El 2 de abril de 1982, la Argentina recuperó el
pleno ejercicio de su soberanía sobre los territorios y mares que desde 1833
Gran Bretaña usurpaba.
En las Islas Malvinas, San Pedro, Georgias del Sur,
Santiago, Sándwich del Sur, otras y mares australes cesó así la ocupación
colonialista británica.
Hasta ese 2 de abril Gran Bretaña había ignorado
nuestros derechos soberanos y las resoluciones internacionales que la obligaban
a resolver su dominio colonialista sobre estas tierras y mares argentinos.
Inmediatamente de producida la reconquista
argentina, el colonialismo británico, asistido por los EEUU y con la
complacencia de las otras potencias mundiales, por caso el bloqueo económico de
la CEE, puso en marcha su maquinaria bélica, imponiéndole a la Nación Argentina
una guerra de agresión y de conquista.
Del 2 de abril al 14 de junio, soldados,
suboficiales, oficiales y civiles argentinos enfrentaron valientemente la
agresión británica.
En muy difíciles condiciones, por enfrentar un país
empobrecido y saqueado como la Argentina a la tercera potencia militar del
mundo asistida por una de las dos superpotencias de entonces los EEUU, nuestros
hombres en tierra, aire y mar libraron duras y heroicos combates en los que
ofrendaron la vida 649 héroes.
Producida la recuperación, el pueblo argentino se
movilizó multitudinariamente en apoyo a la Guerra Nacional de Malvinas y ganó
la solidaridad de los pueblos de Latinoamérica y el Tercer Mundo, porque
comprendió que era una guerra justa, como son justas las guerras de cualquier
país oprimido como el nuestro contra un país opresor, independientemente de
quien la inicie y del carácter del gobierno del país oprimido.
Los argentinos nos vimos en una situación semejante
a la de 1806 y 1807 con las invasiones inglesas.
Independientemente del carácter tiránico del
gobierno del virreinato colonial español, el pueblo tuvo claro en ese momento
cuál era su enemigo principal, y enfrentó a Inglaterra. Lo mismo ocurrió en
1982.
El 14 de junio las fuerzas argentinas fueron
derrotadas militarmente en una batalla, pero la Nación Argentina no se rindió
ni aceptó el cese del fuego como eran las pretensiones británicas.
Al retornar al continente, los combatientes
argentinos fueron dispersados, silenciados y humillados: era el inicio del
proceso de desmalvinización cuyo cometido principal era borrar de la memoria
del pueblo la osadía argentina de atreverse a recuperar lo que le pertenecía.
Sobre todos nuestros combatientes se abatió una
campaña de desprestigio y la Argentina fue víctima del “castigo infinito” por
haber enfrentado a los poderosos del mundo. El “Proceso”, en su último turno,
inició el camino de la desmalvinización.
Con los “Acuerdos de Madrid” de octubre de 1989, paraguas
británico de soberanía, y de febrero de 1990, control de policía de parte del
Reino Unido sobre las fuerzas de defensa argentinas, y la “Ley de garantía a
las inversiones británicas N° 24184”, conocida como “Tratado de Londres”, del 4
de noviembre de 1992, se concretó en los hechos, la rendición incondicional
ante la potencia ocupante.
Otros acuerdos posteriores con Gran Bretaña
consolidarían la rendición y la entrega nacional. Hasta la fecha esa situación
no sólo no ha variado, sino que se ha profundizado gravemente, hasta
comprometer de manera total y definitiva nuestra soberanía sobre los
archipiélagos ocupados, el Atlántico sudoccidental, el Sector Antártico
Argentino y los territorios continentales de la Patagonia argentina.
Gran Bretaña ostenta soberbia su dominio colonial
en tierras y mares argentinos. Las Naciones Unidas caracterizan el dominio
colonial como un crimen contra la Humanidad. De eso se trata y no de otra cosa,
la ocupación militar colonialista de nuestros territorios insulares.
