Formó parte del Escuadrón de Helicópteros y comandó
un Bell 212 IRF, con el que participó de 75 operaciones de búsqueda, rescate y
voló 99 horas sobre las islas. Las cuatro aeronaves de las que disponían
cumplieron un rol fundamental para salvar la vida de muchos camaradas. El ex
combatiente plasmó esa gesta en el libro Palas al rescate, y aquí cuenta esas
heroicas páginas de nuestra historia.
"No sueño con volver a Malvinas. Cuando llegué
a Puerto Argentino el día 3 de abril, lo primero que vi fue el mástil con la
bandera argentina flameando. El privilegio de estar allí en ese momento me
impactó. Cuando regresé al continente, la última imagen fue la misma. Son cosas
que llevo guardadas en mi corazón. Me han invitado a viajar, pero ver la
bandera inglesa en Malvinas, donde quedaron muchos camaradas, entre ellos los
55 héroes de la Fuerza Aérea, no es algo que quiera vivir. Tengo fe en que se
recuperen por la vía diplomática. Quizás recién lo vean mis hijas o mis nietos,
porque Malvinas es un derecho y una obligación irrenunciable de todo ciudadano
argentino".
Se hace silencio mientras el Comodoro Mayor VGM
Alejandro Roberto Vergara (63) enjuga una lágrima de emoción. Hace 37 años,
como Primer Teniente y piloto de helicóptero, regó las islas con su coraje,
experiencia que plasmó en su libro Palas al rescate, de reciente edición.
Ahora, en la cantina de la VII Brigada Aérea,
ubicada en Moreno, se pone de pie, abre su computadora y le da play a un video
con imágenes de aquella gesta. Van pasando camaradas, imágenes de aeronaves y
de rescates. Pero algo llama la atención: está musicalizado con un tema en
inglés, interpretado por Diana Ross.
Vergara explica: "La casa de Ganso Verde que
nos asignaron en Malvinas tenía tres video-casetes. Uno con la canción ¿Sabes
hacia dónde vas? Tiene un gran significado. Era nuestra favorita. Su melodía
estaba siempre presente cuando sorteábamos amenazas en la búsqueda de un
compañero perdido".
Y sí que a ese nombre en clave lo usó este
mendocino. Mientras estuvo en Malvinas, desde el 3 de abril hasta el 7 de junio
de 1982, voló 99 horas y participó en 75 misiones. El Escuadrón I Bell 212, del
que formaba parte, rescató a seis pilotos, uno de ellos inglés, y estuvo, por
ejemplo, en el auxilio a la patrullera Río Iguazú, interceptada el 22 de mayo
por una patrulla aérea inglesa, poniendo a salvo a 25 tripulantes de la
embarcación y a 20 efectivos del Ejército que llevaban a bordo. El 31 de mayo,
en su última misión en el teatro de operaciones, rescataron a los tres
integrantes del POA (Puesto de Observación Aérea) Biguá.
TRAS UN MANTO DE NEBLINAS. Vergara ingresó en 1975
a la Escuela de Aviación Militar de la Fuerza Aérea, y cuatro años después
egresó como piloto. Destinado a la VII Brigada Aérea, que entonces estaba en
Morón, en marzo de 1982 lo designaron comandante en la más moderna arma de la
fuerza de helicópteros, el Bell 212 IFR.
"Habían sido adquiridos en 1978. Un
helicóptero está preparado para volar en forma visual, pero éste, además, podía
hacerlo por instrumentos, como un avión. Era lo más novedoso de la Fuerza
Aérea".
Pilotos de Bell 212 en un pozo de zorro en Ganso
Verde, durante la guerra de Malvinas. Tenientes Saturnino Sánchez, Luis Longar,
Gustavo Brea, Alejandro Vergara y Ricardo Ludueña. Foto: Malvinas, palas al
rescate.
Él y sus compañeros de armas se enteraron de que
irían a Malvinas recién un día antes de la recuperación de las islas.
