26 de abril de 2019

“BAUTISMO DE FUEGO” DEL COMANDO DE LA FUERZA DE SUBMARINOS



El 14 de abril de 1982, la Fragata inglesa HMS Brilliant, recibió la orden de dirigirse a las Malvinas junto a una formación de barcos, dividiendo así el grupo de batalla ingles que había arribado a la Isla Ascensión como respuesta militar a la recuperación argentina de la Malvinas el 2 de abril.

Encabezado por la Brilliant, los navíos Arrow, Coventry, Glasgow y Sheffield se dirigieron al sur, a gran velocidad. El 22 de abril, la Brilliant se separó del grupo a toda máquina, para apoyar al grupo del Crucero Antrim en las Islas Georgias del Sur. Navegando como podía en un agitado Atlántico Sur, se dispuso que se uniera a tiempo al Antrim y la Fragata Plymouth a 150 millas al norte de Georgias.

La invasión inglesa de Georgias se había fijado para el 25 de abril, pero surgió una complicación, se sabía de la presencia del Submarino Argentino Santa Fe, en Grytviken. El Antrim, barco insignia, decidió que debería posponerse el desembarco hasta haber eliminado la amenaza que representaba el submarino.

El 25 de abril, helicópteros Wessex del Antrim ven al submarino saliendo de la bahía a gran velocidad, había desembarcado tropas de la Infantería de Marina Argentina para reforzar esa posición; el Santa Fe también sabia del despliegue de buques ingleses a la Isla, por eso realizó su aproximación de entrada a la Bahía Guardia Nacional de la Isla San Pedro navegado en superficie muy cerca de la costa para burlar los radares de búsqueda y cumplir con su misión.

La aeronave inglesa inicio un decidido ataque con cargas de profundidad, a bordo de la Brilliant, uno de los helicópteros Lynx, fue enviado para unirse al ataque contra el Santa Fe. El Wessex estaba suspendido en el aire, tras lanzar dos cargas de profundidad, esperando la llegada de su relevo aéreo antes de volver al Antrim a rearmarse.

El submarino argentino resistió ese primer ataque y puso rumbo de regreso a la Bahía de Cumberland en busca de resguardo, desde el helicóptero se vio que el submarino argentino dejaba un rastro de aceite por la popa. El Comandante Santa Fe, Capitán de Corbeta Horacio Bicain, al ver por el periscopio caer el torpedo con su paracaídas, decidió rápidamente quedarse en la superficie para evitar su impacto, ya que esos torpedos operaban a profundidades mayores a 9 metros.

El Lynx, dio una pasada rasante con el tableteo de la ametralladora. La tripulación del submarino se dispersó en el puente del Santa Fe, para protegerse, luego se armaron con fusiles y comenzaron a repeler la aproximación de los helicópteros ingleses, en el interior del submarino se formó rápidamente una cadena de hombres para aprovisionamiento de municiones y fusiles hacia el puente. El helicóptero pasó una y otra vez, a unos 90 metros y a 10 metros de altura aproximadamente.

El Lynx se había unido al Wessex, y de repente se vio la estela de un misil guiado AS-12 disparado por un helicóptero Wasp que volaba por detrás del Lynx, y que impactó directamente contra la torreta del submarino traspasándola sin explotar por su estructura de fibra de vidrio. Ese impacto tendría el primero de los costos de guerra que pagaría el Santa Fe, la perdida de la pierna de uno de los tripulantes que se encontraba en esa cadena de amunicionamiento.

Desde tierra los efectivos argentinos, empezaron a repeler con el armamento disponible la persecución del submarino que retornaba defendiéndose, averiado y con un herido grave.  Momentos más tarde amarraba dificultosamente en un muelle de madera en la boca de la Caleta. El Comandante ordenó el desembarco de los 76 tripulantes y del herido al muelle, por las condiciones en que se encontraba, mientras las tropas inglesas desembarcaban en todos los frentes.

Evaluada la situación, a las 17:00 horas del 25 de abril, se rindió toda la guarnición argentina.

Al día siguiente, el Comandante del Brilliant, Capitán John Coward, ex-oficial de submarinos, voló a Grytviken para inspeccionar al Santa Fe, ahora amarrado en el muelle y hundiéndose lentamente. Estaba inclinado a babor y con la proa levantada, su torreta agujereada y partes arrancadas por el ataque del misil. La veterana nave exponía innumerables agujeros de metralla. Dentro, ofrecía un panorama similar estaba averiado, desolado, y con luces de emergencia.

El estado de la nave decidió a los ingleses a sacar al submarino del muelle, y ubicarlo en un amarradero vacío de la vieja estación ballenera, donde pudiera hundirse. Tripulantes argentinos designados por su Comandante serían los encargados de hacer funcionar los sistemas y mecanismos para navegar la nave unos 300 metros dentro de la caleta “Capitán Vago” bajo la supervisión de un oficial británico y la estricta vigilancia de los Royal Marines; los Comandantes Bicain y Coward estarían en el puente. El submarino comenzó a moverse lentamente con una grave falta de flotabilidad, el Comandante argentino dio a toda prisa órdenes por intercomunicador en español a su reducida tripulación, para estabilizar la nave; esto requirió del Suboficial Primero Maquinista Félix Oscar Artuso rápidos movimientos para accionar válvulas neumáticas de la Sala de Control. Por la creencia de que se intentaba hundir la nave el guardia ingles que lo custodiaba lo hiere de muerte con su ametralladora.

