Al final de aquel histórico 25 de mayo de 1982, los
británicos sufrieron el hundimiento del destructor HMS Coventry y del
Portacontenedores Atlantic Conveyor. La fragata HMS Broadsword sufrió averías
de consideración.
Por Daniel Roca Centurión
Estamos en mayo de 1982.
La Fuerza de Tareas Británica en el Atlántico Sur
ha tanteado a las Fuerzas Argentinas el 1º de mayo. El tanteo no ha sido
positivo.
En ese round de estudio, como se diría en boxeo,
han cruzado algunos golpes que han dado como resultado inferir que la campaña
"no será un picnic" para ninguno de los dos contrincantes, al decir
del General ingles Julian Thompson, Jefe de la Brigada 3 de Comandos en
Malvinas.
La Fuerza Aérea, particularmente, había aprendido
cosas muy valiosas ese terrible día: nuestros cazas Mirage III eran excelentes
aviones interceptores a gran altura, pero a baja altura y contra los Sea
Harrier armados con misiles Sidewinder AIM9-L, sumado al poco remanente de
combustible en el viaje desde y hacia el continente a Malvinas y la
imposibilidad de poder colocar la máxima potencia para alcanzar el doble de la
velocidad del sonido para maniobrar, muy pocas eran las posibilidades de vencer
a los cazas británicos.
Por otro lado, se debía volver al principio de que
como mínimo dos aviones debían salir al combate, sea para atacar objetivos
navales o protegerse entre sí. Heroicamente había muerto el Primer Teniente
Ardiles, contra dos Harrier sobre la flota.
También, como todo en la guerra se aprende con
sangre, la mala meteorología y la nula visibilidad en vuelo rasante el día 9 de
mayo, hicieron que los A-4 Skyhawk del Teniente Casco y del Teniente Farías,
impactaran contra las estribaciones de las Islas Sebaldes.
El común de la gente tal vez no puede entender por
qué estos jóvenes oficiales como Ardiles, Casco y Farías, se aventuran más allá
de toda duda razonable.
Con una meteorología adversa, sabiendo que ya
llegar a enfrentar a la flota volando a 800 km por hora rozando las olas es
peligroso y, sumarle a eso las defensas antiaéreas de los buques y además a los
Harrier armados de certeros misiles aire-aire, hacen una combinación de
factores letales.
Ya pesar de todo, salieron igual en un gesto que
los enaltece sobre los demás mortales. Más cosas aun ha de aprender la
aeronáutica militar argentina, pero ahora hay que seguir en el combate.
BATALLA DE SAN CARLOS
La dupla Súper Etendard/Exocet de la Armada, se ha
mostrado letal a la hora de actuar. El cuatro de mayo el HMS Sheffield da
cuenta de ello, posteriormente, desde las profundidades del Atlántico Sur. Pero
la Marina cuenta con tan solo cinco misiles, y en cada ocasión se deben emplear
al menos dos para asegurar la neutralización de un buque de gran porte, como
por ejemplo un portaaviones. Ahora quedan solo tres. Se les dará buen uso más
adelante.
El 21 de mayo comienza la batalla del Estrecho de
San Carlos, acción en la cual los británicos establecerán su cabecera de playa
para luego atacar Darwin y posteriormente Puerto Argentino. Serán 7 días en los
cuales elementos de la Fuerza Aérea y de la Armada, asediarán a la flota
británica en el estrecho, en un radio no mayor a 20 km.
El Brigadier Crespo, Jefe de la Fuerza Aérea Sur,
interpreta rápidamente la situación de aquel momento. Sabe que ahora la flota
debe apoyar el desembarco y que va a tener gran parte de esta en las aguas del
estrecho, llevando infantes y equipamiento desde los buques a las playas, con
muy poca capacidad de maniobrar. Las elevaciones cercanas ayudaran a los
cazabombarderos a ocultar, hasta el último momento, sus ataques y posteriores
vías de escape. Buques e infantería, son los objetivos primordiales. Tratará
con todo lo que tiene, negarles establecer una cabeza de playa.