La causa de Malvinas, el reconocimiento a todos sus
combatientes y muy especialmente a quienes dieron su vida, es parte del largo
camino del pueblo y la Nación Argentina por su verdadera independencia de todo
dominio extranjero. Se inscribe el ideario de nuestro prócer General Manuel
Belgrano que expresó luego de producida la primera invasión inglesa de 1806,
cuando afirmó “Ni amo nuevo, ni amo viejo ¡ningún amo! Y del acta de la
independencia nacional del 9 de julio de 1816 donde se sostuvo que nuestro país
aspiraba a ser una nación “libre de toda dominación extranjera”.
Por todo esto, manifestamos:
1. Los plenos derechos soberanos de la República
Argentina sobre los archipiélagos de Islas Malvinas, San Pedro, Georgias del
Sur, Santiago, Sándwich del Sur, y otras, por sus indeclinables e indelegables
títulos históricos-jurídicos-geográficos.
2. La plena conciencia que esta Causa y las
acciones de todo tipo en pos de su sostenimiento y defensa, revisten un
carácter Nacional, Latinoamericano y Antiimperialista.
3. Establecer claramente que el recordatorio del 2
de abril es el aniversario de la recuperación del ejercicio pleno de la
soberanía en una porción del territorio nacional, de la cual el Pueblo fue el
actor principal e imprescindible, con los hijos, hermanos, padres, esposos que
brindó, y sin cuya participación y aceptación no hubiera sido posible
realizarla.
4. Fijar con énfasis la necesidad que los cinco
siglos que abarca el espectro de antecedentes de la Causa y su tratamiento
actual y futuro, sean ampliamente difundidos al Pueblo, por cuanto como
consecuencia del perverso proceso de “desmalvinización”, iniciado en el propio
Proceso y continuado por los gobiernos gerenciales posteriores, el Pueblo
carece de veraces canales oficiales de concientización.
5. Denunciar públicamente los acuerdos de Madrid de
octubre de 1989 y de febrero de 1990, “Acuerdos” que sólo sirven para cubrir y
prolongar de manera indefinida la ocupación colonial inglesa, y que por sus
características han adquirido el rango de Tratados, y son gravemente lesivos a
la Soberanía Argentina.
6. Aplicar el mismo criterio para con la Ley N° 24184,
Tratado de Londres, del 4 de noviembre 1992, de Aprobación del Convenio para la
Promoción y Protección de Inversiones con Gran Bretaña.
7. Señalar la gravedad de los Acuerdos
Malcorra-Duncan y Foradori-Duncan para la soberanía nacional. Reclamamos su
inmediata anulación.
En estos Acuerdos, Entendimientos y otros firmados
por la actual administración, se lesionan gravemente nuestros derechos
soberanos en los territorios ocupados, mares adyacentes y Sector Antártico
Argentino. Asimismo, comprometen los ricos recursos naturales
hidrocarburíferos, de pesca y minerales que son propiedad exclusiva del pueblo
argentino.
Señalamos las graves implicancias de las
afirmaciones de la Cancillería argentina, cuando caracteriza a la población de
Malvinas como “pueblo”, en fragante contradicción con las Resoluciones de las
Naciones Unidas N° 1514 y N° 2060 y otras, sobre los derechos de
autodeterminación y de independencia que asisten a los pueblos.
Los actuales habitantes de las Islas no constituyen
una población autóctona, sino que fue introducida por el colonialismo británico
como instrumento de su dominio, y, por lo tanto, como señalan las resoluciones
internacionales, no pueden invocar derechos de autonomía o autodeterminación.
Son meros custodios de las usurpaciones perpetradas que Gran Bretaña utiliza
como ariete en los foros internacionales, con un pretendido respeto de “sus
deseos”.
No obstante ello, nuestro país ha manifestado
internacionalmente su disposición a respetar “sus intereses”.
La política de promoción de viajes regulares a
Malvinas desde países vecinos, con “escalas” en Argentina continental, viajes
que se vienen realizando desde décadas atrás, ha sido profundizada por el
actual turno de gobierno.