Durante el desenlace de este trágico incidente, el Santa Fe llegaba finalmente a su amarradero, horas más tarde comenzó a hundirse producto de una sutil maniobra de sabotaje de los argentinos, más tarde aflorando solamente su torreta en la superficie.

El Suboficial Artuso se encuentra sepultado en el cementerio de Grytviken Islas Georgias del Sur.

En 1971, luego de veinticinco años de servicio en la Armada norteamericana, fue transferido a la Argentina. Fue desplegado en 1978 junto a otras unidades submarinas en los preliminares del conflicto con Chile, operando en el Pacifico. Protagonista absoluto de la recuperación de las Islas Malvinas desembarcando una patrulla de trece hombres de la Agrupación Buzos Tácticos en las primeras horas del 2 de abril.

El Submarino A.R.A. "Santa Fe" (S-21), fue merecedor de la condecoración "Operaciones de Combate" y otorgó a la historia de la Fuerza de Submarinos de la Armada Argentina su “Bautismo de Fuego”.

Campaña de Guerra del Submarino A.R.A. “San Luis” - “David contra Goliat”


El regreso a Mar del Plata del “Santa Fe”, el 7 de abril, con su primera misión cumplida, motivó aún más a la Base Naval para lograr el alistamiento del Submarino A.R.A. ”San Luis” (S-32), para una patrulla de guerra que no olvidarían argentinos e ingleses.

El “San Luis”, de acuerdo a los planes de mantenimiento previsto para estas naves, esperaba su turno para entrada a dique seco para distintos trabajos programados, fundamentalmente la limpieza de las incrustaciones de su casco y conductos de refrigeración.
Esta tarea como así también y la revisación de sus equipos y sistemas fue cumplido por los buzos, técnicos y tripulantes de la Base. A través de su escotilla se internaban; víveres, repuestos que completaron los embarques de gas-oíl y de torpedos para ponerlo en alistamiento de combate.

A las 18 horas, del domingo 11 de abril, treinta y cuatro hombres formaron junto a su Comandante Capitán de Fragata Fernando María Azcueta para escuchar la orden de zarpada en medio de la llovizna. La misión del San Luis fue la de desgastar a la Fuerza Naval inglesa en proximidades de Malvinas.

Días más tarde, se ordenó al submarino navegar a un área de espera al este del Golfo de San Jorge, donde permaneció por diez días. En esa espera, por problemas técnicos, quedó limitada la capacidad de la computadora control de armas, siendo imposible su reparación a bordo pese a los esfuerzos de la tripulación.

El 29 de abril, tras la caída de las negociaciones diplomáticas, el San Luis fue autorizado a emplear todo su potencial bélico en su área de patrulla al nordeste de la Isla Soledad. Las Fuerzas Británicas, alertas por la posible presencia de submarinos argentinos desplegaron toda su capacidad y prestigio en guerra antisubmarina, en una búsqueda estresante como costosa, sin obtener el resultado esperado.

El San Luis, ante la detección de tres buques enemigos se preparó para efectuar un ataque, a pesar de sus limitaciones. El primer lanzamiento culminó con la desazón de su tripulación al perder control sobre el torpedo por corte de su cable de guiado.

Delatada su presencia, el San Luis evadió con éxito un feroz ataque que se prolongó por más de 20 horas, tras una arriesgada maniobra para asentarse en el fondo marino.

El 8 de mayo detectó un contacto por sonar que se clasifica como posible “submarino en inmersión”, y en las mismas condiciones técnicas de su sistema de control tiro, se lanzó un torpedo antisubmarino MK 37, escuchándose una explosión al finalizar la corrida. Nunca se obtuvieron datos suficientes como para confirmar los resultados de ese lanzamiento.

En la noche del 10 de mayo, luego de haber sido hundido el transporte argentino “Islas de los Estados”, la Fragata HMS “Alacrity” sale a toda velocidad del estrecho de San Carlos, buscando el apoyo de otras unidades en aguas abiertas. El San Luis que se encontraba al acecho en la boca del estrecho, tuvo en su sonar a los blancos. Luego de ajustar los datos para el ataque, lanzó dos torpedos en la madrugada del día 11. Uno de los torpedos no salió del tubo lanzatorpedos y el otro presento la misma falla técnica de corte de cable que el anterior.

Ante la situación técnica y táctica, horas más tarde el Comandante rompe su silencio de radio para informar la situación general de submarino.

Dos días después el San Luis recibió la orden de regresar al continente entrando para su revisión en la Base Naval Puerto Belgrano. Todo el esfuerzo puesto para recuperar la operatividad de su sistema de armas no culminó a tiempo, el 14 de junio finalizó el conflicto.

El empeño de sus acciones le mereció la condecoración “Honor al Valor en Combate”. El San Luis y su gemelo el Salta, modernas unidades de diseño alemán, fueron incorporadas a la Armada Argentina en 1974. Las capacidades técnicas y el adiestramiento de las tripulaciones de ambas naves fueron probadas en 1975, cuando cumplieron una campaña histórica de 50 días en inmersión ininterrumpida.

En 1997, el Submarino A.R.A. “San Luis”, fue desafectado del servicio en la Armada. El Salta, no participó en las acciones de guerra por encontrarse en ese momento en reparaciones y pruebas, en la actualidad está en servicio.

Fuente: https://podernavalargentino.blogspot.com

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