7 de junio de 2019

EL ULTIMO VUELO DE MALVINAS


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El 13 de junio por la noche el último Hércules aterrizó en la pista de la BAM Malvinas para descargar un cañón Softma de 155 mm.

La descarga del pesado cañón provocó la demora del despegue por trabarse al intentar bajarlo. El Sofma llegaba a cubrir casi todo el largo del fuselaje del avión y quedaba un espacio de sólo diez centímetros entre los laterales (ancho)

Después de trabajar duramente para destrabarlo y poder bajarlo el personal de la base y la tripulación del Hércules procedieron a embarcar a los heridos y a parte del Personal que debía regresar al Continente.

En esos instantes, el comandante de la aeronave Capitán Víctor Borchert apagó los cuatro motores abortando el despegue. La tripulación sabía que en éstos casos se debía evacuar al avión y buscar refugio a la izquierda de su posición. Uno de los Auxiliares de Carga, el Actual Suboficial Principal (R) Manuel Roberto Carabajal, fue el último en evacuar el avión sin antes verificar que la cabina quedara vacía. Regresando hacia el final del fuselaje saltó por la puerta izquierda de paracaidistas y cayendo en el asfalto fue recuperado por un compañero quien lo tomó de un brazo para llevarlo hasta el refugio asignado. (No había tal refugio sólo se trasladaron a 100 metros a la izquierda del avión para reunirse)

El motivo del abortaje fue una PAC sobrevolando las inmediaciones y los cañonazos de la artillería inglesa que reglaban su tiro sabiendo que nuestra "Chancha" se encontraba en el lugar.

Un tiempo prudencial duró el ataque enemigo, Cuando los cañones mermaron, y la PAC se alejó del lugar, Borchert tomó la iniciativa preguntándole a su tripulación si decidían despegar, con todo el riesgo que eso implicaba o entregarse y entregarles un Hércules a los ingleses.

Al unísono la tripulación respondió: ¡Salgamos! Antes de entregarnos y entregarle al Hércules a los gringos es preferible que nos derriben y que muramos en el avión.

De inmediato los miembros de la Tripulación corrieron hasta el noble tetramotor, tomaron ubicación en sus puestos y comenzaron a cargar nuevamente a los heridos y al personal que decidió regresar en ese vuelo. No todos los que habían subido la primera vez volvieron a hacerlo la segunda, realmente los que decidieron quedarse fueron los más coherentes.

El periodista Nicolás Kasanzew y su camarógrafo embarcaron en ese vuelo y fueron testigos de lo que implicó sacar al avión de ese infierno.

Carabajal recuerda que Borchert encendió los cuatro motores a la vez. Algo inusual en éste tipo de aeronaves. Pero el noble Hércules respondió firmemente al pedido de su comandante y puso en marcha su preciada y valiosa carga.

El despegue fue totalmente a oscuras y a mínima altura como nunca antes se había hecho. Tan bajo volaron que al llegar al mar las olas tocaban la panza del avión.

Borchert puso rumbo Sur por orden del Mayor Miguel Ángel Silva, actual Comodoro (R) Jefe del Radar Malvinas, quien se encargó personalmente de guiarlos indicándole, con maniobras evasivas, cuál era el camino correcto para salir de ese infierno.

Según Silva dos misiles fueron lanzados desde tierra para derribar a nuestra "Chancha" y gracias a Dios se logró evadirlos.

El viaje de regreso se prolongó demasiado pues pusieron rumbo al Continente cuando casi estaban por llegar a la Antártida.

Al finalizar la Guerra, la tripulación de éste último vuelo, participó de un asado de camaradería junto al Personal del Radar Malvinas.

Desde aquel día Borchert y su gente comenzaron a llamar al Mayor Silva "PAPÁ" pues él había sido sin duda quien evitó que ellos fueran a una muerte segura.

Fuente: https://www.facebook.com

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