La increíble historia de una foto en plena guerra.
La imagen de un Sargento tomando mate llegó al museo de Londres. Se trata de
Ángel Ortiz quien, luego de 36 años, volvió a posar para la cámara con mate en
mano.
Por Pablo Montanaro
“Miserable soldado argentino muere de frío tomando
agua de un coco”, dice el epígrafe que acompaña la fotografía de Ángel Ortiz,
un ex combatiente de la guerra de Malvinas que vive hace 28 años en Junín de los
Andes, que se exhibe en el Museo Imperial de la Guerra en Londres.
A pocos días de cumplirse el 36° aniversario de esa
guerra que llevó a Jorge Luis Borges a escribir que “pasó en un tiempo que no
podemos entender”, Ortiz contó a LM Neuquén la historia de esa imagen captada
por un camarada del Regimiento de Infantería 8 de Comodoro Rivadavia cuando
tomaban posición en Bahía Fox, ubicada en la costa sureste de la isla Gran
Malvina.
Nacido hace 68 años en San Roque, Corrientes, en
1979 Ortiz se incorporó al citado regimiento. Con el grado de Sargento Primero,
encargado de la primera sección de la compañía, arribó a las islas el 6 de
abril de 1982, previo paso por Puerto Argentino, para defender Bahía Fox y
controlar la isla Gran Malvina.
“Nosotros estábamos en Bahía Fox y el encargado de
comunicaciones, el Sargento Primero Prieto, me dice: “Preparate unos mates que
voy a recorrer las posiciones”. Eso fue antes de que comenzaran los bombardeos.
Estábamos en la cresta del cerro. Cuando vuelve le digo: “Sacame una foto para
la posteridad”. “Se lo dije, así como quien no quiere la cosa”, explicó.
Recordó los intensos bombardeos que sufrían.
“Estábamos justo en la bahía, los ataques al principio eran cada fin de semana,
después cada cuatro días, después cada dos días y finalmente eran todos los
días”.
Con la rendición de los militares argentinos el 14
de junio de 1982, Ortiz fue tomado prisionero al igual que Prieto, a quien
seguramente en una de las requisas los soldados ingleses le confiscaron la
cámara con la que había tomado aquella foto.
Muchos años después, ya radicado en Junín de los
Andes, donde se había retirado del Regimiento de Infantería de Montaña 26, un
amigo le mostró un ejemplar del diario Ámbito Financiero donde aparecían varias
fotos de la guerra, entre ellas la de Ortiz bajo el título “La espera”. “No lo
podía creer, yo me había olvidado de la foto”, agregó. La nota reproducía una
serie de fotos expuestas en el museo londinense creado tras la I Guerra
Mundial. “En el artículo del diario junto a la foto se podía leer: “Qué estará
pensando este soldado, se lo ve perdido en el tiempo, vaya a saber”. La verdad
que me es difícil recordar qué estaría pensando en ese momento”, comentó Ortiz.
“La foto llegó a Gran Bretaña cuando caímos
prisioneros y los ingleses se la llevaron para analizarla y sacar datos”,
concluyó.
Un libro la rescató entre 3 mil fotografías
La imagen de Ángel Ortiz tomando mate en plena
guerra es una de las 80 fotografías incluidas en el libro Cruces: idas y
vueltas de Malvinas, publicado en 2007, producto de una exhaustiva
investigación realizada por el historiador Federico Lorenz y María Laura
Guembe, coordinadora del Archivo Fotográfico sobre Terrorismo de Estado de la
asociación Memoria Abierta.
Lorenz y Guembe seleccionaron esas fotos entre más
de 3 mil inéditas aportadas por ex combatientes, familiares de víctimas de la
guerra, militares argentinos y hasta las que fueron abandonadas y encontradas
por las tropas inglesas en las islas.
El libro, dividido en tres partes, “Esperas”,
“Marcas” y “Cruces”, no muestra escenas de combate sino que registra imágenes
antes y después de la batalla, soldados en las trincheras, en buques y aviones
y en los cerros desolados donde muchos dejaron la vida.
En las páginas de Cruces... aparecen esos soldados
argentinos que pidieron que los fotografiaran quizás con la intención de
mostrar a sus familiares su paso por las islas. Los autores resaltaron que
muchos sobrevivientes les dijeron que lo que más lamentaron de la rendición es
que, apenas subieron a los barcos de prisioneros, les requisaron los rollos de
las cámaras fotográficas.
Un lugar para depositar el dolor
Por estos días, Ángel Ortiz se siente reconfortado
por la identificación de 90 tumbas de soldados argentinos en el cementerio de
Darwin. “Ahora estas familias tienen un lugar identificado con nombre y
apellido para depositarle su dolor y su pena a ese ser querido que murió en
Malvinas”, explicó.
Fuente: https://infohuella.com.ar
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