inglés, quedó de manifiesto la
posición de apoyo a la autodeterminación de los isleños.
Las
negociaciones y contactos disminuyeron hasta que, en 1971, se retomaron con el
objeto de mejorar las comunicaciones entre el continente y las islas. En estas
negociaciones se acordaron distintas medidas, tales como el establecimiento de
un servicio regular por mar hacia y desde las islas a cargo del Reino Unido, la
agilización del envío de correspondencia, el establecimiento de un servicio
aéreo semanal a cargo de la Argentina y la emisión de un documento para los
isleños, que les permitiría ingresar y desplazarse por el territorio argentino.
Al
año siguiente, otros dos acuerdos complementaron a aquel, uno estableciendo la
construcción de un aeródromo provisorio por parte del gobierno argentino y otro
acordando la apertura de una agencia de LADE en las islas e iniciando el
servicio aéreo.
En
1976 se produciría el incidente Shackleton. Ya desde el año 1970, se habían
comenzado a realizar estudios sobre la posible existencia de petróleo en la
zona de Malvinas, lo que hizo que varias empresas se interesaran en la zona.
El
19 de marzo de 1975, la Cancillería argentina emitió un comunicado por el que
la Argentina no reconocía ningún tipo de derecho de exploración o explotación
de recursos naturales en la zona. Pese a la oposición argentina, el Reino Unido
envió una misión comercial a las islas encabezada por Lord Shackleton,
arribando el 3 de enero de 1976 (como ese día era el mismo en el que se había
producido la ocupación británica de 1833, la Argentina expresó que consideraba
que el Reino Unido había roto unilateralmente las negociaciones, quedando las
negociaciones congeladas. El 16 de enero, el Comité Jurídico Interamericano de
la OEA se expidió en el mismo sentido que el gobierno argentino).
El
4 de febrero, el destructor ARA "Storni", interceptó al buque
oceanográfico inglés "Shackleton", ordenándole que se detuviera y se
dispusiera a ser abordado, alegando que se encontraba dentro de las 200 millas
de las islas, o sea, en aguas argentinas. Ante la negativa, luego de varias
comunicaciones radiales, el destructor abrió fuego sobre la proa del
"Shackleton", sin que éste se detuviera y prosiguió su rumbo hacia
Puerto Stanley.
Aunque
Gran Bretaña presentó protestas, los incidentes no escalaron y se acordó en
reanudar el diálogo. Durante el gobierno del "Proceso de Reorganización
Nacional", las negociaciones con el Reino Unido continuaron, con algunos
incidentes menores como el establecimiento por parte de la Armada Argentina de
la Estación Científica Corbeta Uruguay en la Isla Morrell[14]
(del grupo de islas Thule en el archipiélago Sándwich del Sur), y la
consecuente protesta inglesa, o el intento de compra de la Falkland Island
Company, lo que hubiera permitido que capitales argentinos poseyeran la mayor
parte de la tierra malvinense, compra que fue frustrada por el Reino
Unido. Las negociaciones prosiguieron, y
tuvieron distintos ejes según los intereses de cada gobierno, mientras los
británicos deseaban tratar cobre cooperación económica, los argentinos querían
enfatizar el tema de la soberanía.
En
1980, el ministro de economía Martínez de Hoz expresó la conveniencia de
elaborar planes conjuntos para la explotación de petróleo y recursos pesqueros
en la zona de Malvinas al tiempo de discutir la soberanía en las islas. Ese
mismo año, el gobierno inglés, intentó que los isleños aceptaran una propuesta
de arrendamiento de las islas a los argentinos, pero prefirieron que la
situación se mantuviera como hasta el momento. Esta decisión fue ratificada por
el Consejo de las islas al año siguiente. Esto hizo que las negociaciones
volvieran a punto muerto.
Las
nuevas rondas de negociaciones se iniciaron en febrero de 1982. Pero esta etapa
de negociación pronto llegaría a su fin. El conflicto de 1982 y el fin de las
negociaciones.
