El 13 de junio por la noche el último Hércules
aterrizó en la pista de la BAM Malvinas para descargar un cañón Softma de 155 mm.
La descarga del pesado cañón provocó la demora del
despegue por trabarse al intentar bajarlo. El Sofma llegaba a cubrir casi todo
el largo del fuselaje del avión y quedaba un espacio de sólo diez centímetros
entre los laterales (ancho)
Después de trabajar duramente para destrabarlo y
poder bajarlo el personal de la base y la tripulación del Hércules procedieron
a embarcar a los heridos y a parte del Personal que debía regresar al
Continente.
En esos instantes, el comandante de la aeronave Capitán
Víctor Borchert apagó los cuatro motores abortando el despegue. La tripulación
sabía que en éstos casos se debía evacuar al avión y buscar refugio a la
izquierda de su posición. Uno de los Auxiliares de Carga, el Actual Suboficial
Principal (R) Manuel Roberto Carabajal, fue el último en evacuar el avión sin
antes verificar que la cabina quedara vacía. Regresando hacia el final del
fuselaje saltó por la puerta izquierda de paracaidistas y cayendo en el asfalto
fue recuperado por un compañero quien lo tomó de un brazo para llevarlo hasta
el refugio asignado. (No había tal refugio sólo se trasladaron a 100 metros a
la izquierda del avión para reunirse)
El motivo del abortaje fue una PAC sobrevolando las
inmediaciones y los cañonazos de la artillería inglesa que reglaban su tiro
sabiendo que nuestra "Chancha" se encontraba en el lugar.
Un tiempo prudencial duró el ataque enemigo, Cuando
los cañones mermaron, y la PAC se alejó del lugar, Borchert tomó la iniciativa preguntándole
a su tripulación si decidían despegar, con todo el riesgo que eso implicaba o
entregarse y entregarles un Hércules a los ingleses.
Al unísono la tripulación respondió: ¡Salgamos!
Antes de entregarnos y entregarle al Hércules a los gringos es preferible que
nos derriben y que muramos en el avión.
De inmediato los miembros de la Tripulación
corrieron hasta el noble tetramotor, tomaron ubicación en sus puestos y
comenzaron a cargar nuevamente a los heridos y al personal que decidió regresar
en ese vuelo. No todos los que habían subido la primera vez volvieron a hacerlo
la segunda, realmente los que decidieron quedarse fueron los más coherentes.
El periodista Nicolás Kasanzew y su camarógrafo
embarcaron en ese vuelo y fueron testigos de lo que implicó sacar al avión de
ese infierno.
Carabajal recuerda que Borchert encendió los cuatro
motores a la vez. Algo inusual en éste tipo de aeronaves. Pero el noble
Hércules respondió firmemente al pedido de su comandante y puso en marcha su
preciada y valiosa carga.
El despegue fue totalmente a oscuras y a mínima
altura como nunca antes se había hecho. Tan bajo volaron que al llegar al mar
las olas tocaban la panza del avión.
Borchert puso rumbo Sur por orden del Mayor Miguel Ángel
Silva, actual Comodoro (R) Jefe del Radar Malvinas, quien se encargó
personalmente de guiarlos indicándole, con maniobras evasivas, cuál era el
camino correcto para salir de ese infierno.
Según Silva dos misiles fueron lanzados desde
tierra para derribar a nuestra "Chancha" y gracias a Dios se logró
evadirlos.
El viaje de regreso se prolongó demasiado pues
pusieron rumbo al Continente cuando casi estaban por llegar a la Antártida.
Al finalizar la Guerra, la tripulación de éste
último vuelo, participó de un asado de camaradería junto al Personal del Radar
Malvinas.
Desde aquel día Borchert y su gente comenzaron a
llamar al Mayor Silva "PAPÁ" pues él había sido sin duda quien evitó
que ellos fueran a una muerte segura.
Fuente: https://www.facebook.com
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