El antecedente de la separación del archipiélago de
Chagos de Mauricio por parte del Reino Unido en 1965.
Por Marcelo Kohen
El reciente 25 de febrero la Corte Internacional de
Justicia emitió una opinión consultiva sobre las consecuencias jurídicas de la
separación del archipiélago de Chagos de Mauricio por parte del Reino Unido en
1965. Este caso ofrece algunas similitudes con Malvinas. Mauricio buscó y
obtuvo un pedido de la Asamblea General de las Naciones Unidas para que la
Corte de La Haya examine si el proceso de descolonización había sido completado
legalmente o no cuando el Reino Unido separó el archipiélago de Chagos del
resto del territorio. El gobierno británico fracasó primero en su intento de
impedir que la Asamblea solicite la opinión. Fracasó luego ante la Corte, donde
planteó que los jueces no debían responder a las preguntas de la Asamblea
General y que, si lo hacían, debían considerar que la descolonización de
Mauricio fue lícita. La Corte rechazó ambas posturas.
La Argentina participó en el procedimiento y
argumentó tanto la necesidad de responder al pedido de la Asamblea General como
que la descolonización de Mauricio no fue completa por haber violado la
potencia colonial la integridad territorial de Mauricio y el derecho de su
pueblo a la libre determinación. La Corte decidió por 13 contra 1 que el Reino
Unido tiene la obligación de poner fin a su administración de Chagos para
permitir la descolonización completa de Mauricio.
Los fundamentos desarrollados por la Corte son
favorables a la posición argentina sobre la descolonización de Malvinas. Los
jueces de La Haya consideran que es la Asamblea General de las Naciones Unidas
quien decide las modalidades de descolonización de los territorios y no la
potencia colonial y que es la Asamblea y su Comité de Descolonización quienes
monitorean este proceso.
En 1965, la Asamblea había resuelto que la
separación de ciertas islas del territorio de Mauricio era contraria a la
Resolución 1514, que consagra la obligación de descolonizar en general, y en
particular a su párrafo 6, que protege la integridad territorial. Un día antes,
la Asamblea también había adoptado la Resolución 2065, la primera sobre
Malvinas, que invitaba a las partes a negociar para poner fin a la disputa de
soberanía y a tener en cuenta los intereses de su población, como modo de poner
fin a esta “particular y especial” situación colonial.
Contrariamente a lo que el Reino Unido invocaba, la
Corte consideró que la libre determinación ya era un derecho en 1960. Es decir
que cuando la Asamblea aprobó la Resolución 2065 sobre Malvinas y no incluyó el
derecho de libre determinación de los pueblos para referirse a los intereses de
los habitantes, lo hizo a sabiendas de su no aplicabilidad.
La Corte reafirmó el rol crucial del principio de
libre determinación en el proceso de descolonización, pero recordó que la
Asamblea General en ciertas ocasiones no consideró aplicable este principio a
ciertas poblaciones porque éstas no constituían un “pueblo”. Se trata del
sentido jurídico del término. El pueblo de Mauricio no pudo ejercer completamente
su libre determinación porque fue privado de parte de su territorio. En el caso
Malvinas, es el pueblo argentino quien no puede ejercer su libre determinación
sobre parte de su territorio.
El análisis de la Corte al considerar que el
territorio de Mauricio a descolonizar comprendía sus “dependencias” también
demuestra que la cuestión Malvinas, como la trata las Naciones Unidas, incluye
las Georgias del Sur y las Sandwich del Sur.
La Corte subrayó que es la Asamblea General quien
controla la expresión de la voluntad de un pueblo de un territorio no autónomo,
lo que incluye la formulación de las preguntas sometidas a la voluntad popular.
El referéndum británico de 2013 no fue ni organizado ni controlado por las
Naciones Unidas. Pasó desapercibido en Nueva York.
Mauricio dio al mundo el ejemplo de un pequeño
Estado que usa todas las vías disponibles para poner fin a la dominación
colonial de parte de su territorio. Es hora que los políticos argentinos no
solo declamen su apego a la causa Malvinas, sino que sigan este ejemplo y
tengan el coraje de hacer algo en concreto para avanzar hacia su solución.
Fuente: https://www.clarin.com
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