A
las 6 horas y 22 minutos del 2 de abril de 1982, se inició el desembarco de las
fuerzas de Infantería de Marina en las Islas Malvinas. Se inicia así un
conflicto que durará más de dos meses y que les costará la vida a 656
argentinos. A su vez, las islas volvieron a recuperar aquella importancia de
1914, aunque aún mayor, pues las islas recibieron un importante aumento
presupuestario, la dotación militar aumentó más que considerablemente con la
"Falkland Fortress", y los isleños recibieron la ciudadanía británica
plena.
El
conflicto implicó un gran quiebre en las negociaciones bilaterales, y la
imposición de sanciones financieras y comerciales (durando, algunas, escasos
meses, prolongándose otras[15]). Sin embargo, el 4 de noviembre, la Asamblea
General de las Naciones Unidas aprobó la resolución 37/9 por la que se insta a
los gobiernos de la Argentina y el Reino Unido a fin de que reanuden las
negociaciones sobre la cuestión de Malvinas, a la vez que se solicita que el
Secretario General inicie una misión de buenos oficios para ayudar a las partes
en las negociaciones.
1.
El camino hacia la recomposición de las relaciones
A
partir de 1983, el gobierno británico realizó algunos intentos de acercamiento
que fueron rechazados por la Argentina, que sostenía que cualquier conversación
debería incluir el tema de la soberanía, tema no tocado por los británicos.
El
18 de julio de 1984, se llevó a cabo una reunión en Berna, Suiza, entre
representantes de Argentina y el Reino Unido, con la asistencia de
representantes brasileños y suizos. En la misma, la delegación británica
expresó la negativa a tratar aspectos concernientes a la soberanía, y por lo
tanto la delegación argentina se negó a tratar cualquier otro asunto relativo a
las islas.
Otro
problema surgiría en años posteriores, los recursos pesqueros, actividad
prácticamente sin desarrollar hasta el conflicto, a pesar de la incursión de
varios buques ilegales en la zona, que aumentaron a partir de 1982. En
diciembre de 1985, el gobierno británico dio a conocer la noticia que había
ordenado realizar una serie de estudios sobre la potencialidad pesquera en
aguas adyacentes a las Malvinas.
En
1986, Argentina realizó acuerdos con la entonces URSS y Bulgaria, concediendo
licencias a buques de dichas nacionalidades a pescar dentro de la ZEE[16]
argentina a partir del paralelo 46 hacia el sur.
El
primero de febrero de 1987, los británicos establecieron la Falkland Island
Conservation Zone (FICZ) que aumentaba en 50 millas la ya existente Falkland
Island Protection Zone (FIPZ), de 150 millas alrededor de las islas, dentro de
la que se comenzaron a conceder licencias de pesca, 215 en un principio. La Argentina
rechazó cualquier intentó de negociación de acuerdos pesqueros en la zona, por
una sencilla razón, en todas las propuestas británicas se señalaba que para
iniciar cualquier
tipo
de negociación sobre pesca,
La
Argentina debía aceptar la FIPZ, y como aceptarla implicaba reconocer la
existencia de derechos soberanos británicos sobre las islas, el debate estaba
fuera de toda cuestión. Durante el segundo lustro de la década de 1980, los
esfuerzos se centraron en los debates en los organismos internacionales, para
intentar forzar a Gran Bretaña a discutir el tema de fondo, la soberanía, y no
sólo cuestiones formales sobre pesca o seguridad.
2.
Los acuerdos de Madrid
Con
el nuevo gobierno en ejercicio desde el 8 de julio de 1989, y continuando el
acercamiento iniciado años atrás, se toma como un objetivo prioritario la
recomposición de las relaciones con el Reino Unido. Los días 17 y 18 de octubre
de aquel año, se realizan reuniones entre ambos países, y el día 19, se realiza
una Declaración Conjunta, en donde se establece, para la cuestión de la
soberanía, la fórmula conocida como "paraguas".