Reafirmamos que Malvinas, Antártida, Atlántico
Sudoccidental y la porción sur del continente suramericano, en especial nuestra
Patagonia, son en su conjunto un enclave estratégico. Desde Malvinas y desde
Georgias, otra base militar británica, se proyecta el control inglés sobre la
Antártida, el Atlántico sur y su comunicación con el Pacífico y la Patagonia
argentina.
El estado de indefensión y vaciamiento de estos
vastos territorios argentinos al sur del continente, son una necesidad
estratégica del colonialismo inglés. De este modo, el Reino Unido de Gran
Bretaña refuerza su condición de potencia atlántica, en alianza con los EEUU,
en la disputa mundial con China y Rusia.
Resulta prudente repetir lo establecido por la
Constitución Nacional en su cláusula transitoria: "La Nación Argentina
ratifica su legítima e imprescriptible soberanía sobre las Islas Malvinas,
Georgias del Sur y Sándwich del Sur y los espacios marítimos e insulares
correspondientes, por ser parte integrante del territorio nacional.
La recuperación de dichos territorios y el
ejercicio pleno de la soberanía, respetando el modo de vida de sus habitantes y
conforme a los principios del Derecho Internacional, constituyen un objetivo
permanente e irrenunciable del pueblo argentino."
8. Reclamar con toda firmeza el tratamiento de
Malvinas en el nivel de la Asamblea General de las Naciones Unidas, del que fue
abandonado en 1989. Que la OEA reclame ante las Naciones Unidas el cumplimiento
por parte de Gran Bretaña de las resoluciones que respaldan nuestros derechos
de soberanía sobre tierras y mares australes.
9. Plantear al Pueblo la realidad que significa la
presencia de un virtual estado limítrofe a nuestras aguas continentales, cuya
capital, Londres, se halla a través del mar en otro continente, a miles de
kilómetro de distancia. Alertar sobre los peligros estratégicos que significa
tal situación.
En los territorios usurpados, el Reino Unido ha
establecido bases militares en Malvinas y en San Pedro, Georgias.
En Malvinas, la más importante base militar en
Suramérica, en Monte Agradable con 1500 soldados, aviones ultramodernos y desde
donde operan naves militares de superficie, así como submarinos equipados con
armamento nuclear.
10. Señalar el perjuicio económico actual y futuro
que ella ha significado y significa, en tanto se mantenga el estado de
quebrantamiento territorial de nuestro país por la ocupación extranjera de esos
archipiélagos y espacios adyacentes.
11. Reiterar la falta de hipótesis de conflicto,
concepción geopolítica y estratégica de defensa del interés nacional
evidenciada por las diversas conducciones políticas. Reclamar por la
destrucción del sistema de defensa nacional que deja a nuestra Nación
indefensa, indemne ante la voracidad de las distintas potencias imperialista y
colonialistas, especialmente el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del
Norte, que buscan apropiarse de los recursos naturales de las naciones y
pueblos del mundo y hacerse de posiciones estratégicas claves para la disputa
por el dominio mundial.
La trágica pérdida del submarino ARA San Juan, sobre
el que la Justicia debe expedirse, pone en indudable evidencia el abandono de
los instrumentos de la defensa nacional con la consecuente pérdida de vidas del
personal calificado, como ha sido el caso del mencionado buque.
12. Sea este sencillo acto un sentido y verdadero
homenaje a los 649 Héroes de la Patria caídos en combate en 1982, y de aquellos
que han sufrido secuelas físicas y psíquicas, sin distinción de funciones, en
un solo símbolo, pues está nutrido por sangre del Pueblo: Conscriptos,
Suboficiales, Oficiales, Fuerzas de Fronteras y Civiles voluntarios.
(*) 2 DE ABRIL DE 2019 C.A.B.A: Texto Documento del
FPYP leído durante el acto conmemorativo del 37° Aniversario de la Reconquista
de las Islas Malvinas Argentinas, leído en el Cenotafio a los 649 Compatriotas
Caídos durante la Reconquista y Defensa de nuestras Islas Malvinas en el año
1982.
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