"Alrededor del 20 de marzo de 1982 nos pidieron que elijamos una
tripulación reforzada. Ya teníamos el Bell 212 con la matrícula H-85, y éramos
nueve en total. Nos convocaron a una reunión en la 1ª Brigada Aérea del Palomar
el 1º de abril a las cinco de la tarde.
En el Casino de Oficiales éramos 200 personas. Con
el Teniente Luis Alberto Longar nos sentamos al fondo de todo. Se encendió un
proyector, y la primera transparencia decía “Recuperación de las Islas Malvinas”.
No sabe lo que significó eso. Íbamos a ser protagonistas de la historia.
Afuera, en un colectivo, nos esperaban los suboficiales. El Suboficial Ayudante
Jesús Martínez me preguntó: '¿Señor, a dónde vamos?'. “Vamos a recuperar las
Islas Malvinas”, le respondí. Y me dijo: “Qué raro usted, siempre haciendo
bromas”. Me lo volvió a preguntar. Entonces me puse de pie, y les conté a
todos: “Señores, vamos a despegar hacia Comodoro Rivadavia y mañana vamos a
formar parte del operativo de recuperación de las Islas Malvinas".
Tapa del libro que escribió el comodoro mayor
Alejandro Vergara: Malvinas, palas al rescate, donde cuenta la gesta de los
helicopteristas. Foto: Malvinas, palas al rescate.
El 2 de abril vio por la pantalla de ATC las
primeras imágenes del Operativo Rosario. "Me fui a Malvinas sin que nadie
de mi familia supiera nada. Yo estaba de novio entonces, hoy sigue casado con
ella, Silvia Mabel Amato; tienen tres hijas, María de la Paz, María Laura y
María Cecilia y dos nietos, Luca y Siena. El Hércules C-130 que nos debía
llevar desde Comodoro Rivadavia a Puerto Argentino se demoraba. Cuando aterrizó
y se abrió la rampa, salieron los 72 marines británicos que habían sido hechos
prisioneros".
–¿Cuál fue la primera misión del Escuadrón?
–El 6 de abril, a las 10:30, llevamos a una
patrulla del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) a capturar a seis marines y
un sismógrafo que habían escapado el 2 de abril. No hubo combate. En dos vuelos
los trasladamos a Puerto Argentino.
–¿Dónde establecieron su base?
–Se eligió un campo en la zona de Darwin, a unos
100 kilómetros de Puerto Argentino, para montar la Base Aérea Militar Cóndor.
Allí, el Escuadrón de Helicópteros de Malvinas se componía de dos Bell 212 y
dos Chinook. El 1º de mayo sufrimos el primer ataque. Habíamos ubicado los
helicópteros cerca del poblado cercano de Ganso Verde. Se ordenó dispersar a
los Pucará hacia una base alternativa. Sólo despegaron dos aviones, porque el
tercero quedó atascado en la pista y no pudo salir ninguno más. Allí murió el Teniente
Daniel Jukic y quienes atendían su aeronave. Si bien uno se prepara, fue una
sorpresa.
Restos del Pucará del Mayor Tomba, el primer piloto
rescatado por el Escuadrón de Helicópteros en Malvinas. Sucedió el 21 de mayo
de 1982, y desde entonces, en esa fecha se celebra el Día del Helicopterista.
Foto: Fabián Uset/GENTE
–¿Cuándo comenzaron los rescates?
–El 21 de mayo se produjo el desembarco inglés en
San Carlos, y nuestro sistema de Bell 212 comenzó el rescate de pilotos
derribados en combate contra los aviones Harrier. Ese mismo día recuperamos al
mayor Carlos Tomba en una situación comprometida, porque se hizo de noche. Se
halló al avión y luego, a varios kilómetros, al piloto, que había emprendido el
regreso a la base Cóndor a pie. Ese rescate sentó un precedente: el 21 de mayo
se instauró el Día del Helicopterista.