Comienza el combate en el "callejón de las
bombas" (Bomb Alley) como más tarde lo llamaran los británicos.
Desafortunadamente solo el 65% de las bombas lanzadas por la Fuerza Aérea
explotarán, y de no haber sido así, la flota británica debería haber regresado
"remando" sentencia más de un marino inglés.
La táctica del ataque en vuelo rasante a tan alta
velocidad, no habilita a las bombas quedar armadas perfectamente, listas para
explotar unos milisegundos luego del impacto con los buques, ya que debían
permitir al avión que la había lanzado salir del abanico de esquirlas luego del
impacto, saltar al buque atacado a 850 km por hora , y por otra parte, la
dureza de las bombas argentinas hacían que la alta inercia que llevaban
atravesaran las dúctiles estructuras de aluminio de los buques británicos,
muchas veces saliendo por la banda opuesta, cayendo al mar sin explotar.
ASEDIO AÉREO
Pero volvamos al 25 de mayo de 1982. Ya llevan
cuatro días la Fuerza de Desembarco Británica, bajo el asedio aéreo argentino.
Ese día era un día especial, y encontraba a la Fuerza Aérea a pleno, tratando
de detener el desembarco inglés.
Ese día los primeros en encontrar al enemigo fueron
los miembros de una sección de 2 cazabombarderos A4B "Skyhawk"
(Halcón del Cielo) indicativo Marte, piloteados por el Capitán Palaver y el
Teniente Gálvez, volando con muy mala visibilidad, confunden Darwin con San
Carlos y justo al momento de estar prestos a soltar su armamento sobre Darwin,
Gálvez grita por radio: "es Darwin!" y bruscamente giran a la
derecha, para salir del alcance de nuestra propia artillería antiaérea.
Encuentran, instantes después, un buque en el estrecho que describen de color
verde con casco negro, descargando sus bombas MK 17 de 1000 Lbs (500 kg) sobre
el navío, mientras que reciben un nutrido fuego antiaéreo desde ambos lados del
estrecho de San Carlos.
Da la sensación que todos los efectivos británicos
les disparan al mismo tiempo con sus fusiles FAL, con misiles "Sea
Cat" desde las fragatas que protegen a la Fuerza de Desembarco y los
misiles "Rapier" lanzados por la infantería desde las laderas de las
colinas.
Llegando a la Isla Elefante Marino, Palaver se da
cuenta que el indicador de combustible esta en cero, los misiles no le han
impactado, pero sus tanques de combustible son un colador, por los impactos de
la fusilería británica.
Comienza a perder velocidad y ganar altura, debe
efectuar una eyección controlada buscando los parámetros óptimos de seguridad.
Al tomar altura, capta su vuelo el radar de tiro de los misiles de la
"Coventry". En automático, lanzan dos al mismo tiempo, impactando en
el Skyhawk que cae con su piloto en el mar, falleciendo al instante. Gálvez
regresa solo a Gallegos.
A la postre, la fragata "Coventry" se
había convertido en la ejecutora de la "missile trap" (trampa de
misiles) que captaba a los aviones argentinos cuando, necesariamente para el
regreso, debían tomar altura a efectos de consumir menos combustible y poder
llegar al continente. En ese instante los misiles "Sea Dart" desde
una distancia de 30 km salían disparados hacia nuestros cazas de manera letal y
efectiva.
Buscando neutralizar esa capacidad, despegan
posteriormente desde Río Grande, dos secciones de cazabombarderos
"Dagger", indicativos Rango y Bingo, de dos aviones cada una, guiados
por un Learjet, avión ejecutivo empleado por la Fuerza Aérea en el Escuadrón
Fénix para guiar a otras aeronaves, como así también simular ser aviones de
combate en los radares, con el fin de distraer y agotar a las tripulaciones de
los cazas ingleses que apenas salían a buscarlos, ellos invertían su rumbo y
regresaban al continente, permitiendo a nuestros cazas llegar a sus blancos
asignados sin ser detectados por los cazas británicos que perseguían a los
Learjet.