Básicamente,
el "paraguas" de soberanía implica que en el desarrollo de esas o
posteriores reuniones, nada podrá interpretarse como un cambio en la posición
de la Argentina o del Reino Unido respecto a las cuestiones de soberanía o
jurisdicción territorial sobre las Islas Malvinas, Georgias y Sándwich del Sur
y sus espacios marítimos circundantes, para afirmar, apoyar o denegar las
posiciones de las partes. Esta cláusula implica garantizar el mantenimiento de
la postura argentina (y británica), sin necesidad de que en cada reunión se
tenga que hacer referencia al tema soberanía, y sin que la omisión de dicho
tópico sea tomado, como una renuncia o menoscabo a la posición de la Argentina.
Sin
embargo, esta cláusula sólo tendrá efecto en las situaciones o negociaciones
vinculadas o que se deriven de las reuniones de Madrid del 17 y 18 de octubre
de 1989 y del 14 y 15 de febrero de 1990 (Conocidas comúnmente como Madrid I y
II). En las reuniones se establecieron distintas mediadas a llevar a cabo por
ambos gobiernos, restableciendo las relaciones diplomáticas. Entre otros, la
Declaración Conjunta de Madrid del 15 de febrero de 1990, incluye estos temas:
Gran Bretaña deja sin efecto la FIPZ, se acuerdan intercambios de información
sobre pesca y aumentar la cooperación en materia pesquera, se señalan varios
aspectos en cuestiones referentes a la seguridad y se resuelve negociar un
Acuerdo de Promoción y Protección de Inversiones[17].
En
los años siguientes a Madrid I y II, las relaciones con el Reino Unido
mejoraron, y se arribó a importantes acuerdos, como el acuerdo que permite
viajes privados entre las Islas Malvinas y el continente, las sucesivas
reuniones de la Comisión de Pesca del Atlántico Sur y de la Comisión de
Hidrocarburos del Atlántico Sur, etc.
A
modo de conclusión
Las
negociaciones por Malvinas han recorrido un largo camino, con aciertos y
errores, con oportunidades desaprovechadas que hubieran podido cambiar la
historia.
El
conflicto del Atlántico Sur de 1982, demostró que la opción militar (más allá
de las acciones particulares que se desarrollaron durante el conflicto)
resultaría infructuosa para la recuperación de los derechos sobre las islas.
Además, señala claramente como una acción armada puede quebrar por completo un
largo proceso de negociaciones, y el complicado período posterior de
recomposición de las relaciones entre los dos beligerantes. Por el momento, a pesar
del creciente acercamiento entre la Argentina y el Reino Unido, el
"paraguas" de soberanía permanece abierto, y si bien todavía ha
pasado un período relativamente corto desde la reanudación de las relaciones,
el "paraguas" parece no tener voluntad de cerrarse.
Para
finalizar, me permito citar las siguientes palabras de Eduardo Di Marco,
"la recuperación del ejercicio de nuestra soberanía en las islas no se
logra ni con voluntarismos ni con actos suicidas: sólo una firme, definida y
constante política para el logro de aquel objetivo coherente con el conjunto de
nuestra política exterior, nos acercará al éxito"[18].
(*)
Abogado, Maestrando de la Maestría en Relaciones Internacionales, miembro del
Departamento de Historia de las Relaciones Internacionales del IRI.
Artículo
publicado en: Relaciones Internacionales, número 23/2002 Instituto de
Relaciones Internacionales (IRI). UNLP
Fuente:
https://www.academia.edu
[1] Argentina era
considerada como el interlocutor válido del Reino Unido en Sudamérica, a la vez
que mantenía una actitud de confrontación con los Estados Unidos.
[2] Existen versiones
encontradas respecto a este punto. Ver "Historia General de las Relaciones
Exteriores de la República Argentina" obra dirigida por Andrés Cisneros y
Carlos Escudé, "Ambiciones expansionistas de Gran Bretaña", Cap. 39,
disponible on line en www.argentina-rree.com.
[3] González Lonzieme,
Enrique. "Breve historia de las batallas navales", pág. 224,
Editorial Claridad, 1994, Buenos Aires.