Parte de la tripulación del Bell 212 junto a los
rescatados del POA Biguá. Arriba: teniente Saturnino Sánchez, alférez Eduardo
Daghero, teniente Alejandro Vergara y cabo primero Sergio Quiñones. Abajo:
soldados clase 63 José Luis Morales y Andrés Coronel. Foto: Nicolás Kasanzew para
el libro Malvinas, palas al rescate.
–¿Y el primero del cual participó usted?
–El 23 tuve que rescatar a un piloto de M-5 Dagger
derribado en la isla Gran Malvina. Tuvimos que cruzar el estrecho de San
Carlos. Vimos una fragata inglesa y pasamos por el llamado "corredor de
las bombas", que era donde volaban los Harrier. El radar nos alertó de la
presencia de una patrulla de combate. Tuvimos que abandonar el helicóptero y
dispersarnos, como indicaba el protocolo, hasta que pasaran los aviones. Vimos
el avión y observamos un caserío. Un kelper nos dijo que dentro de la casa
había un piloto argentino muy malherido. En el dormitorio encontré al Teniente
Héctor "Jote" Luna, a quien conocía porque fue instructor del grupo
aéreo. Se había eyectado dos días antes, tuvo heridas al caer, debió dormir a
la intemperie y caminar con la pierna rota y el hombro sacado. Le dije
"¡Qué sorpresa, ¿no?!". Y me respondió: "Vergara, ¿qué hace acá?".
Emprendimos el regreso con satisfacción y lo llevamos a la base.
Un Bell 212 en pleno rescate del buque Alférez
Sobral, atacado por misiles el 3 de mayo de 1982. Foto: Libro Malvinas, palas
al rescate.
–¿Cómo volaban?
–Teníamos un entrenamiento técnico y emocional
óptimos. Lo hacíamos sin cobertura aérea, en forma rasante, con poca
información del enemigo. Y estábamos muy atentos a las patrullas de comandos
del SAS, porque podíamos ser blanco de un misil tierra-aire. Era un teatro de
operaciones netamente hostil. Lo único que teníamos como defensa eran
ametralladoras frontales. Aplicábamos todo el mimetizaje. Aprovechamos los accidentes
para volar en forma oculta. Por ejemplo, tomando el cono de sombra que provoca
el sol en una montaña. En vuelo no se piensa en la familia, sólo en la misión.
–¿Cuándo retornó de la guerra?
–Fuimos replegados al continente el 7 de junio,
porque los helicópteros, ya reubicados en el hipódromo de Puerto Argentino, no
podían volar más. Los Chinook lograron regresar. Lamentablemente, los Bell 212
quedaron en Malvinas.
El comodoro mayor VGM Alejandro Vergara en la VII
Brigada Aérea de Moreno junto a la libreta de vuelo que usó en la guerra de
Malvinas. Foto: Matías Campaya/GENTE
–¿Cómo regresaron los Chinook?
–Evadieron a la flota e hicieron una navegación
nocturna que demandaba más combustible del que tenían, porque los tanques
suplementarios habían quedado en Darwin. Con diez tambores de 200 litros cada
uno y una bomba manual accionada a puro músculo, los mecánicos lograron la
proeza de llegar a Río Grande, en Tierra del Fuego. Pero hubo una misión más.
–¿Cuál?
–El último vuelo de los Bell 212 lo hizo la unidad
que estaba en San Julián, el 13 de junio, cuando el piloto de uno de los
aviones A-4 que habían atacado posiciones inglesas, averiado, se dio cuenta de
que no llegaría, por la pérdida de combustible. El avión abastecedor fue a su
encuentro, y en pleno vuelo le transfirió combustible. Por las dudas, un
helicóptero los acompañó en caso de que el piloto debiera eyectarse.
–¿Qué sucedió con los Bell 212 que quedaron en las
islas?
–El H-83 permanece donde lo dejamos y fue
canibalizado: todos quienes van a Malvinas se llevan algún souvenir. Y otro, el
H-85, fue llevado a Gran Bretaña, puesto en servicio y vendido a una compañía
petrolera australiana. Es lo último que supe de él.
Fuente: https://www.infobae.com
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