Llegando a las inmediaciones de las Islas Beaucheme
no encuentran nada y regresan al continente. La "Coventry" se había
salvado de los "Dagger" esta vez.
Más tarde, cuatro A4C, indicativo Toro, armados con
bombas BRP (frenadas por paracaídas), ingresan al estrecho de San Carlos en
horas del mediodía, recibiendo terrible fuego antiaéreo.
TENIENTE LUCERO
El avión del Teniente Lucero ataca al HMS
"Fearless", buque de asalto anfibio que transportaba infantes a la
cabecera de playa, y en la salida de tiro es derribado por un misil
"Rapier" lanzado por los Royal Marines desde la costa. Logra
eyectarse a casi 800 km/h y el impacto con el aire lo deja casi inconsciente. Para
tener una idea cabal de lo que significa una eyección a esa velocidad, es
equivalente a salir volando a cuerpo gentil contra una pared a 60 km/h.
Se despierta cubierto por su propio paracaídas
debajo del agua, tratando desesperadamente de librarse de esa trampa de seda y
cuerdas. Cuando ya se creía perdido, se acerca una lancha de desembarco que,
extendiendo su rampa, logra sacarlo del agua y salvarle la vida. La lancha
provenía del "Fearless" que él, previamente, había atacado. Cae
prisionero y es tratado por sus heridas, principalmente, el dislocamiento de
las rotulas de ambas piernas, que se fueron hacia atrás, por el impacto con el
viento relativo al momento de la eyección. Los que lo conocieron atestiguan
que, hasta el fin de sus días, caminaba con el andar de un "cowboy"
debido a esa afección.
Los otros tres A4C tuvieron efectividades diversas:
el avión del Alférez Isaac pudo solamente utilizar sus cañones ya que sus
bombas no salieron y el Teniente Paredi pudo emplear todo su armamento. El
líder de este ataque, el Capitán Jorge García, al igual que Palaver esa misma
mañana, luego del ataque termina con su avión completamente agujereado, en este
caso, sin sistemas hidráulicos y, al darse cuenta que no va a poder seguir
controlando su nave, comienza un ascenso para eyectarse, cayendo en la
"missile trap" de la "Coventry".
Después de estos dos terribles derribos, se
determinó aproximadamente la zona donde se encontraba la "trampa" en
la que caían nuestros cazabombarderos.
Nuevamente, un Learjet guiaría a dos secciones de
A4B hacia esa zona con el fin de neutralizar el accionar de ese nefasto buque.
Ambas formaciones, de dos cazas cada una,
indicativos Vulcano y Zeus, llegaron a la boca del estrecho de San Carlos, con
una separación entre sí de casi tres minutos.
Los primeros en llegar, los Vulcano, avistan a dos
buques en el lugar, la "Coventry" como se ha visto equipada con los
temibles misiles "Sea Dart" de largo alcance, que ya habían derribado
a Palaver y a García, a su vez protegida por la "Broadsword", armada
con misiles superficie-aire "Sea Wolf", diseñados para amenazas a
baja altura.
En el instante que enfrentan a la
"Broadsword" el sistema de tiro de sus misiles queda paralizado, lo
que les permite al Capitán Carballo y al Teniente Rinke, descargar su armamento
sobre dicha nave, cañones y bombas. Reciben fuego nutrido desde todas las
direcciones posibles. Inclusive los marineros que no estaban en puestos
operativos al momento del ataque, actúan de fusileros disparando con sus FAL
apuntando hacia abajo de su cubierta, debido a lo bajo que volaban los Skyhawk.