[4] Como dato curioso, el
interesado en la filatelia puede ver estos sellos en el prestigioso catálogo
Yvert, en la sección de Malvinas/Falklands, con los números 59 a 70. La serie
está valuada actualmente en 30000 francos.
[5] Nuevamente citamos
para los interesados, los datos de la estampilla en cuestión. Es la Nro. 380 y
386 de acuerdo a la numeración del catálogo Petrovich, y sus sucesivas reimpresiones.
[6] Julio Argentino Roca
(h.) llegó a decir que "la República Argentina por su interdependencia
recíproca, es, desde el punto de vista económico, una parte integrante del
Imperio Británico". Citado en Brailosky, Antonio E., "Historia de las
crisis argentinas", pág. 108, Editorial de Belgrano, 1982, Buenos Aires.
[7] Por el pacto, se
permitió a Argentina enviar carne a Gran Bretaña libre de gravámenes, y a
cambio, Argentina aseguró condiciones de privilegio para la importación de
carbón y manufacturas inglesas, a la vez que se alentaba la inserción de las
empresas de origen británico
[8] Nombre genérico con
el que Gran Bretaña señala a las islas que se encuentran bajo la dependencia de
las Falklands (Georgias, Shetlands, etc.).
[9] Mayores datos pueden
encontrarse en "Historia General de las Relaciones Exteriores de la
República Argentina" obra dirigida por Andrés Cisneros y Carlos Escudé,
"Relaciones bilaterales sin diálogo, 19451965", Cap. 57, disponible
on line en www.argentina-rree.com.
[10] Posteriormente, el 18
de marzo de 1966, una recomendación de la Secretaría General de las Naciones
Unidas señaló que en los documentos oficiales de Naciones Unidas la
denominación de las islas sería "Malvinas (Falklands)" en los
documentos en castellano, y "Falklands (Malvinas)" en los documentos
en inglés.
[11] Res. 2065/XX, 16 de
diciembre de 1965. 12 En el año 1964, el piloto civil Miguel Fitzgerald
aterrizó con su avioneta en Malvinas, dejando una bandera argentina y una nota
de protesta, para luego emprender el vuelo sin ser detenido por las autoridades
británicas. Este hecho hizo que Londres decidiera estacionar en las islas a un
pequeño contingente de soldados de la infantería de marina inglesa. Hasta ese
entonces, sólo existía en las islas una pequeña fuerza policial.
[12] En el año 1964, el
piloto civil Miguel Fitzgerald aterrizó con su avioneta en Malvinas, dejando
una bandera argentina y una nota de protesta, para luego emprender el vuelo sin
ser detenido por las autoridades británicas. Este hecho hizo que Londres
decidiera estacionar en las islas a un pequeño contingente de soldados de la
infantería de marina inglesa. Hasta ese entonces, sólo existía en las islas una
pequeña fuerza policial.
[13] "Comité del
Reino Unido y las Islas Falkland".
[14] Durante el conflicto
de 1982, fue el último destacamento argentino en ser tomado por los británicos.
El 20 de junio en horas de la noche, luego de destruir el material
criptográfico, científico y de comunicaciones, el destacamento naval se rindió
a los ingleses.
[15]
La prohibición
de importación de productos argentinos hacia la CEE fue levantada el 22 de
junio de 1982, y las sanciones financieras entre Argentina y Gran Bretaña se
levantaron el 14 y 15 de septiembre.
[16] Zona Económica
Exclusiva, 200 millas náuticas a contar desde la línea de bases.
[17]
Para una reseña
más detallada sobre los aspectos jurídicos de Madrid II, recomiendo leer el
interesante artículo de Eduardo Di Marco, "Acuerdo con Gran Bretaña sobre
Malvinas (Madrid, 12/2/1990). Aspectos Jurídicos", en "La Ley"
Nro. 212 Año LIV, pág. 1, 6 de noviembre de 1990, Buenos Aires.
[18] Ver nota 17.
No hay comentarios:
Publicar un comentario