El Alférez Barrionuevo, más tarde, es testigo de
que al menos una de las bombas de la sección entra por la proa, previamente haber
hecho "sapito" sobre el agua y termina saliendo por popa, en la zona
de la cubierta de vuelo arrancándole la nariz a un helicóptero Lynx que estaba
posado en el lugar, terminando cayendo al mar sin haber explotado.
Se empieza a levantar desde la popa, un intenso
humo negro. Más tarde los ingleses declararan que se debía a los daños
ocasionados en los sistemas de dirección y propulsión.
Como ya se ha dicho, luego de esto, aparecen los
Zeus, 1er Teniente Velasco y Alférez Barrionuevo, que encaran a la "Coventry",
volando bajo, muy bajo, a máxima velocidad, muy cerca uno de otro.
Les lanzan un "Sea Dart" pero
afortunadamente el misil sigue de largo sin impactar en ninguno de los Zeus. La
fragata les sigue tirando con todo lo que tiene, hasta con sus cañones de 4,5
pulgadas.
El daño que infligen los Zeus con sus bombas que sí
explotaron, comenzaron con un gran agujero en babor precipitando grandes
cantidades de agua en su interior, incendios y falla total de energía agravado
con la pérdida de sus sistemas de comunicación.
Posterior a este ataque mortal, la
"Coventry" que había llevado a la muerte a nuestros valientes
halcones, se va a pique luego de 30 minutos de agonía. Son aproximadamente las
16:00 horas. La Aviación naval también acudió a la cita con la historia ese 25
de mayo. La ya probada dupla Súper Etendard/Exocet daría un golpe magistral a
la flota británica. Luego de haber sido reabastecidos por un Hércules KC-130 de
la Fuerza Aérea, las aeronaves de ataque, comandadas por el Capitán de Corbeta
Curilovic y el Teniente de Fragata Barraza, se acercan en un vuelo de no más de
15 m de altura, desde el norte hacia la flota, ubicando en sus sistemas de
radar a un blanco de gran porte. A una distancia de 37 km. del blanco, habiendo
determinado disparar los misiles al blanco más grande, los misiles AM39 fueron
lanzados casi al mismo tiempo.
El resultado es por todos bien conocido. El impacto
sobre la línea de flotación, sumado a la gran cantidad de pertrechos,
combustible y elementos inflamables, selló la suerte del carguero de gran
porte.
Ese golpe, desbarató el sistema logístico de la
Fuerza de Tareas británica perdiéndose además aviones Harrier, helicópteros,
tramos para la construcción de una pista de aluminio y repuestos de gran valor.
También ese mismo día, la BAM (Base Aérea Militar)
Malvinas en Puerto Argentino es atacada por al menos seis Harrier. Entre la
artillería antiaérea del Ejército y la Fuerza Aérea son derribados dos de
ellos, uno con un misil Roland y otro con cañones de 35 mm. Más tarde otro es
derribado por un misil SAM 7, luego confirmado por los británicos.
A su vez la BAM Cóndor, en Darwin, rodeada por
tropas británicas, mantenía su propio combate terrestre utilizando todos los
medios a su alcance y empleando sus cañones antiaéreos para disuadir a los
Harrier de sus intenciones de atacarlos.
Al final de ese día, los británicos habían sufrido
el hundimiento del destructor HMS Coventry y del Portacontenedores Atlantic
Conveyor, la fragata HMS Broadsword con averías de consideración, en tanto que
el HMS Fearless y el HMS Avenger con averías menores, además de tres Harrier
derribados y un helicóptero Lynx destruido en la Broadsword.
Con la posterior caída de Darwin, la campaña
terrestre continuaría hacia Puerto Argentino, con parte de la flota llevando
tropa de infantería por mar hacia Bahía Agradable. No sería tan agradable
después de todo, para la fuerza de tareas británica.
El 8 de junio, día del desembarco en ese lugar, es
declarado por los británicos, como "el día más negro de la flota".
Pero esa es otra historia.
Fuente: www.laprensa.com.ar
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